miércoles, 23 de enero de 2013

El exorcismo de Vicar

Pocos se imaginan que en la década de los noventa la Policía entró en un cortijo alménense donde se estaba llevando a cabo un exorcismo masivo a varias decenas de niñas. Parece increíble pero fue real. Un episodio que se recoge en el libro La Almena Extraña, que acaba de editar Círculo Rojo.

Alberto Cerezuela
Revista Española ENIGMAS, Nº 206 enero 2013.


Difícilmente podrá Rafael Montoya olvidar aquel lejano 13 de febrero de 1990. No solo por lo que sucedió esa fecha con la insólita redada que llevó a cabo, sino también por todo lo que desencadenaría después.
Siguiendo mi costumbre de ir directamente al epicentro de la cuestión, removí cielo y tierra hasta que pude dar con el sargento de la Policía de Roquetas de Mar entonces. Ardua tarea era que quisiera hablar conmigo tras más de veinte años, sabiendo, además, que el tema de conversación era muy peliagudo, ya que Rafael pasó un auténtico calvario durante bastante tiempo.
Cuando me encontré con esta historia realmente no la entendía. Y pasé bastantes días intentando asimilar lo que la prensa contaba. Un policía suspende un ritual de exorcismo, pero sus propios superiores lo desacreditan basándose en que se había extralimitado de su jurisdicción. No fue hasta que Rafael Montoya me recibió en su casa cuando pude atar todos los cabos.
Me encontré a una persona agradable, amena, sincera, con mirada firme y aspecto de estar curtido en mil batallas. Bajo el brazo llevaba varias carpetas que contenían más de un centenar de documentos relacionados con los hechos, incluyendo recortes de revistas, sentencias oficiales y diligencias policiales. Todos los detalles estaban ahí, esperando ser mostrados.
La primera pregunta estaba cantada: "Rafael, ¿qué pasó el trece de febrero de 1990?". Con aspecto emocionado, el ahora detective me contó con pelos y señales lo ocurrido, a medida que me mostraba fotos y documentos: 'Ya habíamos tenido noticias, días antes, de que algunos vecinos se habían encontrado a niñas tocando en sus casas y pidiendo algo de comida, en la zona de Cortijos de Marín, así que más o menos estábamos en alerta. Pero ese día, minutos antes de terminar la jomada, en tomo al mediodía, recibí la llamada de un matrimonio que aseguraba que en la casa de al lado se estaban escuchando gritos de niños". Ante tan alarmante noticia, Rafael decidió personarse en el paraje conocido como "La Lomilla", concretamente en un almacén agrícola vacío. En la puerta había varios matrimonios, algunos calentándose bajo el fuego de unas improvisadas hogueras. Ni se inmutaban ante los aparentes quejidos y llantos de niños que provenían del interior de la nave. Por eso decidió entrar, pistola en mano, sin imaginar lo que allí le aguardaba.
"Podía haber unas cincuenta personas -apuntaba-, incluyendo unas cuarenta niñas de entre once y quince años, además de cuatro o cinco niños. La mayoría se arrastraba por el suelo o sufría convulsiones. Algunas niñas echaban espuma por la boca. La impresión fue tremenda. Decidí identificar a todos los allí presentes, ordenándoles que pararan esa especie de ritual". Rafael Montoya llamó inmediatamente a Jefatura de Policía para que localizasen al jefe local de Sanidad, al médico del pueblo y al párroco. También llamó a TVE para que las esperpénticas imágenes quedasen recogidas para la posteridad. Alrededor de los niños había varias personas que parecían obedecerá un pastor llamado Manuel Aracil que, ante la petición de explicaciones por parte del policía, no dudó en afirmar: "estamos sacando al demonio del cuerpo de estos críos". Espeluznante. Junto a ellos había un radio-cassette con una grabación que se repetía una y otra vez: "¡Sal demonio!, ¡Satanás, sal de este cuerpo!". Así tanto Manuel Aracil como sus secuaces, se ahorraban las molestias de decir los mensajes a viva voz. La situación era dantesca; varios colchones sucios en el suelo junto a restos de sangre y vómitos eran lo único que había en el lugar.


