viernes, 20 de febrero de 2009

La confesión del cabo Valdéz

En 1977 el cabo Valdés protagonizó uno de los casos más sonados y extraños de la historia de la ufología. Hoy, tras abandonar el Ejército chileno y unirse a la iglesia evangélica, Valdés cuenta una versión que ha ocultado durante tres décadas.

"NO FUI ABDUCIDO"
El Cabo Valdéz confiesa 30 años después...

Fuente: revista española MAS ALLA


La madrugada del 25 de abril de 1977 el cabo segundo del Ejército de Chile Armando Valdré Garrido y un grupo de soldados del regimiento I lua-machuco cumplían servicio en unas caballerizas ubicadas en Pampa Lluscuma, un sector de la precordillera andina situado a cinco kilómetros de Putre, en la XV Región de Chile. Siete soldados y Valdés luchaban contra el sueño a cinco grados bajo cero. Bebían café alrededor de una fogata y se entretenían intentando adivinar el titulo de las canciones que Valdés cantaba. Junto a él estaban Julio Rojas, Germán Riquelme, Iván Robles, Humberto Rojas y Raúl Salinas v; a unos diez metros, Juan Reyes y Pedro Rosales, que montaban guardia frente al acceso a las caballeri zas. La noche era negra, sin luna. Pasada la medianoche Rosales observó una extraña luz en el cielo que se dirigía hacia ellos. Valdés pensó que se trataba de un meteorito. Sin embargo, después divisaron un segundo objeto ovoide y violáceo a unos 500 m. A pesar del silencio reinante, los caballos -más de 300- se desbocaron y el pánico se apoderó de los soldados.

"¡Vete! ¡En nombre de Dios te b ordeno!", gritó Valdés. Como la luz no se iba, mandó apagar la fogata. Media hora después, el cabo Valdés hizo algo totalmente inesperado: se alejó del grupo y desapareció durante 15 minutos. Los soldados ya no solo estaban aterrorizados por la aparición de la luz, sino también por la ausencia de su jefe. Esperaron unos minutos a que regresara y, como no lo hacía, decidieron ir a buscarle. Justo en ese momento el cabo apareció y se desplomó. Por unos instantes los soldados pensaron que forcejeaba contra fuerzas invisibles. Entonces Valdés pronunció una misteriosa frase que ha dado la vuelta al mundo: "Nunca sabrán quiénes somos ni de dónde venimos, pero pronto volveremos". A continuación se quedó dormido.

Después del extraordinario encuentro, hacia las 6.00 am Valdés fue a buscar ayuda. En Putre recogió a Pedro Araneda, profesor de artesanía, y al cabo Antonio Flores, su compañero y amigo. Araneda, aficionado a la ufología, grabó aquella misma tarde una entrevista colectiva -la única que se conoce hasta la fecha- en la que participaron todos los implicados. Durante tres horas se escuchan voces atropelladas describiendo lo que vieron. Además, en el transcurso de la conversación se percataron de dos hechos extraordinarios: a Valdés le había crecido una barba de varios días y el calendario de su reloj marcaba el 30 de abril, es decir, estaba cinco días adelantado.


TREINTA AÑOS DESPUÉS

Lo que ocurrió durante esos 15 minutos ha sido un enigma durante 30 años. Ahora el ex militar ha decidido contar la verdad. Sus revelaciones, ya lo anticipamos, no dejarán indiferente a nadie. Algunos, incluso, se sentirán defraudados al escuchar esta nueva versión de Valdés, pero estamos ante una

confesión histórica. Después de un largo silencio, el protagonista principal de uno de los casos más sonados de la ufología mundial habla en exclusiva para CHILEWAREZ.ORG... es decir... para la revista MAS ALLA 

