A pesar de contarse entre las figuras más influyentes en el mundo occidental, desconocemos muchos detalles de la vida de Jesucristo, en especial la etapa transcurrida entre su niñez y el inicio de su ministerio religioso. Historiadores y aficionados han intentado llenar esas líneas sin llegar a resultados seguros.
Por Rafael Muñoz Saldaña
Independientemente de la religión que se profese, si es el caso, Jesucristo es reconocido como un personaje de gran Importancia en la historia. Un elemento Indiscutible para apoyar esa afirmación es su número actual de seguidores. El sitio de Internet adherenrs.org, que reúne información estadística sobre las religiones del mundo, señala que, en sus diferentes denominaciones, el cristianismo cuenta con 2.100 millones de seguidores, casi una tercera parte de los 7.000 millones de personas que conforman la población actual, de acuerdo con la Oficina Estadounidense del Censo y la Organización de las Naciones Unidas. Su rama principal, la Iglesia Católica, tiene 1.100 millones de adeptos y apenas se acerca a esta el Islam sunnlta, con 1.000. La multiplicidad de sus derivaciones (por ejemplo la Iglesia Anglicana, las Sectas Indígenas de África y la Iglesia ortodoxa) pone en evidencia la capacidad de penetración del cristianismo en los más variados horizontes geográficos. Otro detalle significativo al respecto es su perdurabilidad: aunque la superan en edad el Judaismo (2085 a. C.), elHlndulsmo(1500a. C.), el Budismo (560 a. C.), elTaolsmo (550 a. C.) y el Jainismo (599 a. C.),no de|ade sorprendernos que el cristianismo acumule ya dos milenios de vida en un proceso inseparable de la historia del mundo occidental.
Enfrentadosaestasevidenciasresultaen especial inquietante que desconozcamos tantos datos, aspectos y detalles sobre la vida de su fundador, Jesús de Nazaret. En comparación conocemos mucho mejor las vidas de personajes destacados, pero de menor influencia. La Vida de SamueUohn-son, de James Boswell, una pieza clásica del género biográfico, abarca dos mil páginas. Los datos biográficos de Jesucristo suman, con mucho, unas cien, e ignoran más de la mitad de su vida, la etapa transcurrida entre los 12 y los 30 años de edad. Antes de abordarla, conviene explicar las dificultades que enfrentan los esfuerzos por reconstruir al Jesús histórico.
Las fuentes de información
La fuente más importante sobre la vida de Jesucristo son los cuatro Evangelios, cuya autenticidad reconoce la Iglesia y que son la parte medular del Nuevo Testamento, la segunda sección de la Biblia: el Evangelio según San Mateo (26 páginas en la edición Sagrada Biblia Ecuménica Barsa, 1967), el Evangelio según San Marcos (15), el Evangelio según San Lucas (25), y el Evangelio según San Juan (20). Sí sumamos esa páginas tenemos 86, cifra que se vuelve significativa al contex-tualizarla en la Biblia. El Antiguo Testamento se extiende por 832 y los escritos que suceden a los Evangelios hasta el final de la Biblia -misma que concluye con el Apocalipsis del Apóstol San Juan-, abarcan unas 130 páginas. De esta manera, la vida de Jesús abarca menos del 10% de toda la Biblia, aunque aseguran los teólogos católicos que todo el conjunto se encuentra articulado.
Pero las 86 páginas de los Evangelios tampoco ofrecen la información concentrada y diversa que esperamos de una biografía. El primer problema en este sentido es que tres de ellos (Mateo, Marcos y Lucas) narran más o menos lo mismo, aunque a veces ofrecen detalles adicionales. Se les llama 'Evangelios sinópticos' pues sus contenidos pueden combinarse en un solo relato: los tres coinciden en 330 versículos que son, por así decirlo, información repetida. Es probable —aunque la idea aún se debate— que Mateo y Lucas se hayan basado en Marcos y en el misterioso "Evangelio Q", una fuente cuya existencia no está probada, pero funciona como hipótesis para explicar las similitudes entre los textos. El Evangelio de Juan tiene una fuente distinta, pero no agrega, en realidad, información biográfica diferente y comienza su relato en el momento en que Jesús inicia su ministerio religioso.
