lunes, 21 de junio de 2010

Perdidos

Científicos renombrados de los que no hay rastro, exploradores que no regresaron de selvas remotas, aviadores y personajes de los que nunca se supo nada... Algunas de las desapariciones más enigmáticas son hoy todavía un misterio.


Perdidos
DESAPARICIONES QUE (NO) HAN DEJADO HUELLA

FUENTE: Revista MUY INTERESANTE Nº 259 / Febrero 2009.









LOS CASOS PERDIDOS

































PRIMERA PARTE: PERDIDOS


La historia está plagada de misteriosas desapariciones de reconocidos personajes cuyo paradero aún es una incógnita. Un caso famoso es el de John J. Waterston, un ingenieroescocés especializado en la manufactura de ferrocarriles, quien en 1845 envió a la prestigiosa Royal Society de Inglaterra un estudio que sentaría las bases de la interpretación molecular del calor; sin embargo, en ese momento fue rechazado y permaneció archivado hasta 1892 cuando John William Strutt, tercer barón de Rayleigh, lo publicó en la revista de la academia. El artículo tuvo éxito por lo que se intentó otorgar un reconocimiento a Waterson, pero desde el 18 de junio de 1883 nadie sabe nada de él.




• En medio de la selva


Otro caso curioso es el del coronel británico Percy Harrison Fawcett, quien el 29 de mayo de 1925 se aventuró en el Mato Grosso, en la región central de Brasil, acompañado de su hijo Jack y un amigo de éste, en busca de una ciudad llamada 'Z', donde creía que se encontraba la 'llama eterna'. La última vez que se les vio fue cuando cruzaban el Alto Xingú, región situada entre el bosque ecuatorial del sur del Amazonas. Fawcett, quien era amigo del escritor Sir Arthur Conan


Doyle -el cual tomó las experiencias del explorador para escribir El mundo perdido-, era un creyente de lo sobrenatural, por lo que se convenció de la veracidad de la leyenda, que lo llevó a internarse en la selva. Antes de planear su viaje, el británico recibió de manos del novelista Henry Rider Haggard, creador del aventurero de ficción 'Alian Quatermain', una estatuilla de 25 cm. que supuestamente procedía de esa zona de Brasil; en ella se representaba a un sacerdote con un tocado estilo egipcio que sujetaba una tabla marcada con inscripciones en las que se detallaba la 'llama eterna'. Además, Fawcett creía en unafacultad paranormal denominada psicoscopía, la cual aparentemente permitía a una persona sensitiva la capacidad de reconocer a través del tacto algún dato relacionado con un objeto. Utilizó este método para 'cerciorarse' de que la figurilla había llegado desde Brasil




• Camino sin retorno


La poca información del viaje de Fawcett y sus dos acompañantes impide saber qué ruta tomaron a través de la selva. De las cartas que envió, es posible suponer que viajaron de Río de Janeiro a Sao Paulo, donde visitaron el Instituto Butantan, centro de referencia de sueros antiofídicos. De allí marcharon a Puerto Esperanza, en Argentina, donde remontaron los ríos Paraná y Paraguay para llegar a Guiaba, capital del Mato Grosso. Se cree que su destino era la Sierra del Roncador, donde esperaban encontrar la entrada a la anhelada ciudad 'Z'. En su última misiva el coronel relataba: "Nuestra suerte está en manos de los dioses. Espero llegar en agosto al objetivo principal. Estamos en el Campamento del 'Caballo Muerto', Latitud 11° 43' 5" y 54° 35' Longitud Oeste... No fracasaremos". Después ya no se volvió a saber más de ellos. Según su hijo Bryan, Fawcett envió unas coordenadas equivocadas de forma intencional para que no intentaran seguirlos.


