viernes, 20 de febrero de 2009

Asesinos programados

El asesino o francotirador que mata a decenas de personas empieza a ser algo demasiado habitual en Estados Unidos. El coreano que asesinó para el 2007 a 32 personas en la Universidad de Virginia se ha convertido en uno más de los misterios sin resolver de la larga historia de criminales "sin motivo"...


ASESINOS PROGRAMADOS
¿Somos asesinos en potencia?


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El profesor de criminología de la Universidad de Florida, Charles Mesloh, se mostró sorprendido de que Cho Seung-Hui "con sólo dos revólveres, fuera capaz de matar a toda esa gente. La única explicación que se me ocurre es que se acercó a ellos y los ejecutó a bocajarro.Tuvo un nivel de acierto del 60%, algo Inusual con ese tipo de revólver". Los expertos coinciden en que Cho se comportó como un experto tirador cuando no era más que un estudiante, aunque eso sí, se vistió con ropas de comando y ejecutó su acción imitando al protagonista de una conocida película coreana de acción.
La extraña actuación de la policía y de los responsables de la propia universidad, que no cerraron las instalaciones durante las dos horas que pasaron entre el primer y segundo tiroteo, y la ¡nexpresividad del rostro del asesino, junto a otros factores, han provocado que muchos investigadores repasen otros casos parecidos.

La Programación de Candy Jones

La más famosa modelo norteamericana de los años 40, llamada Candy Jones, fue víctima al parecer de un experimento de control mental, descrito en el libro El control de Candy Jones. En él, su autor Donald Bain, relata las horas de terapia grabadas por Candy y su marido que revelan que fue sometida a un programa sistemático para crear diversas personalidades y alterarlas, con el fin de crear mensajeros resistentes a la tortura, de manera que no pudiera ser consciente de la información que poseía.
El asunto se conoció cuando Carol se casó con un mentalista llamado Long John Nebel quien, visto el extraño comportamiento de su mujer, decidió someterla a hipnosis. A lo largo de las sesiones, su personalidad oculta fue saliendo a la luz; dicha personalidad había estado al parecer realizando labores para la CÍA, que la había enseñado a manejar armas e, incluso, tenía un pintalabios para suicidarse en el caso de ser descubierta.


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Asesinos históricos

Los asesinos de Robert Kennedy -Sirhan Sirhan-, John Fitzgerald Kennedy -Lee Harvey Oswald- y de John Lennon -Robert Chapman-, responden a un mismo perfil: personas que oyen voces y están obsesionados con la figura de un hombre, respetado por el mundo entero pero incómodo para el poder. De todos ellos, el que más veces ha sido entrevistado, Sirhan Sirhan, afirmó que no recordaba el asesinato de Robert Kennedy, sólo su llegada al hotel Ambassador donde se produjeron los disparos. Después, su memoria desaparece misteriosamente.
¿Podrían haber sido "teledirigidos" estos criminales? La sombra del proyecto Minó Kontrol-Ultra -Control mental Ultra-, más conocido como MK-Ultra, ha ree-mergido con fuerza al tiempo que las víctimas de este programa están saliendo a la luz para denunciar cómo lavaron sus cerebros y fueron utilizados como esclavos sexuales, espías e incluso asesinos. A día de hoy, el proyecto MK-Ultra forma parte de la historia de Estados Unidos. Oficialmente, la Comisión Church de 1974 acá bó con estas prácticas, pero todavía en los años noventa, Bill Clinton pidió perdón por su existencia: "miles de experimentos se llevaron a cabo en hospitales, universidades y bases militares en toda nuestra nación, inmorales, no sólo para nuestros días sino para los estándares de cuando fueron realizados". Una de las instituciones donde se realizan dichos experimentos es la Universidad de Virginia -donde ocurrió la masacre-, que lleva a cabo la Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados de Defensa -DARPA, de sus siglas en inglés-. Pero es que, además, a sólo 200 km del campus se encuentran las instalaciones de Blacksburg, especializadas en "operaciones psicológicas".
En 1953, alarmada por los avances de Rusia y Corea en el campo del control mental, la CÍA decidió implementar un programa secreto de control mental, "fichando" a decenas de científicos de la Alemania nazi, los más desarrollados en ese campo. Su nombre en clave era "Proyecto Paperclip". MK-Ultra se configuró como un "paraguas", que comprendía 149 subproyectos, algunos de los cuales hoy son por fin conocidos.
Oficialmente, el proyecto se desarrolló entre los años 1952 y 1965, con un presupuesto de mil quinientos millones de pesetas, e involucró a 185 sabios que en estricto secreto llevaron a cabo 149 investigaciones diferentes en 44 universidades e institutos, 15 fundaciones y laboratorios, 12 hospitales y 3 penitenciarias. Su meta, como apareció en un documento del programa MK-Ultra de 1952, suena todavía hoy a ciencia ficción: "¿Podemos tomar control de un individuo, al punto donde éste hará nuestra voluntad, contra la suya propia, y aún contra las propias leyes fundamentales de la naturaleza y la auto-conservación?".
Sacados a la luz en los años setenta en el curso de una investigación del Congreso de Estados Unidos, la mayor parte de los documentos que prueban la existencia de este programa fueron destruidos por Richard Helms, ex jefe de la CÍA, cuando abandonó el cargo en 1973. Aún así, algunos pudieron ser rescatados por la comisión presidida por Richard Church;
en ellos se demuestra que la CÍA realizó, entre otros desmanes, experimentos en humanos con radiación. Una investigación posterior de la Comisión Church constató que los "voluntarios" no habían dado su pleno consentimiento para participar en esos ensayos, aunque exculpó a la CÍA de haberlos llevado a cabo. A consecuencia de ello, el presidente Gerald Ford llegó a prohibir expresamente la experimentación con drogas sin el consentimiento expreso del paciente.

