martes, 7 de septiembre de 2010

El enigma del "tercer hombre"

por Loc_Nohrl

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Cruzar mares helados, subir montañas infinitas y sumergirse en la inmensidad oceánica s algo reservado solo a unos maravillosos temerarios privilegiados. Quizá busquen sensaciones tan extremas que impliquen un viaje al interior de uno mismo y tras esas aventuras se halle el deseo de bucear en lo más recóndito del ser humano para lograr hacer cima en su propia alma. Pero ¿qué o quién acompaña a algunas personas cuando se encuentran al borde de la muerte y las guía para volver de nuevo a la vida?

El Enigma del
"Tercer Hombre".

¿Qué o quién nos protege de la muerte en situaciones extremas?
FUENTE: Revista MAS ALLA Nº 253 (visita www.masalladelaciencia.es).


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Stephanie Schawabe practicaba submarinismo profesional junto a su marido, Rob Palmer, experto en los agujeros azules de Las Bahamas, un entramado de cuevas submarinas de calcita. Stephanie se preparaba para una inmersión después de que su marido falleciera buceando en el Mar Rojo. Su trabajo como geomicrobióloga la llevaba a descender al fondo marino en busca de muestras de sedimentos en Mermaid's Lair, en las Bahamas. Tras recoger y empaquetar las muestras, y guardar las herramientas, se dio cuenta de que había perdido su cabo de guía o carrete de cuerda, un elemento vital para salir de un sistema de grutas en el que se pierde por completo la orientación. En ese instante el pánico se apoderó de ella. Miró su indicador y observó que le quedaban 20 min de oxígeno en el tanque. Siempre se sumergía con Rob. Su marido solía portar el carrete de cuerda y hacía las veces de guía para Stephanie. Ella dio por hecho que Rob estaba allí, buceando todavía con ella, y descuidó su propio cabo de guía. Lo había perdido. La ira y el terror la invadieron. "¿Cómo he podido ser tan estúpida y cometer un error tan básico?", se preguntaba. En su desesperación llegó reprochar a Rob el hecho de haber muerto.
De pronto, en medio del pánico y la rabia, sintió una oleada de luz y la presencia de otro ser. "Basta, Steffi, cálmate -le dijo-. Puedes pensar que puedes o que no puedes, y cualquiera de las dos opciones será correcta. ¿Te acuerdas?". Su marido solía repetirle esa misma frase, así que se quedó estupefacta, aunque incomprensiblemente se sentía más tranquila. Volvió a mirar los indicadores y comprobó que quedaban solo 5 min de oxígeno en el tanque. Levantó la vista y, en el preciso momento en el que creyó ver el destello de la cuerda del cabo de guía, la presencia desapareció. Stephanie nadó serena y con seguridad hacia el cabo no sin antes mirar a su alrededor buscando esa presencia que ya no estaba. En la más absoluta soledad alcanzó la entrada azul de la gruta. Para esta mujer, científica y aventurera de los fondos marinos, la energía que la ayudó a salir fue sin duda la de su difunto marido.

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Stephanie Schawabe (arriba) practicaba submarinismo cuando se vio envuelta en un serio problema. Sin embargo/ la "presencia" de su marido fallecido la reconfortó y la ayudó a salir del trance.



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FISIOLOGÍA LIMITE
Más allá de lo imposible


Se denomina de esta forma a la frontera que lo físico impone a los seres humanos. Se trata del momento en el que las limitaciones físicas doblegan la voluntad del hombre. Por ejemplo, cuando la temperatura corporal alcanza cinco grados más de la temperatura habitual del cuerpo, se sufre una insolación fatal. También cuando la piel desnuda se expone a una temperatura inferior a -50 grados centígrados la dermis se congela en un minuto. Cuando algunos seres humanos traspasan la barrera de la fisiología limite es cuando el "tercer hombre" tiende su mano y les transmite una energía y una fuerza que los guia más allá de lo imposible.