A finales de 1927 la firma North American Newspaper Alliance organizó una expedición de rescate a cargo de George M. Dyott, quien partió de Guiaba en mayo de 1928. Él encontró entre la tribu de los anauqua los primeros indicios del paso de los exploradores. Uno de los hijos del jefe, Aloique, tenía en su cabana un baúl que había pertenecido al británico. El indígena dijo a Dyott que los viajeros habían caído en una emboscada de la tribu kalapalo, por eso éste le pidió que lo acompañara al día siguiente a la otra comunidad; pero al amanecer todos los anauqua se habían ido. Esto hizo pensar a Dyott que quizá él también necesitaría una expedición de rescate, así que decidió abandonar de inmediato la zona. Su conclusión fue que Fawcett y sus compañeros murieron a manos de los anauqua.




• Teorías de su paradero


Mientras la familia del explorador se negaba a creer que había muerto, surgieron explicaciones bastante improbables sobre su paradero. Se mencionó por ejemplo que se había instalado en la ciudad 'Z', donde era el señor de un lujoso harén repleto de mujeres y que era tratado como un semidiós. También se especuló que los indios lo habían hecho prisionero, e incluso que trabajaba como agente soviético en Brasil.


A mediados del siglo xx, los hermanos Claudio, Orlando y Leonardo Villas Boas, defensores de los pueblos amazónicos, tuvieron la oportunidad de convivir durante cinco años con los kalapalo. La confianza que se ganaron fue tal que los indígenas les mostraron el 'túmulo de los engeleses', el lugar donde supuestamente habían sepultado a Fawcett y sus dos acompañantes. Los Villas Boas exhumaron los cadáveres para que médicos forenses de la Real Sociedad de Antropología Británica analizaron las osamentas. El resultado determinó que no pertenecían a los viajeros extraviados. Aun así, los tres hermanos estaban convencidos de que los kalapalo habían matado al equipo 
de Fawcett con el objetivo de quedarse con lo que llevaban, una historia que se dice fue corroborada por Izarari, el jefe de la tribu, en su lecho de muerte. Por supuesto, no ha faltado quien acuse a los Boas de inventar todo. Aunque el misterio continúa, de lo que no hay duda es que los restos de los exploradores descansan en algún lugar del Xingú, al igual que las más de cien personas que se han adentrado en la peligrosa selva amazónica en su búsqueda. Ninguna de ellas hizo caso al propio Fawcett: "Si no logro salir, otros con menosexperiencia han de perderse también. No quiero que nadie muera por mí, por eso que nadie me busque".





• Físico en conflicto 


Uno más de los casos controvertidos es el del joven y prometedor físico teórico italiano Ettore Majorana, cuyos trabajos profundizaron en un campo que ha traído de cabeza a los físicos durante décadas: la masa del neutrino, una partícula subatómica capaz de atravesar la materia sin interaccionar con ella. En 1933 Majorana viajó a Alemania para trabajar con el Nobel de física Werner Heisenberg. Pero en el otoño de ese año regresó muy enfermo aRoma. Algo pasaba en su cabeza: se enclaustró en su casa y perdió el interés por la física. El 13 de enero de 1938,con 31 años de edad, se convirtió en profesor del Instituto de Física de la Universidad de Ñapóles, Italia. Parecía que todo había vuelto a la normalidad. Pero un par de meses después remitió unas cartas a su familia y al director de su Instituto, Antonio Carrelli, en las que con una redacción atropellada anunciaba que estaba consciente de su inesperada desaparición. El 26 de marzo envío un telegrama a Carrelli en el que decía: "El mar me rechazó. Pero dejo la enseñanza. Estaré a su disposición para darle más detalles". Poco después se le vio abordar un buque de Palermo a Ñapóles; y después no se volvió a saber nada de él. Algunos han asegurado que Majorana se recluyó en un monasterio, otros que huyó a Argentina, y algunos que fue secuestrado. Sin embargo, en 1970 la viuda del escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias afirmó que en la década de 1960 conoció enBuenos Aires a un científico llamado Ettore Majorana.




• A la deriva


No sólo desaparecen inexplicablemente personas en tierra, también en el océano. Éste fue el caso de los viajeros del barco Mary Celeste. El 4 de diciembre de 1872 el barco Dei Grafía lo divisó en el Atlántico rumbo al estrecho de Gibraltar. Tras observarlo durante dos horas, la tripulación concluyó que navegaba a la deriva.



