miércoles, 27 de mayo de 2009

Arqueología inexplicable

por Dantes_Dent

El misterio del origen del ser Humano es en si uno de los mayores enigmas que hay en la actualidad, durante centurias el creacionismo religioso ha dado su repuesta sobre el origen del hombre y más recientemente la ciencia oficial a traves de la "teoria de la evolucion de las especies" cuenta su versión del origen del hombre, ciencia y religion por años llevan peleandose cual tiene la razón, ahora, en las úlimas décadas "ha surgido" otra teoria que trata explicar el origen de la humanidad, se conoce como el "Intervensionismo", la cual dice que hubo alguna Inteligencia externa que jugo un "papel" muy importante en la creación y evolución de ser humano o más aún, quienes trajeron a los seres humanos a este planeta, estos seres ya se conocian en relatos antiguos de muchas culturas de la Tierra con el nombre de "Dioses."

No comenzaré sin antes hacer mencion a estos colosos enigmas que fueron las
 Piramides de Egipto

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¿¿Como se construyeron,como se movilizaron,apilaron y elevaron mas de 40 a 200 toneladas de rocas..??

Muchas son las teorias..como el uso de cuerdas,troncos y fuerza bruta..pero aun asi suena casi imposible..

Nuestro pais no esta excento a este tipo de enigmas..pues tambien tenemos los MOAIS de Isla de Pascua

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estas gigantes figuras se movilizaron y alinearon de manera sorprendente sin la menor tecnologia.

Comencemos entonces con estos enigmaticos descubrimientos arqueologicos:

Las bolas de Ottosdal o Esferas de Klerksdorp, también llamadas “las bolas maravillosas” y tienen un antiguedad de 2.800 millones de años...notese los surcos y lineas perfectas que rodean las bolas..

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Huellas
Hace 500 millones de años, en el cámbrico, había seres con zapatos, de acuerdo a la huella encontrada por William Meister en Antelope Springs, Utah. El C02 entonces era de 9000 ppm y ahora 381 ppm alguien contaminaba más que ahora. Oficialmente los primeros hombres calzados son de hace unos 12.000 años y la civilización empezó hace unos 4000-5000 años.

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Hace 3, 7 millones de años había huellas humanas no humanoides encontradas en Laetoli en Africa por Mary Leaky. Entonces había austrolopitecus, monos humanoides, que se suponen son oficialmente nuestros ancestros

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Hace unos dos millones de años existió un ser humano igual a los actuales que dejó un esqueleto en Castenodolo en Italia, lo cual prueba la verdad del nazi Hoerbiger de que había
 hombres en el Terciario (hace 65 millones de años, con los dinosaurios), cuando la ciencia oficial nos dice que empezamos en el Cuaternario (los australopitecus (hombres mono -homínidos) hace unos 1,6 millones de años)

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En cuevas del Tibet el arqueólogo Chi Pu Tei halló unos extraños esqueletos de pequeños hombrecillos con rarísimos y grandes cráneos que parecen como de
 monos o reptiloides o aliens, junto a discos con caracteres y dibujos extraños.Son de más de 12.000 años: ¿monos, reptiloides o extraños seres que enterraban a sus muertos?.Son conocidos como los discos con naves y aliens y cráneos de Dropa

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Plato de Lalldoff , Nepal de 4000 años de antiguedad con imágenes de aliens y ovnis

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Textos hindúes como el Ramayana o Mahabarata o tibetanos como el Tantyur y Kantyur, esculturas hindúes y egipcias de Abydos, describen naves volantes o vimanas, aviones o helicópteros en la prehistoria y explosiones atómicas. En Monjenjo Daro y Harappa, en Pakistán, se halló una avanzadísima civilización (pertenenciente a Lemuria) que desapareció repentinamente por catástrofe radioactiva, algo reconocido por el famoso científico atómico Robet Oppeheimer. En la India y Mohenjadaro se encontraron esqueletos con 5 veces más de radioactividad que lo normal (Gorbovski, 1966)También se encontró uranio milenario no natural en minas de Oklo en Gabón, África.

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¿Helicopteros y naves espaciales en la antiguedad?

Nave Espacial de Toprakkale, Turquía de 3000 años de Antiguedad

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En Costa Rica aparecen
 Esferas perfectas en mitad de la jungla de más de 3000 años o más que nadie sabe para qué servían. O´Reilly sostiene que eran representaciones astronómicas.

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En Colombia se hallaron
 pequeñas figuras de los chibchas precolombinos de aviones en miniatura, el Dr. Poyslee, del Instituto Aeronáutico de Nueva York, estableció que no eran pájaros o peces, como pensó previamente Ivan Sanderson, biólogo y oficial naval de la marina británica. Existe también una estatuilla panameña de los Coclés que parece un tanque. J.A. Ulrich, piloto y experto en misiles, declaró sin conocer que era un símbolo chibcha: :”es un aeroplano F-102″

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En Chihuahua, México, dieron en una cueva con un
 cráneo que no corresponde a patrones humanos y que no son malformaciones. Tienen más de 1000 años y en la zona hay leyendas de visitas del espacio exterior y embarazos de estos seres a las nativas. O en Perú se han encontrado cráneos apepinados que no parecen humanos

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Cráneo de Perú del Museo de Ica con 3000 años de antiguedad: ¿esto qué es?

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En Shivapur India hay una
 esfera misteriosa que se hace ligera y se eleva en el aire cuando es tocada por varias personas cantando mantras como Qamar Ali Dervish

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En Bagdad se encontraron
 pilas babilónicas de hace más de 2000 años

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En los grafitos de Lussac-les-chateaux en Francia descubiertos en 1937 de hace más de 15.000 años oficialmente ( son de hace más de 40.000 para Colín Rivas y yo) aparecen
 dinosaurios, hombres,mujeres y niños que visten como nosotros, con faldas, pantalones, calzado y sombreros,lentes jinetes en caballo (ver reprodución en copia de carbón abajo).¡Alucinante!

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Otro caso insólito es
 El Martillo de Texas del Museo de Somerwell, encontrado incrustado en una cueva de Londres (Texas) en 1934 . Se le ha datado de 140 millones de años o más y el hierro es de gran pureza, solo posible con tecnología moderna y el mango ha acusado un proceso de petrificación en la roca, lo cual muestra su remota antiguedad.En Kingodee, Escocia se halló otro igual en el siglo XIX de hace 460 millones de años.

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..Y MIL ENIGMAS MÁS DEL PASADO PETRIFICADO

... habría que añadir cientos de miles de enigmas más inexplicables en la prehistoria..asi como tambien las líneas o figuras para ver desde el aire o
 pistas de aterrizaje de Nazca y Sajama

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Menciono tambien las figuras mayas de
 astronautas de Palenque , de Kimberley en Australia, de Tassili en el Sahara (zona Atlante), Hoshin en Japón, Valle del Cauca en Colombia, Navai en Uzbekistán, figuras inexplicables grabadas en las piedras de Alice Spring en Australia, calaveras de cristal, la maquina computadora de Antiquitera del 87 a. de C.

