Aunque se ha escrito mucho sobre la presunta relación amorosa entre Jesús y María Magdalena que –según algunos autores– se refleja en los Evangelios gnósticos, un análisis detallado de estos escritos parece conducirnos por otros derroteros no menos “subversivos”. Y es que, lejos del rol de amante esposa y madre de los hijos del Mesías que muchos le atribuyen, la Magdalena podría haber sido la discípula perfecta –y favorita– de Jesús. ¿Cuál de las dos funciones es más revolucionaria?
¿TUVO HIJOS JESÚS?
Especial de Semana Santa
FUENTE: Revista española MAS ALLA Nº 210.
FUENTE: Revista española MAS ALLA Nº 210.
María Magdalena es la mujer que más veces se nombra en los Evangelios canónicos: diecisiete, contando repeticiones y variantes de los textos. En los Hechos de los apóstoles la Magdalena no aparece en absoluto. Sin embargo, de todos los pasajes evangélicos sólo uno, Lucas 8, 1-2, se refiere a la Magdalena durante la vida pública de Jesús: "Acompañaban a Jesús los Doce y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana..., Susana y otras muchas que le servían con sus bienes”. A esto se reduce todo. Las mujeres seguían a Jesús porque habían sido curadas de enfermedades psíquicas (“espíritus malignos”) o de otras dolencias y seguramente también porque les atraía su predicación. A pesar de lo escueto de la noticia, se puede deducir del texto lucano que la Magdalena ocupaba una cierta posición relevante entre esas mujeres: se la nombra en primer lugar y se la señala con su nombre gentilicio. El que ayudara a Jesús “con sus bienes” indica que gozaba de una cierta libertad –bien porque fuera soltera o viuda o bien por ser mujer de un marido magnánimo– y que poseía suficientes bienes materiales. Pero el texto no señala ninguna relación especial de la Magdalena con Jesús.
LOS INICIOS DEL MITO
Los inicios del mito de la Magdalena comienzan tardíamente (hacia el siglo VI) con la confusión de su persona –especialmente en la Iglesia de Occidente– con otras Marías de los Evangelios o con mujeres anónimas. Así, se amalgama su figura con una pecadora sin nombre (Lc 7, 36-50), con una mujer adúltera a la que Jesús perdona (Jn 8, 2-11), sobre todo con María de Betania (Jn 11) y finalmente con otra mujer anónima de la misma Betania, que unge a Jesús antes de su muerte en casa de Simón el leproso (Mc 14-39). De todas estas mujeres distintas la tradición tardía hace una sola. Además, vence el aspecto negativo y desde el siglo VI se presentará a la Magdalena –al menos en la Iglesia occidental– como una prostituta arrepentida... lo que está bien lejos de la verdad. Pero ¿por qué esta confusión?
Estrictamente no lo sabemos. Probablemente por comodidad y deseos de simplificación ante la diversidad de personajes con rasgos similares. ¿Hubo, además, alguna intención expresa de alterar la imagen de la Magdalena, por ejemplo de silenciar alguna relación especial con Jesús, de eliminar de la Iglesia el papel relevante de las mujeres o algo por el estilo? Sería posible, pero tampoco lo sabemos, aunque las hipótesis y las fantasías no faltan. Pero son sólo eso: hipótesis.
¿ESTUVO LA MAGDALENA EN LA ÚLTIMA CENA?
Ni Pablo, en su Primera Carta a los Corintios (11, 17-34), ni el Evangelio canónico más antiguo, el de Marcos, redactado probablemente en el año 71, recogen la presencia de mujer alguna en la Última Cena y en la institución de la Eucaristía (Mc 14). Ni siquiera se menciona a la madre de Jesús. Por tanto, como no tenemos más fuentes, también es una mera hipótesis que María Magdalena asistiera a ese importante evento o que desempeñara en él algún papel relevante como mujer con lazos especiales con Jesús, como se ha sostenido.
Por el contrario, el papel de la Magdalena queda resaltado por los evangelistas en los momentos finales de la vida de Jesús, aunque sin atribuirle la destacada función que le han adjudicado modernos autores. Pablo, que escribe su mencionada 1 Corintios poco más de veinte años después de la muerte de Jesús –por tanto, bastante antes que los Evangelios– desconoce por completo el papel de la Magdalena como primer testigo de la Resurrección: Jesús resucitado se apareció en primer lugar “a Cefas/Pedro, después a más de quinientos hermanos a la vez... luego a Santiago, más tarde a todos los apóstoles (los Once/Doce) y en último término se me apareció también a mí, como a un abortivo” (15, 5-8).
Es decir, Pablo nada sabe de cualquier aparición preferencial del Salvador a la Magdalena. Por su parte, el primer Evangelio, el de Marcos, concluye del siguiente modo: tres mujeres, Magdalena, María la de Santiago (¿su madre?) y Salomé van a la tumba de Jesús para ungir su cadáver. La encuentran vacía y se les aparece un ángel que les dice: “No os asustéis. Buscáis a Jesús de Nazaret (...) Ha resucitado (...) Id a decir a sus discípulos y a Pedro que irá delante de vosotros a Galilea: allí lo veréis, como os dijo. Ellas salieron huyendo del sepulcro, pues un gran temblor y espanto se había apoderado de ellas, y no dijeron nada a nadie porque tenían miedo”.
Como se ve, la primera tradición evangélica no dice que mujer alguna fuera la beneficiaria de la primera aparición de Jesús tras su muerte y niega expresamente que la féminas asumieran la función de transmisoras de tan importante noticia. En otras palabras, esta primera tradición no abona en absoluto la imagen posterior de una Magdalena “apóstola de los apóstoles”.
CORRECCIONES Y AÑADIDOS AL EVANGELIO DE MARCOS
El abrupto final del Evangelio de Marcos, tan negativo, suscitó una fuerte reacción entre los escritores cristianos posteriores. Ésta se manifiesta de varios modos: en las correcciones a la imagen de las mujeres por parte de Mateo, Lucas y Juan y en el añadido tardío de un final suplementario al primer Evangelio (el texto de Mc 16, 9-20). Así, Mateo 28, 8 afirma todo lo contrario a Marcos: “Las mujeres partieron a toda prisa del sepulcro (vacío) con miedo y gran gozo y corrieron a dar la noticia a los discípulos”.
Lo mismo sucede en Lucas 24, 9-11: “Regresando del sepulcro anunciaron todas estas cosas a los Once y a todos los demás...”. Ni Mateo ni Lucas dicen que las mujeres fueran agraciadas con una aparición del Resucitado. Sólo vieron a un ángel. En lo que respecta a la “ampliación” Evangelio de Marcos, ésta se produjo cincuenta o más años después de la conclusión del texto original y fue obra de un escritor anónimo que añadió los versículos 9-20.
Con un estilo muy diferente, el anónimo interpolador se inspira en Mateo, Lucas y Juan y contradice descaradamente el texto anterior del propio Evangelio al sostener que las mujeres sí anunciaron la nueva de la resurrección a los discípulos. Luego agrega otras noticias que toma decididamente de los otros Evangelios. Del de Juan –y en contra de los de Mateo y Lucas– recoge la idea de que Magdalena fue la afortunada que presenció la primera aparición del Resucitado (Mc 16, 9); del de Lucas toma las noticias de que Jesús había expulsado siete demonios de la Magdalena y de que se había aparecido a los discípulos de Emaús (Mc 16, 12) y del de Mateo asume el encargo de la misión universal de los apóstoles (Mc 16, 15-18).