Al abordarlo notaron que el barco estaba en buenas condiciones, las escotillas estaban abiertas, pero el reloj no funcionaba. Los 10 ocupantes -7 marineros, el capitán Briggs, su mujer y su hija de 2 años- nunca fueron encontrados. Curiosamente, al año siguiente unos pescadores recuperaron dos balsas: una con cuatro cuerpos y la otra con uno y una bandera estadounidense. Los cadáveres fueron enterrados en una fosa común sin ser identificados. Mucho se ha especulado sobre este barco fantasma, aunque la misteriosa desaparición parece estar relacionada con la peligrosa carga que transportaba. Los marineros del Dei Grafía descubrieron que 9 de los más de 1.700 barriles de alcohol que llevaba estaban vacíos. Es probable que el humo y el vapor que se originaron cuando los barriles vertieron su contenido a causa del mal tiempo provocaron que la tripulación abandonara el barco por miedo a una explosión. Con seguridad los viajeros se alejaron lo más posible del navio; por desgracia, y como confirmó el informe meteorológico, el barco quedó en medio de una tormenta y es posible que los botes salvavidas fueran arrojados lejos de las Azores por las olas sin provisiones o agua potable.




• Teniente Alejandro Bello Silva


La famosa y poco afortunada frase que acompaña al Teniente Bello ha sido más difundida que su figura, como uno de los pioneros de la aeronáutica chilena y mártir de la Fuerza Aérea de Chile.



El Teniente Primero Alejandro Bello Silva se presentó en el Aeródromo de Lo Espejo el 9 de marzo de 1914, para dar su examen final y obtener el título de piloto, como parte de la segunda promoción de la Escuela de Aeronáutica.


A bordo del biplano de su compañero el sargento Verschure, el Sánchez Besa N°13 llamado "Manuel Rodríguez" -construido en Francia por uno de los precursores de la aviación chilena, José Sánchez Besa-, Bello debía completar el circuito Aeródromo- Culitrín-Cartagena- Aeródromo. Lamentablemente, las condiciones del tiempo no acompañaron al piloto, a quien se le perdió el rastro cerca de las 18:00 hrs. El Capitán Manuel Avalos Prado, Director de la Escuela Aeronáutica de Lo Espejo a cargo de la instrucción de Bello y otros aspirantes, dio la alerta y de inmediato la policía de Melipilla, San Antonio y Cartagena comenzó la búsqueda de Bello, junto con el apoyo de la Armada, institución que rastreó el mar desde San Antonio. Tras 10 días de recorridos y operativos, el 19 de marzo, el gobierno del Presidente Ramón Barros Luco dio por finalizada la búsqueda. A pesar de algunos datos sobre elementos metálicos encontrados en la cordillera, hasta hoy, nadie sabe con certeza qué pasó con el biplano Sánchez Besa N°13, ni con el Teniente Alejandro Bello.




SEGUNDA PARTE: LA LEYENDA DEL TESORO


En la primavera de 1885 James B. Ward, un vecino del condado de Campbell, en Virginia,Estados Unidos, empezó a vender copias de un panfleto titulado Los papeles de Beale. Ward no era el autor, sino que actuaba como agente literario de un tercero. En el texto se contaba la historia de un tesoro escondido en las colinas de ese mismo estado. Las únicas pistas disponibles para localizarlo eran tres cartas dirigidas a Robert Morriss, escritas por Thomas Jefferson Beale. En las misivas Beale contaba que en 1817 viajó de cacería al Oeste junto con otros 29 hombres. Mientras seguían la pista a una manada de búfalos que se dirigían al norte de Santa Fe, Nuevo México, descubrieron una veta de oro. Tras excavar durante 18 meses, obtuvieron una importante cantidad del valioso metal, que luego trasladaron a un lugar seguro. En 1819 Beale encontró en Virginia un buen escondite para el tesoro, a 6 kilómetros de la Taberna de Buford, donde se hospedó durante un mes.



