OUIJA- I PARTE: ¿Cómo se inicia una sesión?
OUIJA - II PARTE: ¿Quiénes son? ¿Qué quieren?
OUIJA - III PARTE: Riesgos y peligros
OUIJA - APÉNDICES: Nº 1 y 2
OUIJA - II PARTE: ¿Quiénes son? ¿Qué quieren?
OUIJA - III PARTE: Riesgos y peligros
OUIJA - APÉNDICES: Nº 1 y 2
OUIJA
Texto: José
Manuel Durán Martínez
Cuatro jóvenes de entre 13 y 17
años se sientan alrededor de una mesa. Sobre ésta descansa un misterioso
tablero. Parece que van a jugar a algo, pero no. No se trata de un juego. Es
extraño. Colocan un vaso invertido en el centro de ese enigmático tablero,
donde aparecen dibujadas las letras del abecedario, los números del O al 9, las
palabras «Sí», «NO», «HOLA» y «ADIÓS».
Los cuatro chicos cierran los
ojos y colocan el dedo índice de la mano derecha sobre la superficie del vaso.
Ahora, uno de ellos rasga las vestiduras del silencio con una temblorosa voz
que delata la endeble seguridad que en esos precisos momentos posee:
¿estás aquí?
La intención de estos jóvenes
puede resultar sorprendente, pero no es la primera vez que intentan algo
parecido con resultados satisfactorios. Esta noche quieren volver a hablar con
los espíritus, en concreto con «Vanesa», una amiga que tres meses antes se había
suicidado.
Allí estaban reunidos,
invocando su presencia, esperando que se manifestara a través de la tabla ouija.Como
en otras ocasiones, tras la pregunta de uno de los chicos, el vaso cobra
movimiento ante el estupor y la sorpresa de todos los presentes. ¡¡Inaudito!! ¡El
contacto se ha producido!
El vaso se ha colocado sobre la
palabra «S(» y después ha regresado al centro del tablero.
¿CÓMO TE LLAMAS? ¿ERES NUESTRA AMIGA VANESA?
La escena parece sacada de una
película de terror porque el vaso, con espectacular velocidad, va moviéndose
sobre el tablero, colocándose sobre diferentes letras, letras que van formando
palabras concretas, palabras que se convierten sin duda en la respuesta
formulada: «Sí, SOY VUESTRA AMIGA VANESA».
Durante varios minutos se
mantiene una conversación de ultratumba. El espíritu de Vanesa empuja el vaso
alrededor del tablero para formar sus apellidos y la edad que tenía en el
momento de suicidarse. La información que ofrece parece ser auténtica y, desde
el más allá, Vanesa va saludando a sus amigos formando con las letras los nombres
de todos y cada uno de ellos. Todos están emocionados y le dicen que la echan
de menos. Uno de ellos se atreve a preguntar.
¿POR QUÉ TE QUITASTE LA VIDA?
Vanesa tarda en responder.
Parece haberse marchado o tal vez la pregunta no le ha gustado; el vaso
permanece inmóvil en el centro del tablero. Los chicos se miran unos a otros,
no pronuncian palabra alguna. Pocos segundos después, el contacto parece
proseguir. El vaso se va moviendo lentamente bajo los temblorosos dedos de los
adolescentes. Recorre el tablero con una extrema lentitud. Poco a poco va
adquiriendo velocidad; se va situando sobre las letras para ofrecer una
respuesta a la pregunta formulada.
El espíritu de Vanesa afirma
que ésta fue violada por su padre y un tío suyo en repetidas ocasiones, por lo
que presa de la rabia y la desesperación, buscó la forma más trágica de
librarse de aquel tormento: Se lanzó por la ventana de la habitación y su cuerpo
se estrelló con el asfalto, perdiendo la vida en el acto.
Aquello no coincidía con la
realidad. Vanesa se había cortado las venas, no se había tirado por la ventana
y su padre había muerto al poco de nacer ella, por lo que la historia de
abusos sexuales no podía ser cierta. Los chicos se despidieron y levantaron el
dedo del vaso, dando por finalizada la sesión. Limpiaron la ouija con un trapo
húmedo y soplaron tres veces en el interior del vaso, cumpliendo las estrictas
normas que habían aprendido para evitar que el espíritu de Vanesa, o cualquier
otro, quedara atrapado en el lugar.
— Pobre Vanesa -dijo uno de
ellos. Lo debe estar pasando muy mal.
— Sí, mañana regresaremos para
volver a hablar con ella.
Todos estaban de acuerdo. A
pesar de que no había un solo dato que demostrara que en realidad habían
mantenido contacto con su amiga fallecida, y mucho menos con los espíritus, no
dudarían en seguir reuniéndose para conversar con los muertos. Ninguno de ellos
quiso llevarse el vaso a casa por temor a agresiones invisibles de espíritus
burlones y optaron por estrellarlo contra el suelo. Uno de ellos se llevó el
tablero y lo guardó en el armario de los juguetes.
Los cuatro amigos estaban
convencidos de que aquella noche, como tantas otras veces, habían dialogado de
nuevo con los espíritus y, en concreto,con su amiga Vanesa, que había muerto
meses antes. ¿Cómo era posible? Muy sencillo. El Tablero ouija, un instrumento
mágico donde los haya y un simple vaso de cristal, eran los requisitos
necesarios para adentrarse en el mundo invisible, donde los muertos pueden
responder a las preguntas que se les formulan. Es tan fácil romper la
frontera, quebrar el silencio de los espíritus...
¿Realmente estos chicos
lograron hablar con el espíritu de su amiga? ¿Tan sencillo es ponerse en
comunicación con los muertos?
INTRODUCCIÓN
.
Hablar con los muertos es fácil.
¡Claro que es una locura pensar así!, ¿verdad? Al menos en principio... Nadie
en su sano juicio es capaz de aceptar sin más la posibilidad de que aún podamos
conversar con amigos y familiares que ya han cruzado el Umbral. Sin embargo,
amigo lector, estoy convencido de que tú mismo te asombrarías si supieras la
cantidad de personas que no solamente creen en esa posibilidad sino que, además,
afirman mantener fluidos diálogos con los espíritus.Te sorprenderías más aún si
supieras que todo el mundo puede comunicarse con el más allá, de hecho, son
millones de personas, entre ellas miles de niños y adolescentes, que han
coqueteado con el misterio, llamando al «otro lado» y, lo más curioso de todo,
recibiendo respuestas.
No me he vuelto loco, en
absoluto. Imagínate, amigo lector, que esta inquietante posibilidad es una
realidad. ¡Sería fantástico! Volver a tener noticias de aquellos que ya se
marcharon. Hablar de nuevo con nuestros padres y hermanos, con nuestros hijos y
abuelos, tener la posibilidad de mantener una conversación con personajes históricos,
del calibre de Cristóbal Colón, Mozart o incluso Juana de Arco.
Sí. Yo también pienso que todo
esto parece una auténtica locura. Quizá lo sea, pero hay miles de personas
repartidas en todo el mundo que aseguran haber encontrado un sistema para
comunicarse con el más allá. Realizan sus sesiones de espiritismo a diario, sin
grandes rituales, sin preparativos complicados ya que, aparentemente, existe
una forma muy barata y sencilla de coquetear con el Otro Lado, donde los espíritus
se presentan para responder a nuestras preguntas o para lanzar mensajes
determinados.
Curiosamente, ese mismo «sistema
de contactól es utilizado por otras personas para recibir supuestas
comunicaciones de seres extraterrestres y aquí es donde quizá tus labios
dibujen una pequeña sonrisa irónica. ¡No es para menos!
¿Cómo es posible que un mismo
instrumento, una misma herramienta, puede servir para permitir el diálogo con
los espíritus y, también, para mantener largas conversaciones con alienígenas?
Está claro que el fenómeno no parece muy serio. Pero lo es.
Desgraciadamente, toda la
seriedad que podría tener un fenómeno de esta envergadura, desaparece cuando
toca el turno de presentar el utensilio a utilizar: la ouija.
Probablemente es la única
experiencia considerada paranormal que ha trascendido la frontera de la
parapsicología para colarse en la vida de personas ajenas por completo al
mundo del ocultismo y que la utilizan con apasionamiento, deseosos de hacer
preguntas a los espíritus porque, aunque no te lo creas, es muy raro que «ellos»
no hagan acto de presencia durante las sesiones. Un leve empujón a un vaso de
cristal y... ¡el contacto se ha producido! ¡Los muertos han hablado!
Sin grandes rituales. Sin
preparativos complicados. De la forma más sencilla y vulgar. Una pregunta, una
respuesta. El dialogo se produce. Nuestro mundo toma contacto con el más allá
donde seres de ultratumba se manifiestan; o con los habitantes de otros
planetas. Poco importa.
Sí. Una completa locura que.a
tenor de la evidencia,funciona.Un simple tablero donde están inscritas las
letras del abecedario, los números del O al 9, las palabras «SÍ», «NO, «HOLA» Y
«ADIÓS» y un vaso, son los elementos necesarios para echar por tierra cualquier
pensamiento racional o, al menos, eso es lo que aseguran los millones de usuarios
de este sistema, que si bien no es demostrativo de nada, funciona, porque el
vaso se mueve, recorre la tabla colocándose sobre las letras que formarán la
respuesta a nuestra pregunta. Sí. Funciona. El vaso se mueve. Los mensajes se
reciben, pero... ¿cómo podemos estar seguros que son los espíritus quienes han
acudido a nuestra llamada? ¿Debemos aceptar sin cuestionarlo que los
extraterrestres también utilizan este sistema para mantener contacto con los
humanos?
Puede parecer absurdo, y de
hecho lo es, pero si aceptamos los resultados de las experiencias obtenidas por
las personas que utilizan la ouija, debemos aceptar ambas alternativas. Sin
embargo, no podemos estar seguros de que las respuestas procedan de los muertos
y mucho menos de seres de otros planetas. Es más, me atrevo a asegurar que no
existe ninguna prueba que lo demuestre.
Ni espíritus, ni
extraterrestres, a pesar de que el vaso, a través de su fascinante movimiento,
se identifique como una persona fallecida. Sólo tenemos su mensaje, la respuesta
a una pregunta. No es suficiente para defender el contacto con los muertos.