Queda claro, por tanto, que en el siglo II, y gracias al Evangelio de Juan, se había impuesto ya la idea –contraria a la tradición defendida por Pablo y el Evangelio de Marcos primitivo– de que la Magdalena era una persona importante en el entorno de Jesús. Gracias a esta rectificación y al acto osado del interpolador que manipuló el primitivo texto de Marcos, Magdalena adquiere una posición dominante entre las mujeres del entorno de Jesús.
El Evangelio de Juan es un escrito difícil, misterioso y profundamente diferente a sus predecesores. Es un texto que conoce la tradición anterior a él pero que la reinterpreta, la reescribe, la alegoriza y la carga de símbolos buscando siempre el lado más profundo, espiritual y místico de la figura de Jesús. Igual ocurre cuando dibuja a María Magdalena. El autor del IV Evangelio invierte a menudo lo que han dicho sus predecesores. En él la primera referencia importante a la Magdalena aparece en 19, 25: “Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Clopás, y María Magdalena”.
Una escena que, tal como la pinta el evangelista, no puede ser plenamente histórica. Resulta inverosímil que en una ejecución pública de tres personas peligrosas los romanos permitieran a los familiares de los ajusticiados estar al pie de la cruz. Éstos, a lo sumo, podían permanecer a mucha distancia de los ajusticiados y tras un fuerte cordón de soldados. Entonces, ¿qué quiere significar el evangelista situándolos al lado mismo de la cruz? Claramente, dar cuerpo a la idea de que, mientras los demás discípulos huyen, los parientes de Jesús y María Magdalena le son fieles, arriesgando incluso su propia vida. Este dato sí puede ser histórico: que la Magdalena fuese especialmente fiel a su Maestro mientras los demás discípulos, varones, huían en desbandada.
¿UNA ESCENA IDEAL?
El capítulo 20 de este IV Evangelio, que trata del día de la resurrección de Jesús, es sorprendente. La historia es bien conocida: Magdalena corre al sepulcro para ngir el cadáver del Maestro; lo halla vacío; se lo comunica a Pedro; vuelve al sepulcro y allí, cuando está dispuesta a todo para recuperar el cadáver, se le aparece Jesús a ella sola. No lo reconoce hasta que escucha su voz. Quiere tocarle, pero Jesús no se lo permite con palabras misteriosas: “No me toques porque aún no he subido al Padre”. Esta escena es bella, pero ¿es real?
Hoy día la inmensa mayoría de los estudiosos están de acuerdo en que este relato es probablemente una escena ideal, es decir, no histórica, compuesta más con la intención de transmitir teología que historia. Pero ¿que significa? Lo importante para el evangelista en este caso es poner de relieve que la mujer pasa de un estado de fe imperfecta (no piensa que Jesús ha resucitado, sino que han robado su cadáver) a otro de fe perfecta gracias a las palabras del Revelador. “Maestro mío” es la frase con la que se dirige a Jesús. Es decir, lo proclama su salvador por medio de la enseñanza reveladora.
María pasa también del deseo imperfecto de querer retener al Revelador en el mundo terrenal (simbolizado por su deseo de tocarlo) a aceptar la enseñanza de que Él ya no pertenece al mundo de la materia. Mientras esté aquí, en el mundo, tras la resurrección, se presentará a los discípulos y les enseñará. Luego subirá al Padre. Pero, como decimos, es muy probable que la escena no sea histórica, ya que contradice el testimonio de Pablo y el Evangelio de Marcos genuino. Queda en pie, sin embargo, el hecho de que Juan escoja a María Magdalena, y no a otra mujer, para transmitir la noticia de la resurrección.
¿Por qué a ella? No lo sabemos, pero sí podemos afirmar que es inútil ver en la escena cualquier significado erótico. Ello sería no entender el IV Evangelio. Ahora bien, sí hay que admitir que esta escena “ideal” se justifica si la Magdalena tenía una especial relación de discípula respecto a Jesús. Pero sólo eso. Aunque no se corresponda con la realidad histórica, esta rectificación del IV Evangelio presentando a María como la primera mujer que ve al Resucitado y que transmite la noticia a los apóstoles (lo que la convierte en “apóstola de los apóstoles”) tuvo una gran aceptación y dio pie a que los autores de los Evangelios apócrifos gnósticos, que apreciaban mucho el IV Evangelio, desarrollaran esta idea.
Los Evangelios gnósticos presentan un cristianismo que no excluye a la mujer por motivos de sexo, cuestionando así el poder exclusivo de los discípulos varones? Sin embargo, mantienen también la opinión de que lo femenino es signo de imperfección, es decir, de la perversa materia, y sólo es redimible cuando se hace “masculino”.
PREGUNTAS CON RESPUESTA: UNA "ALUMNA MUY AVENTAJADA"
Hay algunos textos apócrifos que enfatizan la sabiduría de la Magdalena. Es el caso del Diálogo del Salvadordonde se la menciona doce veces como interlocutora de Jesús, a quien formula preguntas diversas. La más interesante es la cuestión 60 (BNH II 183): “Dime, Señor, ¿para qué he venido a este lugar? (...) Dijo el Señor: Tú manifiestas la abundancia del Revelador”. La respuesta es enigmática, pero se refiere sin duda a la excelencia de la discípula perfecta, María, que todo lo entiende bien.
¿DISCRIMINADOS?: LOS CELOS DE LOS APÓSTOLES
En los Evangelios gnósticos los celos de los apóstoles respecto a María Magdalena apoyan la hipótesis de la discípula perfecta. Así, en el Evangelio de Felipe, cuando éstos se manifiestan celosos, Jesús les sugiere que se hagan esta pregunta: “¿Por qué no os amo a vosotros como a ella?” (BNH II 35). La pregunta implica la siguiente respuesta: si los Doce logran ser tan buenos discípulos del Salvador como la Magdalena, éste los amará tanto como a ella. Como se ve una vez más, el contenido erótico está ausente.
EL MATRIMONIO SEGÚN EL EVANGELIO DE FELIPE
El Evangelio de Felipe, uno de los textos gnósticos donde más se abunda en la relación entre Jesús y la Magdalena, ofrece una estimación muy negativa del matrimonio y el sexo. El matrimonio físico –dice– es una mancha (65, 1 = BNH II 36) que mancilla al ser humano y que se opone al matrimonio espiritual, que es inmaculado. El segundo es puro y el primero, carnal y material, es decir, degradado y pésimo; el segundo pertenece a la luz y el primero a las tinieblas (81, 20- 82, 15 = BNH II 48).
LOS HECHOS APÓCRIFOS DE LOS APÓSTOLES: MAGDALENA, LA GRAN AUSENTE
En los primeros y más importantes Hechos apócrifos de los apóstoles –“historias” noveladas donde se cuentan las andanzas misioneras de Pedro, Pablo, Andrés, Juan y Tomás, y sus martirios– la figura de María Magdalena está ausente por completo. Estos Hechos apócrifos, continuadores de la obra de Lucas, son los mejores representantes de la teología popular cristiana desde el año 140 hasta el 250 aproximadamente, que es su fecha de composición. Aunque los personajes principales de estas obras son, además de los apóstoles, mujeres que obran independientemente, ninguna de ellas menciona a la Magdalena.
MÁS DATOS
- "Textos gnósticos". Biblioteca de Nag Hammadi (I, II y III). Antonio Piñero (editor), José Montserrat, Francisco García Bazán, Fernando Bermejo y otros. Editorial Trotta. Madrid, 2001.