A lo largo de la historia se ha llevado a cabo una serie de intentos por armonizar los cuatro Evangelios. El primero de ellos fue de ládano el Sirio (120-180) en su obra llamada Diates-saron. Un ejercicio interesante sería cuantifi-car los datos biográficos de Jesús en una de esas armonizaciones. A través de esto descubriríamos que la biografía de Jesús es mucho más compacta que los 130 folios que hemos mencionado pues, además, los Evangelios no se centran en los hechos, en los 'datos duros' por los que hay tanta curiosidad; su objetivo es reunir y exponer la doctrina de Jesucristo. Günther Born-kamm, autor del ensayo "Jesús", incluido en la Encyclopsedia Universalis, esclarece este aspecto: "Los Evangelios nunca presentan hechos en bruto. Un relato evangélico no es un intento de biografía... En lo que toca a los acontecimientos precisos de la vida de Jesús hay que mostrarse circunspecto".
Esa importante aserción permite pensar que incluso los datos biográficos {por ejemplo los detalles del nacimiento) pueden haber sido objeto de una elaboración simbólica de los evangelistas, quienes hayan sido éstos, pues también se reconoce que su atribución a los santos que les dan nombre es una mera convención de quienes los pusieron por escrito tiempo después de la Crucifixión. Raymond E. Brown, experto en interpretación bíblica y autor del libro An Introduction to the New Testament, ofrece las siguientes fechas de redacción: Marcos (68-73), Mateo (70-100), Lucas (80-100) y Juan (90-110). Aquí se suma un nuevo horizonte de dudas: el Evangelio más cercano a los hechos se redactó, al menos, tres décadas después, lo que puede despertar sospechas sobre la fidelidad de los acontecimientos narrados. Este hecho choca con nuestras convenciones como receptores de información hoy día, cuando literalmente podernos saber en vivo o conminutos de diferencia lo que ocurre en el mundo,
En la imaginación popular ha germinado la idea de que los Evangelios Apócrifos ofrecen información adicional sobre Cristo, su vida y doctrina, que a la Iglesia católica le ha interesado ocultar. Un acercamiento a estas fuentes y a lo que se ha escrito sobre ellas pone fin de su mujer, María Magdalena, Si bien esta clase de escenarios pueden acercarnos emocionalmente al personaje, poco abonan para desentrañar su misterio histórico.
En busca del Jesús histórico
Considerando que enlas fuentes religiosas no existe la suficiente informaciónbiográ-fica sobre Jesús, se ha intentado conocer más detalles a partir de documentos históricos, tarea que se ha revelado igual de infructuosa. Las referencias históricas no cristianas que se conservan acerca de él son muy escasas y tardías con respecto a los acontecimientos. En el capítulo 18 de sus Antigüedades Juáías (93 -94), el historiador romano Flavio Josefo ofrece un testimonio cuya autenticidad se ha puesto en duda. Por lo demás solo menciona lo que ya sabemos: Jesús realizó milagros y íue condenado por Pilato. En una carta fechada entre los años 100-112, Plinio el Joven solamente se refiere al culto de los cristianos, "quienes cantan un himno a Cristo, casi como aun dios". Entre 116 y 117 Tácito, historiador, senador, cónsul y gobernador del Imperio Romano aporta otra referencia: "Los cristianos tornan su nombre de un tal Cristo, que en época de Tiberio fue ajusticiado por Poncio Pilato". La última de las referencias es del historiador y biógrafo Suetonio, quien refiere que alrededor del año 120 el emperador Claudio expulsó de Roma a los judíos que realizaban constantes revueltas "instigados por Chrestus".