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En la Universidad de Virginia Tech, donde ocurrió la masacre, se realizan experimentos de control mental.

Los archivos desclasificados en 1975 sobre el programa Mind Kontrol-Ultra indican que en los años cincuenta comenzaron los ensayos con drogas como el LSD o la mescalina para averiguar cómo tomar el control de la mente de un ser humano y poder crear así al "supersoldado". La CÍA no fue el único organismo norteamericano que utilizó este arma; el ejército hizo lo propio y sometió -en principio, con su consentimiento- a varios espías a pruebas de la verdad tras haber ingerido LSD. El experimento trataba de comprobar si determinadas drogas podían hacer que los detenidos "confesaran". Algunos oficiales y militares norteamericanos llegaron a denunciar a la CÍA y al ejército por estas prácticas, pero las instituciones solventaron judicialmente dichas alegaciones. Sin embargo, en secreto, pagaron dinero a las familias de algunas personas muertas por estos experimentos. Concretamente, la CÍA pagó a la familia del químico al servicio del ejército, Frank Olson, después de su muerte, tras arrojarse o ser tirado por una ventana, la mitad de una suma de 18.000 dólares. La otra mitad fue pagada por el estado de Nueva York por los fallos de seguridad en el hospital psiquiátrico. Olson trabajaba en el desarrollo de armas biológicas como el ántrax y era un personaje incómodo por sus críticas a ese programa. El extendido rumor sostenido por sus amigos y su propia familia indica que Sydney Gotlieb, jefe de MK-Ultra, colocó LSD en su bebida, lo que originó la paranoia que le llevó al psiquiátrico y, más tarde, a su posible suicidio.
Estos datos nunca salieron a la luz debido a las presiones para que los experimentos continuaran. El documento que cierra el "caso Olson" fue firmado por unos jóvenes asesores de la Casa Blanca en el gabinete Ford, llamados Dick Cheney y Donald Rumsfeld.