MARÍA MAGDALENA EN LOS EVANGELIOS GNÓSTICOS
Los Evangelios gnósticos fueron descubiertos en 1945 en Nag Hammadi, cerca de Luxor (Egipto), y así es como se refleja en ellos la figura de María Magdalena:
- En el Evangelio de Tomás se menciona dos veces a María (Magdalena), en las sentencias 21 y 114 (BNH II 83 y 97). Dice así: “Dijo María a Jesús: ¿A quién se parecen tus discípulos? Él dijo: Son semejantes a niños pequeños...” (21). Dice Pedro: “Que salga María de entre nosotros porque las mujeres no son dignas de la vida. Jesús dijo: Mirad: yo la impulsaré para hacerla varón, a fin de que llegue a ser también un espíritu viviente semejante a vosotros los varones; porque cualquier mujer que se haga varón entrará en el reino de los cielos”. El significado de este último texto es: todo espíritu que no tiene la revelación perfecta (la gnosis) es femenino y por tanto imperfecto (para los gnósticos lo femenino simbolizaba la materia, el escalón más degradado del ser). Mientras los discípulos varones habían recibido la revelación/gnosis, a María Magdalena le queda aún un camino por recorrer. Por tanto, aquí aparece María muy lejos de ser la discípula que recibe los misterios más sublimes del Salvador. Otros los han recibido antes.
- El Primer Apocalipsis de Santiago la presenta también como discípula gnóstica de Jesús junto con otras cuatro mujeres, aunque sin distinción especial alguna (BNH II 94).
- En el Evangelio de María Pedro admite que ella “conoce ciertas palabras del Salvador que nosotros no hemos oído” (BNH II 135).
- En el tratado gnóstico titulado Pistis Sophia, donde el autor cuenta cómo, tras la resurrección, Jesús se pasa doce años adoctrinando a sus discípulos, se le formulan al Revelador 46 preguntas, de las cuales 39 están planteadas por María Magdalena. Esta proporción da idea de que la Magdalena está al mismo nivel de sabiduría gnóstica, o superior, que los otros apóstoles.
- En Sabiduría de Jesucristo se afirma que sólo los doce apóstoles y siete mujeres (sin mencionar sus nombres) siguen a Jesucristo tras su muerte. Desde Jerusalén se retiran a Galilea y allí se les aparece el Salvador como el Gran Espíritu Invisible, bajo la forma de una gran luz. Más tarde, en el texto habla María
Magdalena, con lo que sabemos que era una de las siete. De nuevo, y al mismo nivel que los apóstoles Mateo, Felipe y Bartolomé, María formula dos preguntas a Jesús (sobre la diferencia esencial entre lo corruptible y lo incorruptible y sobre la suerte de los gnósticos: BNH II 197 y 204) y recibe la respuesta del Maestro. Así pues, encontramos una vez más la misma relación Maestro/Revelador gnóstico-discípula perfecta. Pero nada más.
Hay dos Evangelios –el de María y el de Felipe– que, además del aspecto del discipulado, destacan un especial afecto de Jesús por María Magdalena:
- El Evangelio de María, datado entre los años 150 y 200, está escrito por un autor desconocido que, desde luego, no es María (Magdalena, aunque siempre se la denomina por su nombre, sin más). En este escrito María consuela a los discípulos, que sienten la ausencia de Jesús. Pedro confiesa que el Salvador “la ama más que las demás mujeres” y que ha sido agraciada con conocimientos que los demás ignoran (BNH II 135). Luego le pide que transmita lo que sabe y ella refiere una visión y comunica a los apóstoles las enseñanzas secretas acerca de cómo las almas ascienden al cielo. Al concluir, Pedro se enfada con María y le dice: “¿Ha hablado Jesús con una mujer sin que nosotros lo sepamos?... ¿Es que la ha preferido a nosotros? Entonces María se echó a llorar... Pero Leví habló y dijo a Pedro: ‘Siempre fuiste impulsivo. Ahora te veo ejercitándote contra una mujer como si fuera un adversario. Sin embargo, si el Salvador la hizo digna, ¿quién eres tú para rechazarla? Es cierto que el Salvador la conoce perfectamente; por esto la amó más que a nosotros’” (BNH II 137). Parece claro por el contexto que la expresión “la amó”no erótica alguna. Jesús la ama porque ella “conoce”: acepta su revelación o “gnosis”. De nuevo María es sólo la discípula perfecta, tal y como lo es Santiago en sus dos Apocalipsis o Tomás en el Evangelio de Tomás.
- El Evangelio de Felipe es el más explícito en el tema del afecto entre Jesús y la Magdalena. A este especto, el primer pasaje importante (59, 6-11: BNH II 31) es: “Tres mujeres caminaban siempre con el Señor: María, su madre, la hermana de ésta, y Magdalena, denominada María es su hermana y su madre, y es su compañera”. El texto es, cuando menos, ambiguo y de difícil interpretación. Además, en los escritos de Nag Hammadi los términos copto/griegos koinonós y hotre empleados por el autor para referirse a la “compañera/consorte” valen para designar tanto una unión sexual como una unión espiritual de un gnóstico que se encuentra en la Tierra con su contrapartida o esposo que le aguarda en el cielo. El pasaje alude así al llamado matrimonio cámara nupcial celeste”. El segundo pasaje destacado de este texto parece más claro: “La compañera del [Salvador es] María Magdalena. El [Salvador] la amaba más que a todos los discípulos y la besaba frecuentemente en [...]. Los demás discípulos dijeron: ‘¿Por qué la amas más que a nosotros?’ El Salvador respondió y les dijo: ‘¿Por qué no os amo a vosotros como a ella?”. El hueco que hay en el manuscrito (señalado por [...]) se suele rellenar con las palabras “boca”, “mejillas” o “frente”. Es (Jesús besaba en la boca a María Magdalena) porque tenemos otro texto en Nag Hammadi, en el Segundo Apocalipsis de Santiago, 56, 10-20 (BNH II 107), en el que el hermano de Jesús afirma que éste le besó en la boca y le abrazó diciendo: “Amado mío, he aquí que voy a revelarte aquellas cosas que los cielos no han conocido, como tampoco los arcontes”. Parece bastante claro que estos dos escritos refieren un amor especial y que el beso en la boca es un signo de un ritual de iniciación en la sabiduría revelada. El besado es amado especialmente no en un sentido erótico (¡impensable en el caso de Santiago!) sino por ser el recipiendiario de una revelación importante. Por tanto, tenemos de nuevo en grado excelso la relación Maestro/discípulo perfecto... exenta de alusiones sexuales.
- El Evangelio de Tomás afirma que Salomé –y no María Magdalena– era la consorte de Jesús. Salomé dice: “¿Quién eres tú, hombre (Jesús) y de quién procedes? Has subido a mi cama y has comido de mi mesa. Jesús le dijo: Yo soy el que procede del Igual. Me ha sido dado de mi Padre. [Salomé dijo]: Yo soy tu discípula”. Aquí pocos comentarios son precisos: o bien Jesús es bígamo o bien el significado del texto es simbólico: se comparte cama y mesa espiritualmente (la unión con el esposo espiritual en la cámara nupcial celeste) por la participación en la doctrina perfecta.
- En el Evangelio secreto de Marcos se ubica a Jesús en casa de un bello joven al que adoctrina sobre los misterios del reino de Dios. Al cabo de seis días de revelaciones, cuando cayó la tarde, el joven vino al aposento de Jesús desnudo, cubierto sólo con una fina túnica. Toda la noche permanecieron juntos, mientras Jesús remataba su tarea con la enseñanza del final de los misterios del reino de Dios.
Si entendiéramos estos textos al pie de la letra, tendríamos que afirmar que Jesús no sólo era el marido de María Magdalena, sino también de Salomé (¡!) y que, además, tendría ciertas veleidades homosexuales... Pero todo ello parece evidentemente absurdo y los textos no permiten tales interpretaciones. En conclusión, a pesar de lo que afirmen tantos autores tendenciosos, no se puede sostener que los Evangelios gnósticos prueben inequívocamente que hubo una relación carnal entre Jesús y María Magdalena. Y si no puede probarse este extremo, tampoco puede ser cierta la aventurada hipótesis de que tuvieron varios hijos.