..en si..Arqueologia Inexplicable..grandes misterios que ponen en duda la teoria de la evolucion de especies y el origen del hombre...


lunes, 25 de mayo de 2009

Einstein y la materialización

por Cenit

Einstein y la Materialización


"Los grandes espíritus siempre han encontrado oposición por parte de mentes mediocres". Albert Einstein



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A la aparición y desaparición de personas y cosas los investigadores llaman ‘materialización' y 'desmaterialización'.
La materializacion tambien se puede definir como la aparicion de espectros espirituales de forma material, tactible y visible.




Un caso ejemplar de materializacion es Jesús apareciendo y desapareciendo frente a una muchedumbre.

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Imagen IPB Utilizarndo la formula de Einstein.

Comenzamos con la fórmula de Einstein, E=mc2, la que muestra que la energía ‘E’ es igual a la masa ‘m’ multiplicada por el cuadrado de la velocidad de la luz ‘c’.



Una explicación científica de la materialización







Energia =>( Masa Multiplicado por VelocidadelaLuz ) Al cuadrado






Imagen IPB Postulan que esa fórmula explica como operan la materialización y la desmaterialización pues la materia se transforma en energía. 



Imagen IPB El vórtice es el torbellino real de los átomos.

El libro El Vórtice (The Vortex, en inglés) (1994) de David Ash y Peter Hewitt trae, entre otras cosas, una explicación científica de la materialización. 

Ash and Hewitt aducen que puesto que la materia y la luz participan del mismo movimiento, la velocidad real del torbellino del vórtice debe ser la velocidad de la luz. Consideran ellos que ése es el único sentido posible a concluir de la ecuación de Einstein y que debido a que el vórtice gira a la velocidad de la luz es que podemos leer esta página, ver a las demás personas, a los árboles, al cielo y todo lo demás con nuestros ojos físicos.





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Imagen IPB Ash y Hewitt preguntan: 



¿Por qué debe la velocidad del vórtice limitarse a la velocidad de la luz? Proponen que si la velocidad del vórtice excediera la velocidad de la luz, entonces una persona, o cosa, entraría en una nueva dimensión, la superenergía, un mundo nuevo.





Pero en esa nueva dimensión la persona, o cosa, sería tan sólida como tú y yo lo somos en nuestra dimensión. La única diferencia es que los vórtices girarían a velocidad mayor que en el plano terrestre.

El ojo humano en el plano terrestre no puede ver nada en la nueva dimensión (a menos que sea un verdadero y bien dotado clarividente) porque nuestros ojos pueden ver solamente objetos o personas cuyos vórtices giren a la velocidad de la luz. Se sigue que una persona o cosa en el estado superenergético podrá penetrar una pared de ladrillos en esta dimensión. Esto es porque los átomos de la pared de ladrillos están girando a menor velocidad, a la velocidad de la luz.


Imagen IPB LOS ESPIRITUS CON CAPACIDAD DE DISMINUIR Y AUMENTAR VIBRACIONES
Una posible explicación científica de la materialización es que los vórtices de los átomos de los espíritus giran más rápidamente que la velocidad de la luz y no pueden ser vistos con nuestros ojos físicos. Pero ciertas energías hacen que los vórtices de los átomos del cuerpo del espíritu disminuyan su velocidad a la velocidad de la luz. Cuando eso sucede el espíritu se hace visible a nuestros ojos físicos.

Por otra parte cuando el espíritu quiere desmaterializarse la velocidad de los vórtices de sus átomos aumenta, ya no puede ser visto con nuestros ojos físicos y desaparece en otra dimensión. Ash y Hewitt llaman a esta materialización de 'transustanciación' para reflejar el cambio en la sustancia pero no en la forma del vórtice. La transustanciación no cambiaría la estructura atómica ni molecular del cuerpo.

A través de la transustanciación una inteligencia, un cuerpo etérico, un espíritu en la vida póstuma, o un objeto, se pueden materializar o desmaterializar. Pero, Ash y Hewitt señalan apropiadamente que la desmaterialización no es disolución. Son la aceleración y la desaceleración de los vórtices de los átomos las que explican las apariciones históricas de la nada y la desaparición de una persona frente a nuestros ojos.

Ash y Hewitt dan muchos ejemplos de materializaciones y desmaterializaciones bien documentadas. La materialización es consistente con el argumento de que la vida continúa después de la muerte física. 


Buena teoria para tener el mente a la hora de creer en espiritus.

Fotografías post mortem


Con la aparición a mediados del XIX de los primeros daguerrotipos y, algo más tarde, de la fotografía se extendió la práctica de retratar a los muertos. Quien observa hoy esas imágenes experimenta un gran desasosiego, una aversión casi enfermiza. ¿Qué había detrás de aquella costumbre? ¿Qué supone nuestro actual rechazo?


Fotografía post mortem

De la fe al morbo


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En algunos museos, como el MOMA de Nueva York o el de Arte Moderno de San Francisco, y en los fondos de diferentes bibliotecas nacionales de Europa y América Latina existen numerosas colecciones fotográficas que recogen el Memento mori. Se trata de retratos, sobre todo infantiles, que muestran al difunto ataviado con sus mejores galas, con los brazos cruzados o en una actitud propia de la vida cotidiana (incluso con los ojos abiertos), simulando que sigue viviendo entre sus familiares. Son imágenes que, en primera instancia, despiertan por sí solas gran inquietud, un escalofrío, como si nos encontráramos frente a un espectro fantasmal. Sin embargo, las sensaciones que transmitían estas imágenes en la época en la que fueron captadas eran muy diferentes. El Memento mori (“Acuérdate de la muerte”, en latín) era considerado una síntesis nostálgica donde entraban en liza el espacio vital, la apariencia física del difunto, la iconografía funeraria y la esperanza en la existencia de un Más Allá. La muerte se contemplaba como una transición, como algo intrínseco a la propia existencia, y más en aquellos años, en los que la mortalidad infantil no hacía distingos entre credo y posición social. El trance de la muerte, en según qué circunstancias, podía significar incluso una bendición. En la mayoría de los casos la familia no disponía de nada que pudiera recordar el paso del difunto por esta vida, ninguna imagen aparte de la obtenida después de la muerte.




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Los finados parecen dormir tranquilamente.