Estupefacto quedó Joaquín Pareja, el médico que reconoció a las niñas: "su estado de salud física y psíquica podía peligrar de mantenerse en esas deplorables condiciones, puesto que llevan más de 24 horas sin comer". En el informe que tuvo que remitir al juzgado fue aún más explícito: "Pasando al interior del local, este carece de piso, lucido de paredes y de cualquier mueble que pueda ser medio útil. Sentados en el suelo, en mantas y en donde pueden, hay un grupo de personas de múltiples edades y de ambos sexos, con el suelo ocupado por restos de vómitos, cables y algunos altavoces. Todas las personas allí encerradas tienen evidentes síntomas de inestabilidad psíquica y emocional. Pregunto a varias niñas sus edades y me confirman ser menores, hallándose incluso una de once años. El que dice ser jefe de ellas pone música y varias empiezan a hacer contorsiones hasta que doy orden inmediata de parar".
Totalmente opuesta fue la actitud del "pastor" Manuel Aracil, que se autodefinió en ese momento como "un siervo de Dios que lleva diecinueve años de ministerio salvando a muchas personas que han estado poseídas por el demonio y que ahora son pastores como yo". ¡Hasta se atrevió a hacer una demostración televisiva del rito ante las cámaras de Canal Sur yTVE! Consistía en presionar psicológicamente a las niñas mediante gritos y mensajes grabados, para que expulsaran al demonio de sus cuerpos. Tal era el esfuerzo al que estaban sometidas las niñas, que terminaban por vomitar en cubos que los propios ayudantes de Aracil recogían.
El pastor fue detenido y llevado a disposición judicial, bajo la acusación del delito tipificado como "realización de prácticas exorcistas con abuso de la credulidad pública", habiéndose resuelto con éxito una delicada situación... Al menos en teoría, porque los siguientes acontecimientos son dignos de reflexión.
Rafael Montoya es desautorizado por sus superiores y por el propio Ayuntamiento de Roquetas, ya que, según ellos, el almacén agrícola donde se llevaron a cabo los exorcismos no pertenecía a la jurisdicción de Roquetas de Mar, sino que era responsabilidad del municipio vecino de Vícar. Se acusó a la Policía de entrometerse y obrar indebidamente. Por si fuera poco, el Gobernador Civil de Almena, Ramón Lara, indicó que no había indicios de delito, coincidiendo así con la juez de Berja, apoyándose ambos en la libertad de culto que ampara el artículo 16 de nuestra Constitución puesto que la presencia de los familiares -recordemos que estaban en la puerta del almacén- garantizaba la seguridad de los niños. Esto, lógicamente, choca con el testimonio del médico.
Manuel Aracil Rodríguez, hombre de arraigadas creencias religiosas, supuesto pastor de la Iglesia Evangélica de Filadelfia, nacido en 1947 en Cartagena, localidad donde reside, y padre de diez hijos, quedó impune después del tan deplorable acto. Pero ante la justicia nada se puede hacer, y este hombre contaba con el consentimiento de los padres de las niñas. ¿Cómo es posible que Servicios Sociales no entrase de oficio ante esa cruel situación? Uno de los padres se explicó en la revista Interviú: "Mi chiquilla está dentro. El pastor dice que tiene el demonio y la vamos a tener aquí hasta que se cure. Antes de echamos al culto, la llevamos para que la vieran médicos de Granada, pero no supieron lo que tenía. La niña estaba muy rara y lo mismo se ponía a reír que a llorar y echaba espuma por la boca".
Manuel Aracil fue entrevistado por varios medios de comunicación durante esos días, soltando algunas "perlas" como las que reproduzco a continuación:

"Manuel, ¿no se imaginaba que estas prácticas le iban a traer problemas?".
"No, Dios está conmigo porque el diablo anda suelto".
"¿Qué le llevaba a hacer los rituales de exorcismo?".
"Las mujeres de mi Iglesia están poseídas por el demonio, y hasta en la Biblia se dice que debo seguir mi cruzada".
"Pero debe usted tener cuidado con los niños, que son muy influenciabas...".
"Yo soy el único poseedor de la verdad. Una niña ha sido tomada por el diablo hoy mismo".
"¿Y usted cómo sabe eso?". "Hoy he visto cómo el demonio se ha metido en el cuerpo de una niña de 15 años porque su novio le ha dado un beso en la boca y se lo ha introducido".
"Pero la sexualidad adolescente no tiene nada que ver con esto".
"Sí, es el diablo el que tiene la culpa de todo. Cuando las niñas dejan de echar eso -espuma-, empieza a venir el gozo de Dios a su corazón, tienen alegría, ya no tienen manifestaciones y sienten la paz de Dios en su corazón. Si antes maldecía, deja de maldecir. Si antes blasfemaba, deja de blasfemar. Si antes se pinchaba, deja de pincharse...".


