domingo, 15 de julio de 2012

La cascada de la diosa Erzulie



Cada año, en el mes de julio, tras ahorrar durante varios meses, miles de peregrinos se desplazan hasta una cascada situada a 150 km al norte de Puerto Príncipe (Haití) para dejarse mecer por sus aguas. Los cuerpos, los cánticos y la música rara -la mas común en las celebraciones vudú- se mezclan con los perfumes de hierbas y las pociones preparadas ex profeso para demandar los presuntos favores de los espíritus. Los creyentes pasan horas bajo el sonido y el frescor del agua, re/ando, abrazándose... Muchos lanzan al cielo su ropa vieja, símbolo de un pasado que quieren dejar atrás. Y algunos consultan a los hotigan (sacerdotes) o a las nmmbó (sacerdotisas), poseídos por los loas (divinidades del vudú). Miles de fieles, incluidos niños y mujeres embarazadas, se apiñan bajo la cascada para recibir el baño de la suerte e invocar a Ewa Ezi-li, uno de los principales dioses del panteón vudú. Bajo la tromba de agua es imposible oír una palabra; los devotos bailan, hacen abluciones con sus botellas y sus cuencos de calabaza y se entregan a la comunión con sus santos, los loas. Estos tienen nombres barrocos y coloniales, como Barón Samedi, Maman Brígitte, Papa Legba, Damballa y Papa Ogou. Cuenta la leyenda popular que en 1847 Er-zulie Dantor, la diosa vudú de la belleza y el amor, se apareció sobre un árbol en esta cascada y empezó a curar a los enfermos y a obrar milagros. Los sacerdotes católicos lo vieron como una blasfemia y ordenaron talar el tronco, erigiendo a pocos metros una iglesia en honor a la Virgen.
Sin embargo, por obra y arte del sincretismo haitiano, Erzulie se camufló en la católica Virgen de los Milagros. Desde entonces, muchos de los habitantes del país más pobre de América consideran las aguas de Saut d'Eau benéficas y curativas.


PURIFICARSE PARA LOS ESPÍRITUS
Desde primera hora del día, los fieles haitianos comienzan a acudir a los campos santos cargados de café, klerec (bebida autóctona de fuerte graduación alcohólica) y todo tipo de alimentos que ofrecer a los espíritus. El vudú, aunque no de una forma siempre visible, está presente en todos los ámbitos de la vida del país y hasta los colores azul y rojo de la bandera nacional representan a Ogou, espíritu de la guerra, el fuego y el Cosmos. Previamente a la recepción del espíritu, el rito exige que las mujeres consagradas a la religión vudú purifiquen sus cuerpos y limpien sus órganos sexuales con un líquido que extraen de una botella repleta de hierbas. Violentos movimientos, bailes y una continúa ingesta de alcohol caracterizan los momentos previos, en los que las sacerdotisas del vudú prestan sus cuerpos a los espíritus de los muertos. La multitud que, en todo momento, permanece alrededor de los sacerdotes, los anima con cantos y gritos en sus contactos con el otro mundo. Otra de las características esenciales de esta religión de origen africano es su profunda fluídez, en parte porque no tiene liturgia ni teología escrita, y en parte por las diversas influencias que ha recibido de otras creencias. Trepar hacia la cascada, de una altura de 30 TÁ, no es fácil, pero vale la pena intentarlo. Algunas mujeres emprenden el camino para que Er/ulie les dé la gracia de concebir el hijo que anhelan, otros esperan conseguir sanar a un familiar enfermo, también los hay que sueñan con la green cara que les permita emprender una nueva vida en EE.UU. Cualquier excusa es buena para asistir a la primera de las tres grandes celebraciones católicas-vudúes, que atrae a gente procedente de todas las partes de Haití y reúne a personas de todas las clases sociales.