-» Nos bajamos del autobús en Temuco, situado 670 kilómetros al sur de Santiago (Chile). Son las 9.00 am y la Iglesia evangélica Centro Bíblico Los Tapiales todavía está cerrada. Pasado un rato comienza por fin la ceremonia. Valdés aparece vestido con un traje impecable, sube al escenario, canta estrofas de la Biblia y lee algunos versículos. Al terminar la ceremonia no nos invita a su casa. "Mi familia no desea verse involucrada en esta historia", nos explica. Tampoco nos lleva a probar el ceviche a Plaza Perú, el restaurante que regenta, sino a un local en el centro de Temuco. Valdés nos ha prometido que hoy revelará algo que jamás ha contado, ni siquiera cuando se acogió al retiro voluntario del Ejército el 8 de junio de 1999 o cuando, cuatro días después de abandonarlo, fue entrevistado en el programa De pe apa, que emitía la Televisión Nacional de Chile. Y eso que le habían pagado 20.000 dólares por su intervención. El ex militar dice que explicará todo en su libro A la sombra de la verdad, una obra que comenzó a escribir en 1984. Sin embargo, ha accedido a anticipamos algo que -afirma- dejará boquiabiertos a todos. Para la elaboración de este libro ha conversado con decenas de periodistas. En 2002 Valdés contactó con el periodista chileno Patricio Abusleme y ambos viajaron a Pampa Lluscuma para revivir su experiencia. También ha recibido la ayuda de una escritora de la Iglesia evangélica que prefiere permanecer en el anonimato.


MIEDO EN LAS CABALLERIZAS

Todavía hoy Valdés revive el pánico que sintió al ver el segundo objeto. "¡En el nombre de Dios identifiqúense!", gritó. Educado en la fe católica, quiso afrontar esa insólita situación con el poder de Dios, pero las plegarias no surtieron efecto alguno. "Si hubieran sido buenos -explica Valdés- no nos habríamos asustado tanto. ??? aquelb era inteligente. Los caballos se escondieron unos detrás de otros con las orejas levantadas y derribaron un muro de piedra. Aquel objeto los asustó."

El 16 de mayo de 1977 la historia saltó a los medios de comunicación. La estrella de Arica publicó un artículo escrito por Pedro Araneda, pero el Gobierno militar suprimió detalles que, supuestamente, podrían afectar a la seguridad nacional. "El Ejército retrasó la difusión de la noticia, exigió disfrazar de patríala militar una simple guardia en unas caballerizas y ordenó cambiar los caballos por ovejas", explica Abusleme a MÁS ALLÁ.

Los soldados solo llevaban un año en Putre. Valdés dos. "No debería haber estado esa noche ahí Los soldados tenían su propio mando, pero un día antes fui sancionado por llegar tarde a una reunión", explica Valdés. Fue castigado a hacerse cargo de los animales.

Los hombres de Valdés solo pensaron en ovnis por la mañana, cuando Araneda les hizo las primeras preguntas, les mostró imágenes de "platillos volantes" y relacionó la barba prematura y el calendario adelantado del reloj de Valdés con una distorsión espaciotemporal.


LA AMNESIA SE DISIPA

Según se publicó en la primera información sobre el caso, cuando Valdés supo que se enfrentaba a algo extraordinario ordenó adoptar posición de combate, pero lo cierto es que los soldados no iban armados. "Solo les quedaba rezar", dice Antonio Flores. Y justo en ese momento de gran tensión Valdés sintió una necesidad. Por eso abandonó el grupo. -Ese es el gran secreto que revelaré en mi libro, lo que pasó durante esos 15 minutos. Valdés da rodeos, dilata el desenlace, nos mantiene en vilo.


-Rosales y Salinas dicen que me vieron caer al suelo.

-¿Y no fue así?

-No, no estuve perdido, aunque ellos no pudieran verme. Por eso fueron a buscarme, pero yo sí podía observarlos a ellos. Mi desaparición les causó más pánico aún.

-¿Y dónde estaba usted?

-Ese es el problema... Valdés se resiste a hablar.

-Siempre estuvieron en mi campo de visión y yo observándoles... Cuando uno de los soldados animó a sus compañeros a ir a buscarme, pensé que se iba a armar una hecatombe. Entonces aparecí de un salto. Por eso mis compañeros creyeron que había caído de algún sitio. Durante esos 15 minutos Valdés había estado observando a sus compañeros y el extraño objeto a través de unos agujeros que había junto a un muro de piedra, desde el que después saltó.

-¿Entonces todo fue una broma?

-Quiero pensar que así fue, pero ni yo mismo entiendo mi reacción posterior. En lugar de tranquilizar a los soldados, que estaban aterrados por las luces, Valdés los asustó aún más. La escena debió de ser cruel, cínica. Valdés no lo niega. Afirma que hoy no habría actuado igual. -Hoy habría sido diferente. Son mucho más maduros. Es más, uno de los soldados ha llegado a sospechar que me aparté del grupo para ir a orinar, pero lo cierto es que cuando me presenté ante ellos temblaba de pies a cabeza y todavía hoy sigo sin entender por qué.