Pero este es un detalle que suelen pasar por alto los practicantes del tablero,
quienes por lo general aceptan sin más la realidad del fenómeno, sin
cuestionarse nada, pensando (y es un gran error) que los espíritus empujan el
vaso para dialogar con los vivos.
Si esto ya de por sí resulta
descabellado, todavía hay más, porque el tablero ouija no se limita solamente a
ser un instrumento a través del cual se permite o facilita el diálogo con los
muertos. A través de esta tabla, aparentemente inofensiva, se han recibido
mensajes de «otras inteligencias» que se han identificado como duendes, gnomos,
hadas, personas vivas, seres diabólicos, vampiros, hombres lobo y toda una
fauna sin fin, lo cual no hace más que restarle importancia y seriedad a un fenómeno
que, sin duda, .se convierte en un objeto de feria. Al menos, no me negarás que
es un instrumento bastante original, ¿no?
El debate está servido.
Mientras para muchos las sesiones con el tablero no son más que una broma de
mal gusto y rechazan cualquier intervención paranormal y/o sobrenatural, otros
están convencidos de su aplastante realidad.
Los escépticos tienden a pensar
que siempre hay algún bromista en el grupo y que, por consiguiente, los
mensajes recibidos son parte de la ocurrencia de uno de los presentes. Para
otros, es la mente de los usuarios lo que se expresa durante las sesiones, pero
la mayoría de los usuarios se toman al pie de la letra sus propias experiencias
y en ellas, aparentemente, son los espíritus los que gozan de un privilegio
absoluto.
El debate, hoy por hoy.es absurdo.
La ouija funciona, de eso no queda ninguna duda, todavía nos queda desentrañar
cuál es el origen de las respuestas y eso es algo que se pretende dilucidar en
estas páginas porque.en contra de lo que podrías pensar.el autor está
convencido de que los comunicantes que se presentan en estas pretendidas sesiones
de espiritismo poco (o nada) tienen que ver con el mundo del más allá. No son
espíritus, lo cual no resta importancia al fenómeno, al contrario y puedes
estar de acuerdo o no conmigo, pero la ouija (conocida también como vasografía)
es bastante más compleja.
Creamos o no en la realidad del
fenómeno, en las inquietantes posibilidades que se presentan ante nosotros
cuando decidimos colocar el dedo sobre el vaso, lo cierto es que miles de
personas están convencidas de que es un sistema, como muchos otros, que les
abre la puerta al «Otro Lado», donde el mundo de los espíritus se desnuda ante
nuestros ojos.
Creamos o no en la realidad del
fenómeno, en los oscuros secretos que oculta su práctica, lo cierto es que la
ouija se utiliza cada vez más en ambientes jóvenes, donde niños y adolescentes
ejecutan sus propias sesiones, convencidos de la autenticidad de sus
experiencias.
Creamos o no en la realidad del
fenómeno, lo cierto es que los propios investigadores no tenemos una idea
clara sobre la identidad de los comunicantes que se expresan a través del
tablero, por lo que nos tenemos que mover en el terreno de las hipótesis, donde
se encuentra la posibilidad de que, efectivamente, los espíritus o los
extraterrestres acudan a nuestra llamada. Pero debe quedar claro que se trata
de eso, una posibilidad y no una contundente realidad.
Creamos o no en la realidad del
fenómeno, a pesar de que algunos se tomen a broma estas historias y se burlen
de aquellos que participan en una sesión, lo cierto es que existen muchas
personas repartidas por todo el mundo que lo han pasado francamente mal por
culpa de la ouija, al sufrir experiencias desagradables porque esta práctica no
está exenta de ciertos riegos.
La práctica ouija se ha
convertido en una moda entre los jóvenes, que suelen ser las personas más
afectadas a la hora de sufrir las consecuencias de este Sistema de Contacto
porque, al margen de su autenticidad, muchos niños y adultos han experimentado
lo indecible por culpa de un tablero que puede trastornar al usuario.
Desde estas páginas no se
aconseja el uso de la ouija, todo lo contrario, pero como más de un lector va a
hacer caso omiso a estas indicaciones, al menos quiero ofrecer la información
suficiente para que tus experiencias sean lo más simples y benévolas.
Desgraciadamente uno de los principales peligros de este fenómeno es la poca
información seria que existe, en cambio el interesado se podrá empapar de
jugosos rumores, historias inventadas, hechos imposibles, normas absurdas y
comentarios fuera de lugar. Espero haber logrado con esta obra cubrir esa
carencia.
No existe un Manual Básico para
el usuario de la ouija.es más, resultaría bastante complicado escribir uno
porque a pesar de ser una práctica muy sencilla, hay cientos de formas
diferentes para llevar a cabo una sesión.
El lector podrá encontrar en
otros libros, pero sobre todo en Internet, diversidad de opiniones, consejos,
pautas a seguir para protegerse de la influencia de los malos espíritus
durante el desarrollo de una experiencia y ha llegado el momento de parar ese
disparate. Lo que tienes en tus manos es la forma más directa, sencilla y real
de llevar a cabo una sesión, donde se te enseñarán las cosas que no debes
hacer; los principales errores que se cometen y varios consejos que de algún
modo te ayudarán a estar informado que es, en suma, lo que en realidad
pretendo.
Espero que este viaje te
agrade, que las páginas que vayas pasando te sean útiles y que conozcas un poco
mejor el fascinante y loco mundo del «tablero maldito».Conoce el «Juego de los
espíritus» donde, no lo olvides nunca, nada es lo que parece.
La sesión
El ser humano siempre ha
intentado comunicarse con los muertos. El más allá ha sido un reto para el
Hombre, que ha tratado de escudriñarlo... ¿Sin éxito?
Incluso tú, que tienes este
libro en las manos, es posible que sientas interés por esa parcela del
misterio; es más, quizá incluso has pensado alguna vez intentar buscar respuestas
de los espíritus realizando diversas experiencias que, supuestamente, permiten
el diálogo. Es fácil o, al menos, lo parece.
A lo largo de los años se han
descubierto e inventado gran cantidad de procedimientos para mantener una
fluida comunicación con los muertos. De hecho, son muchas las personas que
afirman que con un simple grabador podemos obtener las voces de los espíritus.
Aunque pueda parecerte extraño e inaudito, millones de personas están
convencidas de que la vida continúa tras la muerte y considerando una realidad
ese más allá, ha de existir, por fuerza, algún sistema o mecanismo que una
ambos mundos.Si la conexión se produce o no.dependerá de nuestras creencias
y.sobre todo, del resultado de las experiencias.
Se cuentan muchas historias de
personas muertas que se aparecen a sus familiares; de espíritus que se
manifiestan en los lugares donde murieron o que se asoman en las fotografías;
son muchos los relatos de fenómenos extraños dentro de ciertas casas, donde
aparentemente una fuerza sobrenatural acarrea serios problemas a sus dueños;
existen gran cantidad de casos donde supuestos espíritus juegan con la luz eléctrica,
apagan o encienden a capricho aparatos eléctricos. Sí. Parece existir una
realidad paralela y es lógico que los amantes de los enigmas, los aventureros,
busquen la forma más eficaz para comunicarse con ese mundo invisible.
La ouija es una forma para
contactar con ellos. La experiencia con el tablero es rudimentaria, simple,
mucho más que realizar una grabación para obtener voces del otro mundo;
bastante más sencilla que intentar obtener una psicoimagen en la pantalla del
televisor; más divertida que dejar que los espíritus guíen nuestra mano para
que escriban mediante lo que se ha dado en llamar psicografía. El «tablero
maldito» goza de
mayor popularidad, quizá por lo
cómodo de su práctica pero sobre todo, por los resultados que se pueden
obtener a través de un simple cartón con letras y un vaso.
No existe otra forma de
contacto más fácil de ejecutar, lo que le ha permitido trascender las
fronteras del misterio y adentrarse en los hogares de multitud de personas. Es
tan habitual su uso que muchas series de televisión la han usado como recurso
en sus tramas. No son necesarios grandes preparativos y al ser un sistema que
casi siempre funciona (lo cual no quiere decir que el contacto con el más allá
se haya producido) el usuario vuelve a utilizarlo una y otra vez.
Seguro que has visto en la
televisión en alguna ocasión a famosos investigadores entrando en una casa
encantada con un amplio equipo para poder constatar los fenómenos paranormales
que suceden en el lugar o, tal vez, hayas podido presenciar el despliegue de
amantes de la investigación, como mis colegas del Grupo UFO que, con un alarde
aparatos electrónicos, efectúan sus salidas a lugares «embrujados». Tal vez
hayas sentido envidia cuando esos investigadores muestran en la televisión sus
resultados: escalofriantes voces; fotografías extrañas; experiencias
sobrenaturales...
Quizá añoras ser como ellos. Tal
vez pienses que nunca podrás disponer de esos aparatos tan sofisticados pero,
amigo mío, la ouija no necesita que te gastes un solo euro para obtener
resultados aunque, claro, eso dependerá de ti.
Es posible que ya hayas usado
alguna vez el tablero o que realmente tengas ganas de coquetear con lo
invisible. ¿Es tu primera vez? No importa, si lo que deseas es aprender a
celebrar una sesión paso a paso y a corregir errores que puedas cometer, no
dudes que voy a intentar ayudarte.
Contacto con los muertos
Más adelante trataré de
convencerte de que no es recomendable aceptar a ciegas las comunicaciones que
se reciben a través de la tabla y mucho menos creer a pie junti-llas en que los
espíritus son quienes mueven el vaso y no otra cosa. Pero para este apartado,
aceptemos que esa es la realidad: los muertos hablan. Empujan el vaso.
Responderán a tus preguntas.
Bien. Ya tenemos una idea más o
menos clara. La ouija sirve para comunicarnos con los muertos, al menos en
principio.
Seguro que has oído muchas
historias tenebrosas y dramáticas que les han ocurrido a los participantes en
una sesión. Habrás leído algo sobre muertes y accidentes inexplicables que han
acabado con la vida de alguno de ellos; seguro que recuerdas cómo alguien
describía las impresionantes manifestaciones sobrenaturales que sucedieron
durante sus sesiones. Todos te han dicho que es una práctica peligrosa, que es
mejor no acercarse a estas cosas, que se mueven energías que desconocemos, que
los espíritus se pueden quedar en el lugar donde se ha realizado la experiencia,
desatando el caos paranormal en el menor de los casos o tomando posesión de tu
cuerpo en el mayor de ellos.