Larga historia

La contemplación de la muerte se inscribe en los anales de la historia desde el Paleolítico. No obstante, la cultura egipcia es la que despliega todo su saber mágico, científico y artístico a la hora de representar al difunto. Así, las imágenes de los faraones se han perpetuado hasta nuestros días gracias a la momificación y al relieve de los sarcófagos, donde quedaba registrada su apariencia en vida. Durante el Medievo fue recurrente la representación abstracta de la muerte, simbolizada en osamentas que se agitaban con toda naturalidad en entornos pintorescos. Por su parte, los mayas trataron de inmortalizar a los muertos tallando máscaras de jade que reproducían el rostro. Durante el Renacimiento y el Barroco las representaciones mortuorias resultaban extraordinariamente seductoras, lo cual provocó que se prodigaran los retratos pictóricos de personajes de renombre en el lecho de muerte. El Renacimiento ahondó a través del retrato post mortem en el abandono de la representación humana como ideal, una concepción heredada del mundo griego, para sumergirse en la plasmación del individuo con todos sus defectos. El paradigma de esta nueva visión, ya entrado el Barroco, llegó de la mano de Rembrandt, cuyos retratos y autorretratos reflejan, de forma descarnada, las huellas indelebles del paso del tiempo y de la enfermedad en el rostro. También apareció en esta época el molde de escayola a partir de la cara del finado, que se seguiría realizando hasta bien entrado el siglo XIX. Gracias a estas “caretas”, a las que tampoco escapaban las más mínimas secuelas que acompañaban la muerte, conocemos hoy la apariencia exacta de algunos personajes históricos, como el músico Ludwig van Beethoven o el revolucionario Pancho Villa. 




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Ejemplos de fotografías en las que se ha abierto los ojos al difunto





Pero fue la llegada del daguerrotipo y, como corolario, de la fotografía lo que implicó la verdadera universalización del retrato post mortem en todas las esferas sociales. El daguerrotipo caló con fuerza en el siglo XIX entre la burguesía de la Europa industrial, que ya era aficionada a encargar obras pictóricas que plasmasen acontecimientos familiares como bautizos, bodas, reuniones navideñas o sepelios. El retrato post mortem, reservado hasta ese momento a las clases altas, experimentaría gracias a este revolucionario invento un salto cuantitativo y cualitativo. Cuantitativo porque su uso se extendió con inusitada rapidez por toda Europa, y de ahí a ultramar. Cualitativo porque la nueva técnica corregía a la carta la falta de fidelidad de la pintura y el exceso de fidelidad de la máscara. El milagro de la fotografía, sumado a las posibilidades de manipulación que ofrecían la luz y el maquillaje, permitía “rescatar” con lealtad al difunto y ocultar a la vez, en la medida de lo posible, los estigmas de la muerte. Hacia mediados del siglo XX la práctica de la fotografía post mortem desapareció del ámbito familiar y se convirtió en tabú, aunque no llegó a dejar de practicarse del todo. En esta involución tuvieron mucho que ver el aumento de la esperanza de vida y los avances médicos, pero mucho más aún el cambio de mentalidad que se produjo con respecto a la muerte, que ha conducido a su absoluta negación en la actualidad.




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Ejemplos de fotografías en las que se ha abierto los ojos al difunto





Sabías que

En el siglo XIX la creencia de que, por su inocencia, los bebés muertos se convertían en ángeles protectores convirtió las fotografías en las que aparecían en una especie de estampitas de santos.




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Fotografías: recipientes de almas

Diferentes culturas indígenas de Oriente y América creen que el hecho de ser captado fotográficamente puede acarrear la sustracción del alma. Posiblemente en la mentalidad popular europea del siglo XIX se daba un razonamiento parecido: la instantánea contenía el alma del fotografiado. Atesorar la fotografía del difunto, por tanto, podía interpretarse como una forma de engañar a la muerte, de hacer pervivir su alma entre sus familiares. De ahí que se pusiera tanto empeño en mostrar al fallecido en su propio medio simulando que aún estaba vivo.




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En el siglo XIX se extendió la fotografía post mortem como una forma de hacer pervivir al finado entre sus familiares.





“Se retratan cadáveres a domicilio a precios ajustados.” Así comenzaban algunos anuncios en los periódicos del siglo XIX, lo que pone de relieve la normalidad con que era asimilada esta costumbre entre la población de la época. En un principio, la fotografía post mortem se limitaba a retratos del difunto en actitud yacente, con los brazos en cruz y los ojos cerrados, símbolos inequívocos de la idea de eterno descanso. Sin embargo, con el paso del tiempo algunos profesionales de la imagen, como el reconocido fotógrafo francés André Adolphe Eugène Disdéri, experimentaron con nuevas tendencias artísticas, elevando la fotografía post mortem a la categoría de alegoría. Los iconos del Memento mori entraron en escena: la idea de la brevedad de la vida quedaba patente con la presencia de una rosa con el tallo cortado y vuelta del revés; convertidos en amuleto, algunos objetos apreciados en vida, como un reloj marcando la hora de la muerte o el juguete predilecto del difunto, lo custodiaban en su último lecho. Más tarde, el engaño a la muerte fue trascendiendo sus propios límites. La actitud del difunto se convirtió en la de un sujeto dormido. Arropado por su madre, el niño parecía disfrutar de un efímero arrullo, presto a despertar de la siesta en cualquier instante. Las familias velaban el descanso de la hermana o del padre, rutinariamente tendidos en una butaca, como si estuvieran agotados después del trabajo. Sin embargo, algo no cuadraba en la escena: los durmientes nunca sonreían abiertamente. Sus labios mostraban una mueca inquietante, imposible de vincular con la alegría o el enfado. Eran rostros que transmitían indolencia, que no aportaban signo alguno de emoción, inmersos en una especie de letargo irreal, acaso en un profundo sueño en fase REM. Así es como la técnica fotográfica afrontó la cuadratura del círculo: el engaño a la muerte a través de la imagen llevado al límite. 




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Los finados parecen dormir tranquilamente.





A causa del rigor mortis resultaba imposible manipular la expresión de los labios de los difuntos. Sin embargo, las familias demandaban la máxima naturalidad en la escena recreada. Esta demanda tenía sus raíces, indudablemente, en el asombro que había despertado entre la gente el fabuloso invento de la fotografía. En el imaginario del pueblo llano del XIX, la imagen era depositaria de una carga simbólica y mágica evidente. 




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Los finados parecen dormir tranquilamente.