Imagen IPB




• Cazafortunas


Dos años después un nuevo cargamento partió hacia el escondite secreto. Por si pasaba algo, Beale debía encontrar alguien de su confianza para encomendar las últimas voluntades de los mineros en relación con el tesoro, valorado en 30 millones de dólares. En enero de 1822 Beale creyó dar con la persona adecuada: Robert Morriss, propietario del HotelWashington, en Lynchburg,



Virginia. A éste le confió una caja de hierro cerrada con llave que, según le dijo, contenía papeles de gran valor. Más tarde, le envió una carta en la que le indicaba no abrir la caja hasta después de diez años, siempre y cuando Beale o alguien autorizado por él no la reclamara. También le informó que encontraría otros documentos que serían incomprensibles sin la ayuda de una clave que previamente había dejado en manos de un amigo, sellada y dirigida al propio Robert Morriss, y con instrucciones de que no se le entregara hasta junio de 1832.



El caso es que Beale nunca fue a recogerla y Morriss esperó en vano la misiva con la clave. Tras abrir la caja encontró tres cartas que detallaban toda la historia y tres páginas llenas de números separados por comas: los textos en código. Según explicaba, el primero decía dónde estaba escondido el tesoro, el segundo daba cuenta del contenido; y el tercero, de la relación de los familiares que debían recibir parte de la riqueza. Morriss dedicó casi 20 años a intentar descifrar la clave sin resultados. No fue sino hasta 1862, un año antes de su muerte, cuando Morriss decidió entregar su contenido al misterioso autor del panfleto, en el que, además, se revelaba que la Declaración de Independencia de Estados Unidos era la llave para descifrar la segunda carta. Bastaba con tomar la primera letra de la palabracorrespondiente al número: así, como la palabra 115 de la Declaración es insri-tuted, había que utilizar la 'i'.



Sin embargo, y hasta hoy, las otras dos cartas permanecen sin descifrar. En febrero de 1983 una mujer fue detenida por las autoridades en Virginia por excavar en el cementerio de la iglesia de Mountain View, ya que creía que la respuesta se encontraba ahí. En 2001 apareció información nueva en la que se aseguraba que alguien había descifrado el código y encontrado la cueva de Beale, pero sin hallar rastro del oro. La falta de datos sobre el tesoro ha generado desconfianza que incluso pone en duda de la existencia del propio Beale, debido a que él no aparece en ningún censo de la época.




• ¿Existió 'El Zorro'?


En el panteón de las figuras legendarias, el caso de Joaquín Murieta es uno de los más peculiares. Este bandolero fue conocido por sus andanzas en California, U.S.A, en la década de 1850, cuando la fiebre del oro se apoderó de la costa oeste del país. Mezclando realidad, ficción y heroísmo, la historia de Murieta inspiró al periodista Johnston McCulley para crear, en 1919, el personaje de 'El Zorro'.



Murieta es visto en varios países como un modelo en la lucha contra la 'opresión' estadounidense en el continente, y al igual que sus 'fechorías', su origen también se tiñe con un manto de dudas. Para los mexicanos nació en Sonora -Nuevo México-, pero la verdad es que Joaquín Murieta, o 'el mozo de Quillota', realmente era chileno. Joaquín viajó a California, como tantos latinoamericanos, 'enganchado' en busca de las codiciadas pepitas de oro, desde el puerto de Valparaíso. En los lavaderos abundaban los latinos, lo que despertó la xenofobia y envidia de los 'gringos', por lo que el gobierno decretó la persecución de los mineros de



habla hispana. Por órdenes del Gobernador de California, general Persifor Frazer Smidí, el 4 de julio de 1849 un grupo de soldados atacó a mineros chilenos, peruanos y mexicanos en Sutter's Mili, desatándose una masacre. Allí, el hermano de Joaquín fue asesinado y su mujer violada; ante este vejamen, Murieta juró vengarse.