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EXTRAÑOS "COMPAÑEROS" DE VIAJE
Otros casos


• Ron Difrancesco fue guiado por una presencia en su huida de la segunda torre derribada en el atentado de las Torres Gemelas de Nueva York.
• Frank Smythe brindó la mitad de su último trozo de pastel y único alimento del que disponía a un compañero que le ayudó en su ascenso en solitario al Everest en 1933.
• Joshua Slocum cruzaba en solitario una tempestad en el Estrecho de Gibraltar cuando una presencia desconocida guió a su barco a través de las enormes olas mientras él permanecía tumbado en el suelo de la embarcación, exhausto y enfermo.
• Jerry Linenger, astronauta en la estación espacial Mir, sintió la presencia de su padre fallecido después de numerosos percances a bordo de la nave en los que su vida estuvo en peligro en varias ocasiones.

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• UN FENÓMENO MISTERIOSO

Les hablamos del "tercer hombre", una presencia, compañía, sensación o emoción que muchos afirman advertir cuando su existencia terrenal está al límite de las posibilidades de los vivos. El de Stephanie es tan solo uno de los muchos relatos recogidos en el libro del periodista e investigador John Geiger titulado precisamente El tercer hombre. Este canadiense lleva más de diez años recopilando historias relacionadas con esta fenomenología e investigando las posibles causas y los orígenes de la misma.
A medida que indagamos y conocemos más sobre este tipo de sucesos, nuestro sano escepticismo nos obliga a intentar comprender y analizar las posibles explicaciones que ofrece la ciencia ante unos hechos que no solo nos dejan perplejos, sino que resultan más habituales de lo que pensamos. Los testimonios son más que abundantes. Hay quienes piensan que el "tercer hombre" no es más que una alucinación causada por las condiciones físicas y mentales extremas, lo que se conoce como fisiología límite (ver recuadro). También hay quien cree que es un verdadero ángel de la guarda, mientras que otros afirman sin lugar a dudas que se trata de "algo" absolutamente real.
Una cosa está clara: quienes experimentan el fenómeno coinciden en sus relatos. Y estamos hablando de aventureros, hombres y mujeres de ciencia, expedicionarios y exploradores que buscan respuestas más allá de los límites de lo humano. De lo que no cabe duda es de que no es fácil renunciar
a la evidencia de algunas manifestaciones de la dimensión espiritual en nuestra existencia. El misterio camina en paralelo a nuestras vidas. Y, a veces, termina cruzándose con ellas.

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• ENCUENTRO EN CHO-OYU

Fernando Garrido, mítico montañero español especializado en grandes alturas, ha viudo en la montaña experiencias extremas de una dureza impresionante. MÁS ALLÁ ha tenido la oportunidad de conversar con él acerca de sus vivencias con el "tercer hombre" y su relato corrobora la presencia de numerosos acompañantes a lo largo de sus muchas y peligrosas travesías. "He sentido esa especie de compañero en algunas de mis ascensiones, pero la vez que lo recuerdo de una forma más vivida v real fue en mi ascenso al Cho-Oyu, en el invierno de 1987. Mi reto era subir los 8.201 m de esta montaña del Himalaya situada entre Nepal v Tíbet solo v en imnerno. Nunca nadie había subido esa montaña en invierno v solo -explica Garrido a MÁS ALLÁ-, así que decidí que iba a por ello. Era mi época más loca y me la jugué. Estuve muy al limite en esa experiencia y por suerte me salió bien, aunque tanto en el ascenso como en el descenso lo pasé realmente mal. Las condiciones de la montaña eran durísimas en esa época da año. Mucho frío, mucha nieve, mucho hielo y pocas horas de sol. El día que alcancé la cumbre la ataqué desde los 7.000 m. Salí tarde, porque liaría mucho frío v preferí esperar un poco. Empecé la atacada y tras muclias horas caminando, cada vez con menos oxígeno y más y más cansado, empecé a notar que me seguían unos árabes. Yo les hablaba, les decía: 'Eli, tened cuidado, aquí el hielo está mal'. Les liablaba en inglés. Recuerdo perfectamente que a la vez pensaba: 'Femando, ¡no hay nadie! ¡Estás solo! ¿Qué haces luiblundo con esta gente?'. Pero inmediatamente vohia a recurrir a su compañía en el ascenso, que como digo fue realmente muy duro. Los sentía caminando a mi lado, era una situación peligrosa, de máximo riesgo y muy extrema, y allí estaba yo acompañado por aquellos árabes". Durante nuestra entrevista, Femando Cánido hizo mucho hincapié en que siempre había tenido este tipo de experiencias cuando se encontraba en la más absoluta soledad y, puesto que esta es una circunstancia que se repite en muchos de los casos que hemos conocido, le preguntamos si cree que la soledad es un factor determinante para que se produzca la aparición del "tercer hombre". "Es muy probable -contesta-. Las vivencias más fuertes de este tipo las lie tenido en la más absoluta soledad. Bien es cierto que soy especialista en grandes alturas en solitario. Me gusta ir solo en los momentos más intensos en la montaña, aunque también disfruto en gnipo, pero supongo que es por la forma de ser de cada uno y, pese a que soy una persona muy sociable, disfruto mucho más de la montaña en soledad. Supongo que esa soledad es idónea para que esos 'amigos invisibles' aparezcan ante situaciones en las que vives al límite de tus posibilidades".