Pero, sin duda, sus mejores declaraciones las recogió La Voz de Almería en la edición del 15 de febrero: "Nosotros, como amamos al prójimo y vemos que hay muchas personas marginadas, nos dedicamos a recogerlas y educarlas en el camino para que dejen la delincuencia, la droga y el sexo, y que amen a su enemigo y a Dios". No hace ascos a manifestar que muchas veces le han tachado de embaucador y mentiroso, pero que su interés era ¡crear en Almena un centro para desintoxicar a jóvenes drogadictos! Proclama que las prácticas exorcistas son trabajadas en secreto para eliminar el demonio y el mal del cuerpo de sus seguidores, ya que este trabajo sorprende a los ciudadanos, y se atreve a despedir la entrevista con una solemne sentencia: "No me importa lo que vayan a pensar de mí. Hago lo que hago siguiendo las órdenes de Dios".

El pastor y su rebaño

Como estamos viendo, el líder es la pieza clave de este tipo de sucesos y, por supuesto, de las sectas. Son personas que se autoproclaman "elegidos" para una determinada misión. Se creen salvadores de las almas del mundo, surgiendo un determinado culto en torno a ellos.También vemos que son personas de gran locuacidad, con conocimientos psicológicos, capacidad de convencimiento, cierto magnetismo social y, por supuesto, un carácter fuerte. Yo tuve la curiosidad de preguntarle a Rafael Montoya sobre su impresión personal del día que detuvo e interrogo a Manuel Aracil: "Para miera un loco que sabía muy bien lo que hacía, y no era otra cosa que lucrarse con las familias de las chicas, a quienes pedía 'la voluntad' por estos rituales. Las captaba sobre todo en la capital, en el barrio de Pescadería, aunque estaba intentando abrir otro foco de captación en el Poniente almeriense".
Su propia congregación, la Iglesia Evangélica de Filadelfia, emitió un comunicado el 2 de marzo a través de su coordinador internacional Diego Jiménez, en el que afirmaba que Manuel Aracil no pertenecía a su grupo, y que actuó a título personal seguramente movido por su propia fe. Eso sí, dejando caer la siguiente afirmación: "Al realizar actividades de índole espiritual, en ocasiones, y no como una práctica constante, los pastores se tienen que enfrentar a situaciones donde, como en los tiempos de Jesucristo, hay conflictos entre las fuerzas del bien y las fuerzas de las tinieblas. Siempre que se den estas situaciones, las tareas de ayuda espiritual solo pueden ser realizadas por hombres de probada experiencia".
Antonio Hermosa y Paco Simón, periodistas de La Voz de Almería, tuvieron la oportunidad de hablar con algunos familiares del pastor. Pudieron confirmar que este personaje abandonó Almena para, según él, no perjudicara lo seguidores de su Iglesia en nuestra provincia. Dos hermanos de Manuel Aracil también se dedicaban a esto en la población de Cartagena. Toda la familia se había dedicado, desde siempre, a la venta ambulante hasta que el propio Manuel decidió trasladarse, cinco meses atrás, a Almena para ampliar el grupo de seguidores de su Iglesia.
Una de sus hermanas no duda en afirmar que "yo era una borracha, tenía abandonada a mi familia, y mi hermano y los miembros de la Iglesia rezaron y ayunaron para librarme de este demonio que me poseía". Esta mujer, vestida de negro de pies a cabeza y con una cruz colgada del cuello, seguía con su relato: "Manuel me imponía las manos y yo vomitaba. Así el Señor me libró del mal. Pesaba treinta kilos y ahora he engordado hasta noventa. En ningún momento mi hermano utiliza la violencia, solo los rezos y los ayunos. Al vomitar se expulsa el mal.Asícuró de un cancera una mujer de Almena".
Tampoco podían faltar las opiniones del Obispado de Almena, que el 19 de febrero emitió su propio comunicado recomendando "desconfianza ante ciertos fenómenos físicamente observables que se atribuyen al demonio tratándose, en la mayoría de casos, de simples engaños, supercherías, enfermedades mentales e incluso perversiones morales. Las creencias de la Iglesia son de índole totalmente diferente a las que aparecen en estos grupos sectarios, pseudoreligiosos o de difícil clasificación". Sí que asegura, por medio de JuanTorrecillas -jefe de prensa-, que existe el rito del exorcismo, pero que muy raramente puede ser necesaria su utilización para ayudar a un creyente a salir de una esclavitud moral, siendo en esos casos extremos muy exigente la Iglesia a la hora de designar a la persona que llevará a cabo esta "ayuda".