AHORRAR PARA PEREGRINAR
Llegan después de muchas horas de camino a pie, en burro o en tap tap (autobús rojo típico) en busca de buena suerte y beneficios. En el país más pobre de América el precio de este
viaje puede significar días o meses de trabajo, algunos incluso gastan la mayoría de sus ahorros para llegar aquí, aunque sea una única vez en toda su vida, sacrificio que será recompensado por las bendiciones que presuntamente recibirán los peregrinos al bañarse en las aguas místicas de la cascada de Saut d'Eau (salto de agua, en francés), en este pequeño pueblo llamado Ville Bonheur, ubicado en el departamento Centro.
En esta fiesta de tradición vudú se honra a las diosas iwa con ceremonias cristianas, como la Virgen de los Milagros (conocida aquí como la Virgen del Carmen), en una simbiosis que mezcla el cristianismo con las raíces africanas que años atrás trajeron consigo los esclavos. En lengua creóle, el término oficial de vodou se refiere únicamente a la religión de Haití. La palabra proviene de la voz fon vudu (espíritu divino), que se usa todavía en Benin, cuna africana del vudú. Como antiguo reino de Dahomey, Benin proporcionaba los escla-
vos que se necesitaban en aquel momento en Haití, los cuales siguieron rindiendo culto a su religión ancestral. Los practicantes suelen huir del término anglicanizado voodoo (del que proviene el término español "vudú") por sus connotaciones morbosas, que, para ellos, están fuera de la realidad.


FERVOR RELIGIOSO
Cerca de la cascada, hombres y mujeres venden velas, cordones azules y blancos que representan a los loas e imágenes de la Virgen de los Milagros. Los tambores tocan ritmos sincopados y algunas personas entran en trance, hablando en voz alta y moviéndose frenéticamente.
Cuando cae el sol, el ambiente se relaja y se llena de espiritualidad. Algunas mujeres arrojan en un árbol perfume hecho con las hojas de trois parole (tres palabras) para obtener buena suerte, mientras rezan con las manos juntas y dan vueltas alrededor del tronco.
•» Durante los días que dura el peregrinaje el pueblo se llena de visitantes en una auténtica invasión. El resto del año nadie se acerca a este rincón de Plaine du Cul de Sac, pero durante esos días la gente acampa a sus anchas o, mejor dicho, como puede. Algunos vienen provistos de tiendas de campaña, otros duermen en casas de amigos y los más acaudalados, así como la prensa, se alojan en el hotel Villa Marie Robenson & Georges, un destartalado hostal que durante las fiestas hace pagar sus mugrientas camas al increíble precio de 100 dólares, aprovechándose de ser prácticamente el único hotel de la ciudad, por lo que muchos deciden visitar el Wozo Plaza Hotel, en el cercano pueblo de Mirebalais, con mucha mejor reputación y un servicio más ajustado al precio.

VUDÚ: UNA RELIGIÓN MUY ANTIGUA
Fue en el siglo XVI cuando el vudú llegó a América como la "religión poli/.onte" de los esclavos africanos encadenados en Haití y Santo Domingo (lo que antes se llamaba Isla Española). Como en otros cultos, en el vudú, el instante previo a la muerte define de alguna manera el futuro del alma. Un creyente moribundo debe recibir por eso la visita de los hougans o las nmmbós, encargados de liberar su alma de los espíritus que no la dejan partir adonde tiene que ir. Esto se produce en la ceremonia del dessoimen.
El vudú se cuenta entre las religiones más antiguas del mundo. A caballo entre el politeísmo y el monoteísmo, el tráfico de esclavos hacia America produjo un fuerte fenómeno de sincretismo entre esta religión arcaica y las creencias cristianas de los esclavistas, así como con las religiones nativas de los lugares a los que fueron llevados los esclavos. De aquí surgiría el vudú haitiano y un gran número de derivados: la Regla de Ocha o Santería, en Cuba, el Candomblé, la Umbanda y Kimbanda, en Brasil, etcétera. Algunos de estos derivados han llegado a Europa en décadas recientes, sobre todo de la mano de emigrantes retomados. El uidú haitiano es una fusión de las tradiciones de esclavos africanos con prácticas y santos católicos, que les permitió a los primeros mantener sus creencias delante de las narices de sus "amos" franceses. Hoy, muchos alternan libremente entre las dos creencias. Hay varios grados de participación en las ceremonias. Por ejemplo, un adepto no iniciado, al que llaman vodouisaní, puede ir a las ceremonias, pedir consejo y tratamiento médico a un houngan o una mambó, y participar en actividades relacionadas con el vudú. Como en otras religiones, para que el vodouisaní se convierta en houngan o mambó ha de someterse primero a una serie de rituales y ceremonias de iniciación.