-¿Pero fue a orinar?

-Sí.

Ese monosílabo liquidaba 30 años de misterio. Si es

ahora cuando Valdés dice la verdad, la abducción

más increíble de las tres últimas décadas se reduce

a un caso de incontinencia urinaria.

-¿Y qué hay de la famosa frase "Nunca sabrán quiénes somos ni de dónde venimos, pero pronto volveremos"?

-Jamás pensé que al decir eso... A veces pienso que alguien me indujo a pronunciarla. No hay otra explicación: todos estos años he sido manejado por una entidad que me obligaba a mentir. ¡No entiendo por qué lo hice! Podría decir que fue para asustarles, pero ¡esa no fue mi intención!


FUERA DE CONTROL

Sin embargo, faltaban por aclarar algunas cosas más: la barba prematura y el calendario del reloj adelantado. En 1977 Valdés afirmó a Canal 13: "Mis jefes son testigos. Me afeité y el día de autos tenía barba de cinco días".

Ahora confiesa la verdad...

-No me había afeitado, pero no podía decirlo sin tener problemas. Era obligatorio afeitarse estando de servicio.

Lo declaró cuando aún desconocía que su historia iba a dar la vuelta al mundo. En cuanto al reloj, en 1977 Valdés afirmó que era digital. Ahora se desdice y asegura que era analógico. -Lo entregué en Comandancia para que lo analizaran y luego no lo reclamé.

El Ejército le ordenó que se tomara un descanso, pero cuando se publicó el artículo en La estrella de Arica se convirtió en una estrella.

-Si hubiera dependido de mí, no habría dicho nada. Valdés se jacta de recordar todo, pero sus recuerdos presentan lagunas. Está convencido de que los soldados y Araneda fueron a pedir ayuda a Putre, pero se sabe que fue él quien lo hizo. Por su parte, Flores cuenta que Valdés apareció en su casa a las 6.00 am. "Están como locos', me dijo. Y por el camino me explicó lo que él creía que Itabía sucedido. Me dijo que se había quedado dormido y que cuando le despertaron se había montado el caos", recuerda Flores.

Para Abusleme, los olvidos de Valdés delatan que su conmoción era real. De hecho, las luces lo eran. Las vieron todos los presentes. Entonces, ¿por qué hizo todo esto? A juicio del psicólogo Carlos Domínguez, podría tratarse de un caso de reacción histriónica (ver recuadro abajo). En cambio, Raúl Molina, el psiquiatra que le atendió en el hospital militar, no opina lo mismo. "No recuerdo que simulara", declara.

Valdés admite que su nueva versión es difícil de aceptar, pero está convencido de la existencia de fuerzas malignas capaces de confundir a los hombres.

-¿Y por qué no habló antes? ¿Por temor a ser castigado?

-Pensé que nadie iba a creerme, que resultaría ridículo contar que se había armado todo ese revuelo solo por unas luces. Habría dejado mal a la institución. Hoy lucho por no mentir.

Valdés afirma que se dejó llevar por la corriente como si su destino fuera inevitable. Si hubiera reconocido la verdad estando en el Ejército, su carrera

militar se habría acabado. Hoy comienza otra como escritor.


3 comentarios:

  1. El hecho de que el cabo Valdes negará el evento , no quiere decir que este no sucedió, porque no sólo estaba él, hubo muchos testigos que presenciaron lo mismo, además hay que mirara las primeras entrevistas de Vadles donde es obvio que el tipo no miente y que estaba aterrado.
    Debido a mis propias experiencias puedo dar fe, que este acontecimiento fue real y que sólo es uno d elos muchos que han sucedido en diferentes puntos del planeta y avmuchas personas más.

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  2. si dice que fue castigado por llegar tarde el día anterior... tendría que haber estado afeitado y no con barba de 5 dias... (para empezar)
    A mi juicio, el asunto de que 'el diablo' (algo malo) está en todos lados, le ha hecho un auto-lavado de cerebro. Negandose a si mismo lo que le ocurrió.

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  3. Exactamente, aparte sabemos que la postura de los evangelicos acerca del tema extraterreste, es que son trucos del demonio. Que triste que no sea valiente y diga la verdad, pero la presion social no es ningún chiste.

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