• Los hijos ocultos de Jesús
¿Estuvo casado Jesús de Nazaret? ¿Tuvo algún hijo? De ser así, ¿qué fue de su familia? Desde el punto de vista de la Iglesia, estas cuestiones no ofrecen ningún tipo de duda: nada de eso ocurrió. Por el contrario, desde una perspectiva heterodoxa, varios historiadores han barajado éstas y otras hipótesis en un intento de aportar luz a una parte de la historia sagrada que tiene excesivas lagunas.
No es fácil encontrar datos fiables sobre una posible descendencia de Jesús, pues ni los Evangelios canónicos ni los más de un centenar de textos apócrifos hallados hasta ahora dicen una sola palabra al respecto. Como mucho, se habla del favoritismo o de los escarceos amorosos que podría haber compartido con María Magdalena.Pero de los hijos, nada. Ni una palabra. Ni siquiera existió herejía alguna, entre las muchas que proliferaron, que defendiera la existencia de unos hijos de Jesús que perpetuaran el mensaje mesiánico y por los que morir a gusto. Nada de nada.
¿Se debe a que es una cuestión tabú, a una manipulación de los textos para suprimir esos pasajes o, sencillamente, a que no hay nada que contar? Ya puestos, ni siquiera se insinúa esta posibilidad en famosos libros supuestamente revelados como El Evangelio de Acuario de Jesús el Cristo, El libro de Urantia, El Evangelio según el espiritismo o La vida de Jesús dictada por él mismo. Es en el siglo XII cuando surgen los rumores sobre una supuesta descendencia de Jesús, coincidiendo con las sagas artúricas y griálicas. Se habla entonces de un posible linaje sagrado que inició un hijo que tuvo con María de Magdala.
Y aquí aparece otra cuestión: ¿antes o después de la crucifixión? Si fue antes, su esposa se marchó de Jerusalén con el fruto de su vientre a tierras lejanas (por ejemplo, al sur de Francia) y, si fue después, Jesús no fue crucificado, sino que huyó junto a su familia hacia tierras mucho más remotas, como, por ejemplo, la India. ¿Qué datos tenemos al respecto? Muy pocos, es verdad, pero se han difundido algunos que están basados en antiguas tradiciones o incubados por la mente conspiranoica de algún investigador ansioso de dinamitar los dogmas fundamentales de la Iglesia católica.
SARA Y LOS MEROVINGIOS
La teoría más divulgada últimamente –y la que está en la mente de muchos lectores– es la posible descendencia que tuvo con María Magdalena. Según sus defensores, después de la muerte y la resurrección de Jesús, su esposa embarazada, junto con algunos amigos –entre los que se cita a Lázaro, hermano de la Magdalena, y a José de Arimatea–, son sacados en secreto de Tierra Santa y se dirigen en barco hasta las Galias, en concreto a lo que hoy es Marsella (Francia).
Una vez allí, María Magdalena da a luz a su hija Sara, con la que empieza todo un linaje que, según diversos autores, continúa con los merovingios, sigue con los templarios y llega hasta la actualidad a través de las familias Plantard, Saint Clair y Toulouse, entre otras. Todo ello da origen al Santo Grial, el San Graal o “sangre real”, que no es otra que esa descendencia, los vástagos de la casa de David. Así se cree haber resuelto uno de los misterios más insondables de la literatura esotérica medieval. Sin embargo, esta hipótesis abre interrogantes de más difícil resolución y totalmente contradictorios –y hasta heréticos– respecto a la teología cristiana.
En la obra María Magdalena ¿esposa de Jesús? (1993), la investigadora estadounidense Margaret Starbird se atreve a desafiar esos dogmas y sostiene que Jesús se casó con María Magdalena en la boda de Caná, en la que se unieron así un descendiente de David y una hija de la tribu de Benjamín para conseguir la unidad nacional israelita. De acuerdo con los postulados que defiende Starbird, María quedó embarazada poco después y fue sacada sigilosamente de la ciudad por los discípulos de Jesús cuando éste fue crucificado. La llevaron a Alejandría y luego al sur de Francia, donde crió a su hija Sara. Los descendientes de ésta fueron los merovingios del siglo V.
La devoción a María Magdalena, conocida también como “la novia perdida”, perduró durante doce siglos en la Provenza francesa. “Resulta plausible que la huida a Egipto la llevó a cabo el ‘otro José’ –José de Arimatea– llevando consigo a la ‘otra María’ –María Magdalena– para proteger a la nonata hija de Jesús de los romanos y de los hijos de Herodes el Grande tras la crucifixión del Señor”, concluye la autora. Una vez difundida esta hipótesis, sólo era cuestión de tiempo que algún escritor urdiera una novela cuya protagonista fuera Sara.
Esa novela se titula La elegida. Historia de la hija de Jesús y María Magdalena y está escrita por el argentino Omar Ramos, finalista del Premio Planeta 2005. Gira en torno al hallazgo de un nuevo Evangelio, escrito por la propia Sara, que intenta silenciar la Iglesia persiguiendo a su descubridor, un bibliotecario florentino, al igual que condenó y quemó en la hoguera a los monjes medievales que se interesaron por él. Omar dice que su obra está basada en la leyenda del siglo VI atribuida a Gregorio de Toursque cuenta que María Magdalena partió embarazada hacia Alejandría, donde nació Sara, tras la muerte de Jesús. En definitiva, una secuela de El código Da Vinci por aquello de que donde no llega la historia llega la imaginación.
No todos los autores son tan parcos en datos. Algunos van más allá a la hora de buscar un linaje crístico y no se contentan con la hipótesis de Sara como única descendiente. El historiador y genealogista británico Laurence Gardner cuenta que hace años 33 familias de la nobleza europea sacaron unos papeles de sus cofres y le encargaron que los estudiara. Según Gardner, cuando terminó su trabajo los congregó a todos y les advirtió: “No van a creer lo que tengo que decirles”.
Algunos le respondieron: “No se preocupe, lo sospechamos”. “Ustedes son descendientes de Jesús”, reveló el especialista. Como producto de esa investigación, Gardner publica La herencia del Santo Grial (1999), donde expone la tesis de que Jesús y María Magdalena se casaron y fueron padres de tres hijos: Damaris, Jesús y Josefo, que son la semilla de varias de las principales casas reales europeas. Gardner narra que María Magdalena estaba embarazada de tres meses de su primer hijo en el momento de la crucifixión y que seis meses después, “el 15 de septiembre del 33 d.C., fue el trigésimo noveno cumpleaños de Jesús. Durante este mes María dio a luz a una niña. Recibió el nombre de Tamar, “palmera” –correspondiente al griego Damaris–, nombre tradicional de la familia de David”.
Este autor defiende que Jesús no murió en la cruz y que su supuesta ascensión a los cielos fue en realidad un retiro voluntario a una zona desconocida del planeta.Tres años más tarde regresó junto a su esposa, que concibió un segundo vástago: Jesús. Gardner desarrolla su teoría en dos obras más: El legado de María Magdalena (2005) y Nuevos hallazgos sobre la descendencia de Jesús (2006). En ellas asegura que la evidencia del matrimonio de Jesús con Magdalena fue suprimida del Evangelio de Marcos por orden del obispo Clemente de Alejandría en el siglo III con la consigna de que “no todas las verdades deben ser reveladas a la humanidad”.