Sí. Habrás leído o escuchado
frases como «no es un juego», «es mejor no usarla nunca», «la ouija es muy
peligrosa», «yo la usé y lo pasé muy mal», «ha muerto gente», «ten cuidado»...
Olvídate de todo eso.
A pesar de que no se trata de
un juego es lógico pensar así. Si aceptamos, como hacen la mayoría de los
apasionados por el fenómeno, que es un instrumento que sirve para permitir el
diálogo con los espíritus, ¿dónde está la posibilidad de verlo como una práctica
lúdica? Una de las principales reglas que tienes que tener siempre presente a
la hora de enfrentarte a la ouija es bien sencilla: no tengas miedo.
El autor de esta obra no recomienda
el uso del tablero si se hace desde el desconocimiento o cometiendo cualquiera
de los errores fundamentales que se exponen en estas páginas, pero como
prohibir algo es incitar a su uso, si finalmente decides utilizar la ouija (en
realidad vas a hacer lo que realmente quieras) es preferible que partas desde
esa base: el miedo es el principal problema ante el que podemos enfrentarnos.
Si
Tienes miedo es mejor que no
pongas el dedo en el vaso. Si no lo tienes, quizá puedas disfrutar de una
experiencia que, en ocasiones, puede ser peligrosa.
Existen muchas experiencias
desagradables; gran cantidad de personas que lo han pasado francamente mal y
que te aconsejarán que no te acerques al tablero, advirtiéndote de los graves
peligros que acechan tras el mal denominado juego del vaso.
En realidad tienen razón. Un
sistema que es capaz de rasgar la frontera que separa la vida de la muerte debe
tener, como es lógico, ciertos inconvenientes. Además, por si no lo sabes, no
todas las personas están preparadas para utilizarla. Sin embargo, sigo insistiendo
en que no debes tener miedo. La mayoría de las veces no ocurre absolutamente
nada a lo que temer y muchas veces, cuando la sesión resulta brusca y desagradable,
se debe a la mala actitud de aquellos que han colocado el dedo sobre el vaso.
Con suficiente información como para entender el fenómeno y, sobre todo, los
pies en el suelo para no divagar demasiado sobre estas cuestiones, no tiene por
qué pasarte nada. Aún así, es tu decisión probar. Es muy posible que lo único
que consigas sea sufrir una profunda decepción al no conseguir lo que pretendes
porque, te lo digo de antemano, no lo conseguirás.
Hace muchos años que vengo
recogiendo informaciones sobre el uso de la ouija entre los adolescentes. Uno
de los últimos casos, dramático sin duda.es el que sucedió en Perú en abril de
2007, y que fue publicado así en httpS/www.trome.com:
—«Escalofriante. Un grupo de
siete niñas y adolescentes de la Casa de Acogida 'Santa Lorena' de Tarapoto, se
convulsionaban simultáneamente y pronunciaban un lenguaje extraño, después de
haber invocado a espíritus malignos mediante-el juego de la 'ouija'. Se trata
de menores cuyas edades oscilan entre los 12 y 17 años, quienes tuvieron que
ser llevadas de emergencia hacia el hospital 'Felipe Arrióla',donde los médicos
les diagnosticaron trastornos de trance. Los tutores y familiares de las niñas
aún no pueden creer que haya sucedido esta extraña reacción, pues dicen que
ellas tenían una fuerza sobrehumana cuando la policía trató de auxiliarlas».
Sí.Ya te lo he dicho. La ouija
puede ser peligrosa. Casos como el que has leído se producen, quizá más veces
de las que razonablemente podríamos esperar, pero esto no significa que
sentarse frente a un tablero nos abra las puertas del infierno.
Muertes violentas, accidentes
misteriosos, posesiones, locura, agresiones paranorma-les... siempre se habla
de lo mismo pero, recuerda, no tengas miedo, estas cosas no
están a la orden del día. Lo más
probable es que te aburras mucho durante tus sesiones; que el vaso no se
mueva; que no obtengas respuesta alguna y, si pasa algo, lo habitual serán
burlas y amenazas a las que no deberías hacer el menor caso.
Como ya te he dicho, no todos
estamos preparados para coquetear con el más allá y sabes que tener miedo es
uno de los principales obstáculos. Hacer las cosas mal incrementa los riesgos,
pero estar informado y saber en realidad qué tenemos entre manos, es una buena
protección, probablemente la única recomendable.
Si finalmente has decidido
realizar una experiencia de este tipo, debes tener en cuenta muchas cosas
porque, aunque te parezca mentira, todo es importante. Es muy fácil lograr un
contacto, el vaso va a moverse con cierta facilidad alrededor del tablero
cuando pongas el dedo sobre el cristal, pero es conveniente que antes prepares
el terreno. Los que han usado la ouija en numerosas ocasiones se creen grandes
expertos en la materia y, la verdad sea dicha, la mayoría de ellos no tiene ni
idea... En realidad no saben nada del fenómeno y cometen errores garrafales,
precisamente esos que trato de evitar con la información que se ofrecen en
estas páginas. Vamos a explicar paso a paso cómo hay que realizar una sesión,
qué preguntas deben realizarse y, por supuesto, cómo finalizar la experiencia
o, como les gusta decir a los adolescentes, «cerrar una ouija».
LOS PRIMEROS PASOS
Lo principal es saber con quién
vas a realizar la experiencia.Tal vez hayas oído que una persona sola no puede
usar la ouija, porque o bien no tiene fuerza suficiente o que es altamente
peligroso. No es derto.Tú mismo puedes sentarte frente a un tablero y colocar
tu dedo sobre el vaso, entonces formulas preguntas y es muy posible que los «espíritus»
contesten. Al principio tal vez cueste un poco, pero con esfuerzo y empeño todo
surgirá. Ahora bien, si eres una persona sugestionable, miedosa o que tiene
cierto respeto por las sesiones espiritistas, que es lo más probable, debes
saber que sí hay cierto riesgo al usarla en solitario:el usuario tiende a darle
vueltas a la experiencia que ha tenido y si ésta contiene mensajes dramáticos,amenazas
o insultos.se suele pasar bastante mal y es muy aconsejable estar acompañado
para hablar de otras cosas y distraerse. Pero como hemos dicho, resulta muy
importante escoger a la gente adecuada para realizar la sesión, tan importante
como el tablero a utilizar y,en menor medida, el lugar.
LOS COMPAÑEROS
Tres personas es el número
ideal para que una sesión se convierta en una buena experiencia. Un cuarto
debería anotar todas las preguntas y todas las respuestas que se producen, por
si en otra ocasión el mismo «espíritu» vuelve a aparecer. Más personas acostumbran
a entorpecer la reunión, no porque las «inteligencias» que se comunican se
sientan turbadas y confusas sino porque cuanta más gente haya menor control se
tiene sobre el grupo, por lo que hay que evitar que haya otras personas
mirando, lo único que van a hacer es ruido e incomodar a los que se toman en
serio la experiencia.
Esas tres o cuatro personas que
hemos escogido deberán ser pues serias y que se tomen la sesión como lo que
realmente es: un intento de comunicarse con el «otro lado» por lo que la
frivolidad carece de invitación en esta materia. Pero tampoco debes tomarte las
experiencias demasiado en serio; eso no significa que se pueda bromear o
burlarse de todo lo que suceda, no, la idea es que se realice la sesión como si
realmente fuéramos a conversar con los muertos pero sin que en realidad nos
creamos los resultados, al menos no sin antes cuestionarlos. La objetividad es
un buen aliado.
Muchos grupos experimentados
acostumbran a llevar a amigos y curiosos para que presencien sus sesiones de
espiritismo, con la idea de asombrarles y convencerles de la realidad del fenómeno.
Craso error.
¿Para qué llevar a una persona
que se burla de estas cosas o que no cree en ellas? Aunque el vaso se mueva y
ofrezca respuestas, no vamos a convencerle de nada, por lo que si en el grupo
estás con otras personas afines, que no tienen miedo, que se toman el fenómeno
con seriedad, te evitarás muchos problemas.
Una vez has logrado eludir los
comentarios jocosos, las posturas escépticas y las dudas sobre si «eres tú el
que ha movido el vaso», «no, has sido tú», comenzamos ganando mucho.de ahí que
nos reunamos con personas en las que confiemos plenamente.
En contra de lo que hayas
podido escuchar, no hace falta ningún médium para dirigir la sesión de
espiritismo, ni una persona que ya haya experimentado varias veces.
Curiosamente, este tipo de gente suelen ser bastante fantasiosa y tiene la
cabeza llena de pájaros. Muchos de ellos creen que el vaso sólo se mueve si su
dedo está colocado en él, creyendo que tiene grandes amigos en el más allá.
Nada más lejos de la realidad. Cualquier persona puede preparar un contacto de
este tipo, aunque no se recomienda el uso de la ouija a personas enfermas, depresivas,
miedosas, con problemas de adicción al alcohol, drogas o desórdenes mentales.
EL TABLERO
Bueno, aquí tenemos un gran
problema que, en realidad, resulta irrelevante. Con cualquier ouija podemos
obtener resultados satisfactorios y experiencias sorprendentes. A muchos les
gusta usar una tabla que han podido conseguir en una tienda o bien a través de
Internet. Hay muchísimos modelos. Si tienes la oportunidad de navegar por la
red, te invito a que inviertas unos minutos utilizando cualquier buscador y te
sorprenderás de la cantidad de diseños que existen.Y es que, como en todo, el
fenómeno ouija tiene también su parte de negocio. Asi, podemos encontrarnos
con tableros con fotografías de gatos y que, supuestamente, protegerán a los
usuarios. Otros, sin embargo, contienen rostros diabólicos, fantasmas,
espectros y son muy desagradables y nada recomendables; podrás encontrar
tableros de diversos materiales, madera, cartón, papel y de los diseños más
variopintos, incluso solamente con números para obtener por adelantado los
resultados de la Lotería o bien cuijas fabricadas para intentar comunicarse
con los ángeles.
