Un bosque cargado de simbolismo: morada del mago Merlín, escondite del Santo Grial. Una sucesión de dólmenes y menhires imposibles.Terroríficos cuentos de una comarca que vive entre el sueño y la realidad...
por Francisco J. B. Manzano
Revista española "Enigmas" Nº 171 (visita www.AKASICO.es)
Bretaña, la región de marcado carácter, de lengua propia, de mar embravecido y verde infinito, guarda decenas de secretos. Los bretones están tan orgullosos de su tradición y pasado que han transmitido de padres a hijos todas sus leyendas. Llegamos al bosque de Brocéliande. Un castillo y un lago sereno, rodeado de árboles, nos dan la bienvenida. Comienza aquí un relato que nos adentra en el mundo de la imaginación y la historia. Historia, porque el mito del Rey Arturo contribuyó a la unión entre Francia e Inglaterra en el medievo. La casa real francesa, los Plantagenet, se sirvió de él para reclamar el trono de las islas. Ya contamos en ENIGMAS aquellos hechos y ahora viajamos hasta otro rincón de la Galia para conocer sus ramificaciones.
Ya en el siglo XII, el escritor Robert Wace relata que en el bosque de Brocéliande hay una fuente mágica. Ese supuesto manantial se ha identificado hoy; se trata de la fuente de la "eterna juventud" que puede visitarse. Bajo esa premisa, en la que la tradición marca los tiempos, se desarrolla toda una leyenda. Pero antes de empezar a narrar el relato medieval, es importante explicar que los celtas habían fijado aquí el lugar de entrada al más allá; es decir, la Puerta del Infierno.
En realidad no son una, sino tres. La primera puerta era vegetal; si uno dormía debajo de un roble o del árbol de las hadas, despertaba en el otro mundo. Luego, existían también la puerta de la piedra y la puerta del agua -la primera parece que podría tener que ver con los numerosos monumentos megalíticos que encontraron allí los celtas y la segunda con las diversas fuentes y manantiales con los que cuenta el bosque-. La fijación de diversas civilizaciones con otorgar a Paimpont -nombre del parque- un halo misterioso, ha ido conformando sus múltiples leyendas a lo largo del tiempo.
La Dama del Lago
Pero volvamos de nuevo al ciclo artúrico. La tradición cuenta que Merlín habitaba por estos parajes. Aquí vivía también el Rey Diones. El monarca tuvo una hija, Viviana, que, al nacer, fue visitada portres mujeres que le profetizaron que iba a serla más guapa, la más poderosa y que iba a marcharse con un hombre increíble". El padre, al escuchar a las brujas, decidió encerrar a la niña para que nadie pudiera apartarla de su lado. Sin embargo, la joven consiguió un día salir del castillo y fue a beber a una fuente de Brocéliande. Allí, mientras bebía, vio reflejada en el agua la imagen de un anciano. Ella se quedó prendada de él y de su magia. Al atardecer el viejo desapareció.
Al día siguiente Viviana regresó al mismo lugar. Esta vez topó con un niño, que le enseñó a crear fuentes. El tercer día, la joven encontró a un hombre de su misma edad del que se enamoró. Merlín ya tenía alguien con quien pasar el tiempo hasta la eternidad.
Pero Viviana, enamorada del mago, le pidió que le construyera un lugar en el que poder ensayar sus sortilegios. Merlín le levantó un palacio de cristal y lo hundió en un lago. La leyenda cuenta que sólo los ojos de un niño pueden ver la construcción. Allívivía ella, ya convertida en la Dama del Lago, y allí crió a otro personaje clave en la saga artúrica, el famoso caballero Lancelot. Sin embargo, ella se cansó de ver cómo su amado marchaba repetidamente y la dejaba sola. Viviana hizo una pócima de la que bebió Merlín, que lo rejuveneció. Posteriormente, con otros sortilegios, consiguió encerrar al druida en una cárcel de nueve aros de aire de los que era imposible escapar para toda la eternidad. Allí, bajo las aguas que se posan sobre el Castillo de Comper, en Concoret, viven ambos amantes.
Además, es a estos bosques donde el Rey Arturo mandó a sus caballeros de la Mesa Redonda a buscar el Santo Grial. Y también, según la tradición bretona, el gran monarca vive en Avalón mientras su hermana le cura de las heridas, y cuando esté repuesto volverá a Bretaña para reclamar la tierra y salvar a los bretones. Estos son los nexos que hay entre esta tierra y la arraigada leyenda artúrica. Lo curioso es que encontramos en la mitología celta algunas pistas de por qué Merlín es un personaje tan aceptado en estos parajes. Los druidas celtas -todavía existen en esta comarca reuniones de éstos- eran hombres salvajes, conocedores de la naturaleza y en permanente contacto con ella. Aquí se diversifica la tradición en distintas versiones: la figura del mítico mago, que ha sido interpretada por los celtas como el hijo del Diablo o como alguien que fue criado por lobos y que rige a los animales -la conexión más evidente es con el dios ciervo al que adoraba este pueblo-.
Pero el bosque está cargado de multitud de leyendas: como la del Roble de Guillotin, en el que se escondió un sacerdote durante la Revolución francesa protegido por una tela de araña que tejió la Virgen para que no fuera encontrado por los soldados; o el Valle sin Retorno, donde Morgana descubrió a su amado junto a su amante y los convirtió en piedra -roca de los falsos amantes-, y del que se dice que cualquier hombre infiel puede entrar pero no salir; o el lago del Espejo de las Hadas...