Dada la pobreza de todas las fuentes disponibles, y arguyendo que ninguna de ellas puede verificarse, algunos han llegado a creer que la figura de Jesús es un mito y que probablemente se construyó como una alegoría que derivó en un "personaje compuesto" colectivamente. Uno de los primeros exponentes de esta teoría fue el profesor Charles-Francois Dupuis. En su obra Origen de iodos ios cuitos o la religión universal {1795} aseguró que el culto por Jesús había sido, originalmente, un culto solar. A partir de entonces varios intelectuales han sostenido teorías afínes, En el libro Did Jesús Exist? (1975) George Albert Wells (nacido en 1926), profesor emérito de letras germanas en la Universidad de Londres, sostiene la idea del "personaje compuesto" derivado de las especulaciones místicas del judaismo. El lingüista sueco Alvar Ellegárd (1919-2008), autor de The Myth of Jesús (1992), propone una hipótesis afín.
A ellos se contrapone la gran mayoría de los historiadores del cristianismo activos en las últimas décadas. Günther Bornkmann, a quien ya hemos citado, asegura que "el estudio de los Evangelios permite decir no solo que Jesús existió, sino muchas cosas más". Es la misma postura que sostienen E. San-ders, autor de The Historicai Figure of Jesús (1994), y John Dominic Crossan, escritor del libro Tiie Historicai Jesús: The Life of a Me-diterranean Jewísh Peasant (1992), quienes defienden la historicidad de Jesús y aportan información sobre su vida combinando datos de la historia, el análisis literario y la antropología social. Aunque a veces se resistan a aceptarlo, trabajan con el método de la inferencia abductiva, proponiendo una serie de posibles hipótesis sobre Jesús y su vida cuya demostración solo puede obtenerse mediante el hallazgo de nuevas evidencias que corroboren su validez.
Cabe mencionar que la búsqueda del Jesús histórico es una disciplina relativamente nueva. El enorme poder acumulado por la Iglesia católica hizo que hasta el siglo XVIII no pudieran plantearse dudas sobre la veracidad y fiabilidad histórica de los relatos evangélicos. La Ilustración, el movimiento que transformó el panorama intelectual de Occidente mediante el combate al dogmatismo y la promoción del método científico como única forma viable de conocimiento, inspiró, en el seno del protestantismo alemán, las primeras indagaciones sobre el Jesús histórico, con el trabaio pionero de Hermann Samuel Reimarus (1694-1768), Acerca deí objetivo de Jesús y sus discipulos. De esta forma, el enfoque histórico es relativamente joven y ha tenido que revertir casi dos milenios de oscurantismo producidos por la propia Iglesia. Cabe esperar, en ese sentido, que en las décadas por venir
presente mayores avances apoyados también en el progreso de las técnicas antropológicas, arqueológicas y paleográficas.
El vacío en Las fuentes
Recapitulando lo anterior podemos concluir que existen grandes vacíos y dudas acerca de la vida de Jesús, incluso de las etapas detalladas en los Evangelios: su nacimiento y su ministerio. Pero hay todavía una incertidum-bre más grande: ¿qué ocurrió con él en la etapa que media entre estas dos épocas? Son los llamados "años perdidos" de Cristo. Veamos a detalle cómo y dónde se manifiesta ese vacío en cada uno de los Evangelios, tomando en cuenta el tema de sus interrelaciones ya mencionado antes, La falta de información sobre esa etapa bien puede ser un elemento adicional para respaldar la idea de que quizá partieron de la misma fuente. El Evangelio según San Mateo comienza con
el apartado "Infancia de Jesucristo" (1:1,2-23), mismo que se subdivide en "Genealogía legal de Jesús" (un análisis de su árbol genealógico), "Nacimiento de Jesús", "Adoración de los magos", "Huida a Egipto" y "Regreso de la sagrada familia", subapartado que refiere el retorno de Jesús y sus padres tras la muerte de Herodes. El apartado concluye con las palabras "Y llegado [José] se estableció en una ciudad llamada Nazaret, para que se cumpliese la palabra de los profetas [en relación con Cristo]: 'Él será llamado Nazareno'". En el apartado siguiente, "Preparaciónpara la vida pública", encontramos que Jesús ya es mayor de edad y escucha la predicación de su primo Juan el Bautista.
