lunes, 4 de octubre de 2010

Fraudes paranormales

por Loc_Nohr


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"Hay que reconocer que ningún fenómeno se presta más que el espiritista a la duda y al fraude", aseguraba el criminólogo César Lombroso (1835-1909), especialista en temas mediúmnicos e hipnóticos.Y tenía razón. El espiritismo fue, desde sus inicios, un terreno controvertido que atrajo a numerosos charlatanes con afán de fama y lucro.

Fraude y Superchería
en el Espiritismo

A finales del siglo XIX el espiritismo gozó de un exito sin igual, aunque muchos aprovecharon la credulidad de las gentes para enriquecerse.
FUENTE: Revista española ENIGMAS Nº 164 (visita www.akasico.com).


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El espiritismo se convirtió en una moda en los albores del siglo XIX. La posibilidad de contactar con los seres queridos muertos fue tenida en cuenta por todo tipo de personas, para quienes la muerte significaba la partida hacia otros planos. Mediante los métodos de contacto supuestamente se tenía hilo directo con la inmortalidad. Con solo invocar a un familiar desencarnado, éste solía hacer acto de presencia. A veces, incluso materializándose como ecto-plasma, a través de una exteriorización fluídica del cuerpo del médium. Se entiende que, desde el caso de las hermanas Fox, ocurrido el 31 de marzo de 1848 en Hydesville (Nueva York), el espiritismo se propagara por América y Europa. Ni siquiera la retractación realizada por Margaret y Kate Fox cuarenta años después de los hechos, confesando el fraude, evitó que la gente acudiera a las seances para entablar comunicación con el más allá. El doctor Joseph Lapponi, en su obra Hypnotism andSpiritism: A critical and medical study (1907) cifraba en seis millones el número de espiritistas en 1891. El magazine // Vessi lo Spiríta elevaba la cantidad a quince millones. Los médiums eran requeridos continuamente, motivo suficiente para que los embaucadores hicieran de las suyas ante personas de buena fe. Por suerte, muchos falsos médiums fueron desenmascarados por expertos.