James Stanley, sargento del ejército y una de las personas que sufrieron estos daños, llegó a entablar un juicio contra el Estado, pero la doctrina Feres impedía que un militar pudiera hacer esto. Este fue el argumento que utilizó el Supremo en otro caso que llegó ante tan alta instancia. Sólo el juez William Brenan disintió del resto al afirmar que "los juicios de Nuremberg en 1947 por delitos de experimentación con humanos que tanto impresionaron a los hombres, son moral y legalmente inaceptables. El Tribunal Militar de Estados Unidos estableció el 'código Nuremberg' como un estándar para los científicos alemanes que experimentaron con humanos. En contra de estos principios, oficiales de inteligencia comenzaron experimentos biológicos y químicos sin aviso previo a los participantes".
George Annas, investigador sobre el uso de seres humanos en la experimentación y en bioética, publicó un libro titulado El código Nuremberg en los tribunales: ética frente a utilidad. En sus investigaciones, constataba que "los casos en los que losjueces han aludido al 'Código Nuremberg'tienen que ver con aplicaciones no terapéuticas. Muchos de esos experimentos fueron justificados por consideraciones de seguridad nacional durante la Guerra Fría".

Víctimas del "control mental".

A finales de los años noventa, las víctimas de los programas MK-Ultra comenzaron a salir a la luz. A la cabeza de todas ellas estaba Cathy O'Brien, fundadora de la asociación de víctimas y autora del exitoso libro Trance-formation of America.
Ayudada por su pareja, Mark Philips, ex agente de la CÍA, Cathy revivió su pasado como víctima de abusos sexuales por su padre y supuesta víctima del control mental. Su testimonio aclara no una, sino muchas de las cuestiones actuales: "Cuando sufres abusos sexuales se crea un trauma en tu mente. Para sobrellevarlo, la mente crea otra personalidad, de tal manera que se genera un 'desorden de identidad disociativo' comúnmente llamado 'mútiple personalidad'. Es en esa personalidad donde MK-Ultra trabajó. A mi padre le sobornaron para que hiciera de mí una estrella del porno infantil y, más tarde, una esclava sexual de las altas esferas del poder durante la presidencia de Gerald Ford".
Una vez liberada de su programa y gracias a su inusual acceso a instancias del poder oculto, O'Brien se ha convertido en una informadora de primer orden: "En una orgía en la Casa Blanca escuché al por aquel entonces presidente de Canadá, Brian Mulroney, decir que sólo podria haber paz si controlaban las mentes de toda toda la población. También se lo oí decir a George Bush y a Henry Kisinger".
O'Brien afirma también haber participado en ceremonias satánicas de la élite del poder en el Soto de Bohemia (California). No menos impresionante es el testimonio de Brice Taylor. Como O'Brien fue, según sus palabras, víctima de abusos sexuales desde pequeña en ceremonias satánicas y esclava sexual al parecer de varios presidentes de Estados Unidos. Taylor fue secretaria personal de Henry Kisinger durante varias décadas, y usada como correo y espía por este oscuro personaje del poder americano.
El perfil de niño secuestrado, violado en su infancia e inducido a través de las drogas se repite en todos los casos de MK-Ultra. El de Duncan O'Finionan tiene todos los ingredientes para el guión de una película. Seleccionado por la CIA por su sangre cherokee-irlandesa -siguiendo la creencia de que estos pueblos tienen habilidades parapsíquicas-, O'Finionan es el prototipo de "supersoldado". Secuestrado cuando era un niño y víctima de abusos sexuales, formó parte de un escuadrón de niños asesinos en la guerra de Vietnam y confesó haber matado -como francoti-radory bajo la personalidad que le habían creado-, a varios altos cargos, entre ellos, a un importante miembro de la CIA. En varias ocasiones, aparecía en algún lugar, sin recordar cómo había llegado hasta allí. Con unas constantes vitales de superatle-ta, la rapidez de un velocista olímpico y la fuerza de un luchador profesional, O'Finionan afirmaba poseer también facultades paranormales.

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En los noventa las víctimas del MK-Ultra comenzaron a salir del anonimato, relatando experiencias estremecedoras