El Evangelio según San Marcos no refiere nada en relación con la vida de Jesús antes de su encuentro con Juan. Su primer apartado, "San Juan Bautista" (1:1-13), inicia sin dar antecedentes sobre su nacimiento o su infancia.
Jesús figura a partir del segundo apartado, "Bautismo y tentación de Jesús", en el que el evangelista refiere: "Y sucedió que en aquellos días Jesús vino de Nazaret de Galilea, y se hizo bautizar por Juan en el Jordán". El editor del Evangelio en la Sagrada Biblia Ecuménica Baisa explica en una nota al pie que este Evangelio, a pesar de su brevedad (véase la comparación del inicio) "reviste singular interés, porque narra algunos de los episodios que le son exclusivos, y también por muchos matices propios que permiten comprender mejor todos los Evangelios".
El Evangelio según San Lucas es el que mejor detalla la infancia de Jesucristo. Después de su breve "Prólogo" incluye el apartado "Infancia de Jesús", que se divide en varios subapartados: "Anunciación del nacimiento del Precursor" (referido al nacimiento de Juan el Bautista), "El ángel Gabriel anuncia a María la Encarnación del Verbo", "Visita de Isabel a María", "El Magníficat", "Nacimiento del Precursor", "El Benedictus", "Nace en Belén el Salvador del Mundo", "Adoración de los pastores", "Circuncisión y presentación en el Templo", "La profecía de Simeón" (en el que un anciano señala que Jesús es la salvación del pueblo de Israel), "La profetisa Ana" (una mujer de ochenta y cuatro años que alaba al niño a Dios en el templo), y concluye con "Jesús ante los doctores". Los párrafos 51 y 52 ofrecen, a grandes rasgos, cierta información sobre los "años perdidos": "Y Jesús bajó con ellos [sus padres], y estaba sometido a ellos, y su madre conservaba todas estas palabras repasándolas en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría, como en estatura, y a favor de Dios y de los hombres". El siguiente capítulo, "Preparación de Jesús para la vida pública", nos sitúa ya en el momento en que Cristo se encuentra con su primo Juan y recibe el bautismo.
Queda, por último, el Evangelio según San Juan, que inicia con un "Prólogo" (1:1-14} de naturaleza teológica que habla de la "Creación del mundo" y la "Encarnación del verbo", una especie de descripción metafísica -no biográfica- del nacimiento de Cristo, y de allí salta al apartado "Preparación para la vida pública de Jesús" (1:15-51), que refiere el testimonio del Bautista y ofrece información sobre los primeros discípulos de Jesús. Tenemos así que, de los cuatro Evangelios, dos omiten por completo cualquier información referente a la etapa anterior al inicio de su ministerio, y otros dos saltan desde la infancia temprana hasta el inicio del ministerio. ¿Cuáles son las edades correspondientes a cada etapa? Establecer una cronología de Jesús ha sido una tarea apasionante para historiadores, creyentes y científicos, incluyendo a Isaac Newton, quien determinó la fecha de la crucifixión calculando la visibilidad de la Luna, El problema abarca tanto la conexión de la vida de Jesús con la historia del mundo, como la secuencia interna de los hechos de su vida, Lucas es quien nos da las mejores pistas sobre la etapa omitida en los Evangelios. La presentación en el Templo ocurrió cuando tenia unos 12 años y el inicio de su ministerio cuando tenía 30. Tenemos, de esta manera, un vacío de 18 años.
Los Evangeíios Apócrifos presentan el mismo vacío. Muchos son meros fragmentos referidos a hechos y etapas diferentes de la vida de Cristo. Son escasos aquellos que pre -sentan una secuencia biográfica completa y ordenada, y cuando lo hacen tienen la misma carencia. Examinemos solo algunos para probar esta afirmación. El Evangelio de Santiago deja a Cristo en el pesebre, protegido por su madre. El Evangelio del Pseudo Mateo abunda en hechos fantásticos sobre Jesús niño y sus supuestos milagros: enfrenta a tres dragones, logra que lobos, leones y leopardos guíen la caravana durante la huida a Egipto, hace que —fuera de temporada— una palmera dé frutos para alimentar a la Virgen, que tiene hambre. Su último capítulo, "Jesús y su familia", retrata una plácida escena de vida familiar con herniosas descripciones: los ojos del niño brillaban como una luminaria y, de noche, "la luz de Dios brillaba sobre él".