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• Los médiums bajo lupa

Uno de los que más luchó contra el fraude fue el astrónomo catalán José Comas Sola (1868-1937), que empezó a interesarse por el tema en 1897, tras consultar las investigaciones metapsíquicas realizadas por el coronel Albert de Rochas a la médium Eusapia Palladino. "Tras unos quince años de dedicar mis energías al estudio de las ciencias físicas, matemáticas y naturales, hostigado por mi amor a la verdad, me encontraba con una categoría de fenómenos que superaba quizá en importancia, caso de ser cierta, a mis leyes físicas, a mis ecuaciones diferenciales, a mis estudios del cielo". Así prologaba José Comas su obra El espiritismo ante la ciencia, de 1908, en la que recogía sus experiencias con la médium Z -Carmen Domínguez era su nombre-, que tanta impresión le causaron... ¡hasta que fue pillada in fraganti cometiendo fraude!. Así narra Comas una de esas sesiones en la que el espíritu de "Leonor" se manifestaba: "Noté con la mayor perfección, dentro del gabinete oscuro, el ruido típico del cambio de vestido. Al cabo de poco rato, salió el fantasma... Recuerdo que oí el ruido de una horquilla del peinado que caía sobre el pavimento -el fantasma llevaba el cabello suelto y la médium sólo se lo recogía someramente, fijándolo con horquillas-. Me parece que fue en aquella sesión que el fantasma se sentó a mi lado. Lo pude observar con perfección: pese a la escasa luz roja, estando su cabeza a unos 40 centímetros de la mía, pude convencerme de que era la propia médium Z. Tras hablar largo y tendido de cuestiones sin interés, se introdujo en el gabinete oscuro, oí otra vez el cambio de vestidos y luego se dio la luz. Mi primer movimiento fue mirar el suelo, hacia donde había oído el ruido de la horquilla. En efecto, allí estaba
materializado el artefacto, que recogí, que no se desmaterializó en mis manos, sino que se mantuvo con los caracteres de cualquier horquilla. En el fondo del gabinete oscuro, cerca de la silla de la médium, hallé otra horquilla, que ofrecía los mismos caracteres que la primera". En una sesión posterior, tras ser examinada la médium por dos mujeres -una de ellas, esposa de Comas- hallaron un rollo de ropa blanca fuertemente plegada entre sus muslos, además de que sus manos estaban tiznadas de azul de metileno.
Desde ese instante, el astrónomo se volvió escéptico, asegurando que el espiritismo sólo se apoya en la fantasía, cuando no en el fraude. "El médium y la atmósfera que lo envuelve están plagados de mentiras, inventa cuanto le conviene y no hay uno solo al que en alguna ocasión no se le haya cogido con las manos en la masa", afirmó, ante el enfado de la comunidad espiritista. Pero hasta los médiums se acusaban de farsantes entre ellos. Daniel Douglas Home afirmaba ser el único médium verdadero y que Rorence Cook -que lograba materializar el fantasma de Katie King- había engañado al físico William Crookes. Pero Home también era un impostor. En una sesión en Biarritz ante Napoleón III y su esposa Eugenia de Montijo, materializó una mano que acarició el rostro de la emperatriz. En ese instante, uno de los invitados encendió la luz. La mano no era sino el pie descalzo del médium. "Más de un pretendido médium ha pasado del gabinete oscuro a la prefectura de policía", advirtió Comas Sola. Home, sin embargo, sólo fue invitado a abandonar Francia, aunque años después acabó entre rejas por estafar a una anciana que "contactó" con su difunto marido, quien, a través del médium, dijo que éste debía ser el heredero de su fortuna.
En su lecho de muerte, Home confesaría: "Me he servido de los espíritus para dar a mis experiencias apariencia de misterios que han gustado a las masas y, sobre todo, a las mujeres. Pero yo no he creído en su intervención en los fenómenos que producía y que cada uno atribuía a influencias de ultratumba. ¿Cómo podía yo creer? Un médium no puede creer en los espíritus"...
No deja de ser sospechoso que los médiums pidiesen que durante las sesiones se apagaran las luces y los asistentes formaran una cadena con las manos. Decían que la luz obstaculizaba la manifestación de los fenómenos y que la cadena servía para potenciar la energía mediúmnica. Sin embargo, los fines podn'an ser otros... A oscuras, era más fácil realizar los fraudes, pudiendo aparecer en el velatorio espiritista un colaborador para llevar a cabo los presuntos fenómenos de raps, movimientos de objetos, levitación, etc. "Puesto que las sesiones para obtener fenómenos pa-ranormales casi siempre se celebran a oscuras, con facilidad se da en ellas una alianza de fraude y observación imperfecta", advertía el desaparecido parapsicólogo Scott Rogo. Por tanto, cuando alguien se atrevía a romper la cadena y encendía la lámpara , todos se topaban con la patética escena... O bien, se descubn'a al intruso vestido de negro, tirado en el suelo y tocando una pandereta, o subido en una silla, cubierto con una sábana y haciéndose pasar por un fantasma suspendido en el aire mientras tocaba a los presentes. ¿Y por qué en muchas ocasiones, el médium tenía que introducirse en un gabinete oscuro, manteniéndose los congregados a distancia para que la materialización ectoplásmica tuviera lugar? Las razones aducidas eran que podía resultar peligroso hacerlo en presencia de todos, debido a las vibraciones de las miradas (sic), mientras que otros confesaban que era por pudor. Nadie podía ver directamente y a plena luz el instante en que del cuerpo del médium salía la etérica energía que iba formando el ectoplasma. Por eso, no deja de ser objeto de sospecha el parecído entre el fantasma de Katie King y su médium Florence Cook -de hecho, jamás fueron vistas a la vez-, o que al fantasma de Bien Boa, cuando surgía del gabinete, a veces se le moviera su frondosa barba negra -dando la impresión de ser postiza-, y se remangara la túnica para que no cayera al suelo y pudiese descubrirse que el personaje era real. En parecida situación fueron pillados Slade, Miller, Eglington y otros que usaron técnicas de prestidigi-tación, cuando no chapuceros trucos.
S¡ el investigador intentaba examinar al médium o extremaba las medidas de control, la fenomenología cesaba. Ante esa propuesta,"la médium declaraba que los fenómenos, en semejantes condiciones, se hacían imposibles", explicó Giovanni Schiaparelli a su amigo Camille Flammarion, tras participar en varias sesiones con Eusapia Palladino, considerada una de las más grandes médiums. Dos físicos, G. Lebón y Blaserna, que asistieron a varias sesiones, concluyeron que los fenómenos fueron fraudulentos. Mientras M. d'Arsonval, declaró en el Annales des Sciencies Psychiques de marzo de 1908, que "Eusapia es un sujeto detestable para estas investigaciones. Se las arregla de manera que resulta imposible todo control serio y permanente". Toda prudencia era poca frente a unos fenómenos tan escurridizos. Los médiums, para realizar el fenómeno ectoplásmico, escondían gasas y sedas en los lugares más insospechados de sus cuerpos. Algunas fotos espiritistas de la época dan buena cuenta de esas materializaciones. Los trapos envolvían a veces rostros sin volumen. Es fácil apreciar que se trataba de fotos extraídas de revistas o dibujos. Uno de los mayores de-senmascadores de este tipo de fenómenos mediúmnicos fue el jesuíta Carlos Mana de Heredia. En su magnífica fraudes espiritistas y fenómenos metapsíquicos (1930), detalla numerosos engaños perpetrados en los salones espiritistas, así como las técnicas de los farsantes. Este gran investigador, amigo de Houdini, se dedicó no sólo a estudiar a los médiums, sino a reproducir sus trucos. Son célebres sus fotografías espiritistas, elaboradas por él mismo, en las que aparece junto a fantasmas de ilustres personajes. El periódico TTie Evening Woríd, del 9 de abril de 1923, hablaba del sacerdote en los siguientes términos: "Es probable que no haya persona alguna en Estados Unidos que más se haya interesado en el desenmascaramiento y exposición de las fotografías espiritas de Sir Arthur Conan Doyle, desde su llegada al país la semana pasada, que el R. PCarlos M. de Heredia.S.J.,quien se ha dedicado al estudio de las manifestaciones espiritistas desde su juventud". Heredia negó la autenticidad de las fotografías de espíritus mostradas en los auditorios por el autor de Sherlock Holmes...
"Las dobles exposiciones son el principal fundamento de la fotografía espirita. Para engañar a la gente sencilla, este procedimiento sobra, pero cuando se trata de gente más desconfiada hay que recurrir a otros manejos con el fin de obtener la doble exposición de un modo disimulado", explicaría el sacerdote, quien se mantuvo receptivo a que algunos fenómenos metapsíquicos fuesen auténticos.
Otro jesuíta que ha seguido una línea similar es Óscar González Quevedo, fundador del Centro Latinoamericano de Parapsicología -CMP-.También se ha dedicado a desmitificar fenómenos espiritistas, especializándose en técnicas de ilu-sionismo, para reproducir los trucos de los médiums. En su obra Las fuerzas físicas de la mente (1971), el parapsicólogo aseguraba que "el fraude fue un handicap que superar. Podn'amos incluso decir que el método, la técnica y la preparación especializada para la investigación de los fenómenos de efectos físicos se miden principalmente por la capacidad para evitar los fraudes. El mejor método será aquél que mejor consiga evitar los fraudes..."