Grupos ligados al control mental

El "Proyecto Monarca" se especializó en el análisis de religiones como el vudú, o el satanismo y en la creación de cultos, siendo el responsable de la creación en 1966 de la llamada Iglesia de Satán, vinculada según algunas fuentes a la CÍA, a través de su líder, Antón LaVey.
En el juicio a la Iglesia del Proceso del Juicio Final, se hicieron eco de hasta 60 casos de abusos dentro de ceremonias satánicas. La información que los psicólogos obtuvieron en los diferentes niveles del inconsciente daba cuenta de un primer nivel de recuerdos como víctimas de abusos sexuales. 45 adultos admitieron haber visto o participado en sacrificios humanos. Todos habían desarrollado problemas psicológicos como múltiples personalidades. En un segundo nivel, afloraron incestos. En un tercero, aparecieron los recuerdos de visionara personas herir a otras o incluso matarlas. Algunos aseguraron haber visto matar a niños e incluso, en un nivel más profundo, algunos reconocían haber asesinado a sus propios bebés.
La Iglesia de la Cienciología y la secta coreana Moon son otros de los cultos señalados por varios investigadores como conectados a estos programas secretos. Curiosamente, el asesino de Virginia Tech dejó escrita una frase: "ISMAIL AX", al parecer procedente de un antiguo culto chamánico coreano y cuyo significado es "autoridad para salar la tierra", una señal de dignidad personal. Sun Myung Moon fue coronado "rey de la paz", en presencia de 65 congresistas americanos y un centenar de embajadores.
Según el investigador Christopher Story, el programa Omega de control mental usaba números codificados para
hacer que sus "células durmientes" operasen y cometiesen sus asesinatos. Story asegura que el número clave para preprogramaral "asesino" es 3221456, y para acceder a su programa mental, 33123113211. Comienza la amenaza...



¿TIENES ALMA DE ASESINO?

Frío, sanguinario, antisocial... son los adjetivos que forman el perfil clásico del asesino en serie impulsado a cometer horrendos crímenes y cuya imagen parece bastante alejada del amable vecino de al lado. Pero, del mismo modo que en el doctor Jeckyll anidaba la bestia de Hyde, se ha preguntado alguna vez si...


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Según algunos controvertidos experimentos, unos dos tercios de la población podrían ser asesinos en potencia.

Imagínese que se sienta frente a un panel con un cuadro de mandos que permite calibrar la emisión de una descarga eléctrica a través de un monitor en el que se dibujan cuatro franjas indicando su intensidad: "Descarga Ligera", "Moderada", "Fuerte", "Muy Fuerte" y una señal de alarma que advierte de una "Descarga Mortal".
De pie, detrás de su asiento, un profesor de universidad vestido con bata blanca es el encargado de orientarle en el experimento: se trata de averiguar cómo un reforzamlento negativo en forma de descarga eléctrica es capaz de influir en el aprendizaje de un listado de parejas de palabras. A través de un grueso cristal, usted puede ver un oscuro habitáculo tenuemente iluminado en el que se vislumbra la sombra de una persona amarrada a su asiento con varias correas y conectada a través de una serie de cables.
Cuando el sujeto comete algún fallo o es incapaz de responder al recordar la lista de palabras que debiera haber memo-rizado previamente, usted debe pulsar una palanca para transmitir la consiguiente corriente eléctrica que le indica que se ha equivocado. Con cada error, la intensidad se incrementa gradualmente. Pero llega un momento en que la señal Indica que se está emitiendo una descarga "Muy Fuerte", y usted puede oír cómo la persona deja escapar un alarido de dolor mientras percibe cómo se mueve convulsamente en su asiento.
El investigador le explica que es indispensable emitir una última descarga, a pe-sarde que ya se ha encendido la señal de alerta que advierte del peligro, o de lo contrario el experimento se habrá malogrado.
Usted nota cómo sus dedos tiemblan antes de presionar de nuevo la palanca hasta el máximo umbral de intensidac eléctrica permitida. La luz roja le indica que la vida de la otra persona podria estar er serio peligro... ¿Continuan'a emitiendo une descarga eléctrica que puede ser mortal?
¿Puede alguien hipnotizarle para matar? Seguramente ha reflexionado que seria incapaz de seguir emitiendo descarga; eléctricas a un sujeto, poniendo en riesgo su vida, por muy justificada que sea esta acción para el experimento que se está llevando a cabo. Solo un psicópata sena capaz de llegar a ese extremo, ¿verdad? Pues si piensa así sepa que hay un 66% de probabilidades de que usted se esté engañando a sí mismo. Este mismo experimento -considerado un "clásico" en el estudio de la conducta humana- fue realizado en la Universidad deYale en 1963 por el joven psicólogo Stanley Milgram y sus resultados generaron tal polémica que fueron rechazados por la comunidad científica de entonces. Dos de cada tres personas continuaron emitiendo descargas eléctricas hasta el final. O lo que es lo mismo: al menos dos tercios de la población pueden ser asesinos en potencia, y sin necesidad de inducir esta conducta recurriendo a sofisticadas técnicas hipnóticas o de lavado de cerebro.
Aunque discutible en la generalización de sus conclusiones, lo cierto es que este experimento no hacía otra cosa que corroborar lo que ya se sospechaba: cómo la "obediencia a la autoridad" podía llegar al extremo de convertir a personas normales en verdugos al servicio de un dictador tiránico; algo ya evidenciado en ejemplos históricos como el holocausto en el III Reich.
De acuerdo; es probable que usted forme parte de ese porcentaje minoritario de personas -un 33%- capaz de resistirse a acatar órdenes disparatadas de una autoridad cuando éstas signifiquen una vulneración de sus principios éticos o morales. Pero, ¿qué ocurrina si usted fuera hipnotizado induciéndole la orden de cometer un crimen? Se sugiere que ninguna persona hipnotizada realizará un acto contrario a su voluntad como pudiera ser desnudarse en público o atentar contra cualquiera. Sólo en un caso un sujeto bajo hipnosis sena capaz de vaciar el cargador de una pistola contra alguien: cuando el hipnotizador ha sido lo suficientemente persuasivo como para convencerle de la necesidad de cometer dicha acción apelando, por ejemplo, a que el objetivo de dicho asesinato es en realidad un criminal que va a cometer una acción terrorista que únicamente puede ser abortada con su ejecución.
Argumentan algunos "conspiranoicos" que magnicidios que sesgaron la vida de personajes como John F Kennedy fueron en realidad ejecutados por "asesinos hipnoprogramados", convertidos en "cabezas de turco" a instancias de oscuros intereses orquestados desde la sombra.