El Evangelio Armenio de ¡a Infancia es una ficción de muy grata lectura en la que se multiplican las historias sobre los prodigios realizados por el niño, pero se detiene en la infancia. El Evangelio de Nícodemo inicia cuando Jesús comparece ante Pilato, lo mismo ocurre con el Evangelio de San Pedro. La armonización de Taciano, basada en los Evangelios aceptados y considerada también , un evangelio apócrifo, muestra el mismo ! salto que hay en Lucas. El capítulo XII, "Jesús en el templo de Jerusalén", concluye con el apartado 15: "Y Jesús crecía en sabiduría y en edad y en gracia para con Dios y para con los hombres", El capítulo siguiente, el XIII, ya nos ubica en el momento de la aparición de Juan el Bautista en Israel.
Jesús viajero, Jesús esenio
¿Qué ocurrió en ese largo lapso —más de la mitad— de la vida de Jesús que no detallan los Evangelios? ¿Por qué omiten esa etapa en su exposición? Las fuentes primarias no nos dan ninguna pista al respecto y las obras de consulta más prestigiadas se suman, por necesidad, a ese silencio. A la Iglesia Católica, por su parte, no le interesa la indagación ni pretende ir más allá de los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, El Catecismo de la Iglesia Católica es muy explícito al respecto. Su visión sobre la Biblia se encuentra resumida en el Artículo 3; "La Sagrada Escritura" (incluido en Primera Parte. La Profesión de Fe, Primera Sección, «Creo» «Creemos», Capítulo Segundo, "Dios al encuentro del hombre").
Allí se nos dice que "La santa madre Iglesia, según la Fe de los Apóstoles, reconoce que todos los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento, con todas sus partes, son sagrados y canónicos, en cuanto que, escritos por inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios como autor, y como tales han sido confiados a la Iglesia". La institución considera que son sagrados y asegura que el Nuevo Testamento ofrece "la verdad definitiva de la revelación divina". Los libros no le interesan como fuentes de información documental, sino por su sentido espiritual conformado por tres senderos: el alegórico, que sirve para entender mejor el significado de las enseñanzas de Jesús, como por ejemplo el paso del Mar Rojo que representa su victoria; el moral, ya que los acontecimientos pueden conducir a un obrar justo; y el anagógico que, en el caso de los creyentes, permite atisbar la bienaventuranza eterna, es decir, la salvación o el "Reino de los Cielos", Aquí se concentra la esencia de lo religioso: el salto de Fe que permite creer sin importar las evidencias.
El interés por el personaje, incluso entre los no creyentes, y la necesidad de acercarse a él, han abierto paso a una serie de teorías muy especulativas sobre su vida en esta etapa, que lo sitúan en remotos horizontes geográficos (el Tíbet, la India, América) y lo vinculan con otras corrientes religiosas como el Budismo o el Hinduisrno. Se conocen genéricamente corno las hipótesis de "Jesús viajero", No hay evidencias arqueológicas ni ideológicas que permitan sostener esos planteamientos. Por otra parte, los autores de esas tesis no cuentan con las credenciales necesarias para sostener tales hipótesis y muchos de ellos lo hacen como parte de su propia agenda sectaria. Un buen ejemplo a este respecto es el volumen The Lost Years of Jesús: DocumentaryEvidenceofJesus'17-year Journey to the East. Su autora, Elizabeth Clare Prophet (1939-2009), se asumió corno "emisaria de los maestros ascendidos", advirtió un inminente apocalipsis nuclear y fundó un culto New Age: la Iglesia Universal y Triunfante. Difícilmente pueden prestarse oídos a sus aserciones. Ese volumen no es sino una muestra representativa de muchos otros, como Jesús,' The Explosive Story ofthe 30 Lost Years and the Andent Mystery Reü-gions, de la autora Tricia McCannon, cuyo sitio de Internet (www.tnciamccannonspeaks. com) la describe como "clarividente". Si bien estas obras son inofensivas en términos doctrinarios, podemos achacarles el perjuicio de desinformar y obstruir la ya de por sí compleja búsqueda del Jesús histórico.