Existen en el mercado tableros
que contienen más información de la habitual, con frases como «pregunta mejor»,
«concéntrate», «fin de la comunicación», «estoy cansado», «prefiero no
responder a esa pregunta» con lo cual se evita perder demasiado tiempo porque
el vaso se coloca directamente en esa frase y no tiene que escribirla letra a
letra. Aunque suelen ser buenos tableros, no es aconsejable para personas que
se están iniciando en estas sesiones. Primero hay que aprender a andar, después
ya caminaremos.
Otro de los tableros más
corrientes es el denominado «ciego» porque contiene las letras del abecedario
en un cierto desorden, como si esto sirviera para evitar el fraude consciente
pero si, como dijimos, has escogido a personas de plena confianza que sabes que
no van a intentar gastar una broma de mal gusto durante la experiencia, puedes
usar la ouija tradicional.
Partimos de la base de que
cualquier tablero puede servirnos para realizar una sesión e intentar recibir
respuestas de los «espíritus»; en realidad da igual la forma de la tabla, si
tiene luces o dibujos, si contiene frases distintas o símbolos esotéricos. El
material tampoco es relevante aunque, claro, hay a quien le gusta llevar
siempre una ouija lujosa y llamativa, pero no es algo necesario. Además,
algunas personas gustan de romper el tablero después de cada sesión para evitar
problemas con los «espíritus» por lo que es absurdo comprarte un tablero por 30
euros para destruirlo al día siguiente. Por esa razón, los jóvenes han ideado
lo que podríamos llamar como «ouija casera», que no es más que un tablero
dibujado en un papel. Así, en la actualidad, multitud de adolescentes practican
«espiritismo» con un simple folio, sustituyendo además el vaso tradicional
sobre el que se colocan los dedos o el master (una especie de arandela) por una
moneda grande. Puede parecer algo absurdo pero esta clase de «tableros» son
tan eficaces como los que puedes encontrar en tiendas especializadas, lo que
demuestra que uno de los tópicos más arraigados del fenómeno (aquél que nos
dice que cada tablero viene con su espíritu incorporado) es tan falso como
casi todo lo que has podido leer o escuchar sobre la ouija. Con escribir
solamente las letras y los números es suficiente; los jóvenes suelen añadir
palabras como «cielo», «infierno», «muerte» y que son completamente
innecesarias. ¿Por qué lo hacen? Muy sencillo. Existe una aureola de misterio y
oscuridad que se cierne sobre el fenómeno, cubriéndolo con un aspecto morboso.
Los adolescentes están convencidos de que a través de la tabla pueden asomarse
espíritus de luz o espíritus de las sombras. Para identificarse, el vaso (o la
moneda) se situará en la palabra «cielo» o «infierno». Habitualmente, si sucede
el primer caso, la experiencia prosigue, pero si la moneda se ha detenido en la
segunda palabra... se asustan y abandonan la comunicación para intentarlo más
tarde.
Bien. Tienes ya a tus compañeros
de sesión y también un Tablero ouija. Personalmente me gusta utilizar un vaso
aunque una arandela (como las que pueden
verse en las imágenes que
contienen este trabajo) es bastante más ligera. En realidad no importa, debes
elegir un objeto (y una moneda cumple perfectamente ese objetivo) de un tamaño
determinado, para que no haya equívocos cuando al formular las preguntas se
vaya situando sobre las letras del tablero y poder identificar sin error sobre
cuál de ellas se ha detenido. Ahora nos toca elegir el lugar donde vamos a
realizar la experiencia.
EL ESCENARIO
Hay quien piensa que la ouija sólo
puede dar resultado en lugares relacionados con la muerte; por eso los usuarios
acuden a sitios donde se han producido accidentes, suicidios o asesinatos,
incluso los más intrépidos saltan los muros del cementerio y se sientan sobre
las tumbas, para facilitar el contacto.
No es necesario, en absoluto,
escoger lugares misteriosos, apartados y oscuros, los cuales no harán otra cosa
que convertir la sesión en algo siniestro. Cualquier lugar es válido, la
experiencias puede dar resultado en cada escenario que puedas imaginar pero,
tengamos en cuenta una cosa: supuestamente, vamos a intentar el contacto con
los muertos así que un lugar poco transitado sería lo más adecuado.
Es habitual tener miedo de
hacer una sesión de espiritismo en tu propia casa; de hecho muchos usuarios
evitan por todos los medios este escenario, temerosos de que la ira de los espíritus
se desate por la noche o que manifestaciones paranormales del calibre de los
poltergeist, se desencadene en días posteriores. Por eso escogen camarotes,
garajes, portales o, más comúnmente, lugares al aire libre. Si tú eres una de
esas personas, no lo hagas en tu casa.
Dado que esta práctica está muy
arraigada en el seno de los adolescentes, algunos de ellos (y te sorprendería
saber cuántos) se encierran en sus colegios en aulas vacías para realizarla.
Normalmente sus profesores y tutores no los pillan con las manos en la masa,
pero a veces los chicos han tenido problemas en ese sentido. La práctica con la
ouija es una experiencia mal vista por la sociedad y no es para menos, mucha
gente se echaría las manos a la cabeza si supieran que sus hijos y alumnos son
fanáticos de estas comunicaciones y prefieren obviar el problema mirando hacia
otro lado; pero no albergues ninguna duda: esos alumnos, esos hijos, coquetean
con el más allá a sus espaldas. Lo mejor es escoger lugares relativamente
apartados, para adentrarse con absoluta tranquilidad en el mundo de los espíritus.Tal
y como se ha dicho, cualquier lugar es bueno, aunque es aconsejable que haya
poco ruido y soledad, no porque los espíritus así lo precisen sino para evitar
ser molestados por curiosos o transeúntes. ¿Crees que es
buena idea usar la ouija en un
portal y parar la experiencia cuando algún vecino baje a tirar la basura?
Seamos un poco serios.
Curiosamente, gracias a los
bulos y rumores que de boca en boca corren como la pólvora, hay personas que
aseguran que las sesiones de espiritismo hay que hacerlas al aire libre para
evitar que los espíritus se queden encerrados en el lugar de la experiencia;
otros sin embargo afirman que el escenario idóneo es una habitación a la que
hay que abrirle todas las ventanas, para que corra el aire. Ninguna de las dos
cosas son ciertas. Insisto en ello. Cualquier lugar es bueno pero, seamos
coherentes, si está lloviendo, ¿para qué mojarnos pudiendo estar en un sitio más
resguardado? Si hace viento o tenemos mucho calor... ¿no es mejor estar en una
casa donde quizá podemos beber un poco de agua o estar más tranquilos y
relajados?
Hay quien piensa que la playa
es uno de los escenarios fatídicos porque muchas personas que han realizado
una experiencia sobre la arena, junto a la orilla, han acabado rematadamente
locos o han muerto durante la sesión. Es falso. La playa puede ser un escenario
tan apto como otro cualquiera.
Una vez has escogido el lugar
idóneo, tienes que tener en cuenta que necesitas tiempo. Es habitual que los jóvenes
consulten a la ouija durante cinco minutos. Esto es absurdo. Si pensamos que
este Sistema es una forma para rasgar las vestiduras de una frontera que nos
separa del Otro Lado, lo que menos podemos hacer es dedicarle un poco de
tiempo. No tienes que preparar una sesión durante semanas pero tampoco es buena
idea decidir hacer una porque a ti y a tus amigos se os ha ocurrido de repente.
Esos impulsos, tan habituales en la juventud, provocan experiencias tontas y
sin sentido; siempre será mejor tener paciencia que es, por cierto, una gran
virtud.
LOS PREPARATIVOS
Las negras leyendas que
revolotean sobre la ouija y el temor a que suceda algo trágico durante las
experiencias, obliga a mirar la tabla con cierto respeto y temor,de ahí que los
propios usuarios hayan ideado una serie de pautas que deben realizarse antes de
la sesión. Prácticamente hay tantas formas de preparar una experiencia como
experimentadores, de donde se deduce que estas pautas en realidad tienen muy
poco valor. En realidad se trata de rumores, habladurías que tratan de
protegernos de una experiencia negativa, eso sí, sin fundamento alguno.Tampoco
es importante la hora, ya que se pueden obtener resultados tanto de día como de
noche, lo que ocurre es que las sesiones nocturnas suelen asustar e
impresionar más a las personas sugestionables; es igual que ver una película de
terror, siempre se pasará «peor» si la vemos por la noche que a las cuatro de
la tarde, con la luz del día entrando por la ventana.
Algunos adolescentes piensan
que resulta necesario vestirse completamente de negro para realizar una sesión
de espiritismo. Para ello se cambian de ropa y eligen pantalones y camisas de
colores oscuros, como si de un extraño ritual se tratara. Otros sin embargo
piensan todo lo contrario y eligen ropas claras y con la ¡dea de «no pensar en
negro», aunque nunca he tenido claro qué quieren decir con esto, pero entiendo
que se refieren a no pensar en nada negativo. El caso es que estas tonterías no
hacen más que arruinar lo poco de sensato que se ha escrito sobre la ouija.
Todavía hoy, aunque pueda
parecer absurdo, hay quien se acerca al tablero con un objeto punzante, como un
tenedor o cuchillo, para sentirse seguros y protegerse de los espíritus diabólicos.
No deja de ser una estupidez y es aconsejable no llevar nada parecido para
evitar accidentes: una persona asustada o desequilibrada puede hacer locuras
en un estado alterado.
Otros prefieren protegerse con
crucifijos, y los colocan junto al tablero, para evitar acabar poseídos o
influenciados por el mal. Se han dado casos en los que los participantes han
llevado a la experiencia un vaso lleno de agua bendita; otros se han provocado
un pequeño corte en sus brazos para depositar tres gotas de sangre de cada uno
d* ellos para manchar el vaso, requisito que creen indispensable para iniciar
el contacto. Semejantes barbaridades pueden provocar situaciones embarazosas.
Hay quien se quita los
colgantes del cuello; creo que todos hemos escuchado alguna vez, o visto en
películas y series de terror, que alguno de los participantes acaba ahogado con
la cadena de su propia medalla. No hay que asustarse, la ouija no tiene ese
poder. Nunca lo tuvo.
Lo mejor es sentarse alrededor
del tablero, en una posición cómoda. Recordemos que vamos a estar bastante
tiempo hablando con los espíritus, es mejor adoptar una postura relajada.