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Muchas de las fotografías espiritistas solían ser fraudulentas. Abajo, dibujo del truco realizado para simular una supuesta mano ectoplasmática.

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• Necesidad de pruebas

Si bien pudo constatarse en muchas ocasiones la aparente realidad de fenómenos que desafiaban las leyes físicas conocidas, lo correcto hubiese sido no extraer conclusiones definitivas hasta no disponer de evidencias sólidas. Sin embargo, muchos de los fenómenos fueron interpretados como pruebas irrefutables de la existencia de un más allá. Arthur Conan Doyle, William Crookes, Oliver Lodge, Alexandre Aksakof y tantos otros pioneros de la investigación metapsíquica, que hicieron una labor encomiable en el estudio de los fenómenos paranormales, cayeron en las trampas ideadas por muchos médiums. Hemos de reconocer que sus investigaciones no fueron tan infalibles como ellos pretendieron. Qué razón tenía Carlos M. de Heredia al decir que "si tomáramos el trabajo de examinar los fenómenos espiritistas, encontraríamos una serie admirable de falsedades admitidas como verdad y explicados con Iseriedad por autores, por otra parte, con mucho seso". Ciertamente, hubo médicos y científicos de renombre que escribían sobre temas mediúmnicos. Sin embargo, sus declaraciones no estaban respaldadas por algo tan fundamental como la investigación. Les faltaba experiencia en el campo metapsíquico pero les sobraba credulidad, ya que con frecuencia citaban en sus obras casos que resultaron ser falsos. "En el estudio de estos fenómenos, más que mucha ciencia, se necesitaba sentido común y mucho conocimiento del 'elemento humano' que entra en la ecuación", sostenía el padre Heredia. Un científico podía ser engañado como cualquier otra persona. Para esos casos, solía ser más eficaz la investigación de un buen profesional de la prestidigitación. En su libro Paradojas psíquicas (1984), el mago y mentalista norteamericano John Booth, se encarga también de desenmascarar a los falsos médiums. Su advertencia es clara: "Nosotros, los que estamos en el mundo de la magia, desaprobamos a los médiums que abusan de la confianza humana y de la ética. Estas personas cultivan la progresión que resumo como ilusión-engaño-desilusión. Callar es justificar el fraude y asociarse a él". Ya decía el filósofo Demóste-nes que "lo más fácil es engañarse a sí mismo; porque el hombre generalmente cree que lo que desea se puede hacer realidad".
Por eso, aún hoy está por demostrar que los espíritus guarden relación con tales hechos, por mucho que les pese a los espiritistas. Cuando repasamos aquellas precursoras obras dedicadas al espiritismo y la metapsíquica, observamos la tendencia de la mayoría de estudiosos a calificar como hechos comprobados una serie de fenómenos que realmente no lo están. Hubo honrosas excepciones, pero tuvo que pasar mucho tiempo para que la parapsicología, a partir de los años treinta del pasado siglo, delimitara su campo de estudio, se desligara del espiritismo, tomara derroteros más asépticos y aislara a los médiums de su entorno para trasladarlos a los laboratorios. Se iniciaba una etapa más rigurosa. Y fue cuando comenzó a sospecharse que esas fuerzas misteriosas desencadenadas durante los trances mediúmnicos podían estar originadas por el propio inconsciente humano. Pero esa ya es otra historia...