Asimismo, señala que el exilio de María Magdalena a Francia fue debido a que tuvo graves problemas con los apóstoles Pedroy Pablo. Pablo sentía poco aprecio por las mujeres y Pedro mostraba celos por la forma en que Jesús la trataba. Para marcharse de Palestina María pidió ayuda al hijo de Herodes Agripa II, un joven de 17 años simpatizante de la iglesia nazarena, quien la envió a la Galia embarazada de su tercer hijo. María llegó a la actual Francia acompañada de su hermano Lázaro, José de Arimatea y 72 discípulos de Jesús, entre los que figuraba Maximino, quien sería más tarde el primer obispo de Provenza. También viajó con ellos una esclava negra llamada Sara. En tierras galas María dio a la luz en el año 44 a Josefo, quien sería “el niño del Grial”, el auténtico portador del linaje sagrado del Santo Grial que tuvo su continuidad en la vieja Europa. Pero ¿dónde yace el cuerpo de Jesús? Para algunos, en el interior del monte Cardou (Francia), pero para Gardner está en Cachemira.
• Descendientes en la India
Otras hipótesis menos conocidas se basan en la existencia de varios hijos que Jesús concibió supuestamente con mujeres pertenecientes a otras latitudes mucho más exóticas. El fallecido investigador Andreas Faber-Kaiser fue muy explícito en este sentido, como refleja su polémica obra Jesús vivió y murió en Cachemira (1976).
En ella recoge varios testimonios, tradiciones y legajos referidos a un Jesucristo que sobrevive a la cruz gracias a unas plantas medicinales y se va después con su madre y su discípulo Tomás a Damasco, desde donde parte hacia la India. María, su madre, muere en el camino en el pueblo de Murree (ubicado en el actual Pakistán), donde está su tumba. Jesús llega por fin a Cachemira, en el norte de la India, donde desarrolla una vida placentera con el nombre de Yus Asaf (o Yuza Asaf), es decir, “Jesús el profeta”.
Su propósito al dirigirse precisamente a este lugar tan alejado de Palestina no es otro que ir en busca de las diez tribus perdidas de Israel. Faber-Kaiser inicia con cautela el capítulo Jesús, padre de familia: “Voy a entrar ahora en el capítulo acaso más comprometido de este libro. Se me ha informado en Cachemira de que Jesús tuvo allí por compañera a una mujer y que ésta tuvo hijos.
Pero el tema es delicado...” Y tanto. A continuación, asegura que tuvo varios hijos de una mujer, pero no especifica cuántos. Lo que sí narra es que predicó, evangelizó e hizo obras de caridad hasta los 120 años, edad a la que murió en Srinagar, la capital de Cachemira. Muchos hindúes y la secta islámica Ahmadiya, fundada por Mirza Ghulam Ahmad a finales del siglo XIX, le atribuyen la tumba que se encuentra en un lugar llamado El Rozabal, que contiene un sarcófago orientado en dirección Este-Oeste. Dicen que la 65ª generación de sus descendientes aún vive en la región donde se encuentra este enterramiento.
Por otro lado, Faber-Kaiser cita un antiguo libro de historia persa, traducido al urdu y titulado Negaris- Tan-i-Kashmir, en el que se narra la historia del rey Shalewahin, quien tuvo un encuentro con Jesús en Srinagar. En él, le ofreció 50 mujeres para que cuidaran su casa, le lavaran la ropa y realizaran las demás tareas domésticas, pero Jesús las rechazó diciendo que no necesitaba ni quería ninguna. Sin embargo, ante la insistencia del rey, acabó aceptando tomar a una mujer para que le hiciera la comida y mantuviera limpia la estancia. Esta mujer, llamada Maryan, procedía de un pueblo de pastores del valle de Pahalgam.
Según el volumen persa, Jesús tuvo hijos con ella. Uno de los descendientes directos por línea masculina es supuestamente Sahibzada Basharat Saleem, que recibió en su casa de Cachemira a Faber-Kaiser. Además, el investigador cita otro libro de historia clásica persa, el Rauzat-us-Safa (Dinastías persas), escrito por el historiador Mir Khwand en el siglo XV, en el que, a su juicio, se ratifica esta cuestión: “Se dice que después de su descenso del mundo superior, Isa (Jesús) vivirá 40 años más, se casará, tendrá hijos, combatirá a los enemigos de los musulmanes (...)”.
Así que para Gardner y Faber-Kaiser los huesos de Jesús se encuentran en el túmulo de El Rozabal esperando que algún día alguien compare su ADN con el de algunos de sus numerosos descendientes.
¿SABÍAS QUE?
Numerosas leyendas y tradiciones ubican a María Magdalena en el sur de Francia? Recogen la figura de una Magdalena eremita, pero no aluden a que tuviera hijos. Su cuerpo se encuentra enterrado supuestamente en la abadía de Saint Maximin, pero no es el único enclave de la zona donde se conservan presuntas reliquias de la santa.
SANTA SARA LA EGIPCIA: LA PATRONA DE LOS GITANOS
Haciendo filigranas históricas sin fundamentos sólidos, algunos autores han identificado a Sara, la presunta hija de Jesús, con Santa Sara, la patrona de los gitanos, a quien se adora en la costa francesa de Les Saintes-Marie-de- la-Mer. Su fiesta se celebra cada año del 23 al 25 de mayo en una capilla erigida en honor de esta santa egipcia, llamada también Sara Kali, la “reina negra”. Según Margaret Starbird, “un análisis más detallado revela que dicha fiesta, cuyos orígenes se remontan a la Edad Media, se celebra en honor a un niño egipcio que acompañaba a María Magdalena, a Marta y a Lázaro y que llegó con ellos en un pequeño barco, que atracó en el lugar en el año 42 de nuestra era”.
• Una historia de novela
EL LEGADO LITERARIO DE LA MAGDALENA
Numerosas obras literarias presentan a María Magdalena como amante de Jesús y madre de su hijo. Por citar unas pocas, es el caso de Magdelene (1978), escrita por la británica Carolyn Slaughter, y de The Wild Girl (1985), de su compatriota Michele Roberts, que se inspiran en los datos recogidos en los papiros de Nag Hammadi. Además, la famosa novela La última tentación de Cristo (1951) nos presenta a un Jesús que se casa con la Magdalena, a la que ha deseado a lo largo de todo el libro y con la que acaba teniendo familia.
Fue escrita por Nikos Kazantzakis durante un retiro espiritual que realizó en el monte Athos (Grecia). A la hora de poner títulos a las obras que tratan la misma temática los editores no son muy originales. El legado perdido de María Magdalena (2005), de Margaret Starbird, defiende la tesis de que la unión entre Jesús y María Magdalena fue la piedra angular sobre la que se construyeron las primeras comunidades cristianas. Por su parte, en El legado de María Magdalena (2005) José Luis Giménez Rodríguez recoge sus investigaciones en busca de retratos de María Magdalena embarazada y pone de relieve el hallazgo de uno en el monasterio cisterciense de Santes Creus en Tarragona, amén de otras pinturas en las que aparece acompañada de dos niñas gemelas como posible prueba de esa mítica descendencia de Jesús.
LA ESTIRPE DE JESÚS: HASTA EN JAPÓN
En el pueblo de Shingo (conocido anteriormente como Herai), situado en la isla japonesa de Honshu, existe una tradición que habla de un personaje identificado con Jesús de Nazaret. El dato está tomado de un antiguo documento redactado por Jaudai-Monji y descubierto en 1935 por un monje sintoísta llamado Hiromaro Takenchi en su propia casa de Isohara, a las afueras de Tokio.