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A la izquierda, el montañero español Fernando Garrido. Arriba, una imagen retrospectiva de la expedición capitaneada por Ernest Henry Shackleton (a quien vemos arriba, a la izquierda) a la Antártida (1907-1909).


• "VISITANTES" EN LA TIENDA

Uno de los mayores retos de Femando Gañido fue el récord de permanencia en solitario que batió en el Aconcagua, la montaña más alta del mundo fuera de Asia, situada en los Andes argentinos. Dos meses a casi 7.000 m de altura constituye una auténtica prueba de resistencia física y mental. "Aquellos días me pasó de todo -explica el veterano alpinista- En dos meses de hipoxia total la cabeza da muchas vueltas. Oía gente que entraba y salía de la tienda. La saludaba a gritos: '¡Eli, aquí, aquí!'. Pero no había nadie, aunque sentía su compañía en mi soledad más absoluta". Y añade: "Me llevé unos cuantos libros, no muchos, porque no podía transportar demasiado peso hasta allí arriba. Recuerdo haber leído alguna obra de Alberto Vázquez Figueroa sobre el desierto, los piratas y los navegantes, v África. Lo más increíble, y lo que recuerdo perfectamente, es que mientras leía estaba dentro de la historia. Estuve en el desierto y en la jungla de Figueroa mientras leía sus libros encerrado en mi tienda a muchos grados bajo cero y rodeado de nieve. Esa sensación no la olvidaré jamás. Era real, vivía la historia de forma real, veía a los personajes y formaba parte de la historia". Está claro que las experiencias de este montañero español con el "tercer hombre" han sido intensas y numerosas. Al preguntarle cuáles cree que son las causas que originan este enigmático fenómeno contesta que nunca se lo ha planteado. "Me ha sucedido, sí, pero no he pensado demasiado en las causas. Es algo que sucede y no pienso utas allá del hecho acanteado. Personalmente, creo que los condicionantes físicos -en mi caso, la falta de oxigeno-, la mala alimentación, la monotonía, el aislamiento, la soledad y el insomnio liacen que el cerebro se encuentre muy al límite y qutá busque resortes o mecanismos para salvaguardarse y proteger nuestra vida".
El hecho de que el "tercer hombre" aparecía cuando se está en la más absoluta soledad -o, como mucho, se presente ante grupos reducidos- nos da pistas sobre el estado íntimo y emocional de quienes lo han sentido. Y es que los condicionantes físicos y psicológicos son múltiples, pero la soledad, la monotonía y el aislamiento parecen ser algunos de los aspectos más recurrentes en esta fenomenología.