La lista es interminable; una muestra más de lo arraigado que está el mundo mágico en esta zona. Zona de elfos, enanos y gigantes. Zona de pequeños caminos rurales, rodeados de árboles que apenas dejan ver a cinco metros, que los campesinos evitaron durante siglos por creer que había una bruja que cortaba almas. Mi consejo es que realicen una visita guiada y se dejen atrapar por ese envolvente mundo que divaga entre el sueño y la realidad.
Menhires y dólmenes en la ciudad de piedra de Carnac. Las primeras rocas pulidas fueron llevadas allí alrededor del 4.500 a.C. Reproducción moderna de la Dama del Lago, en el Castillo de Comper, en el bosque de Brocéliande.
El enigmático campo de piedras
El viaje por la enigmática Bretaña nos lleva ahora a un lugar reconocido umversalmente. Carnac -Karnagen bretón- es un campo de piedras imposibles. Sucesión de centenares de dólmenes y menhires colocados en filas, que desembocan, en algunos casos, en túmulos. Todas esas enormes piedras, cerca de 3.000, fueron llevadas allí desde el año 4500 a.C. y hasta el 200 a.C. Más de 4 km de extensión de terreno sembrado de un inmenso enigma. ¿Quién llevó allí las rocas? ¿De dónde salen las piedras? ¿Qué significado tienen? Vistas desde el cielo, son una constelación de rocas hecha por el hombre.
La respuesta mayoritaria de los expertos es que se trata de un campo funerario de unas dimensiones inauditas para haber sido levantado en el neolítico. "Una sepultura colectiva compuesta por losas monumentales montadas en forma de mesa de piedra, en forma de galena cubierta o en forma de pasillo, que desembocan en una cámara mortuoria", explican los responsables de Carnac. De hecho, en los dólmenes se han en centrado numerosos restos humanos. Al principio, cada piedra albergaba unos quince fallecidos, que podn'an ser miembros de una misma familia o quizá personalidades importantes del poblado. Había un auténtico culto a la muerte y a los entierros que se muestra también en que algunas piedras están decoradas con motivos variados (hachas, ídolos, serpientes...). Se intentaba crear un mundo que comunicara la vida y la muerte.
Sin embargo, los ritos que allí se practicaban no son del todo conocidos. La duda más importante que rodea a Carnac es de dónde salieron las piedras. Se trata de un tipo de roca que no existe en la zona. "Se cree que algunas pudieron ser trasladas desde muy lejos", explica el guía. "Más de 200 km", incide. ¿Cómo? No había entonces una forma de transporte que hiciera posible de forma sencilla ese traslado. Podría haberse hecho con el esfuerzo de cientos de hombres, pero, ¿por qué hacer un trabajo tan complicado sin un sentido concreto? No hay respuesta. Algunos investigadores dicen que se trata de un lugar ligado a cálculos astronómicos, la mayoría apoya que es una construcción religiosa. Incluso otros apuntan a un ritual relacionado con la reproducción sexual. De hecho, durante siglos las mujeres iban allí y tocaban las piedras como sortilegio para lograr el embarazo.
Por tanto, el campo de Carnac, el más importante de Bretaña, aunque hay monumentos megalíticos por toda la región -más de 50 km de extensión-, ha sido entendido por los moradores de la zona como un lugar mágico. Hasta hace poco, los habitantes de los pueblos de alrededor le confen'an a este espacio un poder diabólico -lo que no se puede explicar ha debido ser obra del más allá-. Algunos de los monumentos megalíticos fue cristianizado por esta razón, colocándole una cruz encima.
Sobre estas líneas, una impresionante instantánea del complejo arqueológico de Camac. Al lado, el bosque de Huelgoat, en la región de Bretaña, donde la tradición sitúa muchas de las leyendas vinculadas a la tradición artúríca.
Bosque de Huelgoat
El final del viaje nos lleva de nuevo a encontrarnos con el mito del Rey Arturo. El Bosque de Huelgoat y la conocida como Gruta de Artus enseñan un paisaje que parece cincelado y diseñado por la naturaleza para albergar cualquier secreto. Enormes piedras graníticas diseminadas por un frondoso bosque verde, lleno de musgo, altos troncos y exuberante vegetación que se abre paso entre la piedra. No deje de visitarlo si acude a Bretaña. Allí, la leyenda cuenta que es donde los caballeros de la Mesa Redonda encontraron el Santo Grial; es el sitio donde Lancelot yació con Ginebra y es, incluso, uno de los lugares del planeta que compiten por demostrar que son la cuna del gran monarca y donde descansan sus huesos. Todas las piedras que hay allí son, para el imaginario popular, el ejército de Arturo, al que Viviana convirtió en roca. Desde luego el paisaje invita a creer en cualquier leyenda que se quiera contar.
Lo curioso es que volvemos a toparnos con mitos ancestrales celtas. Aquí también hay una puerta al más allá, llamada la gruta del diablo. Hay que bajar una escalera que se halla entre dos piedras para verla. En la Edad Media se divulgó el mito de que en el bosque había vivido un gigante que, enfurecido, lanzaba los bloques de granito por todo el bosque. Otra explicación más al imaginativo entorno. En realidad, lo único constatado es que los romanos usaron Huelgoat como campo sagrado.
El lugar donde, supuestamente, Lancelot yació con Ginebra. Todas las piedras que allí se encuentran son, para el imaginario popular, el ejército de Arturo, al que la hechicera Viviana convirtió en roca.
Junto a estas líneas, recreación medieval en el castillo de Comper, en Brocéliande. Debajo, la llamada "Gruta del Diablo", una puerta al más allá según los mitos celtas.
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