El escritor francés Jacques Bergier se hace eco de su existencia en la obra El libro del misterio (1971). En este texto se dice que cuando Jesús tenía 21 años decidió viajar lejos de su hogar en busca de nuevas experiencias y que pasó gran parte de sus “años ocultos” en Japón en la época en la que gobernaba el emperador Suninin. Una vez allí se puso al servicio de un sabio que impartía sus enseñanzas en la provincia de Etsuchu, con el que estuvo once años aprendiendo ciertos misterios, secretos y “cosas sobre el cielo”, además de la lengua japonesa.
Después de permanecer predicando en las inmediaciones del Monte Fuji, regresó a Judea a los 33 años. Entonces fue arrestado. Pero la vieja crónica japonesa sostiene que los romanos no crucificaron a Jesús, sino a su hermano pequeño, Isukiri, con quien guardaba un gran parecido físico. Tras la muerte de su hermano, Jesús regresó a Japón, se casó con una mujer japonesa llamada Yumiko, tuvo tres niñas, cultivó ajos y falleció de muerte natural a la edad de 106 años.
Esta tradición sitúa la tumba y el cuerpo de Jesús –a quien en japonés llaman Torai Taro Daitenku– en un túmulo llamado Torai-Zuka, situado en la localidad de Shingo. En otro enterramiento se conservan las orejas de su hermano Isukiri junto a un rizo de cabello de su madre, María. Los habitantes de la localidad de Shingo, famosa desde siempre por sus cultivos de ajos, la llaman ahora Kirisuto no Sato (la tierra de Cristo). En esta localidad existe todavía la costumbre de regalar a los niños la estrella de David y algunos de sus habitantes nacen con los ojos azules, algo que interpretan algunos como vestigios de la descendencia de Daitenku, es decir, de Jesús de Nazaret.
Cerca de ella se encuentra un pequeño museo donde se atesoran los pergaminos escritos en japonés antiguo que supuestamente recogieron las enseñanzas del maestro hasta poco antes de su muerte. Cada año acuden al museo y a la fiesta de esús –que algunos celebran en el mes de mayo y otros el 10 de junio– cerca de 30.000 personas. Pero el hecho más insólito es que a comienzos del año 2004 el embajador israelí inauguró en Shingo una placa que refleja la hermandad de este municipio con la ciudad de Jerusalén. ¿Conocen los judíos toda esta rocambolesca historia?
LOS DESPOSYNI: ¿PARIENTES DE JESÚS?
El historiador Julio Africano, que vivió entre los años 160 y 240 en Edesa (situada en el norte de Mesopotamia), escribe: “Herodes, que no tenía ni una gota de sangre israelita en sus venas y a quien escocía la conciencia de sus humildes orígenes, quemó los registros de sus familias (...). Unas cuantas personas cuidadosas tenían sus propios registros privados, pues recordaban los nombres o los habían recuperado de copias y se enorgullecían de conservar el recuerdo de su origen aristocrático.
Entre ellas se encontraban las personas (...) llamadas desposyni (es decir, el pueblo del Maestro) debido a su parentesco con la familia del Salvador”.
La duda surge en torno a si estos desposyni (que en griego antiguo significa literalmente “perteneciente al Señor”) eran los parientes carnales de la familia de Jesús (hermanos y primos) o los descendientes del propio Jesús, que se convirtieron en líderes de varias iglesias cristianas, como da a entender Eusebio, obispo de Cesárea. Lo cierto es que durante siglo y medio fueron muy respetados, pero luego se fueron perdiendo en el olvido.
• El Priorato de Sión
El Priorato de Sión, una supuesta sociedad oculta creada durante la I Cruzada, habría custodiado un gran secreto elacionado con la estirpe de los merovingios y la descendencia de Jesús y María Magdalena. Al menos esto fue lo que Pierre Plantard, su gran maestre, quiso hacer creer al mundo.
Pero ¿qué hay de cierto en todo ello? Mentiras, intrigas, secretos inconfesables, fraude y corrupción... Ésta es la verdadera historia de este misterioso grupo. El 25 de junio de 1956 era inscrita en la subprefectura de Saint Julien-en- Genevois (localidad francesa de Annemasse, Haute-Savoie) una sociedad denominada como Priorato de Sión.
La ley francesa de Asociaciones de 1 de julio de 1901 y el Decreto de 16 de agosto del mismo año obligaba a registrarse a cualquier club, agrupación o sociedad privada so pena de incurrir en delito por asociación ilegal. Hasta 1964 no se volvió a conocer ningún movimiento de esta sociedad. En aquel año, en la Biblioteca Nacional de París comienzan a ser depositados documentos, libros, opúsculos y recortes de prensa referentes al tema.
Según su contenido, el Priorato de Sión era una sociedad secreta cuyos orígenes se remontaban a la época de la I Cruzada. Después de la conquista de Jerusalén por parte de los ejércitos cristianos (1099) la Orden de Sión había sido fundada por el héroe Godofredo de Bouillon e instalada en un pequeño monte sagrado llamado Sión. Años más tarde, sus miembros eran conocidos popularmente como caballeros templarios. Entre los grandes maestres que habían dirigido esta sociedad secreta se encontraban personajes poderosos de diferentes épocas como Renne d’Anjou, Sandro Botticelli, Leonardo da Vinci, Isaac Newton o Maximilian de Lorena.
Entre finales de la década de 1960 y principios de la de 1970, con el inicio de las apariciones públicas de su gran maestre, Pierre Athanase Marie Plantard, y la publicación de algunos libros de carácter pseudohistórico, se empiezan a despejar algunas dudas: el objetivo principal declarado del Priorato de Sión era la reinstauración de la dinastía merovingia en el trono de Francia. Si bien la historia oficial habla de la extinción de esta mítica estirpe de reyes francos en el año 755, el Priorato de Sión aseguraba que después del asesinato del rey Dagoberto II (679) uno de sus hijos, Sigeberto IV, había escapado de su ejecución y sus descendientes habían llegado hasta nuestros días.
Y el último merovingio no era otro que el mismo Pierre Plantard. Para respaldar todas estas sorprendentes afirmaciones Plantard se apoyaba en los documentos depositados en la Biblioteca Nacional de París (Documents Prieuré o Dossiers secrets), en la documentación y en las fuentes de la época –que afirmaba tener en su poder, si bien nunca las hizo públicas– y en unos manuscritos que contenían unos mensajes encriptados descubiertos en la iglesia de un pequeño pueblo francés llamado Rennes le Château.
INVESTIGACIONES PERIODÍSTICAS
Mucho se ha escrito sobre el archiconocido Priorato de Sión. La magia y el misterio que escondía no pasó desapercibido para algunos periodistas franceses y, finalmente, la aparición de tres singulares investigadores haría que fuera conocido internacionalmente y que se convirtiera en objeto de estudio por parte de estudiosos de procedencia muy diversa. Henry Lincoln, Michael Baigent y Richard Leighserían los principales responsables de dar a conocer al mundo los entresijos de esta sociedad secreta, su historia y sus objetivos a través de algunos documentales producidos para la BBC inglesa y, sobre todo, con un libro que se convertiría en un best seller internacional, The Holy Blood and the Holy Grial (en español, El enigma sagrado, obra publicada por Ediciones Martínez Roca).
Para comprender mejor la aparición del Priorato de Sión debemos analizar primero el contexto histórico de la época. La II Guerra Mundial había sumido a Europa en una depresión política, social y económica de la que Francia se recuperaba muy despacio. A comienzos de la década de 1950, algunos círculos políticos y empresariales franceses valoraron la posibilidad de dar algún tipo de reconocimiento “no oficial” a su antigua monarquía. Sería en este preciso momento cuando en grupos muy concretos de la sociedad francesa se comenzó a especular sobre la dinastía merovingia –según la historia, la primera y la única dinastía legítima de reyes francos–.
