Pese a su dilatada trayectoria, la secta de "Las 12 tribus" ha saltado al primer plano de la actualidad por las acusaciones que pesan contra ella sobre secuestro de niños, malos tratos y adoctrinamiento de sus miembros. Para otros, sin embargo, no son más que grupos familiares deseosos de vivir en paz, ajenos al mundo exterior. ENIGMAS ha investigado uno de estos grupos para averiguar qué se esconde realmente detrás de la fachada idílica que sus miembros proclaman.
Iván Rámila
Revista ENIGMAS Nº 161
Hace unas semanas la cadena Tele 5 sorprendió a media España con unas imágenes en las que un hombre huía de una casa con su bebé en brazos, para montarse en un coche y escapar raudo del lugar. Ese hombre se llama Iván Méndez y, junto a su esposa y sus tres hijos, ingresó voluntariamente en "Las 12 tribus".Todo marchó bien al comienzo, pero el ritmo de vida interno pudo más y cuando Iván intentó desligarse del grupo llevándose a sus hijos con él, se encontró, según sus palabras, con que "los habían hecho desaparecer". Tras una búsqueda, los encontró en la localidad asturiana de Pravia, donde "Las 12 tribus" poseen una casa propia. Ante la negativa de su mujer de abandonar a sus compañeros, Iván optó por llevarse al menor en un descuido de los "cuidadores". "Están locos", murmuraba mientras se introducía nervioso en el coche.
Quizá no fuera para menos, ya que para diversos expertos, "Las 12 tribus" no es más que una secta destructiva y alienante que intenta desesperadamente echar raíces en España.
Al margen de la sociedad
Actualmente,"Las 12 tribus" tienen presencia en cuatro poblaciones españolas: Pravia (Asturias), Nerja (Málaga) y en las guipuzcoanas de Irún y San Sebastián. A esta última dirigimos nuestros pasos. En cada una de ellas un número indeterminado de familias conviven entre sí, siguiendo unas reglas y un proyecto de vida propio e inquebrantable. Como puede leerse en los folletos que reparten para darse a sorn
bras
conocer y captar nuevos seguidores, su cometido es seguir los pasos de Abraham, "un hombre que tuvo fe y que dejó atrás la mentalidad confinada y alienada de la sociedad en la que vivía, con la esperanza de encontrar un nuevo comienzo". Esa es la razón por la que habitan en zonas apartadas de los núcleos urbanos, pero lo suficientemente bien comunicadas con ellas como para aprovisionarse de alimentos y productos básicos, aunque aseguren que no han buscado "a propósito ubicaciones difíciles de encontrar". Tampoco quieren aislarse demasiado, como veremos, para poder expandir sus propios negocios. Este ansia de aislamiento exterior es una constante en los grupos sectarios, donde el ejemplo más famoso sea quizá el de los davidianos y su rancho de Waco.
La casa de San Sebastián se ubica en el alto de Ulía, uno de los tres montes que dominan la ciudad localizada a sus faldas. Es un lugar acogedor, tranquilo y con una única carretera de acceso. A pesar de preconizar un retorno a la vida natural, ajena a la "sociedad alienada", desde el exterior la casa no parece carecer de las comodidades de la vida urbana, incluyendo una furgoneta Mercedes. Un cartel de Ongi Etorri -bienvenidos en euskera- preside la entrada al recinto, acompañado de otro en el que puede leerse "venta de pan".
Pero no todos son bienvenidos. Al menos no los periodistas. Nuestros intentos por hablar con sus miembros son baldíos. Ni siquiera por correo electrónico se nos ofrece una respuesta favorable a nuestra petición de declaraciones o entrevistas. "No queremos hablar con la prensa. No nos importa lo que se diga de nosotros. Si alguien quiere conocernos puede consultar nuestras publicaciones", señalan.
Las consultamos y ahí encontramos la posible razón a su hermetismo: 'También seguimos a Yahshua, el Mesías. Su mensaje fue claro. Llamaba a hombres y mujeres a salir de la sociedad malvada de la que formaban parte, diciéndoles que tenían que dejar atrás sus viejas vidas y sus pecados, para ser parte de un nuevo orden social en el que vivir en comunidad". Es decir, lo importante es el grupo y cualquier persona ajena al mismo es malvada y pecadora.