POSESIÓN, TRANCE Y COMUNICACIÓN
El vudú es la religión mayoritaria de Haití. Los adeptos necesitan ser poseídos por un espíritu iwa para poder comunicarse con el Gran Met, ya que este se encuentra muy alejado del plano físico. Existen multitud de i\vas, cada uno con características diferentes, que abarcan números sagrados, colores, días, alimentos, ceremonias y objetos rituales. Si bien el vudú es básicamente una religión pacífica basada en los espíritus y las fuer/as de la Naturaleza -a las que se convoca en ceremonias cuyos participantes alcan/an el éxtasis místico, y en las que se realizan curaciones y se sacrifican gallos-, la mayoría de los occidentales lo asocia con la minoritaria, pero practicada, vertiente maléfica o Petra (también llamada Congo).
Esta magia negra es empleada para hacer el mal a través de supuestas maldiciones, mal de ojo, creación de zombis -muertos resucitados por los bokor, que son magos maléficos con aviesas intenciones- y orgías sexuales. Si hay una palabra que viene a la mente cuando se habla de Haití, esa es vudú. A pesar de que la mayoría de la población se reparte entre católicos y protestantes, los haitianos no tienen problemas para compaginar e, incluso, asimilar estas creencias con el vudú, en un ejercicio de sincretismo.


Aunque se adora a un solo dios, Bondye, existen otros seres muy poderosos, como los loas -Legba, Kalfu, Papa Gede o Erzuli-, los espíritus familiares y de las fuerzas del Universo, y los "muertos". Estos, comandados por Barón Samedi, ataviado como un empresario de pompas fúnebres, se dividen en dos grupos: los adorados (benefactores) y los abandonados (peligrosos para los vivos). Para poder entrar en contacto con los loas y lograr así que el ritual alcance su objetivo, es preciso pasar por una fase de trance. Durante la misma, el // bon ange (alma menor) abandona el cuerpo y se lleva con ella los pensamientos y las emociones, dejando sitio al loa. Un bokor es capaz de entrar en trance por sus propios medios, pero un hounsi (iniciado) o una persona no iniciada necesitarán de poderosos estímulos externos (como el dolor intenso y prolongado o la estimulación sexual fuerte) para alcanzar este estado. Muchas personas no lo logran las primeras veces, pero cuando persisten descubren que en realidad no es tan complicado. En vudú Congo, existen distintas ceremonias para conseguir diversos objetivos, que pueden ser: entrar en contacto con un espíritu o un dios; obtener ayuda de algún tipo; curarse o curar a alguien, y realizar actos de magia negra (muñecas, zombifi-cación, trasplante de cuerpos, etc.). En todos los rituales Congo, el Nkisi exige algo a cambio, un sacrificio por parte de quien realiza la petición que demuestre su entrega, su compromiso y su lealtad. El sacrificio puede ser material (comida, dinero, oro...), físico (sexo, dolor, sangre...) o mental/espiritual (iniciación, compromiso, sacerdocio...). Dicen que el vudú Congo siempre funciona, pero no todo el mundo está dispuesto a ofrecer tales sacrificios...

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