Otras aproximaciones son un poco más responsables, pero igual de inseguras, Una de ellas, expuesta entre otros por el escritor francés Joseph Ernest Renán (1823-1892), autor de una célebre Vida de Jesús, asegura que en los "años perdidos" Jesús se instruyó con los esenios, una secta judía establecida alrededor del siglo II a. C, cuyos miembros se dedicaban al estudio de la ley revelada a su fundador, un personaje conocido como "Maestro de la Justicia", según se le menciona en los Rollos del Mar Muerto. Sin embargo, la misma existencia de una comunidad o fraternidad de tal nombre se encuentra en duda. A lo largo del Antiguo Testamento no existe una sola mención de un grupo denominado así. Por otra parte, en el Nuevo Testamento (Juan 7:2-10) Juan menciona que Jesús asistió a la fiesta de Jánuca, que conmemora la purificación del Templo de Jerusalén, una celebración que los supuestos esenios consideraban impura. En su libro de 1958, The Dead Sea ScroUs and Pnmitive Christianity, el investigador Jean Daniélou opina: "¿Pode -mos concluir que Jesús fue esenio al menos en alguna etapa de su vida? Los historiadores son unánimes al afirmar lo contrario. Ni en sus orígenes ni en el ámbito donde vivió habitualmente parece haber algo que justifique esa conclusión".
La verdad revelada
El conjunto de hechos expuesto en las líneas anteriores es desconcertante para los creyentes y los no creyentes. Todo hace parecer que de Jesús nada se sabe, Sin embargo, los propios Evangelios arrojan luz sobre su figura y permiten suponer qué hizo en la etapa de los "años perdidos". Estos textos, como hemos visto, no cumplen con los requisitos que hoy impondríamos a cualquier biógrafo, En contraste, son documentos muy exitosos de acuerdo con la intención que tuvieron sus autores: la transmisión de un sistema de pensamiento, de una doctrina religiosa, Los evangelistas omiten o minimizan los hechos concretos para enfatizar el pensamiento de su personaje central, y a lo largo de sus capítulos no existen inconsistencias o contradicciones con respecto a él, quien guarda la asombrosa unidad que ha garantizado su impacto a lo largo de dos milenios, La innovación y la consistencia teórica de las ideas planteadas hacen pensar que fueron producto de un pensamiento individual muy concreto, como ocurre con los grandes sistemas filosóficos de Occidente, y por tanto permiten deducir (ya no inferir) que Jesucristo existió históricamente, corno existieron Sócrates, Platón, Descartes y Kant, quienes, como él, retomaron discusiones y temas anteriores, propusieron innovaciones y las sistematizaron en un discurso que los pensadores posteriores enriquecieron y reinter-pretaron. ¿Cuál fue la base del pensamiento de Jesucristo? En esa pregunta se encuentra el enigma de sus años perdidos y también su fácil solución: la religión judía.
Aunque la Iglesia católica defiende (podemos verlo en el Catecismo ya mencionado) la unidad de las dos secciones de la Biblia, en el mundo occidental nos cuesta comprender cabalmente que el cristianismo está enraizado en el Antiguo Testamento, al grado que el propio Jesús se asume como el Mesías anunciado ahí, Su proyecto no consistía en implantar una doctrina ajena gestada en otros grupos (como los esenios o los maestros orientales), tampoco en fundar una religión por completo distinta a la ya existente. Era, más bien, marcar una evolución en el pensamiento judío. En las primeras décadas de la cristiandad -nos relata Marvin Mayer, traductor de El Evangelio de Judas- judíos y cristianos seguían acudiendo juntos a la sinagoga, y sólo con el tiempo se diferenciaron hasta parecer dos religiones distintas y, en la incultura popular, hasta antagónicas entre sí.