Trabajo y disciplina
La fundación de "Las 12 tribus" se debe a Elbert Eugene Spriggs, un norteamericano que afirma ser un apóstol, además del profeta Elias. Sus enseñanzas son seguidas portadas las comunidades, arraigadas en países como los Estados Unidos, Brasil, Argentina, Francia, Inglaterra o Canadá, convirtiéndolo en un auténtico líder a semejanza de David Kores -en los dadivia-nos- o Charles Manson. En cada uno de estos países hay un representante de la secta. En España es un tal Shimon, precisamente la persona con la que intentamos contactar.
El esquema responde a la típica estructura jerárquica de las sectas destructivas, donde la autoridad simboliza la figura paterna que será tratada por los adeptos como un confesor o segundo padre.
En Argentina el representante de "Las 12 tribus" es un tal Issachar.en Francia Rubén, en Brasil Napthalí... El empleo de nombres
hebreos se debe a su elección de vivir según el Levítico, uno de los libros del Antiguo Testamento, y acorde a la tradición de los primeros cristianos. Esto incluye el rito de ser rebautizados con nombres antiguos is-raelíes, porque, como aseguran, "nuestra visión de futuro no es crear sólo un estilo de vida, sino llegar a ser una nación formada por doce tribus, Israel".
¿Y cuál es ese estilo de vida? En la página web de antiguos miembros de la secta -www.twelvetribes-ex.com- se habla de "un control intenso sobre todos los miembros que abarca el vestido, los horarios y hasta la forma de comer. F"or lo que se sabe, los adeptos trabajan todo el día elaborando productos de artesanía o cultivando las hortalizas y amasando el pan que posteriormente venderán en ferias agrícolas o en tiendas propias".
En San Sebastián esa tienda se llama "Sentido Común" y se sitúa en pleno casco histórico. En su entrada, junto a un escaparate perfectamente ordenado, aparece un cartel en el que puede leerse: "Sólo mirar al interior no basta para alcanzar la divinidad". Una vez dentro, asombra el clima de paz y tranquilidad que se respira. Todo está cuidado al detalle, la decoración rústica, la calidez del ambiente, las buenas maneras de las dependientes. Ellas se presentan con pelo largo atado en coleta y vestidos hasta los tobillos. Otro hombre hace inventario con barba poblada y pelo sujeto con cinta. Es la norma que deben seguir en el vestir.
Además de ser una de sus fuentes de ingresos, esta tienda es también uno de los espacios que utilizan para captar a nuevos miembros a través de charlas y repartición de propaganda, usando temas seductores y universales como el desarrollo personal, causas ecológicas y humanitarias, revelaciones religiosas... Algo típico en las sectas, como señala el centro Roger-Ikor, quizá el centro europeo más importante en cuanto al estudio del fenómeno sectario se refiere.
Así fue como entró en "Las 12 tribus" Nejmad, nombre con el que se le conocía dentro del grupo antes de que lo abandonase. "Les conocí cuando vendían sus productos en una feria de Guipúzcoa. Fueron tan amables que a los pocos días ya estábamos viviendo en la casa de Ulía", dice,"fuimos aceptados por la comunidad y nos bautizamos por inmersión, como antiguamente".
Y, como en el caso antes citado de Iván Méndez, la relación no terminó bien: "Allí no tienes libertad de expresión, estás sometido las 24 horas del día y no puedes cuestionar nada. Se vive una especie de hipnosis colectiva que te lleva a perder la capacidad de tomar decisiones".
Y es que, como se ha comentado, todo en su seno está medido al milímetro. Las fiestas están prohibidas, a exc epción de la celebración todos los viernes del s/iaó-
bat, se dicta lo que puede y no puede comerse -lo que llaman alimentos sucios y limpios-, la entrada de periódicos o libros está prohibida y lo que es más preocupante, según antiguos miembros: se anima a los adeptos a romper los lazos familiares.
Importancia de los niños
En la mentalidad sectaria, la idea del trabajo monótono en beneficio del grupo es la forma ideal de que los adeptos expíen sus pecados. "Si se quiere pertenecer a la nueva 'familia' habrá que abandonar la vida anterior, con sus placeres mundanos, incluido el sueño excesivo, ya que para los dirigentes dormir es perder el tiempo", afirma el experto en sectas español Pepe Rodríguez. Por este motivo también hay que olvidarse de la familia de sangre, que no hará más que cuestionar al grupo y distraerte de sus quehaceres diarios. Además, al considerarse ellos mismos como los puros y elegidos, cualquier persona ajena es impura, incluidos los familiares.