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• Algunas opiniones críticas

"El médium, que dice estar en posesión de un espíritu, se pone a hablar en nombre de aquél. Algunas veces, cambia el timbre de su voz, varía de carácter, de modales, de pronunciación en armonía con el espíritu que dice que representa, etc. Las conversaciones son por lo común de una frivolidad e insulsez enervante y muchas veces el espíritu bromea con los concurrentes de la manera menos astral posible (...). Esto de hablar de asuntos que pasan en el seno de otros mundos tiene la gran ventaja, para el médium, de que nadie podrá comprobar la autenticidad. En cambio, no nos cuentan estos individuos nada de lo que pasa en nuestro propio planeta; y que yo sepa, ningún descubrimiento científico es debido a los médiums, muy al contrarío, todos los descubrimientos dentro de la Ciencia, han sido debidos a los individuos que no tienen nada de mediumnidad. Precisamente, este punto podría constituir una demostración irrebatible de la doctrina espiritista, su piedra de toque suprema; y precisamente este punto constituye una espantosa derrota para el Espiritismo. Si un médium, hablando posesionado por un espíritu nos revelara siquiera algo científico desconocido para nosotros y que más tarde se comprobara, la religión espiritista recibiría entonces la más solemne consagración de la Verdad. ¿Hay algún caso cierto de tal cosa? Ni uno".
(El Espiritismo ante la Ciencia, José Comas Sola, 1908)


'Dejar al descubierto lo inútil que es confiar en las manifestaciones parapsicológicas alegadas tradicionalmente para probar la supervivencia después de la muerte, no confirma que no exista una vida posterior. Simplemente demuestra que no hemos recibido evidencias que lo sustenten y provengan de estas fuentes y manifestaciones. El fraude, el fenómeno natural malinterpretado, o las anormalidades psicológicas que se crean o se confunden con fenómenos parapsicológicos, no deterioran ni destruyen por sí mismos la realidad potencial de una vida después de que el cuerpo físico se convierta en polvo".
(Paradojas Psíquicas, John Booth, 1984)


"Apenas necesito decir que, si la principal ambición del médium es el dinero, prácticamente no se puede llevar a cabo ningún trabajo experimental verdadero. Es cuestión de experiencia, de mi propia experiencia por lo menos, que desde el momento en que el médium, o los que con él trabajan, son guiados por la avaricia o el lucro, los fenómenos son poco fidedignos y de autenticidad incierta".
(The Rea/fty ofPsychical Phenomena, W.U. Crawford, 1919)


"Revisando las varias sesiones que he tenido durante 15 años con diferentes médiums públicos y privados, encuentro que la casi totalidad de los resultados obtenidos no tiene valor evidencial alguno a favor del Espiritismo. Por la condición de total oscuridad no he podido sacar conclusiones dignas de fe, y los resultados no han sido más brillantes que los que pueden fácilmente ser obtenidos por un juglar. Pocos casos, sin embargo, pueden considerarse como excepciones".
(On The Threshold of the Unseen, Sir William Barret, 1917)


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