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• LA LARGA MANO DE LA PROVIDENCIA

Ernest Henry Shackleton (1874-1922) fue el último gran explorador de la época de las expediciones más salvajes hacia lo desconocido. Curiosamente, sus diarios también recogen su vivencia con el "tercer hombre", a quien él identificó con la Providencia: "Cuando rememoro esos días no me cabe la menor duda de que nos guió la Pronidencia [...] Sé que durante esa larga y atroz marcha de 36 horas a lo largo de aquellos glaciares y montañas
desconocidas tuve la impresión de que no éramos tres, sino cuatro". Y es que en la época de Shackleton muchos fueron los testimonios, pero no se hablaba abiertamente del asunto. Shackleton nunca consiguió cumplir las metas que se había fijado en sus expediciones. Algunos dirán que no era un hombre con suerte, aunque son más los que piensan que fue un capitán único, puesto que logró llevar siempre de vuelta a sus casas a todos sus hombres sanos, salvos y cuerdos.
En su segunda expedición al Polo Sur su barco quedó atrapado en un mar de hielo. El regreso a casa duró dos años. Shackleton y su equipo estuvieron un tiempo en el barco e hicieron de él su hogar, pero, como decía el propio Shackleton, "lo que el hielo atrapa, se lo queda". Y se vieron obligados a abandonar el barco y lanzarse a buscar ayuda más allá de aquel lugar. Y en su desesperada búsqueda, la escasez, de provisiones y el frío extremo hacían mella en ellos día tras día. Durante el viaje, Shackleton afirmó que escuchaba sus intuiciones. Quizá eso fue algo decisivo a la hora de salvar la vida de todos sus hombres. Tras dos años de lucha llegaron a un lugar habitado por algunos hombres, la base de balleneros de Isla San Pedro. Ya a salvo, y mientras organizaban el rescate del resto de hombres que se habían ido quedando por el camino, Tom Crean, uno de los dos compañeros de Shackleton, le confesó sereno y seguro de lo que decía: "Jefe, ture la curiosa sensación de que había otra persona con nosotms". El "tercer hombre" se revelaba casi como un hecho contrastado por más de uno durante aquella accidentada travesía.


• ¿QUÉ DICE LA CIENCIA?

Geiger recopila en su libro algunas teorías científicas sobre esta fenomenología. Sobre las posibles causas del "tercer hombre", en declaraciones exclusivas realizadas al programa de radio Milenio 3, afirmó que existen "numerosos estudios neurológi-cos recientes que sugieren que hay partes de nuestro cerebro que son responsables de generar ciertas sensaciones de teñera alguien cerca, de comarcan una compañía invisible". Según el propio Geiger, lo más curioso de todo es que "la fenomenología de estos estudios ha sido prm'ocada en un laboratorio, en una situación clínica determinada que puede inducir esa sensación mediante la estimulación artificial de ciertas zonas del cerebro v que, en esos casos, quienes sentían esa presencia afirmaban que se trataba de una compañía desagradable. Sin embargo, cuando este fenómeno se ha dado de fonna natural, no inducida, en situaciones extremas de supervivencia, la situación es bien diferente, puesto que el 'tercer hombre' brinda ayuda, apoyo y compañía hasta el punto de salvar la vida de quienes lo sienten".
El primer científico que estudió seriamente los relatos sobre el "tercer hombre" fue el neurólogo Macdonald Critchley. Sus estudios se centraron en sujetos sanos, es decir, en personas que no sufrían enfermedades como la epilepsia, la esquizofrenia o algún tipo de lesión cerebral, casos todos ellos en los que es habitual sentir "presencias". Estaba convencido de que el "tercer hombre" no tiene su origen en el exterior, sino dentro del propio ser humano. Critchley comprobó que el "tercer hombre" aparecía ante "individuos normales expuestos a serios peligros, penurias o agotamiento". El eminente neurólogo británico concluyó que el "tercer hombre" se presentaba "en ausencia de delirio v, en realidad, cuando la persona implicada mantiene sus sentidos relativamente intactos". El doctor Griffith Pugh, un psicólogo que participó en la expedición británica al Everest en 1953, atribuyó el fenómeno descrito por algunos de sus compañeros a "un deterioro en las funciones cerebrales v alucinaciones provocadas por el frío extremo, el agotamiento y la falta de oxígeno". Charles Clarke, otro neurólogo británico que ha participado en numerosas escaladas, habla de la privación de sueño, la ansiedad y la hipoxia como alteraciones metabólicas que pueden causar la sensación de presencia del "tercer hombre".