A raíz del hostigamiento del gobierno proliferaron las bandas de forajidos. Una de las más famosas fue la de los 'Cinco Joaquines': Carrillo, Valenzuela, Ocomorenia, Botellellir y el legendario Joaquín Murieta, junto a su amigo 'Juan Tresdedos'. Apodado 'el más rápido y audaz de California', su cabeza fue tasada y el 'mercenario' capitán Harry Love fue el encargado de perseguir a la banda de Murieta, a quien, supuestamente, dio muerte el 23 de julio de 1853: su cabeza fue cortada y exhibida a quien quisiera verla, previo pago de un dólar. El misterio sobre su muerte se extendió, cuando una mujer quien se indentificó como su hermana, señaló que esa no era la cabeza de Joaquín, ya que le faltaba una cicatriz en el rostro.




TERCERA PARTE: SERES OCULTOS


Tras uno de sus viajes Marco Polo escribió: "Todos los hombres de la isla de Angamanain tienen cabeza de perro. Son violentos y crueles y se comen a todo el que capturan". El genovés se refería a los habitantes de unas islas cuyo nombre actual es Andamán, que junto con las Nicobar conforman un archipiélago a 1.000 km. de la costa este de la India. Según un estudio realizado por científicos del Centro de Biología Celular y Molecular de Hyderabad, estas tribus son descendientes directos de los primeros grupos que salieron de África y llegaron a esas costas hace 60.000 años. Su aislamiento hace que su genoma sea uno de los más antiguos del mundo.




• Los más remotos


Por su parte, investigadores de la Universidad de Oslo publicaron en la revista Current Biology el descubrimiento de una mutación en el cromosoma Y característica de las poblaciones de la periferia de Asia, el cual se ha encontrado en japoneses, tibetanos y pueblos aislados del sureste asiático. Curiosamente, su cromosoma Y no lleva un marcadorcomún entre los aborígenes australianos. Esto significa que al menos hubo dos migraciones desde África: una se dispersó rápidamente hacia el interior de Asia y la otra viajó haciaAustralia. La interrogante es ¿cómo llegaron a esas islas, invisibles desde el continente? Que no se hayan encontrado restos de esos éxodos podría deberse a que el nivel del mar estaba 150 metros más bajo debido a la última Edad de Hielo. Los primeros contactos de los andamaneses con extranjeros se produjeron hace 1.000 años, cuando arribaron a sus playas navegantes chinos y árabes. La respuesta de los isleños fue una lluvia de flechas. Los misioneros también intentaron contactarlos sin lograr su objetivo. En 1858, los británicos crearon una colonia -con el propósito de civilizar a los nativos les proporcionaron ropa e intentaron enseñarlos a leer y escribir-, sin embargo la mayoría de los indígenas sucumbieron a enfermedades como la neumonía o el sarampión; su sistema inmunitario no respondía a losmicroorganismos patógenos de los europeos.





• Incivilizados


La vida de los nativos andamaneses ha cambiado muy poco; aún viven en condiciones de la Edad de Piedra: cazan cerdos salvajes y peces con lanzas. De todas las tribus, la más misteriosa es la de los sentineleses, que habita en la isla Sentinel Norte, de tan sólo 72 km2. Se trata de uno de los pueblos más aislados y desconocidos del planeta. Hasta el momento nadie sabe de su idioma y sólo se han identificado 39 habitantes. En dos ocasiones se ha intentado establecer comunicación con ellos a través de habitantes de otras islas, con la esperanza de que su lengua se pareciera a alguna de las del archipiélago. El breve intercambio, además de hostil, no sirvió de nada. La habitual lluvia de flechas y lanzas con que reciben a los extranjeros manda un claro mensaje: no quieren que se les moleste.



Es necesario calcular su número, pues para que un grupo sobreviva al impacto de la deriva genética, que tiende a eliminar la variabilidad de los genes de una población, debe estar compuesto por una comunidad mínima de individuos. Aunque es muy complejo averiguar este valor, según las estimaciones la supervivencia a corto plazo requiere del orden de 50 miembros, y a largo, de 500. Es posible que los sentineleses terminen por desaparecer. Un estudio realizado entre otra tribu andamanesa, los jarawa, publicado en 2004 en la revista Science, reveló que éstos contaban con una baja variabilidad genética.