El análisis comparativo del Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento pone en evidencia esa conexión y nos revela qué hizo Jesús durante la etapa desconocida u oculta de su vida: permaneció en Nazaret y acudió a la escuela para aprender y entender a fondo la religión de sus antepasados, cuya comprensión profunda le permitió desarrollar su propio pensamiento. Las enseñanzas de Jesús tienen su fundamento en la religión judía tal como se vivía en el siglo I de nuestra era. No podemos descartar la posibilidad de que el vacio o elipsis de los Evangelios tal como han llegado a nosotros haya sido resultado de alguna edición en aras de promover el cristianismo como una religión diferente e independiente a la inspirada en el Antiguo Testamento.
Conviene aquí detenernos un instante en la idea de elipsis, que abre otra posibilidad distinta pero con el mismo resultado. En su libro Acción, relato, discurso: estructura de Ja ficción narrativa, José Ángel GarcíaLanda nos explica que la elipsis es un proceso selectivo que apela a la competencia interpretativa del lector, "Suele omitirse lo evidente, lo que se espera que va a ser deducido por el lector." ¿Y qué puede deducir el lector del Nuevo Testamento sobre los "años perdidos"? Que Jesús permaneció en la misma ciudad, como cualquier chico judio de su edad. Si hubiera viajado a territorios remotos, los autores de los textos tendrían que haberlo mencionado pues no habría manera de que el lector pudiera deducirlo o saberlo, El silencio de los evangelistas con respecto a esa etapa puede ser elocuente; nada hubo de extraordinario en ella.
Las hipótesis extrañas en relación con la vida de Jesucristo despiertan la fascinación del mismo público entusiasmado con las teorías de conspiración y la creencia en diversos fenómenos sobrenaturales, cuya propensión les hace abandonar la guía del sentido común y aceptar nociones para las que no existe alguna evidencia concreta. Sin embargo, esto también es una manifestación del interés de los grupos más diversos por establecer una conexión personal y afectiva con el destacado líder espiritual del siglo I que promete seguir atrayendo a muchas generaciones por venir, Quizás resulte más atractivo perfilarlo corno un viajero trasatlántico, como el líder de una sociedad secreta o como el protagonista de muchas hazañas desconocidas que se pretende ocultarnos, Sin embargo, la llamada "Solución de Nazaret", aparte de ser la más sencilla, es la que cuenta con el apoyo histórico y escritural más plausible.
Por lo que toca a los creyentes que logran dar un salto de Fe y aceptan la doctrina y las promesas de Jesús sin someterlo a un examen como el que hacen los historiadores o el que nosotros hemos llevado a cabo en estas pá-0nas, cabe decir que, además del respeto que merece su Fe, representan al valioso grupo de personas que defienden formas de conocimiento alternativas al frío racionalismo de la Ilustración, del que derivó el entorno tecnológico que habitamos hoy. Cristo, en última instancia, no apeló a la razón, sino a los sentimientos y las emociones de sus seguidores. Juan (14:22) refiere que "Judas [Tadeo] le dijo: '¿Cómo es que te manifestarás a nosotros y no al mundo?'". A lo que Jesús respondió: "El que me ama, mi palabra guardará, y mi Padre le amará, y vendremos a Él, y haremos con Él morada".
Solicito a mis clanes aborigenes del mundo en donde tengo unicamente la conversion de hijo de los Dioses aborigenes del mundo pero que no soy la encarnacion divina de sus Dioses aborigenes de que me defiendan apologalmente de mi masoquismo con mis secuaces sexuales de mi colonia porque las bastardas de mi colonia desean difamarme con retenerme con el soborno sexual de dispensarme de violador sexual masoquista. Tal contacto deberá ser permanente porque tengo calumniadores en mi colonia.
ResponderEliminarAtentamente:
Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
Documento de identificacion personal:
1999-01058-0101 Guatemala,
Cédula de Vecindad:
ORDEN: A-1, REGISTRO: 825,466,
Ciudadano de Guatemala de la América Central.