• ¿FENÓMENO ALUCINATORIO?

MÁS ALLÁ ha contado con la inestimable opinión del doctor psiquiatra y forense José Antonio García-Andrade. Esta eminencia de la mente humana ha escudriñado algunos de los fenómenos psiquiátricos más complejos de la psique y esto es lo que opina respecto al "tercer hombre" y a las hipótesis que se barajan para explicarlo: "Muchas veces este tipo de fenomenología se encuentra a caballo entre lo religioso, lo patológico v lo psiquiátrico. Una cosa está clara: científicamente, el ángel de la guarda no es un hecho probado".

-¿Qué es entonces el "tercer hombre", doctor?
-Es muy posible que estemos ante una situación psicopática. Este tipo de patología puede surgir de pronto en una situación límite. Se trata de una psicosis como consecuencia de un fenómeno alucinatorio, lo que se conoce como psicosis externa, un cuadro psicótico o psicopático producido por elementos externos límite para el ser humano.
Rápidamente, nos vienen a la mente las palabras de los alpinistas Femando Gañido y César Pérez de Tudela (ver recuadro) y de otros muchos protagonistas de estas vivencias. Nada en ellos hace presagiar un comportamiento de las características descritas por García-Andrade. Él mismo nos aclara que "en una circunstancia determinada que lleva al hombre al límite de sus posibilidades es muy difícil poder distinguir entre lo real y lo irreal, y precisamente los cuadros psicóticos cuentan con episodios en los que se ve como real una situación alucinatoria. Lo terrible es que para esa persona la situación es absolutamente cierta. En estos casos la psicosis se produce en el individuo al ser consciente de que el peligro ante el que se encuentra es real. Su contexto externo es el que desata el cuadro, los limites condicionantes externos".

-¿Y por qué en algunas ocasiones aparecen los seres queridos ya fallecidos?
-Los cuadros alucinatorios exógenos siempre nos ponen en relación con los seres queridos, ya que ante el pánico que sentimos por esa situación buscamos protección y romper la ausencia que nos separa de ellos. Las experiencias previas a la muerte hablan de una clara vivencia de que la ausencia va a desaparecer y se va a convertir en realidad al Otro Lado.
La naturalidad con la que García-Andrade desentraña la complejidad del cerebro humano es abrumadora. Su tenue tono de voz. hablando con suma agilidad de la pura emoción bioquímica humana lo deja bastante claro. Pero si todo esto es así y las causas que apuntan los científicos son ñuto de un deterioro físico, ¿por qué el "tercer hombre" ofrece ayuda, consuelo, compañía y sirve de guía a quienes se aparece y resulta tan distinto de las alucinaciones convencionales? ¿Por qué cumple con unas funciones tan concretas en todos los casos conocidos? Es evidente que el estado físico y mental de muchas de las personas que han sentido la presencia del "tercer hombre" responde a un momento límite en sus posibilidades como seres humanos. En muchas ocasiones esta experiencia se ha producido con un cuadro de falta de sueño, hipoxia o escasez de oxígeno; alimentación escasa, nula o deficiente; agotamiento absoluto, frío extremo, sed, enfermedad, monotonía y soledad.