Aseguraban que sus descendientes habían sobrevivido hasta nuestros días. Cuando en el año 1956 surge el Priorato de Sión, aparece registrado como una asociación vecinal de la ciudad de Annemasse, cuyo objetivo principal era promover y exigir a las autoridades políticas de su ciudad la promoción de viviendas públicas. A partir de mediados de la década de 1960, coincidiendo con el traslado de residencia de Pierre Plantard de Annemasse a París, y hasta la década de 1970, comenzaron a ser depositados en la Biblioteca Nacional de París, siempre bajo pseudónimo, obras y documentos que hablaban del Priorato de Sión y de los merovingios.
La década de 1970 será la de mayor divulgación y apogeo del priorato en Francia. Algunas de las afirmaciones que divulgó Pierre Plantard en cuanto a su descendencia de la estirpe de reyes merovingios y sus pretensiones ante una hipotética reinstauración monárquica causaron tanta sorpresa que varios periodistas e investigadores franceses comenzaron a investigar la autenticidad de su historia y la del propio priorato. Entre los más conocidos destacan Franck Marie, Jean-Luc Chaumeil o Pierre Jarnac.
Los dos primeros serían los principales “culpables” de la posterior desaparición de Pierre Plantard, ya que descubrieron los verdaderos orígenes del Priorato de Sión en Annemasse y sus inicios como una asociación vecinal. Asimismo, encontraron multitud de falsedades e incoherencias en la historia del Priorato de Sión, en el material depositado en la Biblioteca Nacional de París (parte de la documentación era falsa y parte plagiada) y descu brieron el fraude de la historia de Rennes le Château divulgada por un escritor llamado Gérard de Sède.
En relación a Plantard realizaron un hallazgo muy sorprendente: su pasado delictivo. Había sido encarcelado por abuso de confianza y por corrupción de menores (su ficha policial puede consultarse en la Prefectura de Policía de París con el número 1GaP7).
• Más información
Cuando los periodistas franceses pusieron en su conocimiento estas investigaciones y comenzaron a publicarlas en diferentes medios, Plantard pasó a un discreto segundo plano. En los meses sucesivos se dieron a conocer los trabajos periodísticos sobre el fraude y la falsedad del priorato, lo que provocó que su credibilidad se viera seriamente dañada, si bien se produjo un hecho que sirvió para volver a enmararlo todo de nuevo: la aparición de El enigma sagrado hizo resurgir y, sobre todo, dio a conocer fuera de Francia la historia del Priorato de Sión.
En el citado libro Lincoln, Baigent y Leigh reproducían parte de la documentación oficiosa depositada en la Biblioteca Nacional de París, además de otra sobre algunos enigmas como la Orden del Temple, el Santo Grial, Rennes le Château o Gisors. Los autores afirmaban también que el priorato y los merovingios estuvieron relacionados. Ahora bien, estos investigadores ingleses fueron mucho más lejos al dar a conocer una información muy polémica que haría que todos los estamentos religiosos católicos se revolvieran: según ellos, los descendientes de los merovingios no sólo eran los pretendientes legítimos al trono de Francia y habían sobrevivido hasta nuestros días, sino que esta mítica estirpe de reyes era también descendiente directa de Jesucristo, fruto de una supuesta relación marital del Mesías con María Magdalena.
Con semejante afirmación tocaban uno de los pilares fundamentales de la Iglesia católica. Mientras que en el resto de Europa se daba a conocer esta información, Pierre Plantard dimitía el 11 de julio de 1984 como gran maestre del Priorato de Sión después de querellarse contra el periodista Jean-Luc Chaumeil, uno de los descubridores del montaje. La muerte el 17 de julio de 1985 de Philippe de Chérisey, amigo íntimo de Plantard, su mano derecha y uno de los cerebros de toda la trama, parecía indicar la inminente caída del priorato.
Pero no fue así. Philippe de Chérisey había trabajado gran parte de su vida para la televisión pública belga. También había escrito guiones y realizado producciones para cine y teatro. Fue el mismo Chérisey quien, a raíz de unos conflictos surgidos por una parte de los derechos de autor con el escritor Gérard de Sède, declaró en una entrevista concedida a Jean- Luc Chaumeil para la revista Pegase (octubre de 1973) que había sido él quien había creado los supuestos manuscritos que tiempo atrás habían “aparecido” en la iglesia de Rennes le Château. Y también demostró cómo los había encriptado. Para probar sus afirmaciones entregó dichos documentos al propio Chaumeil.
NUEVAS REVELACIONES
Por su parte, y aunque parecía que no se volvería a saber nada de él, Plantard regresó a la palestra el 1 de abril de 1989 gracias a una entrevista concedida a la revista Vaincre. Sus nuevas revelaciones fueron todavía más sorprendentes... Plantard renegó de toda la historia anterior divulgada por él mismo sobre el Priorato de Sión y su relación con los merovingios, Jesús y María Magdalena, las cruzadas, el Santo Grial y los templarios. Reconoció que los Dossiers secrets eran falsos y explicó que habían sido obra de un tal Philippe Toscane, un miembro del Priorato de Sión, que había sido expulsado por su supuesta afición a las drogas.
Y reveló que después de varios años de investigaciones estaba en condiciones de asegurar cuáles eran los verdaderos orígenes del Priorato de Sión. Éste –dijo– no fue fundado en Jerusalén después de la I Cruzada, sino ¡en la pequeña iglesia de Rennes le Château en el año 1681! Realmente sorprendente. Posteriormente, el 3 de septiembre de 1989, Plantard publicaba un comunicado en la misma revista (ver recuadro abajo), la única publicación a la que concedió entrevistas hasta su muerte.
Un dato muy importante que no fue muy tenido en cuenta es que el editor de esta revista no era otro que su hijo Thomas Plantard, quien, en septiembre de 1989, después de una nueva dimisión de Pierre Plantard, se convertiría en el siguiente gran maestre del priorato, si bien su padre nunca abandonaría del todo su posición en la sombra. A pesar de todo, algunos autores continuaron defendiendo la autenticidad del Priorato de Sión y de su historia, hasta que se produjo un nuevo suceso que vino a demostrar sin lugar a dudas que todo había obedecido a un gran fraude.
A finales de la década de 1980 se suceden en Francia una serie de grandes escándalos de corrupción política y financiera. Gran parte de estos procesos fueron instruidos por el juez Thierry Jean-Pierre, juez de instrucción del Tribunal de Grand Instance de Mans. Todo comenzó en 1989 con la instrucción del “caso Pechiney” (que destapó la utilización indebida de subsidios públicos otorgados a una empresa química en el transcurso de una OPA). El principal inculpado fue un poderoso empresario francés llamado Roger-Patrice Pelat, que era amigo íntimo del entonces presidente François Mitterrand.
De hecho, dentro de las filas socialistas era apodado Monsieur le Vicepresident. La instrucción del caso permitió al juez descubrir toda una red de cuentas bancarias en paraísos fiscales destinadas a evadir dinero y de las que muchos de los titulares eran políticos socialistas, entre ellos el propio Miterrand. En 1993 la instrucción continuaba abierta, si bien Pelat había muerto de un ataque al corazón en junio de 1989. Fue uno de los mayores escándalos de la época.
Ahora bien, esto habría sido “sólo” un gran escándalo político de no ser porque, según Pierre Plantard, Roger-Patrice Pelat fue el último gran maestre del Priorato de Sión. Y no conformándose con afirmarlo a través de la revista Vaincre, en el transcurso de 1993 envió numerosas cartas destinadas al juez Thierry Jean- Pierre asegurando que Pelat había sido gran maestre de su sociedad secreta y mostrando su predisposición a colaborar en la instrucción del caso.