• La Amazonia


Todo lo contrario sucede en Brasil, donde según las estimaciones de la Fundación Nacional del Indio de ese país, existen al menos 67 tribus en la selva amazónica con las que aún nadie ha contactado. Como en el caso de los sentineleses, su mejor defensa para sobrevivir es permanecer lejos de la vista de todos. Un caso particularmente triste es el del indígena Munuzinho de la tribu de los kanoé: perdió uno de sus ocho hijos de tos ferina, dos por sarampión, uno debido a un parásito intestinal y una de sus hijas desapareció en Porto Velho, capital del estado de Rondónia. Para mayor desgracia, su mujer murió tras dar a luz a su último bebé. Si a todo se agrega que en las últimas décadas la región se ha llenado de granjeros
que destruyen la selva para obtener tierras de cultivo, es fácil comprender la progresiva desaparición de estas tribus. Muchas sobreviven gracias a los contactos esporádicos con colonos brasileños, como es el caso de los himerimá, quienes mantienen una esporádica relación social con los lugareños desde hace sesenta años.




• Aislamiento decidido


Permanecer lejos de los demás grupos sociales es una elección de la comunidad que se toma en función de cómo se ha interrelacionado con otras, de su historia y de la existencia de condiciones geográficas que lo permitan. Son ellos los que eligen cuándo darse a conocer. Las siguientes son las tribus catalogadas como aisladas. 






Kanoé Se conoce a sólo tres miembros; fueron contactados por primera vez en 1995. Son excelentes cazadores; entre sus platos preferidos están el pécari y el tapir, que cazan en las noches.





Akuntsu Viven en casas comunales y cultivan maíz y yuca en pequeños huertos.





Zo'é Una tribu brasileña reconocible por el potuiu, la pieza de madera con la que a la edad de seis años atraviesan su labio inferior.





Korubo Este grupo indígena tuvo su primer contacto con la civilización en 1996. El caso más extremo de aislamiento es el de un hombre que vive en la región Tanaru, al sur de Rondónia. Aparentemente, toda su tribu fue masacrada por un grupo de ganaderos. Desde 1996 la Funai (Fundación Nacional del Indio de Brasil) intenta ayudarlo, pero cada vez que consiguen encontrar su campamento, él lo abandona. Acepta cosas que le dejan, como vasijas y machetes.






CUARTA PARTE: CIUDADES MISTERIOSAS

Al sur de la península Arábiga se encuentra el desierto de Rub al-Jali (el Rincón Vacío), una extensa y desolada región donde las dunas sobrepasan los 300 metros de altura y las temperaturas alcanzan hasta 55 °C. El área, sin embargo, no es tan inhóspita como su nombre indica. En febrero de 2006, un equipo de científicos que contó con el apoyo delServicio Geológico Saudí encontró arañas, roedores, 31 especies de plantas y 24 de aves. Datos históricos revelan que antes del año 300 a. C. este desierto era parte de la ruta que recorrían las caravanas del comercio de incienso y la resina aromática que, según cuenta la tradición cristiana, llevaron los Reyes Magos al niño Jesús. De acuerdo con la leyenda, en esta vía comercial se encontraba la ciudad de Iram o Ubar, también conocida como la Ciudad de los Mil Pilares, de cuya existencia los beduinos contaban historias fantásticas. Se supone que Iram existió desde el año 3000 a. C. hasta el primer siglo de nuestra era; sin embargo corrió con la misma suerte que Sodoma y Gomorra. Según el Corán, Dios castigó el orgullo de sus habitantes y la sepultó. Con el tiempo, se acrecentaron los mitos sobre ella, se dijo que guardaba tesoros y tecnologías secretas, hasta el punto de que Lawrence de Arabia la denominó 'La Atlántida de las arenas'.