¿Invulnerable al lavado de cerebro?

Aceptemos que, efectivamente, usted incumple la orden de matar a nadie aunque se lo ordene alguien conferido de autoridad jerárquica o un hábil hipnotizador. Sin embargo, ¿se resistiría su voluntad a ser doblegada baja técnicas persuasivas de "lavado de cerebro"? El término brainwashing -traducido como lavado de cerebro, - fue acuñado por primera vez en 1950, cuando el periodista Edward Hunter describió los cambios experimentados en la conducta y forma de pensar de soldados norteamericanos a su regreso después de haber sido secuestrados por las milicias coreanas durante la guerra.
Que las técnicas de "lavado de cerebro" dinamizadas en ciertos casos por algunos grupos sectarios son capaces de inducir conductas criminales es un hecho sobradamente conocido. Baste recordar el suicidio de la secta 'Templo del Pueblo" en Guyana (1978), en el que un elevado número de adeptos -niños en este caso- fueron "suicidados" siguiendo las instrucciones del reverendo Jim Jones, hasta la masacre de Waco (1993), en la que David Koresh repartió fusiles de asalto entre sus seguidores acabando con la vida de varios policías; pasando por el atentado de gas sarín en Tokio cometido por seguidores de la secta "Verdad Suprema" (1995) o los horrendos asesinatos instigados por el psicópata Charles Manson en Bel Air (1969) y que fueron ejecutados por un grupo de jóvenes que, años después y entre rejas, se preguntaron cómo pudieron cometer tal aberración...
Un condicionamiento persuasivo que también subyace en las fases previas de adoctrinamiento del fanático capaz de sesgar la vida de decenas de inocentes en un atentado terrorista. ¿Sería usted capaz de cometer una acción semejante? No se confíe demasiado. Tal vez las circunstancias de un entorno cuyo paisaje no se dibuje demasiado espe-ranzador puedan propiciar que usted sea captado por una secta en la que, de manera paulatina y progresiva, su forma de pensar y actuar se modifique hasta límites insospechados...



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Los conspiranoicos piensan que algunos magnicidios fueron ejecutados por
"asesinos hipnoprogramados"



Grafología Criminal


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