Una de las prácticas habituales
entre los usuarios más jóvenes, es rodearse por un círculo de sal o azufre,
con la única intención de protegerse del Mal. Así, tanto la ouija como todos
los participantes estarían dentro de ese amplio círculo.Otros, sin embargo,
prefieren recitar una oración de protección o bien pedirle a Dios que les
conceda el contacto y los proteja de cualquier adversidad.
Habrás oído que es necesario
encender velas de determinados colores, sobre todo blancas para atraer espíritus
de luz,es decir,espíritus buenos,evitando así que se cuelen seres del Bajo
Astral (?),espíritus malos o burlones.Otros prefieren purificar el ambiente
quemando incienso, otorgando así a la experiencia un carácter más esotérico y
misterioso, acorde en definitiva con las pretensiones que se buscan durante la
sesión.
Todos estos preparativos en
realidad no son necesarios, pero puedes realizarlos con total libertad si
piensas que de esta forma vas a estar protegido. La actitud mental es de vital
importancia en estas experiencias y es mejor que hagas alguna de estas cosas si
estás convencido de que te irá bien. Como efecto placebo es posible que funcione, pero no tiene mayor importancia.
La práctica con la ouija es
algo que va por modas. Los jóvenes pueden estar meses sin utilizarla hasta que
se desata la tormenta y entonces, todos los apasionados corren despavoridos a
comprarse una o, mejor aún, crearse una con un simple folio en blanco y, después,
inician sus contactos. Al cabo de unos meses todo se va quedando en el olvido
hasta que, en una futura ocasión, vuelva a suceder algo que pone en marcha de
nuevo el mecanismo de traer de actualidad estas sesiones: una película, una
serie de televisión, un programa de radio...
Durante mucho tiempo, en una de
esas modas pasajeras, en diferentes localidades del País Vasco, los numerosos
grupos de niños y adolescentes que se acercaban «a Jugar» con la ouija,
adquirieron una peculiar y extraña costumbre: se cogían de las manos y, todos a
la vez, comenzaban a contar de sesenta para abajo, hasta llegar al cero; después
colocaban el dedo sobre la moneda e iniciaban las conversaciones. A continuación
la moneda se movía.
Lo habitual es, sin duda,
agarrarse las manos y cerrar los ojos, para que todas las personas involucradas
en la experiencia puedan concentrarse. Minutos después, se establece la
comunicación.
Si, por ejemplo, quieres
comunicarte con una persona en concreto, un amigo o familiar ya fallecido,
puedes llevar una fotografía u objeto personal, lo que sin duda no va a
garantizar el éxito de la sesión, sobre todo, tal y como se explica más
adelante, cuando descubras que «ellos» no son quienes dicen ser.
No hace falta tanta parafernalia,
ni siquiera depositar la ouija sobre un trozo de tela negra. Agarrarse las
manos creando un vínculo entre todos los presentes quizá da un carácter serio a
una experiencia que poco a poco se convertirá en algo intrascendente.
Tampoco es necesario, aunque sí
habitual -sobre todo entre usuarios adultos-, adornar el lugar con flores y música
relajante. Lo mejor que puedes hacer, siempre según mi experiencia, es
sentarte junto a tus amigos alrededor de la ouija y, tras colocar la moneda o
el vaso sobre el centro del tablero, depositar suavemente el dedo índice de la
mano derecha sobre su superficie. Con esto es más que suficiente. Siempre será
bueno, en minutos previos a este paso, hablar del fenómeno, de las cosas que se
quieren lograr, de lo que piensas sobre este tema, con la idea de crear
ambiente antes de entrar en materia.
Sí te recomiendo, sin embargo,
que no fumes ni bebas durante la experiencia, pero no porque estas acciones
constituyan un impedimento para una buena obtención de resultados
satisfactorios sino porque, en principio, estamos realizando una sesión de
espiritismo o, cuando menos, formamos parte de una experiencia pretendidamente
paranormal por lo que es mejor no distraerse.
Recuerda: te sientas junto a
tus amigos y colocas el tablero en el centro. Pones el dedo sobre el vaso.
Siempre habrás escuchado que debe ser el dedo índice de la mano derecha, pero
no es algo obligatorio ni necesario para una buena recepción de respuestas. Si
lo piensas bien.es lo más cómodo pero cada uno puede usar el que quiera.
Durante la experiencia es muy posible que el vaso o la moneda de vueltas
alrededor de la ouija a gran velocidad, lo que provocará que tú o algunos de
tus amigos pierda el contacto con el vaso o la moneda No pasa nada. Quizá has oído
que «bajo ningún concepto debes levantar la mano hasta que la sesión finalice»
porque eso traerá consecuencias desagradables, pero hacerlo no supone una acción
tan grave como quizá puedas imaginar. Basta con colocarlo de nuevo y seguir con
la experiencia. Verás que a veces el vaso sigue moviéndose aunque uno de los
dedos se haya descolgado, en otras ocasiones se parará o perderá velocidad,
depende de cuántas experiencias hayan realizado los participantes.
LAS PREGUNTAS
Si algo mágico tiene la ouija
es que ofrece respuestas casi a cualquier pregunta que le quieras formular.
Puedes comprobarlo por ti mismo. Algunos lo llaman «el telégrafo de los muertos»,
aunque personalmente no me agrada tan escabrosa definición. Pero es cierto. A
través de esta simple tabla, aparentemente los «espíritus» responden a nuestras
inquietudes. ¿Y qué podemos preguntar al tablero? Cualquier cosa, aunque hay
algunos interrogantes que no deberían formularse jamás.
Cuando un grupo de amigos se reúne
para practicar la ouija, lo hace casi sin haber preparado nada y siempre es
aconsejable tener un pequeño guión.Si puedes,anota en
un papel algunas preguntas
previas sobre las que basarte si logras que el vaso o la moneda se desplace por
el tablero. Es posible que ese movimiento al principio sea muy lento y acabarás
aburriéndote en las primeras sesiones. Si tienes paciencia, lograrás que con el
tiempo, las respuestas sean fluidas y constantes. Recuerda que es muy raro que
tú y tus amigos obtengáis un rotundo éxito nada más colocar el dedo sobre el
vaso si •ntes nunca habéis usado la ouija.
Hay que empezar poco a poco. Al
principio el vaso parece recorrer el tablero con timidez y a medida que van
pasando los minutos (o las sesiones, en el peor de los casos) la soltura es
mayor, por lo que es prudente comenzar con preguntas cuya respuesta sea un
simple «SI» o un «NO» o bien un número. Ya habrá tiempo para interrogantes más
complejos.
Personalmente soy partidario de
que los usuarios esperen a que el vaso o la moneda cobre movimiento. Puedes
permanecer algunos minutos junto a tus amigos, en silencio,con el dedo colocado
sobre el cristal, en el centro de la ouija. No tardará mucho en cobrar
movimiento. Sin embargo.quizá prefieras llevar la voz cantante desde el principio
y aquí es donde debes tener en cuenta otro detalle importante: En contra de lo
que has podido leer u oír,cualquiera de los participantes puede formular
preguntas,sin que ello signifique anular la imagen del médium del grupo, imagen
que,como se explico más atrás, no es necesaria.
La pregunta típica, la que
rasga el silencio y provoca un nudo en la garganta en todos y cada uno de los
presentes, es la archiconocida «¿Hay alguien ahí?» Lentamente, el vaso cobra
movimiento y se coloca sobre el «Sí» para regresar de nuevo al centro del
tablero. El contacto se ha iniciado.
A partir de aquí, todo debería
ser bastante sencillo. «¿Quién eres?», «¿Qué edad tienes?» «¿Dónde te
encuentras?», preguntas normales, sin gran trascendencia. No hay que involucrarse
personalmente con la propia experiencia, así que evitemos formular
Interrogantes como «¿Conoces a los que estamos aquí?», «¿Te molesta alguno de
los presentes?»
Los grandes expertos en la
materia (irónicamente hablando) aseguran que lo primero que hay que hacer es
preguntar algo parecido a: «¿Eres un espíritu de luz o de las lombras?», «¿eres
bueno?», «¿eres un espíritu burlón? Si hemos establecido contacto con un «ser
de las sombras» o bien con un espíritu burlón o maligno, ¡debemos quitar Inmediatamente
el dedo del vaso y abandonar la experiencia! Pero si el «espíritu» te ha dicho
que es «de la luz» o, lo que es lo mismo, que es bueno, no te preocupes, todo
saldrá sobre ruedas. Pero,¿quién te dice que la ouija no te ha mentido? Los
grandes enten-
didos aseguran que esas
preguntas son vitales y que ningún espíritu puede mentir jamás a cualquiera de
esos interrogantes. Bueno, si se quedan tranquilos con semejante disparate, no
les quitaremos el sueño.
Una buena pregunta es, por
ejemplo, «¿Quieres comunicarnos algo?». Por norma general, los «espíritus de la
ouija» (signifique esto lo que signifique) siempre tienen ganas de hablar y es
muy posible que obtengas amplias respuestas que sin duda te sorprenderán.
Desgraciadamente, y todavía no
está claro el motivo, las tertulias con la ouija en grupos inexpertos o
noveles, suelen ser bastante aburridas y siempre tienden a acabar con unos
participantes desanimados, que esperaban más de lo que han conseguido en una
experiencia que debería haber sido trascendental. Esta es la realidad del fenómeno.
El aburrimiento suele ser una constante y para conseguir resultados medianamente
satisfactorios hay que tener paciencia y perseverancia.
Preguntas no recomendables
La mayoría de los adolescentes,
cuando se reúnen para realizar una sesión de espiritismo son bastante
predecibles ya que siempre suelen formular los mismos interrogantes: «¿Aprobaré
el examen?», «¿Me pillarán si falto a clase?», «¿Le gusto a Rebeca?», «¿Puedes
decirnos qué preguntas saldrán en el examen de Ciencias?». Estas son sus
inquietudes y salen bien servidos porque las respuestas no dejan de producirse.
Habitualmente los «maquiavélicos espíritus» les contestan que no hace falta que
estudien porque van a aprobar el examen; después vienen las sorpresas. Rara
vez la respuesta sorprende tanto como la que recibieron un grupo de jóvenes: «No
os voy a facilitar las preguntas del examen. Tenéis que estudiar».