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• Testimonio escrito 
En 1932, Bertram Thomas, el primer occidental en cruzar este peligroso desierto, explicó en su libro Arabia Félix cómo en un asentamiento estacional en el suroeste de Omán sus compañeros árabes le señalaron unas débiles marcas en el suelo y le dijeron que era 'el camino de Ubar' Parecía una antigua senda de camellos que se dirigía al norte, al Rincón Vacío, pero los árabes le dijeron que llevaba a una ciudad fortificada repleta de riquezas que se encontraba enterrada.
Veinte años más tarde, otro explorador británico, Wilfred P. Thesiger, escuchó de labios de sus amigos beduinos una historia parecida. Desde entonces Ubar permaneció en el olvido hasta la década de 1980, cuando Charles Elachi y Ronald Blom, del Jet Lab Propulsión de la NASA, detectaron en las imágenes de alta resolución captadas por los satélites Landsat varias sendas ocultas. Con estos datos, en 1991 partió una expedición en busca de Iram; además de los dos técnicos de la NASA, se contaba, entre otras personalidades, con el aventurero Ranulph Fiennes, la primera persona en llegar a los dos polos y cruzar la Antártida a pie. Tras explorar minuciosamente el área, la pista de las antiguas caravanas los llevó al pozo de Ash Sisar, donde encontraron los restos de una fortaleza turca del siglo xvi edificada sobre un sitio más antiguo. Las excavaciones permitieron desenterrar un conjunto de murallas, torres y asentamientos. Los restos de cerámica confirman que la zona estuvo ocupada durante 5.000 años y vivió un momento de esplendor entre los siglos i y ni. Pero no se sabe si era esa la ciudad de Ubar.
En cuanto a ciudades y tesoros perdidos, Egipto se encuentra a la cabeza. Uno de sus misterios se refiere al País de Punt, un reino supuestamente situado en la costa africana del océano índico con el que los egipcios mantuvieron actividad comercial a través de una ruta marítima regular. Lo curioso es que, pese a conocerla y saber que tenía salida al Mar Rojo, los historiadores dudan sobre su localización. La opción más probable es Eritrea -por la fauna y flora que aparecen en los relieves egipcios-, aunque no falta quien localiza Punt en Yemen. Los exóticos productos que suministraba, desde panteras a maderas tropicales, lo convirtieron en un lugar de leyenda.

• El reino de Saba
Yemen y Somalia también se disputan la propiedad de otro fabuloso reino: el de Saba. En el Antiguo Testamento se indica que la reina de este supuesto país, fascinada por la sabiduría de Salomón, partió para encontrarse con ese rey de Israel; sin embargo, la presencia de un Templo de Bilqis -el nombre dado a esta reina en la tradición islámica-, en la ciudad yemení de Marib, ha hecho sospechar a los historiadores que pudo vivir al otro lado del Mar Rojo. África también está plagada de ciudades y leyendas míticas. Una de las más conocidas es la ciudad del Gran Zimbabue, un complejo de grandes edificios de piedra que fueron construidos entre los siglos xi y xv sin la ayuda de cemento ni mortero. El misterio más que en los edificios radica en los constructores. Suele aceptarse que fueron erigidos por los shona, una tribu local; otros expertos creen que pueden deberse a los lemba, un pueblo menos numeroso cuya tradición oral coincide en que abandonó Judea hace 2.500 años.
El profesor Tudor Parfitt, de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de Londres,Inglaterra, descubrió una peculiar característica en el cromosoma Y de los lemba, llamada haplotipo modal Cohén, que se presenta con mayor frecuencia en la población judía, por lo que la historia de los lemba, que no comen cerdo y colocan una estrella de David en sus tumbas, parece tener cierta base. ¿Estaremos ante una de las míticas tribus perdidas de Israel?

1 comentario:

  1. JUSTO LA WEA QUE QUIERO LEER Y ESTAN TODAS LAS PUTAS IMAGANES MUERTAS WEON ARREGLEN LA WEA PO !!!!

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