Tal como ocurre en algunas culturas orientales hoy, se creía que la escena recreada contenía el alma de los difuntos, lo que la convertía en una reliquia insustituible. Por estas y otras razones se buscó dotar al difunto de la máxima expresividad abriéndole los ojos. Los fotógrafos especializados se ayudaban de una cucharilla de café para separar los párpados y, a continuación, colocaban las cuencas oculares en la posición adecuada. La escenografía se fue perfeccionando poco a poco. Con los zapatos relucientes y sentado frente a una mesa camilla, el alevín parece interrumpir la lectura antes de la instantánea. Sentado a la mesa entre sus familiares, un adolescente se muestra absorto sin levantar la vista del plato. Sobre una nube de encajes, una niña mira a la cámara sin rubor, con inusitada curiosidad y vitalismo, y solo la posición de sus manos delata que ocurre algo extraño. Con mejor o peor suerte, las imágenes del Memento mori consiguieron el efecto que se pretendía: tornar imprecisa en la imaginación del espectador la frontera entre la vida y la muerte. También resultan interesantes las actitudes de quienes flanquean al difunto. En la composición fotográfica post mortem, los parientes aportan verosimilitud sentimental a la escena. El engaño se consuma con la naturalidad que adoptan ante la cámara y la tranquilidad que inspira su mirada. Dentro de una atmósfera melancólica y nostálgica, unos dirigen la vista al difunto mientras otros posan abiertamente, como si trataran de restarle protagonismo. En este cruce de intenciones se adivina su resignación ante la realidad, la innegable aceptación de la muerte como un hecho cotidiano.


Joel Peter Witkin: Barroquismo provocador




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Aunque no practican la fotografía post mortem propiamente dicha, varios artistas modernos utilizan los cadáveres como motivo de sus obras. Entre ellos destaca por su profesionalidad, pero más aún por su afán provocador, Joel Peter Witkin, que utiliza restos humanos, cuando no cadáveres completos, procedentes de las morgues mexicanas. Con ellos recrea todo tipo de imágenes alegóricas, algunas de ellas descarnadas hasta límites insospechados. Son imágenes dominadas por un barroquismo extremo y tratadas en blanco y negro para conferirles aún mayor dramatismo. Su labor creativa consiste en manipular los restos humanos buscando en ellos la máxima expresividad. Una de sus imágenes más conocidas es una cabeza humana, seccionada por la mitad como una naranja, con los dos perfiles enfrentados en un beso romántico. Witkin no esconde nada. Muy al contrario, desafía al espectador mostrando lo más horrendo del cuerpo humano: órganos, tendones y músculos seccionados. Nada queda al margen de la cámara.




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Joel Peter Witkin utiliza restos procedentes de morgues mexicanas para crear imágenes alegóricas.





Elizabeth Heyer: Las imágenes de difuntos, hoy

La fotografía post mortem ha quedado relegada hoy a los archivos de algunos museos y a colecciones particulares. Sin embargo, la fotógrafa neoyorquina Elizabeth Heyert ha recuperado recientemente esta práctica en su obra The Travelers (Los viajeros). Heyert pasó un año en una funeraria del barrio de Harlem retratando a difuntos pertenecientes a la Iglesia baptista, que cree ciegamente en la existencia del paraíso. El resultado del proyecto no ha dejado a nadie impasible y ha trascendido fronteras. Según ha revelado la autora, que se declara atea, la confianza de esta comunidad en la vida más allá de la muerte es lo que le ha permitido conseguir el permiso necesario para retratar a un gran número de difuntos. Como parte de los rituales que acompañan al óbito, los baptistas engalanan a sus muertos con sus mejores ropas, preparándolos para el viaje que van a emprender. Entre los modelos que han pasado por la cámara de Heyert figuran señoras con vestido de noche, patriarcas trajeados o jóvenes que lucen la gorra y la camiseta de los Lakers. Aparte de la ropa, las fotografías carecen de cualquier otro elemento que distraiga la atención y están realizadas sobre un fondo negro, lo que hace que los cadáveres parezcan erguidos. “De esta forma –señala la autora– sentí que mis modelos recuperaban toda su faceta humana.” Al contrario de lo que sucede con las imágenes de difuntos tomadas en el siglo XIX, el efecto resulta impactante, casi humorístico. Incluso los labios parecen esbozar una sonrisa. A ello contribuye la excelente calidad del maquillaje funerario actual.




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Negación de lo inevitable

Aquella entereza mostrada ante la muerte tenía su explicación tanto en elementos culturales como coyunturales. Durante el siglo XIX el Romanticismo fue un digno heredero de la visión medieval de la muerte. Todo lo relacionado con la finitud de la vida y el duelo estaba rodeado por una aureola de sentimentalismo extremo. El suicidio romántico era considerado una noble aspiración en los ambientes artísticos y literarios, y la muerte en sí llegaba a ser tratada como un privilegio, como una decorosa huida ante los avatares y las desdichas de la vida y el corazón. Por otra parte, la muerte podía presentarse en forma de epidemia, esquilmando la población ante la incapacidad científica de la época para hacerle frente, mientras las familias veían impotentes cómo el 50% de sus hijos morían a corta edad. La relación con la muerte podía considerarse, en conclusión, de estrecha vecindad. Con este panorama, las fotografías de difuntos circulaban de mano en mano como tarjetas de visita, como estampas o recordatorios; incluso durante aquel tiempo eran comunes las exposiciones dedicadas al tema y la visita de los curiosos a las morgues y velatorios resultaba algo habitual.




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Sin embargo, tales prácticas no se entendían como algo truculento ni morboso, pues estas categorías estaban reservadas a definir otros aspectos de la vida. Para la recatada sociedad decimonónica, el concepto “obscenidad” se relacionaba exclusivamente con la pornografía, entendida esta como cualquier provocación del deseo a través de la exhibición de la carne. La estampa de un difunto era de dominio público; la de una cabaretera, un tesoro oculto en el fondo de un cajón. Con la sociedad del siglo XX cambiaron definitivamente las tornas. La atracción hacia la muerte fue desapareciendo a medida que el progreso científico y técnico dio respuesta a los males endémicos que aquejaban a la gente. Igualmente en parte como resultado de estos avances, la confianza ciega en la providencia divina cedió terreno. El cambio de mentalidad respecto a la muerte dio un giro de 180 grados, hasta convertirla en un hecho absolutamente aséptico: lo que antes tenía lugar en los domicilios quedó relegado al espacio hospitalario y de ahí al tanatorio. El cementerio se alejó de lo cotidiano, creando un mundo de los muertos apartado del de los vivos. La visita a ese otro mundo desembocó también en una escenografía propia que roza lo turístico durante la fiesta de Todos los Santos. 