Predominan sin duda las
cuestiones sobre el amor, y chicos y chicas piden consejos a los «espíritus»
para que les indiquen el camino a seguir para conquistar sus sueños. También
son habituales las preguntas relativas al futuro o sobre el más allá y en este último
punto sucede una cosa muy curiosa. Habitualmente la ouija usa mucho su imaginación
para narrar historias, inventarse cuentos y asombrar con respuestas sorprendentes,
pero cuando a alguien se le ocurre pedir que describan el lugar donde se
encuentran, tienden a eludir la respuesta, permaneciendo en silencio o
cambiando de tema. La insistencia de los participantes suele dar como resultado
frases como «ya lo verás», «no tengas prisa por saberlo», o la intrigante «no
me está permitido hablar de ello». Siguiendo las pautas habituales en otras
experiencias, lo lógico sería que las respuestas fueran exhaustivas, no
exentas de una desbordante imaginación. Pero es aquí, en esta parte, cuando la
ouija se queda completamente sin lógica. ¿Cómo es posible que un espíritu nos
cuente historias fantásticas de duendes y hombres lobo, o nos revele sorprendentes
hallazgos bajo la Gran Pirámide y no sea capaz de describir o hablar del lugar
donde se encuentra? ¿Por qué no quieren hablar del más allá?
Siguiendo con las preguntas que
los adolescentes formulan en muchas de sus sesiones, nos encontramos con
terribles interrogantes que nunca, bajo ningún concepto, deberían realizarse.
Si estás en un grupo realizando una experiencia y uno de tus compañeros
prenuncia en alto cualquiera de las preguntas que vas a leer a continuación, te
aconsejo que levantes el dedo del vaso o la moneda y pares la sesión.
— «¿Cuándo voy a morir?»
— «¿Morirá pronto uno de
nosotros?»
— «¿Hay alguien aquí que te
moleste?»
— «¿Voy a ser violada alguna
vez en mi vida?»
Desgraciadamente este es uno de
los errores más graves que podemos cometer y que de hecho se cometen porque,
aunque pueda parecer extraño, a estas preguntas la ouija tiende a facilitar
respuestas que dejan impactados a los asistentes a la sesión. Responde «sí», y
lo hace para asustar:
— «Morirás a los quince años», «Sí,
vas a ser violada a los 19», «Uno de vosotros morirá la semana que viene, pero
no os diré quién es».
Curiosamente, suele quedar poco
tiempo para que estas pretendidas profecías se cumplan, apenas una o dos
semanas, lo que provoca que el afectado (la persona que, por ejemplo, va a
morir al cumplir los 15 años) lo pase francamente mal. No sería la primera vez
que el chico o la chica se queda encerrado en su casa, no queriendo salir a la
calle para evitar que se produzca un accidente. Cuando llega la fecha y
comprueba que sigue vivo, entonces brotan los gritos de júbilo. Por tanto, es
mejor no preguntar estas cosas, porque la ouija, los espíritus, o lo que se
esconda tras ella, suele usar las respuestas para asustar y hacer daño.
Habitualmente los «espíritus»,
cuando nos hablan del futuro, suelen errar bastante, por lo que es absurdo
(pero inevitable) preguntar por el número de la Lotería, la Bonoloto o los
resultados de la quiniela. En el mejor de los casos, te ofrecerá respuestas, y
si eres inteligente compra otro boleto o rellena otras casillas. A veces las
respuestas sorprenden,y ellos te dicen: «No seas listillo».
¿hablan en otro lenguaje?
Sería muy interesante lograr
contactar con el «espíritu» de un hombre francés o alemán y que, por ejemplo,
sus respuestas vinieran escritas en ese idioma. Si ninguno de los participantes
a la experiencia tiene nociones sobre estas lenguas, la importancia del «contacto»
sería brutal, pero estos relevantes detalles no suelen producirse o, al menos,
muy rara vez. Pero no me estoy refiriendo precisamente a esto cuando menciono
el interrogante de si hablan en otro lenguaje.
Hace mucho tiempo conocí a una
chica que solía usar muy a menudo el tablero. Como suele ser habitual en estos
casos, sus amistades la conocían por su afición a «hablar con los muertos». De
hecho, muchos amigos suyos quisieron realizar una sesión de espiritismo porque,
según decían, era una gran experta. Ninguno de ellos salía desilusionado. ¡Era
cierto! ¡El vaso se movía! Si ella quitaba el dedo lo hacía más lentamente, si
lo volvía a poner la velocidad era desquiciante. Estos detalles, tanto en este
caso
Como en muchos otros, hace
pensar a estas personas que son unos elegidos, que tienes capacidades mediúmnicas,
un poder o energía especial. El caso es que a nuestra amiga le pasaba lo que
suele ocurrir habitualmente en una sesión ouija durante las respuestas. Veamos
un ejemplo real:
— ¿Estás aquí? Sí.
—¿Cómo te llamas? SHEILA.
—¿Quieres comunicarnos algo?
SOY LA AMIGHSDSA DJE CAJHRMEN.
— Perdona, no te entiendo, ¿puedes
repetirlo? SI.
— Por favor, ¡repítelo! SOY LA
AGCBASAS SDBB XIRMNG.
— ¿Estás hablando en un idioma
distinto? Sí.
—¿Cuál? EL DE LOS ESPÍRITUS.
Frases inacabadas o inconexas; palabras
que no terminan y que acaban formando un galimatías sin ningún sentido. Estas
respuestas son muy comunes durante la sesión y no se debe, en absoluto, a que
los «espíritus» estén usando un código o lenguaje cifrado. Muchos
adolescentes, incluso personas mayores con afán de investigación, han acabado
aburriéndose ante tamaña tontería, porque lo que en realidad pasa es que, por
mucho que le duela a aquella chica que conocí y a otros muchos que están
convencidos de que son unos elegidos, el vaso va colocándose sin ton ni son
sobre las letras, sin responder coherentemente a las preguntas formuladas. Si
sucede esto, lo más aconsejable es que abandonemos la experiencia y lo dejemos
para otro día, porque no vamos a obtener nada en claro.
Otra de las cosas habituales
que pueden ocurrirte durante una de tus experiencias y que, una vez más, convertirán
la sesión en una auténtica pérdida de tiempo, es que al formular las preguntas,
el vaso vague sin rumbo por el tablero, dando vueltas una y otra vez a mayor o
menor velocidad, sin depositarse en ninguna de las letras. Algunos piensan o creen
que el «espíritu» está perdido pero es mejor acabar la experiencia y posponerla
para otro día o bien, dejar pasar varios minutos antes de volver a intentarlo
de nuevo.
Entre otras curiosidades que
pueden surgir durante tu experiencia,y que no harán otra cosa que empañar los
resultados, es que el vaso o la moneda quiera salirse del tablero. Ocurre
muchas veces. Es una de las cosas absurdas que tiene esta práctica. Sin razón aparente
el master sale de la tabla o va recorriendo los bordes hasta lograr pasar
A la mesa o el suelo,
dependiendo donde hayamos colocado la ouija. Basta cogerlo y llevarlo
nuevamente al centro del tablero. Si vuelve a repetirse la «jugarreta» (algunos
creen que se trata de «espíritus burlones y traviesos») es mejor dejarlo para
otro día, al igual que s¡,sin razón aparente, el vaso sólo responde Sí y NO o
su movimiento es eternamente lento.
A causa de este extraño
comportamiento, es recomendable que nunca hagas una sesión de espiritismo para
convencer a tus amigos de la realidad del fenómeno, porque es muy posible que
hagas el ridículo más espantoso. En el peor de los casos te ocurrirán cosas
como las que acabas de leer y, en el mejor, el vaso se moverá a gran velocidad
y ofrecerá respuestas largas y concisas pero... ¡tus amigos creerán que lo estás
moviendo tú! Y no podrás convencerles de lo contrario.
«QUIERO ALGO MAS QUE VER MOVERSE LA MONEDA».
La gran mayoría de niños y adolescentes
no se conforman con la experiencia en sí. De hecho realizan la sesión con la
esperanza de sufrir en sus propias carnes emociones fuertes, tales como ver un
fantasma, presenciar movimiento de objetos o escuchar cosas imposibles, e
intentan provocar estos efectos. Cuando el contacto se ha producido, cansados
de preguntas y respuestas, los jóvenes piden al «espíritu» si puede aparecerse
de inmediato a lo que la tabla responde, como no podía ser de otra manera, afirmativamente.
En ese momento el vaso permanece inmóvil, para muchos no es más que un reflejo
del esfuerzo que está haciendo la entidad para provocar su aparición. Cansados
de esperar, los jóvenes vuelven a pedirlo y el vaso se detiene otra vez, como
si nadie invisible estuviera allí. En otras ocasiones, los participantes piden
de viva voz que provoque algún fenómeno paranormal como, por ejemplo, que
estalle una bombilla, se abra una puerta, se encienda la luz... El «espíritu»
dice ser capaz de hacerlo y parece concentrarse, pero nada sucede.
Quizá por ese motivo, la
juventud demuestra su valentía tratando de hacer enfadar a los espíritus y
meten cigarros o porros dentro del vaso o los dejan junto a la moneda, pidiendo
a la entidad que lo consuma. No sucede. Me he encontrado con gran cantidad de
jóvenes que han insultado gravemente a los comunicantes esperando recibir una
reacción sobrenatural por parte de ellos. Evidentemente, no es la actitud más
inteligente. Está claro que no vamos a realizar una sesión de espiritismo con
afán de investigación, ¿verdad? Pero es absurdo comportarnos estúpidamente en
mitad de una experiencia que muchos consideran paranormal y que, no está de más
decirlo, nadie ha podido explicar totalmente.
Un consejo: no pidas pruebas de
la realidad del contacto, salvo datos que puedas obtener en las respuestas
facilitadas, y que puedas comprobar en días posteriores. Todo lo demás sobra, sólo
te traerá preocupaciones, problemas y quebraderos de cabeza.