Por alguna extraña razón, ya sea porque algún ayudante del magistrado conocía la historia o porque no le dieron ninguna importancia, las primeras misivas no llegaron a conocimiento del juez, hasta que un día una de ellas fue accidentalmente traspapelada en un expediente, por lo que terminó cayendo en sus manos. Al leerla el juez, desconocedor de todo el escándalo del Priorato de Sión, la tomó en serio. Después de rastrear las cuentas de políticos y empresarios en paraísos fiscales quería saber si Pelat había utilizado el Priorato de Sion, del que supuestamente era el gran maestre, para blanquear y ocultar dinero al fisco francés.
Para ello dictó orden de registro en la sede del priorato, localizada en el propio domicilio de Plantard, y ordenó la incautación de toda la documentación del caso, incluida la que había sido depositada en la Biblioteca Nacional de París. Después de analizar todo el material, no apareció nada que relacionara a Pelat con el priorato, pero en cambio la investigación sirvió para destapar toda la documentación que proclamaba a Pierre Plantard como el legítimo rey de Francia, lo cual llamó poderosamente la atención del juez.
Así que, al margen del proceso judicial, dictó orden de detención contra Plantard. El arresto duró 48 horas. Durante este tiempo fue interrogado sobre el Priorato de Sión, Pelat, los merovingios y sus pretensiones al trono de Francia. Los análisis judiciales y policiales demostraron que la documentación utilizada por Plantard para autoproclamarse el verdadero rey de Francia era completamente falsa.
El juez puso en su conocimiento que, entre otros tantos delitos, incurría en uno por falsificación en documento oficial y le requirió que demostrara todo aquello que afirmaba. El desenlace fue contundente: Plantard reconoció que todo había sido un invento suyo y confesó pormenorizadamente cómo había urdido y elaborado el montaje junto a otras personas afines.
Así las cosas, en junio de 1993 Thierry Jean-Pierre le comunicó que no iba a iniciar acciones judiciales contra él, si bien lo amenazó seriamente con cuidarse de volver a retar al sistema judicial francés. El Priorato de Sión de Plantard desapareció, aunque, como bien dice Jean Luc-Chaumeil, en la actualidad existen doce “Prioratos de Sión” distintos y ninguno tiene nada que ver con el original.
• El hundimiento del Priorato
¿SABÍAS QUE?
En 1961 Pierre Plantard aseguró que había adquirido poderes psíquicos? Lo hizo para darse notoriedad, ya que una leyenda cuenta que los merovingios poseían este tipo de capacidades paranormales.
PIERRE ATHANASE MARIE PLANTARD: UNA VIDA BAJO SOSPECHA
Pierre Plantard nació en París el 18 de marzo de 1920. Desde bien joven ya mostró interés por las sociedades esotéricas. A los 17 años contaba con su primera asociación, La Unión Francesa, que llegó a tener un par de miles de afiliados. Sin embargo, no será la única asociación u orden fundada por Pierre Plantard; se conocen varias más: las Juventudes Francesas y la Orden Caballeresca de los AlphaGalates (movimiento francés patriótico antijudeomasónico). También cabe destacar su marcada ideología antisemita, la cual justificaba de manera pública.
Pierre Plantard dio discursos de clara exaltación nacionalista en su anhelo de no “contaminar” ni “intoxicar” a Francia con la “ideología o la cultura extranjera” y menos aún judía o de izquierdas. En 1947 fundó la Academia Latina, cuyo fin era realizar investigaciones históricas. Su propia madre estuvo al frente de ella. Plantard falleció el 3 de febrero de 2000 en París, ciudad en la que fue incinerado. Sus cenizas, se dice, fueron esparcidas en Rennes le Château. Pierre Plantard, fue uno de los principales artífices del fraude del Priorato de Sión.
RENNES LE CHATEAU Y LOS FALSOS PERGAMINOS
El misterio más manipulado dentro de la historia del Priorato de Sión es, sin lugar a dudas, el enigma de Rennes le Château. Todo comienza con una de las obras depositadas en la Biblioteca Nacional de París dentro de los famosos Dossiers secrets titulada Les descendants mérovingiens ou l’énigme du razès wisigoth. La obra contaba la historia de un párroco de un pueblo francés llamado Rennes le Château, quien habría descubierto dos pergaminos antiguos cuyo contenido le hizo muy rico. Las informaciones del priorato y esos Dossiers fueron divulgados a través de varios libros escritos por el autor francés Gérard de Sède.
Años después se demostraría que la historia y los supuestos pergaminos habían sido un fraude creado por Philippe de Chérisey. Los documentos “originales” se hicieron públicos a través de un documental producido por la BBC inglesa en 1996. Por otro lado, las historias narradas en la prensa de la época fueron un intento de un industrial llamado Nöel Corbu para promocionar su pequeño negocio en los dominios de Rennes le Château, algo que el Priorato de Sión aprovechó para dar credibilidad a su historia.
EL COMUNICADO DE PLANTARD SOBRE LA ORDEN DEL TEMPLE
A través de la revista Vaincre Pierre Plantard hizo público un comunicado destinado a los miembros del Priorato de Sión en el que, entre otras cosas, negaba toda relación de éste con la Orden del Temple. “Ahora somos capaces de declarar oficialmente –decía el comunicado– que el Priorato de Sión no tiene ninguna conexión directa o indirecta con la Orden del Temple y que toda esta sucesión fantástica de grandes maestres citados por autores como Philippe Toscane, Mathieu Paoli, Henry Lincoln, Michael Baigent o Richard Leigh se deriva simplemente de imaginaciones de la gente y del reino de la fantasía.” Pierre Plantard, a través de un comunicado, negó toda relación del Priorato de Sión con los templarios.
EL DATO
Algunos documentos de los Dossiers secrets, como el titulado Rois et gouvernants de la France: Les dynasties depuis l’origine, y las genealogías que aparecen en una obra atribuida a un personaje llamado Henri Lobineau fueron copiados palabra por palabra de un artículo de la revista francesa Les cahiers de l’Histoire titulado Les rois et les gouvernements de la France: des origins à nos jours. Se modificó el contenido sobre algunos personajes y sus genealogías para adecuarlo a la historia divulgada por Pierre Plantard sobre el Priorato de Sión.
MÁS DATOS
"El Grial secreto de los merovingios". Cagigal C. y Ros, A. Editorial Nowtilus. Madrid, 2005.
PORQUE NO PODRIA JESUS TENER RELACIONES SEXUALES Y NESECITAR EL AMOR DE UNA MUJER...SI EL ERA HOMBRE DE CARNE Y HUESO.
ResponderEliminarYO CREO QUE EL MACHISMO DE AQUELLOS TIEMPOS,QUE CONSIDERABA A LA MUJER ESPECIMEN DE SEGUNDA CATEGORIA Y QUE SOLO ERA UTIL PARA COMPLACER SERVIR Y PARIR.NO ACEPTARIA NUNCA Y MENOS LOS JERARCAS DE LA IGLESIA NACIENTE EL RECONOCIMIENTO Y LUGAR QUE LE CORRESPONDERIA A MAGDALENA.
era importante conocer todos lo angulos de la raza humana para poder predicar, ademas como dicen se encarno y se hizo hombre, debia sentir y actuar como tal...
ResponderEliminarInteresante nota, felicito al que lo publica, deseo aportar una información de algo maravilloso, imposible de contar en pocas palabras, pero si es verdad, Jesús vivio hasta mas de 100 años, fue un padre ejemplar, estoy de acuerdo con el comentario primero, gracias.
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