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Todo pensado por y para los vivos con el fin de que ni siquiera durante esa jornada lleguemos a sentirnos realmente solos.La sociedad contemporánea malversa, en definitiva, el significado de morboso para aplicárselo a la muerte. Como colofón de esta corriente de pensamiento, la sola idea de la putrefacción de nuestro cuerpo parece inclinar la balanza hacia la incineración. Pero, aunque la sociedad contemporánea ahuyenta la muerte del ámbito familiar y cercano, sigue sintiendo un deleite casi enfermizo por observar la que nos es ajena. El espanto y el morbo han pasado a formar parte del espectáculo que nos regalan cada día los medios de comunicación. Por una parte, la exhibición de los difuntos queda reservada a los funerales de la realeza o de los personajes públicos. Por otra, la sociedad de consumo aprende rápido y surgen como por ensalmo más y más páginas web dedicadas a explotar la nueva tendencia. Los nuevos paparazzi post mortem no necesitan recrear la escena; se la encuentran en una curva o en una casa incendiada y nos la hacen llegar gracias a la cámara de su teléfono móvil. La fantasía que subyace detrás de todo esto consiste en que la finitud no nos puede alcanzar. Manteniendo a raya a la muerte, en los límites donde realidad y ficción no quedan claros, parece que nos encontramos a salvo. Sin embargo, al observar las fotografías de difuntos del XIX en el espectador contemporáneo surge un conflicto interno difícilmente asimilable: tratamos la muerte como noticia o como un fenómeno asociado a guerras, atentados y sucesos, frente a la visión del pasado, en la que convivía con la vida. La fotografía post mortem nos resulta obscena porque hoy vivimos la muerte a distancia.




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La atracción y lo abyecto

La aversión que nos inspiran los retratos de difuntos podría ser analizada siguiendo los razonamientos de algunos teóricos. La periodista y especialista en arte Marisol Romo Mellid ha tratado este tema con lucidez y ha llegado a algunas conclusiones dignas de mención. Por una parte, cita a la filósofa búlgara Julia Kristeva, que en su libro Poderes de la perversión (Ed. Siglo XXI) define la visión del cadáver como el colmo de la abyección. Sin embargo, Romo opina que en la escenificación que rodea la fotografía post mortem el cadáver parece liberarse de esa característica a través de una atmósfera misteriosa y melancólica. Al observar estas imágenes el espectador actual se ve envuelto en una pugna interior que consiste en apreciar la belleza de la muerte amenazada por la certeza de la próxima putrefacción. La connotación simbólica es lo que, a todas luces, puede decantar la balanza a favor o en contra de ver el cadáver como algo siniestro.




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Según palabras de Romo, “el cuerpo muerto debe asumir papeles de gran trascendencia, como el de ser un héroe, un objeto de culto o una imagen de propaganda”. A continuación, esta autora analiza el debate sobre la fealdad o la belleza de la muerte. Desde un punto de vista filosófico, subraya las reflexiones vertidas por el pensador alemán Karl Rosenkranz en su libro Estética de lo feo (Julio Ollero Editor), para quien la muerte no implica fealdad, sino que incluso puede embellecer los rasgos del difunto. Frente a la opinión de Kristeva, el cadáver no significa lo abyecto para este autor. Tras el rechazo que producen en nosotros las imágenes post mortem parece esconderse un vínculo entre las causas de la muerte y la muerte en sí misma, concluye Marisol Romo parafraseando a Rosenkranz. Lo que está claro –añadimos nosotros– es esa incómoda ambigüedad que preside la contemplación de la fotografía post mortem. Y es que, como decía el filósofo francés Jean Baudrillard, la repulsión tiene más que ver con el ojo que observa que con el objeto observado.




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Caza de brujas

Han sido investigadas, espiadas, perseguidas, temidas, odiadas, torturadas y asesinadas. Desde que aparecieron más claramente en los antiguos ritos celtas, las brujas» y todo lo que encierra su esteriotipada figura, pasaron de transformarse en sinónimo de terror y pacto con el diablo, a ponerse "casi de moda" en el siglo pasado, uno que vivió en carne propia el renacimiento del ocultismo, prácticas paranormales y que esperó el cambio de milenio con esperanzas New Age. Pero la historia de estos "macabros" seres, con arrrugas, berrugas, gatos negros y escobas voladoras está mucho más relacionado con persecuciones, falsas acusaciones y muertes injustificadas, que con calderos y posiciones mágicas.

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Los casos célebres
1275
Tuvo lugar en Francia la primera quema de brujas por mandato de la Inquisición de Toulouse. Después de un juicio eclesiástico, se encontró a Ángela de la Barthe culpable de haber comido a niños y de mantener relaciones sexuales con el demonio. 1384 La Inquisición de Milán condenó a dos pordioseras, quienes previamente fueron obligadas a confesar el haber participado en un aquelarre blanco en el cual el hada Madonna de Oriente las instruía en la forma de ayudar a la gente a practicar la brujería. 

1515 A principios del Siglo XVI se registró una histeria por la brujería que llevó a terribles ejecuciones en masa. Las autoridades eclesiásticas de Ginebra, Suiza, ordenaron la quema de 500 acusados de herejía.

1575-1580 
En la ciudad de Friul, al norte de Italia, se realizaron varios juicios a personas catalogadas como benandanti (médiums). De ellos se afirmaba, que mientras dormían, sus espíritus salían a combatir a las brujas. Sin embargo, se descubrió que efectuaban prácticas de culto a la fertilidad, las cuales habían sido prohibidas por la Iglesia Católica.

1591 
Este año fue el punto de partida de la cacería de brujas en Escocia. Todo comenzó tras e! casamiento del rey Jaime I y la princesa Ana de Dinamarca. Cuando ella se dirigía a la isla tuvo que hacer una escala forzosa en Noruega debido al mal tiempo, por lo que el soberano se embarcó a este país con el fin de alcanzarla y casarse en el castillo danés de Kronborg.
Después de su luna de miel, regresaron a Escocia y encontraron una tempestad en su camino, situación que el capitán de la embarcación aseguró era brujería. Posteriormente se obligó a seis mujeres a confesarse responsables del suceso. 

1590 
A finales del siglo XVI, en Inglaterra se ahorcaba públicamente a las hechiceras. Uno de los casos mas curiosos fue el de 'Las brujas de Warboys'. Todo empezó cuando Jane, la hija de diez años del regidor del pueblo, Robert Throckmorton, comenzó a sufrir convulsiones; Jane dijo que Atice Samuel, había lanzado una maldición. Throckmoiton acusó a la mujer de ser bruja y fue apoyado por la esposa del hombre mas adinerado de la ciudad, Lady Cromwell, quien cortó el cabello de Ahce y luego lo quemó -se creía que en el pelo residía el poder mágico. Poco después Cromwell comenzó a tener pesadillas y luego de unos días murió de un infarto. De inmediato se procedió a ejecutar a Alice y a su marido, quienes fueron exhibidos desnudos y después colgados en la plaza principal.

1634 
Uno de los casos más representativos de Francia fue el de las poseídas de Loudun'. Tuvo lugar en la ciudad del mismo nombre y se basó en la supuesta posesión de las monjas de la iglesia de Sainte Croix, en la diócesis de Poitiers, provocada por el padre Urbain Grandier para que tuvieran relaciones sexuales con él. Grandier fue acusado de brujería y posteriormente condenado a morir en la hoguera.