Durante una experiencia o sesión
de espiritismo, rara vez ocurre algo más que el simple pero atractivo
movimiento de la moneda, que recorre una y otra vez el tablero, ofreciendo
respuestas más o menos precisas. No importa que hagas rabiar A los «espíritus»,
éstos parecen incapaces de producir fenómenos extraordinarios, por muchas
historias que te hayan contado. Es evidente que en ocasiones sí ocurren
manifestaciones extrañas, recordemos que estamos hablando de una experiencia
paranormal donde la mente de los participantes goza de un papel protagonista,
pero no es lo habitual. Al contrario, las sesiones en las que suceden cosas
extrañas son bastante raras, a no ser que confundamos sucesos normales y
corrientes y los etiquetemos como sobrenaturales. Algo que, por cierto, es muy
habitual.
La puerta de la rioja
Voy a poner un pequeño ejemplo
al que personalmente tengo mucho cariño porque iutedió apenas una hora antes de
que ofreciera una ponencia precisamente sobre este tema, por invitación expresa
de mi amigo Joseba Orraca.
Ocurrió el 29 de abril de 2006,
durante el II Congreso de Ufología y Parapsicología ciudad de Calahorra,
organizado por el Grupo UFO. La investigadora Charo Lozano ¡nieto su
conferencia sobre «Pueblos Malditos». Yo iba a intervenir después, el tema
elegido precisamente era el de la ouija y mientras escuchaba las palabras de
nuestra amiga repasaba en mi cabeza el guión que tenía preparado, pero como
siempre, ocurrió algo, un pequeño detalle, que me hizo sonreír.
hi realidad ocurrió tres veces
y yo, disimuladamente, me frotaba las manos. Una de Iti puertas que teníamos a
nuestra izquierda se había abierto lentamente a causa de Una Inesperada ráfaga
de aire procedente del exterior. Como he indicado, sucedió tres veces,
interrumpiendo la charla de Charo, pero nadie hizo comentario alguno al respecto,
Durante mi turno, yo sí lo hice. Mi conferencia estaba destinada a hablar
claro, muy claro, del fenómeno ouija y la puerta me brindaba una oportunidad de
oro, no podía desaprovecharla.
En un momento de mi intervención
la señalé y comenté que si eso hubiera ocurrido durante una sesión de «espiritismo»,
con toda probabilidad los usuarios habrían pensado que la fuerza de los espíritus
(o cualquier otra manifestación paranormal) la había empujado. Es el típico
error.
Muchos fenómenos y situaciones
completamente normales cobran un protagonismo sobrenatural y desmedido durante
las experiencias con la ouija, la imaginación de los presentes hace el resto.
Muy pocos son los que intentan
encontrar una explicación y menor es el número de los que optan por restarle
importancia a estos incidentes.
La puerta se abrió y nadie dijo
nada. Si hubiera ocurrido otro día, en otro momento, durante una sesión, a buen
seguro que la manifestación del más allá se habría convertido en una
posibilidad inquietante.
Que te duela la cabeza después
de una sesión no significa que los espíritus te estén atormentando; que
escuches ruidos en tu casa cuando estás en la cama no es una advertencia
emitida desde el más allá para que no olvides que estás siendo observado. Piensa
por un momento que acabas de dejar una experiencia en la que, probablemente,
crees que has hablado con los muertos, por lo que no resulta descabellado
pensar que ahora estás más pendiente de las cosas misteriosas y eres más
propenso a pensar que ellos pueden estar en cualquier parte. Pero no te
preocupes, no lo están.
Ruidos en las tuberías,
chasquidos misteriosos durante la noche, extrañas sombras recorriendo el
pasillo... A veces estos sucesos tienen una explicación sencilla y racional y
ocurren siempre, pero no cobran importancia y significado hasta que realizamos
sesión de espiritismo. Es importante que tras una experiencia no te preocupes demasiado,
aunque a veces resulta inevitable. Si el resultado de la sesión te ha impresionado
demasiado, intenta distraerte con otras cosas, será lo mejor para tu salud mental.
Sucede lo mismo cuando una persona impresionable ve por la noche una película de
terror, sobre todo si es un niño. Habitualmente no tiene miedo de cruzar el
pasillo de su propia casa por la noche para llegar al baño o a su propio
dormitorio, pero en este lo recorre corriendo, encendiendo la luz o con la
sensación de que tras las sombras alguien le observa.
Todo depende de cada persona.
Al autor le han llegado muchos casos de presuntas anomalías paranormales después
de una sesión que no pasaban de ser cosas mundanas mal interpretadas. Además,
cuando suceden estas cosas, es decir, presuntos fenómenos paranormales tras una
experiencia, suele ocurrir en el lugar donde se ha desarrollado la sesión y no,
como cree y cuenta la gente, que tanto los fenómenos como los «espíritus»
acompañan a todos y cada uno de los participantes, para acecharlos durante unos
días. Nadie se lleva el espíritu consigo.
Interferencias
El muy posible que durante tus
sesiones de espiritismo te ocurra algo extraño, y no Importa si llevas poco
tiempo en esto o mucho. Podríamos decir que sucede algo que habría que
catalogar como «interferencias» y que hace fracasar la experiencia. La verdad
es que suele ser algo habitual, más en grupos noveles, pero que obliga a pensar
y ftflexionar sobre este punto.
I Puedes conseguir una
comunicación fluida, donde el «espíritu parlanchín» ofrece fttpuestas amplias
hasta que, en mitad de la «conversación», parece perderse el hilo y ti vaso
comienza a dar vueltas sin sentido, como si la orientación del «ente» se
hubiera atrofiado. A partir de aquí será muy difícil reanudar la sesión. En
otras ocasiones, esas «Interferencias» se manifiestan de otra manera. Pondré un
ejemplo.
Un grupo de personas se ha
reunido para realizar una sesión de espiritismo; en realidad llevan haciéndolo
desde hace unos meses, siempre los viernes, por la noche. Aunque les ha
costado, hoy pueden presumir de haber conseguido numerosas comunicaciones con,
quizá, los espíritus aunque ellos no lo tienen muy claro. En esta ocasión, siguiendo
un buen consejo, dejan que el vaso cobre la iniciativa. Nada más poner el dedo
sobre el cristal,el pequeño vaso se ha desplazado para colocarse en la parte
supe-rio- del tablero, debajo de las letras, donde está escrita la palabra «HOLA».
A continuación leerás parte de la trascripción de esta sesión:
- ¿Quién eres? YO NO IMPORTO, ¿SABÉIS
QUIÉNES SOIS VOSOTROS?
— ¿Qué quieres decir? ¿Dinos tu
nombre? NO INSISTAS.
— Vale, como quieras. ¿Quieres
comunicarnos algo? VOSOTROS ME HABÉIS LLAMADO, PREGUNTAD.
— ¿Podrías decirnos por qué han
disminuido los avistamientos de OVNIs en todo el mundo? ESTÁN AHÍ PERO NO LOS
VEIS.
— ¿Eres un espíritu? SOY LO QUE
TU QUIERAS QUE SEA.
— ¿Estás muerto? YA NO.
- Cuéntanos algo, por favor TENÉIS
QUE ESTAR MÁS ATENTOS PARA NO CAER EN LOSBD HFGSTSYIH BCH.
- ¿Puedes repetirlo? CLARO, TENÉIS
QUE ESTAR MÁS ATENTOS PARA NCVSG HSHAGAfFSGG
— ¿Por qué no acabas la frase?
LO HAGO.
- ¿Has dicho cosas sin sentido?
NOJENÉIS QUE ESTAR ATENTOS VCGSY UISH.
— ¿Atentos a qué? ¿Nos va a
pasar algo? SOY SATÁN.
— ADIÓS, ADIÓS.
Aquí volvemos al «misterioso
idioma de los espíritus» que, como hemos visto más arriba, no es tal. Este
punto absurdo del fenómeno es algo que deberíamos profundizar en un futuro
porque, sin duda, esconde algunas claves para comprender mejor el campo de la
vasografía.
No parece lógico que una
conversación coherente, con mensajes correctos y bien escritos, de repente se
interrumpa por frases inacabadas o palabras inexistentes. Aunque pudiera
parecerlo, no se trata de una pérdida de concentración por parte de los
participantes ya que, habitualmente, esto es algo que brilla por su ausencia.
Por alguna razón que se
desconoce, buenas sesiones parecen estropearse por una especie de «interferencia»
que a veces desencadena frases «que no deberían estar ahí». En capítulos
posteriores abordaremos la cuestión de la intervención de «diablos» en la
ouija, donde comprobaremos que presencias como la de Lucifer, Satán o Belcebú
son algo habitual. Pero no te asustes. Pronto descubrirás que no hay motivos
para tener miedo. El caso es que a un grupo de adolescentes pueden apa
flcerles, en todas y cada una
de las sesiones, frases típicas como: «Soy Satanás», «Os hiblo el Diablo»... es
lo más normal del mundo, pero no si le ocurre a un grupo ya Consolidado.
Los jóvenes, sobre todo los que
realizan experiencias esporádicas, tienden a escribir, I ve< es, el nombre
de Lucifer en la «ouija casera». Esa es una de las razones para que el
pretendido demonio se manifieste, aunque todo no sea más que una burda broma,
Una pequeña jugarreta, quizá de su mente, quizá de lo invisible. De hecho, en
muchas Ocasiones son los propios participantes los que deciden invocar la
presencia de Sítanás, pero esas experiencias no nos interesan (de momento) sino
las que cuando, lln que venga al caso.es el vaso el que,con total libertad,
decide presentarse así o anuncia, en mitad de la comunicación: «Soy Satán», «Soy
el Demonio». Los adolescentes lo tienen asumido y existe la creencia, el rumor,
de que la ouija es una práctica peligrosa, porque «hasta el mismísimo demonio
puede presentarse». Es raro encontrar a una per-lona joven que no haya sufrido
un incidente de este tipo, por otro lado, bastante ino-Ctnte e inofensivo.
Sin embargo, tal y como
indicaba, estas «interferencias diabólicas» se pueden pre-Itntar en cualquier
momento y eso... ya no es tan normal. Recuerdo que en 2002 rea-ll/ahci una de
mis experiencias y nuestro comunicante (que no se identificó) comenzó I
hablarnos de un caso que en aquellos momentos estábamos investigando: una casa
tnc antada. Facilitó mucha información, parte de ella se pudo corroborar en días
posteriores, otra sin embargo se demostró que era falsa. El caso es que, en un
momento culminante de la experiencia, cuando las respuestas eran más extensas
y profundas, el Viso comenzó a dar vueltas perdiendo cada vez más movimiento
hasta que se dirigió hiela las letras para formar un absurdo mensaje: «SOY
SATANÁS». En realidad, aquella frase estaba fuera de lugar.