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• LA GRAN "MENTE AJENA"

Charles Lindbergh hizo la primera travesía en avioneta desde Nueva York a París. Corría el año 1927 y el vuelo duró más de 30 horas. Lindbergh pilotaba el Spirit of Saint Louis y en su recorrido se topó con varias tormentas e incidentes, pero, en uno de ellos, casi a medio camino, una cortina de hielo y niebla se cebó con la pequeña avioneta. Lindbergh estaba exhausto, ya llevaba muchas horas sin dormir y, sobre todo, la monotonía de la actividad y los estímulos sensoriales hacían mella en su cerebro.
Adormilado, aislado y sin apenas libertad de movimiento dentro de su pequeña cabina, sintió que perdía el control. Se rindió y cedió los mandos a lo que él describió como "una mente ajena". Notaba presencias fantasmales a su alrededor, pero no estaba asustado. Sentía que una realidad superior había tomado el mando de la situación. Así lo rememoró con posterioridad, pero curiosamente no fue capaz de recordar una sola palabra de lo que había hablado con esos "compañeros", a pesar de que recordaba haber departido durante largo rato con esas presencias. A su exitosa llegada a tierras francesas había pasado más de 33 horas sin dormir. El sueño... Otro resorte del cerebro, otra puerta que se abre a un mundo poco conocido. Así que en nuestra búsqueda de respuestas queremos saber más sobre cómo puede llegar a influir la falta de sueño en el hombre y cuándo la privación de sueño pone en peligro la vida del ser humano. La doctora Sandra Giménez, neurofisióloga clínica especialista en Medicina del Sueño, trabaja con pacientes afectados por diversas patologías derivadas del sueño en la Clínica Tecknon de Barcelona y es también investigadora en la Unidad del Sueño del Hospital de Sant Pau de la misma ciudad. Giménez nos habla sobre los límites del ser humano en cuanto a su resistencia frente al sueño. Le preguntamos cuándo una persona puede llegar a morir por no dormir y su respuesta es clara: "Como se puede comprender, no se ha expuesto a ningún ser humano a deprivación de sueño liasta su muerte, por lo menos que esté científicamente documentado, pero sí que se lia utilizado y está constatada como método de tonura. El récord Guinness de una persona sin dormir, en estudio de control científico, es de II días, aunque hay documentados casos de 18 días aproximadamente. A partir de ese momento el organismo de los estudiados entró en un estado de 'desorden', lo que montó el abandono de los estudios por razones éticas, o bien, en otros casos, simplemente el voluntario se durmió sin poder evitarlo". Nos interesa saber qué sucede a nivel físico y mental cuando se llega a ese límite, cuáles son las consecuencias y si estas pueden ser irreversibles. Giménez nos aclara que "la falta de sueño afecta progresivamente a los diferentes niveles fisiológicos del organismo: desde somnolencia, irritabilidad y alteraciones en la memoria Itasta alucinaciones, confusión v desorientación. La regulación hormonal se ve alterada, la temperatura, el metabolismo y el sistema cardim'ascular, entre otros, también se resienten gravemente. En animales, la deprivación total de sueño conduce a la muerte, según la especie, pero, por ejemplo, en las ratas la muerte sobreviene entre los 25 y 30 días". Buscamos una explicación científica para este fenómeno y, aunque hallamos muchas respuestas, no podemos olvidar que el misterio forma parte del propio ser humano y que la fe y la esperanza pueden llegar a ser muy poderosas. En este sentido, queremos acabar recordando las palabras del famoso montañero Greg Child: "Aquellos que han experimentado la presencia del 'tercer Itombre' la distinguen de las alucinaciones, que con frecuencia engañan v desorientan. La presencia parece mucho más real y ofrece su avuda a los desvalidos tanto para guiarles como para aliviarles el miedo con su compañía".

• ¿Sabías que...

...en los textos de Daniel del Antiguo Testamento hay una referencia al "tercer hombre"? "Entonces el rey Nabucodonosor se espantó y levantóse aprisa, y habló, y dijo a los de su consejo: '¿No echaron tres varones atados dentro del fuego?' Ellos respondieron y dijeron al rey: 'Es verdad, oh rey'. Respondió él y dijo: 'He aquí que yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego, y ningún daño hay en ellos. Y el parecer del cuarto es semejante al hijo de los dioses" (Daniel, 3, 24-25).

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