1644-1646
También en Inglaterra tuvo lugar la cacería de brujas emprendida por Matthew Hopkins, en los condados de Suffolk y Essex. Bajo las órdenes del clérigo puritano James Hopkins, Matthew atrapó y envió a la muerte a unas 200 brujas acusadas de actos sobrenaturales, a quienes previamente había hecho confesar mediante la prolongada privación del sueño -en esa época en Gran Bretaña estaba prohibida la tortura

1692 
En las 13 colonias inglesas de América (lo que hoy es Estados Unidos), tuvo lugar uno de los casos más famosos de cacería de hechiceras en la historia: 'Las brujas de Salem' (actual estado de Massachusetts). Un grupo de adolescentes que presumían tener poderes para identificar a personas que habían establecido pacto con el diablo, acusaron a más de 200 personas, 25 de las cuales fueron ahorcadas.

1751 
En Long Maratón, Inglaterra, una enfurecida muchedumbre asaltó un asilo y sacó a dos ancianos de 70 años,luego fueron arrastrados más de tres kilómetros y arrojados al agua porque se había difundido que tenían pactos con el diablo.


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Torturas en nombre de Dios
Este libro aseguraba que las mujeres se diferenciaban del resto de los humanos, porque eran más propensas al libertinaje y al desenfreno sexual; esto se traducía en que si el diablo era exclusivamente la representación de lo masculino, sólo las mujeres podían tener relación carnal con él, lo que condenó al género hasta nuestros días. A raíz de esto, los inquisidores crearon un sinnúmero de crueles y sádicas torturas, mediante ias cuales, según su parecer, era la única forma de obtener confesiones. Esto creó un verdadero pánico colectivo, ya que cualquiera podía no sólo ser una bruja; lo más trágico es que cualquier mujer podía ser señalada como una.
Los crímenes de los que eran acusadas iban desde quemar cosechas, hasta tentar sexualmente a vecinos de su comunidad, para caer en las garras de Satanás. Pero dentro de los más habituales se encontraban : Renegar de Dios y de toda religión. Maldecir a Dios y blasfemar. Rendir culto al diablo, adorarlo y ofrecerle sacrificios. Dedicar sus hijos a Satanás. Sacrificar sus hijos al diablo antes que bautizarlos.

Consagrar sus hijos al diablo desde el vientre materno. Intentar reclutar nuevos brujos. Jurar invocando el nombre de Satanás. Practicar incesto. Asesinar, especialmente a quienes no fueron bautizados. Comer carne humana. Asesinar por medio de venenos o sortilegios. Matar al ganado. Matar los frutos de la tierra. Copular con el demonio.
Frente a tales ofensas, los inquisidores sólo podían tener torturas acordes a la falta, con tal de hacerlas confesar.

Limpieza del Alma:
la creencia católica es que las almas de las brujas están corruptas. A las victimas se las limpiaba antes de castigarlas haciéndoles beber cosas calientes o hirvientes; como ser agua, hierros, carbones, e incluso jabón.

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Pera oral, anal o vaginal:
Boca abajo, el recto o la vagina de la acusada eran expandidos a fuerza por un tornillo, para ser mutilada, hasta llegar a los intestinos y, evidentemente, casi siempre, causarle la muerte.


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La horquilla:
Con cuatro puntas afiladísimas, que se clavaban bajo la barbilla y el esternón. Impedía cualquier movimiento de cabeza.


La sierra:
Ponían en posición invertida a la acusada, con la cabeza hacia abajo y las piernas abiertas -asegurando la oxigenación al cerebro y pérdida de poca sangre-, así la víctima no perdía el conocimiento hasta que la sierra llegaba a su ombligo.



La cigüeña: 
Inmovilizaba a la víctima, pero al poco rato la "bruja" sufría terribles calambres -abdominales y rectales-, mientras era golpeada con píes, manos y mutilada a placer del inquisidor.


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Cura de Agua: 
Se ponía a la acusada sobre una mesa de madera, con un trapo en la boca, el que era deslizado hasta la garganta. Luego, el verdugo procedía a echar agua de forma lenta, produciéndole 
a la "bruja" la sensación de ahogamiento. Una de las variaciones de esta tortura era alimentar a la victima sólo con agua sucia y alimentos salados.

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Otras populares torturas fueron La flauta del alborotador, el Barbero de hierro, el Aplasta pulgares, el Potro en escalera, el Collar de Púas punitivo, El Péndulo, Garras de gato o Cosquilleador español, el Garrote, el Toro de Falaris y la difundida y temida Doncella de hierro.


Los cazadores de brujas

Tomás de Torquemada (1420-1498)
Fue el primer inquisidor general del Tribunal del Santo Oficio y el que puso a la firma de los Reyes Católicos el decreto de expulsión de los judíos. Durante diez años, ordenó más de 3.000 ejecuciones de brujas en la hoguera y decenas de miles de encarcelamientos y torturas. Se ganó el sobrenombre de el bulltemer de la Santa Inquisición'.

Diego de Deza (1443-1523) 
Sucedió a Torquemada como inquisidor general de la región de Castilla, León y Aragón, hasta 1507. Tuvo mano fuerte contra los judíos conversos al catolicismo. Muchos fueron torturados y acusados de herejes Bernardo Gui (1261-1331) Inquisidor de la Orden Dominicana. Como recompensa a su labor, fue nombrado obispo de Tui, en Galicia, por el Papa Juan XXD, y un año más tarde obispo de Lodéve. 

Fabio Chigi (1599-1667) 
En 1627, bajo el pontificado de Urbano Vffl, fue nombrado vicedelegado papal en Ferrara y, tras ser recomendado por dos cardenales, se le nombró inquisidor de Malta y nuncio en Colonia. Nunca cedió a hablar o tener tratos con los herejes; sólo se limitó a condenarlos y a realizar la orden de quema de brujas.

Pedro de Arbués (1441-1485)
En 1484, Tomás de Torquemada lo nombró inquisidor de Aragón, y de inmediato se dio a la tarea de hacer católicos a los conversos mediante torturas y amenazas de acusarlos de herejía. Los nobles de! reino no estaban muy conformes con la manera de preceder de Arbués, por lo que fue asesinado en septiembre de 1485. En 1662 fue beatificado por el Papa Alejandro VH, y canonizado por Pío DC en 1867.

Juan de Mañozca y Zamora (1580 o 83-1650)
En 1623 fue trasladado a Lima, Perú, donde durante tres años se desempeñó como inquisidor. Luego, en 1625, instauró en Quito, Ecuador, el Tribunal de la Inquisición, desde el que se dedicó a convertir al catolicismo a la población indígena.