Pensamiento perfectamente válido para "Las 12 tribus" en cuyas publicaciones podemos leer que "la fe por la que vivimos hizo que dejásemos todo atrás, nuestras posesiones, nuestras ambiciones, nuestras relaciones...".
También los roles están perfectamente definidos, según describe otro ex adepto llamado Guillermo Altzate, "la mujer está totalmente sometida al marido. Él es quien decide lo que debe hacerse en cada momento. Ninguna mujer da una orden a un hombre".
Pero son los niños los que acaparan casi toda la atención. En "Las 12 tribus" son considerados como la savia nueva, aquella que permanece sin la contaminación exterior y que, por ello, no necesita ser reciclada, sólo adoctrinada. Esto se consigue prohibiéndoles ir al colegio, haciéndose cargo de su educación los propios padres.Tampoco se les permite relacionarse con otros niños del exterior ni jugar con ningún tipo de juguete. En Ulía, los habitantes de los cuatro cásenos cercanos no tienen queja de sus vecinos, pero sí manifiestan su extrañeza porque ninguno de ellos, ni siquiera los niños, se relacionen con la gente del entorno más allá de lo estrictamente necesario.
Como aseguran antiguos miembros,"se les saca de los colegios porque nos dimos cuenta de que todo lo que estábamos haciendo iba a resultar en vano si dejábamos que nuestros niños fueran influenciados por la falta de respeto y la inmoralidad del mundo".
Su vida en las casas es semejante a la del resto de la comunidad: trabajo con sus padres en el campo, enseñanza varias horas al día, descansos estipulados... "La educación que reciben es muy lamentable y deficiente. Aprenden a leer y a escribir, la Biblia y poco más", señala Guillermo. Y prosigue, "el castigo consiste en azotes con una varita con la que se les pega en el culo o en la mano cuando hacen algo mal". Parece ser que este castigo también se usa con las mujeres, a tenor de lo relatado a otros periodistas poruña adepta en Pravia. aunque, según ella, "es por amor". Para los adultos, la pena más severa es la excomunión y puede llegar por manifestar disconformidad con alguna regla interna o enfrentarse al líder. Si lo haces, "estás marcado", dice Guillermo, "se te prohibe levantar los brazos y ni tu esposa puede ponerse el pañuelo en la cabeza en los momentos de oración".
Esta medida, que quizá pueda parecer-nos ridicula, es de vital importancia en el seno de estos grupos porque se consideran los elegidos, y ser excluidos significa no ser válido, con el dolor que ello conlleva cuando se posee una creencia ciega en lo que dicta el líder. Equivale a pensar: "no voy a salvarme porque no soy digno". Y cuando se ha roto todo lazo exterior, el sentimiento de soledad y desamparo que invade al proscrito se hace insoportable.
Respuesta política
Pese a estos testimonios, la respuesta de as autoridades ha sido prácticamente iula. Únicamente Francia y los Estados Jnidos mantienen una investigación abierta sobre el grupo.
En España, es ahora cuando se comienzan a tomar cartas en el asunto, pero más Dor la falta de escolarización de los niños que por denuncias de sectarismo. Concretamente, el Defensor del Menor de Andalucía ha abierto una investigación oara esclarecer el estado en el que vive la comunidad de Nerja y si es cierto que sus hijos no asisten a clase.
En el País Vasco sucede algo semejante. Ya en 2002 se abrió otra investigación en el Juzgado de Instrucción número 1 de la ciudad y la Consejen'a de Cultura del Gobierno Vasco está al corriente de la situación. Pero, por el momento, no se ha decretado ninguna medida, ni siquiera cautelar, en parte porque la Guardia Municipal no ha recibido denuncias hacia los miembros de "Las 12 tribus". Sólo la falta de escolarización parece estar fuera de la Ley, pero al ser un grupo reducido las autoridades educativas consultadas aseguran no poder hacer nada, "ya que hoy están aquíy mañana pueden estaren otro punto de España o del mundo".
En Euskadi se calcula que viven cerca de 85 miembros, que sumados a los de las tres comunidades restantes diseminadas en el territorio nacional, se acercan a las 300 personas. Muy lejos de los 12.000 niños que, según afirman algunos ex miembros, debe reunir cada comunidad para "materializar la vuelta del Mesías". Aún así, los suficientes para que debiera producirse una actuación enérgica de las autoridades, de ser ciertas las denuncias de los antiguos adeptos recopiladas hasta el momento.
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