Otro grupo de investigación,
bastante experto en estas cuestiones, formado por personas serias cuya única
finalidad era la de investigar, trataban de comunicarse, un viernes de octubre
de 2006, con seres pretendidamente extraterrestres. En realidad querían recibir
informaciones sobre un controvertido asunto, el tema UMMO. Aquella tarde no tuvieron
mucha suerte porque, a pesar de que mantuvieron contacto con la misma entidad
de otras ocasiones (alguien que respondía al nombre de Bob) ésta no quiso
hablar de esa cuestión aunque en la última sesión lo había prometido. Los
mensajes hacían referencia a otros temas, más personales para el grupo hasta
que, tras más de una hora y media, el vaso se detuvo en seco y al reanudar su
movimiento ofreció el sigulente mensaje: «Tened cuidado porque soy el vástago
de Satán». Esta frase estaba completamente fuera de contexto y, sin embargo, se
produjo, como si se hubiera perdido la conexión o la identidad de Bob hubiera
sido usurpada por otra «entidad».
Desde hace algún tiempo se ha
puesto de moda, no entre la juventud pero sí en los grupos de contacto
compuesto por veteranos investigadores, realizar grabaciones durante las
sesiones de espiritismo y, la verdad sea dicha, es una excelente idea, porque
podemos recoger voces y sonidos de origen paranormal, lo que universalmente se
conoce como psicofonías. Con un simple grabador depositado junto a la cuija,
con algo de suerte y paciencia, se podrían obtener algunos resultados. Para
ello, alguno de los participantes debería tomar buena nota de todos los sonidos
que se produzcan durante la sesión, porque las voces del vecino, el grito de
algún niño en la calle, un ruido en el piso de arriba o el arrastrar de la
silla, podría confundirnos a la hora de escuchar la grabación y tomar como una
voz paranormal lo que ha sido un ruido que ha pasado desapercibido. Mi consejo
es que si quieres tener resultados de este tipo, primero domines la ouija y
después ya podrás adentrarte en otra faceta del misterio, quizá más impactante
que las experiencias con el tablero.
«Cerrar» la ouija
Si «abrir» o iniciar una sesión
es uno de los aspectos más polémicos del fenómeno, a causa de los numerosos
rumores que se han propagado por el mundillo bajo el aspecto y normas, «cerrarla»
lo es mucho más y es aquí, principalmente, donde la juventud comete graves errores,
dejando que la ouija (o el «espíritu» que habla tras ella) adquiera un poder
que nunca debe tener.
Cuando los participantes están
cansados o se tienen que marchar porque se les ha hecho tarde cometen lo que, a
mi juicio, es la peor de los errores. Dejan que la ouija tome la decisión. Esto
nunca debe hacerse.
Veamos con un ejemplo, la típica
actuación de los jóvenes al querer «despedirse» de los espíritus:
Cinco jóvenes quieren marcharse ya. Se está haciendo
tarde. Uno de ellos, siguiendo las pautas de otras veces, se atreve a formular
la petición: «¿Podemos marcharnos?» La respuesta del espíritu no se hace
esperar: NO. Los chicos se miran asustados y continúan la experiencia, pidiéndole
por favor al ente que les permita marchar, pero el extraño visitante no cede.
Basta con despedirse y levantar
el dedo del vaso o la moneda, pero los usuarios tienden a pensar que si no se
marchan con el consentimiento de los espíritus, entonces serán desgraciados y
sentirán la ira de lo «invisible». Cuando llega esta situación, los participantes,
algo asustados, comienzan a actuar de otra manera. Los chicos se miran unos a
otros y entonces, el que lleva la voz cantante pregunta: «¿Puedo irme yo?» Y el
vaso se Coloca sobre el «SI». El chico, pictórico y sonriente, ante la
envidiosa mirada de sus amigos, levanta el dedo de la moneda. Entonces, otro
de los chicos realiza la misma pregunta y el espíritu responde afirmativamente.
Ya solo quedan tres jóvenes con el dedo sobre la moneda. Un tercero pregunta si
puede levantarse, pero esta vez la respuesta es «NO». Un jarro de agua fría cae
sobre el joven. Sus dos compañeros van preguntando uno a uno si pueden
abandonar la sesión y a ambos les dice que SI. Se levantan y también, dejando a
su amigo solo hablando con el espíritu. El chico ahora está asustado y mira a
sus amigos que lo esperan en la distancia mientras él, con la moneda bajo tu
dedo, trata de convencer al espíritu de que le deje marchar. Se lo pide por
favor. «NO», «NO», «NO», «NO». Al cabo
de algunos minutos la moneda le dice: «PUEDES MARCHARTE».
Desgraciadamente, esta típica
conducta, ha provocado serios problemas. En primer lugar, lo repetiré tantas
veces como sea necesaria, porque se le otorga a la ouija y a los comunicantes
un poder que nunca deben tener. En segundo lugar porque ha habido muchos casos
en los que durante más de una hora ha permanecido un chico solo dentro de un
cementerio o en una casa abandonada, esperando a que el dichoso «espíritu» le
concediera el permiso para marcharse, mientras sus amigos le esperaban en el exterior.
Mucha gente lo ha pasado muy mal, ha sufrido y ha sentido miedo por quedarse «atada»
a la ouija en solitario, hasta que la «entidad» le permitió marcharse. Lo
pasaron tan mal que decidieron no volver a acercarse jamás a uno de estos
tableros malditos. Pero la culpa es de ellos porque, como se ha dicho, jamás
hay que pedir permiso para terminar la sesión porque, curiosamente, la ouija
tiende a «jugar» con los participantes y elige a uno o dos de los presentes
para mantenerlos «atados». Muchas veces (y es algo que hay que estudiar con más
detenimiento) escoge al más impresionable y miedoso. Olvídate de preguntas
como «¿Se puede marchar Raúl?», «¿Podemos irnos?», «¿Dejas que Carmen abandone
la experiencia?», porque las respuestas van a ser del tipo «TÚ NO», «TÚ Sí».
Si quieres dar por finalizada
la experiencia basta que, con educación, digas en alto «adiós» o muestres tu
intención de marcharte. Piensa que, aparentemente, estás hablando con «alguien»,
y seguidamente tú y tus amigos podéis levantar el dedo del vaso o de la moneda
y marcharos. No es necesario nada más.
A medida que vayas realizando
sesiones, te darás cuenta que los presuntos espíritus son reacios a despedirse
ya que «siempre quieren hablar» y tratarán de convencerte de que continúes,
pero no tienes por qué hacerlo si no te apetece. Recuerda: eres tú quien debe
llevar las riendas de la experiencia.
ÚLTIMOS PASOS
Es posible que algunos amigos
te hayan comentado varias cosas que debes hacer después de haber finalizado
una experiencia, bajo la advertencia de que si no lo haces correctamente, la «puerta»
que has abierto puede quedarse abierta y, entonces, las calamidades y las
desgracias pueden suceder porque, a través de esa puerta invisible, pueden
cruzar «espíritus malignos», «entidades tenebrosas» e incluso «seres diabólicos»
Por eso sería necesario seguir ciertas pautas al pie de la letra. La verdad es
que hay una gran variedad de costumbres entre los neófitos; tantas que sería
absurdo recogerlas todas aquí, porque no harían más que confundirte. Sin
embargo, sí enumeraremos algunas de las más corrientes.
•
Hay que soplar tres veces el vaso para evitar que el espíritu se quede prisionero
en su interior.
•
Es habitual abandonar la «ouija casera» y la moneda en el lugar donde se ha
celebrado la sesión, evidentemente cuando son lugares públicos y al aire libre.
•
Para que no ocurra nada malo, muchos jóvenes rompen el vaso estrellándolo contra
el suelo, así el espíritu no quedará encerrado.
•
A algunos usuarios les gusta quemar los tableros.
•
Una de las extrañas costumbres entre los jóvenes que usan la moneda en vez de
un vaso es la de llevarla durante tres días en contacto con la piel, a ser
posible entre la ropa interior. Otros doblan la «ouija casera» hasta
convertirla en un pequeño papel y realizan la misma operación. Después de esos
tres días se deshacen tanto del tablero como de la moneda.
Todos estos pasos son
completamente absurdos; nacen de los rumores, de la mala formación que cruza
los pueblos y las ciudades de boca en boca y que se trasmite también a través
de Internet. De todos modos, si para tu tranquilidad crees que debes soplar el
vaso tres veces, hazlo, tampoco es tan grave; pero recuerda que no es
necesario, como tampoco lo es romper el vaso. Es comprensible que nadie se lo
quiera llevar I casd y mucho menos beber de él (aunque no pasa absolutamente
nada), pero si tienes intención de volver a consultar la ouija, lo puedes
guardar en cualquier sitio para utilizarlo en otras ocasiones.
Para que comprendas lo absurdo
que es, por ejemplo, quemar la tabla después de la seción (te lo dije páginas
atrás), piensa que sólo se hace con las «ouijas caseras», es decir, Con las de
usar y tirar, los tableros dibujados en un folio, en un papel. ¿Quién en su
sano Juicio quemaría o destruiría un tablero comprado en una tienda y que ha
costado unos 10 euros? Si usas siempre un tablero casero puedes hacerte otro
pero... dudo mucho que los amantes de quemar ouijas se compren una tabla nueva
cada vez que vayan a realizar una experiencia. No resulta nada económico.
Son costumbres adquiridas,
arraigadas ya en la cultura popular, y resulta muy difícil ofrecer indicaciones
para cambiar esas conductas que si bien no son del todo graves si que resultan
completamente innecesarias.
La ouija es una práctica
emocionante, pero debes tener siempre presente que eres tú, sólo tú, quien debe
manejar la situación y no seguir nunca las indicaciones de los «espíritus» o
sus caprichos. Desde el primer momento en que formulas la pregunta ya estás
condicionado y nada más notar bajo tu dedo el movimiento del vaso comienzas a
ser manipulado porque, aunque te cueste aceptarlo, a pesar de que la tabla se
utiliza para hablar con los espíritus, es muy probable que en realidad no sean
ellos quienes responden a nuestras preguntas o, al menos, no siempre.
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