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Desde que el hombre pudo dejar registro de sus actividades cotidianas sobre la tierra, su relación con lo mágico e inexplicable ha sido una constante, especialmente en un tiempo donde no podían explicarse los fenómenos relacionados con la naturaleza y el clima. Las culturas tribales crearon su propio conjunto de creencias, designando a uno de los suyos para que cumpliera el rol de intermediario entre ellos y las fuerzas del cosmos; los chamanes estaban destinados a otorgar cohesión al grupo y a liberarlos de los malos espíritus. El término "magia" es una derivación de la palabra "magi", uno de los elementos religiosos usados por los antiguos magos de Babilonia, Desde Persia, los rituales y los magos se extendieron a Roma, Grecia, pasando a Occidente, donde se acunaron en los llamados bárbaros, principalmente en los celtas.
Para Frank Donovan, autor del libro Historia de la brujería, las raíces de estas tradiciones se asentaron fuertemente en el pueblo celta (Siglo V a.C), quienes tenían una protunda conexión con la naturaleza y los espíritus que en ella habitaban. Esto se demuestra en sus cuatro principales celebraciones anuales, las que se relacionaban con el inexplicable mundo de lo intangible: Samhain (que significa "Fin del Verano" y se celebraba el 31 de octubre, siendo la antecesora del AJÍ Hollows Eve, ahora conocida como Halloween),Beltane(l de mayo, donde los druidas encendían dos fuegos en honor a la deidad Bel), Imbolc (1 de febrero, para Brigit, que significa "en el vientre", protectora del nacimiento de animales y seres humanos), yLughnasadh o Laminas (1 de agosto, para el dios Lugh, que marcaba la época de cosechas, y donde se realizaban múltiples juegos y desafíos físicos, para que los jóvenes pudieran descargar sus energías). Estas tradiciones, sumadas a los conocimientos de fitoterapia que iban adquiriendo con el tiempo, fueron vistos a la luz del naciente cristianismo, como prácticas paganas. Tanto en Eurasia como en América, estas tradiciones pasaron bajo la denominación de "magia", y sus portadores recibieron varios nombres, pero ciertamente, el más conocido y difundido, es el de bruja.
Jeffrey B. Russell, profesor de historia de la Universidad de California, en Santa Bárbara, Estados Unidos, y autor del libro History ofWitchcraft (Historia de la hechicería), explica que los primeros brujos eran depositarios de la confianza absoluta de la comunidad, tanto así que al asegurar tener poderes supraterrenales, tenían la facultad de influir en las decisiones importantes, y ser fuente inagotable de consulta para dignatarios y pueblo común. Esa escena es la que acontece precisamente en el episodio de las tres brujas -las hermanas Fatídicas- de Macbeth (escrita al rededor de 1606 por Wíllíam Shakespeare), quienes desde el inicio de la obra presagian desgracias y traiciones al escocés. Y la pregunta obvia en este caso es: ¿si hombres y mujeres practicaban la magia, por qué los hombres son hechiceros o chamanes y las mujeres, simplemente brujas?, es decir, mujer que hace pacto con el diablo.


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En la era de la Peste Negra
Para Europa, el período comprendido entre los Siglos IX y XVI presentó una serie de transformaciones políticas, artísticas y sociales, que produjeron en el pueblo una efervescencia místico-religiosa, especialmente tras desatarse el asesino más letal y fiero de la historia: la temida Peste Bubónica o Peste Negra (1348-1361), que mató a un tercio de la población europea, es decir, a más de 25 millones de habitantes.
Tras rogarle a Dios por clemencia, y sentir que el Todopoderoso los había abandonado, miles de pseudo curanderos, hechiceros, magos, videntes y brujas recorrieron las callejuelas europeas, dando el alivio corporal y contención espiritual que la Iglesia no era capaz de darle en esos momentos -no hay que olvidar que todos, incluso los clérigos, huían de los contagiados. Alemania, uno de los países donde la peste atacó con mayor crudeza, fue también cuna de Martín Lutero y su Reforma Protestante, así como del aumento en el misticismo y, por ende, donde nació con mayor fuerza la persecución contra la hechicería, y las brujas fueron su manjar predilecto, ya que poco a poco las religiones paganas fueron ganando espacio, generando que la Iglesia pusiera mayor preocupación en la caza de los herejes.
En el folclor teutón la figura de Frau Holda (o Hollé), relacionada con el invierno y los partos de mujeres (al no tener hijos propios, era la encargada de cuidar los niños de la comunidad y animales domésticos), fue ligada con las brujas como su protectora, especialmente porque se decía que tenía la capacidad de volar. Johann Godelmann, en su obra Tracfatiw de Magis, Veneficis eí Lamiis (Tratado sobre magos, hechiceros y brujas), señala que estos personajes se montaban en una escoba y volaban hacia el monte Blocksberg para efectuar sus aquelarres.
A pasos agigantados la leyenda y certeza de que las brujas recorrían Europa llegó a oídos de la Santa Sede, ¡con historias tan horrendas como que tenían pactos con el diablo, practicaban el canibalismo -comían especialmente bebés-, hacían trajes y forraban sus libros de hechizos con piel humana, mataban el ganado- haciendo caer las economías locales-, etc. Ante tamaña herejía comienzan a proliferar tratados para combatir a las "adoradoras de Satanás", especíalemente cuando el Vaticano lo expresó por escrito.

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Roma v/s brujas
En el año 1231, el Papa Gregorio IX creó el nuevo tribunal de la Inquisición -el que se hizo extremadamente rico al quitarle los bienes a los acusados de brujería, y especialmente a los judíos-, que tenía como único fin perseguir la herejía de Cataros y Albigenses (herejías gnos-ticas), y cuyo manejo y proceder quedó en mano de los dominicos, reconocidos por su sólida formación dogmática, ya que son teólogos de nivel superior, y expertos predicadores (su título oficial es Ordofratrum praedicaíorum)'- Santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden, fue el primer inquisidor. En 1252, bajo el papado de Inocencio IV, comenzó a aplicarse la tortura coactiva contra los acusados de herejía, que consistía en cárcel perpetua o temporal, confiscación de bienes y la tan temida muerte en la hoguera. El Tribunal de la Inquisición permaneció en funciones hasta 1775 en AJemania, 1704 en Polonia y en Portugal hasta 1826, aunque la congregación del Santo Oficio -o en su actual denominación, Congregación para la Doctrina de la Fe— funciona hasta el día de hoy. •I Durante el Siglo XIII, las brujas no eran un tema que preocupara a la Iglesia, ya que simplemente no creían en ellas, por lo que era imposible condenarlas. Lamentablemente para las mujeres de los siglos venideros, todo cambió hacia el 1400, cuando se encuentran las primeras actas conocidas sobre brujería, y relatan cómo un grupo de brujas, a las que denominaron Lucifer ¡anas, habían renunciado a la religión católica para hacer un pacto con el diablo. A partir de ese momento, cuando se unió teología y brujería, la historia de la Iglesia se teñirá de sangre, cobrando la vida ya no sólo de herejes y judíos conversos, sino que a su lista se agregarán miles de mujeres a quienes debían castigar, por lo que la Iglesia necesitó de guías para llevar a cabo la misión divina de perseguir a los enemigos de Dios.
Si bien el manual del inquisidor contra los brujos más conocido y famoso de todos los tiempos es el Malleus Maleficarum (El martillo de ios Brujos), la persecución contra la brujería tiene su antecedente literario en 1461, año en el que se publicó el Fortaííííiim Fidei, manual escrito por Alfonso de la Espina, y avalado por el Papa Inocencio VIII mediante la bula -documento pontificio relativo a materia de fe o de interés general- Sitmmis Desiderames (S de diciembre de 1484), en la cual se especificaba que "las brujas eran el origen de todo ¡os males", y se las acusaba de los crímenes más abominables que el ser humano pudiera cometer, como esterilizar al ganado, provocar tormentas devastadoras, corrompe!' las almas, etc. Además, instala la investigación y castigo de los detitos de brujería en las provincias del norte de Alemania.
La persecución contra las llamadas "adoradoras del diablo" comenzó con la sacra bendición del Vaticano con la ya mencionada Summis Desiderantes de Inocencio VIII (1484) en la que señala:

"Últimamente ha llegado a nuestros oídos, no sin provocarnos ¡a más amarga de las penas, ía noticia de que en algunas partes del norte de Alemania, así como en las provincias, municipios, territorios, distritos y diócesis de Maguncia, Colonia, Tréverís, Salzburgo yBremen, muchas personas de ambos sexos, despreocupadas de su salvación e ignorando ¡a verdadera fe católica, se han abandonado a demonios, íncubus y súcubus, y por medio de sus encan-tamien tos, hechizos y conjuras y otros odiosos embrujos y artificios, han matado niños que aún se hallaban en el útero materno, lo que también hicieron con las crías del ganado; asimismo arruinaron las m/eses de la tierra, las uvas de las vides, los frutos de los árboles; y más, a hombres y mujeres, animales de carga, rebaños y otro tipo de animales, viñedos, huertas, prade-rasycampos, trigo, cebada y cualquier otro cereal; además, estos malvados persiguen y atormentan a hombres y mujeres, con terribles pesares e impiadosas enfermedades, internas y externas; impiden a ¡os hombres realizar el acto y a las mujeres concebir; además, y cual los esposos no reconocen a sus mujeres, que no los reciben; además, y por sobre todo, de manera blasfema reniegan de la fe que recibieron por e¡ sacramento del bautismo, ya instancias del enemigo de la Humanidad se permiten cometer y perpetrar las más espantosas iniquidades y ¡as más repugnantes abominaciones, con peligro de muerte para sus almas, con lo que ultrajan a la divina majestad y son causa de escándalos y de peligros para muchos".

Este documento fue aceptado por luteranos, puritanos y anglicanos, dando partida a miles de juicios eclesiásticos, donde otras miles de personas fueron declaradas culpables de practicar ritos paganos y de adorar al diablo.

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El libro infame de la Inquisición
En el Siglo XV la Iglesia necesitaba contar con un manual más acabado, que adoctrinara a los clérigos sobre cómo y por qué perseguir la hechicería, pero además extender su influencia hacia el poder temporal -convirtiéndose en un tratado fundamental para e! ejercicio de funciones de los jueces-, y así hacerle frente al poder secular.
En este escenario, donde las persecuciones contra las aliadas de Satanás fueron extremadamente crueles y frecuentes, surge la figura de los dos antiguos inquisidores dominicos alemanes, Heinrich Kramer y Jacobus Sprenger -nombrados inquisidores por la Iglesia mediante varias cartas apostólicas- quienes concibieron e! Maüeus Maieficarum o El Martillo de los Brujos (Estrasburgo 1487), y que si bien estuvo en vigencia hasta el Siglo XVII, siguió dando luces los cazadores de brujas, quienes las persiguieron hasta entrado el Siglo XVIIí.
Una de las principales características de este manual inquisidor es la visión corrupta y demoníaca que tiene sobre la mujer, a quienes les atribuía en exclusividad ser encarnaciones de las brujas, ya que señala: "No hay cabeza superior a la de una serpiente, y no hay cólera mayor que la de una mujer. Prefiero vivir con un león y un dragón que con una mujer maligna; toda malicia es poca comparada con la de la mujer".


Persecución sexual
Si bien en un principio los inquisidores perseguían al estereotipo de ¡a bruja -ancianas, arrugadas, con actitud depresiva y pobres vestimentas-, quienes vivían en el campo y tenían el conocimiento ancestral de curar con hierbas, con el paso del tiempo "les cambió el gusto". Cuando el inquisidor llegaba a algún poblado se dictaban dos edictos: el de Fe, que obligaba bajo pena de excomunión a denunciar herejes y sus cómplices, y el de gracias, mediante el cual el acusado tenía de 15 a 30 días para confesar su culpa, sin que se le confiscaran los bienes. Pero en el mayor número de casos, tras confesar, los herejes, mediante insufribles torturas, terminaban confesando su relación con Satanás.
Sin embargo, la predilección por el prototipo de bruja cambió cuando los inquisidores se especializaron en satanismo y, especialmente, en cómo el diablo transformaba a sus "favoritas" en mujeres hermosas, que eran capaz de seducir hasta al más pío cristiano. Es en este momenco cuando una nube de sadismo y perverción sexual cubre la sacra tarea de la Inquisición, ya que la mayoría de las mujeres acusadas de brujería eran guapas, quienes en medio de las confesiones -durante o después de la tortura-, debían relatar minuciosamente al inquisidor y su tropa, cómo Satanás copulaba con ella y, además, los "santos inquisidores", debían buscar y buscar en los cuerpos de las acusadas "la marca del maligno", la que por lo regular se encontraba dentro de ios genitales.


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Aquí y ahora
A pesar de haber torturado y asesinado a miles de mujeres, los cultos paganos no desaparecieron y muchos rituales milenarios no sólo se efectúan en la actualidad, sino que han cobrado fuerza a medida que se aproxima ¡o que la propia Iglesia Católica llama "El Fin de los Tiempos".
Tarotistas, curanderas, quirománticas, iriólogas, yerbateras, etc., proliferan en nuestras comunidades, lo que habría sido visto con horror por la Inquisición. En África tas brujas tienen un rol muy respetado dentro de su comunidad: en el sigío recién pasado, en Sudáfrica, los curanderos recibieron licencia para trabajar y tratan al 70% de la población, que no tiene acceso a la medicina convencional, y en América, cada vez son más potentes los rituales ligados a la naturaleza y al respeto a la tierra.
"Reguemos a Dios" que los inquisidores se queden donde están.


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