¿Y qué opinaban las propias niñas? Su testimonio también es muy revelador y lo tenemos gracias al fantástico reportaje que ese mes de febrero de 1990 realizó la revista Interviú. Angelita García, de diecinueve años, era una de las exorcizadas. Afirma que está poseída y que no puede cumplir con su trabajo en los invernaderos. Cree que tiene el demonio en la cabeza y que por eso le duele. Ningún médico ni curandero la ha aliviado, excepto Aracil. Impresionantes son las palabras de la madre de otra de las niñas, a la que el "pastor" le ha hecho creer que desde pequeñita tiene el demonio dentro y por eso "desde siempre estoy triste y con pocas ganas de vivir. El pastor me ha dicho que estoy 'engancha'. Cuando era niña tenía ganas de ahogar a mis hermanas, y mis manos querían apretarse a sus cuellos. Una noche que estaba acostada mi niña de seis años, que es lo que más quiero, soñé que le había pegado un bocado en la cara y fue cierto, porque la niña se levantó llorando y diciendo que se moría. Son cosas del demonio, increíbles pero ciertas".
Casualmente o no, en esas fechas pro-liferaron en Andalucía casos muy similares a este, como el de Granada, en el que una mujer de 36 años fallece tras ser sometida a un exorcismo donde participaron dos primas suyas y el panadero local. Ellos dijeron que la víctima estaba poseída por el demonio y que era la reencarnación del maligno. En esa semana, en Málaga, la policía descubrió en la calle Granada los cuerpos de tres cabras degolladas y varios testículos de cerdo junto a cirios y botellas de alcohol vacías. En Bailen (Jaén), ocurrió otro hecho extraño: 24 cruces del cementerio parroquial fueron arrancadas de sus tumbas y colocadas en posición invertida, apareciendo un cráneo y restos humanos en los alrededores. Además, se produjo un intento de secuestro de un chico de 15 años, al que los malhechores pretendían utilizaren un rito satánico. Huelva también es protagonista de estas prácticas, ya que se identificó a la secta "Comunidad del Espíritu del Gran Águila", formada en un noventa por ciento por mujeres que realizaban prácticas exorcísticas, provocando incluso la muerte de uno de los adeptos. Allí se encontraron también cruces invertidas en el cementerio.
Llegados a este punto, se preguntarán por Rafael Montoya, el sargento de la Policía de Roquetas de Marque interrumpió el exorcismo. La verdad es que lo que le tocó vivir a este hombre roza el surrealismo. Fue suspendido de su empleo aunque tuvieron que readmitirlo tiempo después, estuvo en huelga de hambre en varias ocasiones, se encerró en el pleno del Ayuntamiento, tuvo que demostrar por activa y por pasiva que la operación policial que efectuó entraba dentro de sus competencias, paralelamente intentó sacar a la luz escándalos urbanísticos, e incluso se paseó por famosos programas de televisión como Esta noche cruzamos el Mississippi o Moros y cristianos. En 2011 según una sentencia, el Ayuntamiento debe pagarle por "daños y perjuicios" debido a lo ocurrido en aquella época. Fue víctima de cosas que no tenían nada que ver con el diablo. Su pecado: intentar destapar una trama de operaciones irregulares relacionadas con la construcción. Hoy, tanto tiempo después, la justicia le ha otorgado la razón.
Sin embargo, la imagen de Almería no quedó en muy buena posición cuando los vídeos del ritual exorcista fueron mostrados en Canal Sur y en Televisión Española. Lástima, pues no nos lo merecíamos.


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