domingo, 20 de noviembre de 2011

Santos extremos

El extremo de los mártires y santos

Sufrimiento, tortura, persecución y condena fueron sólo algunas de las experiencias que vivieron los cristianos de los primeros siglos de nuestra era para mostrar su apego a la nueva fe que habían adoptado; su singular resistencia los llevó de la mano a la santidad. Pero el dolor no ha sido el único camino al Paraíso: algunos vivieron profundos momentos de éxtasis que les dieron el 'privilegio' de estar cerca del Edén sin tener que dejar este mundo. 
Por Ollin Islas Romo
Revista CONOZCA MAS abril 2009

 

"Señor, no les imputes esto a pecado", son las palabras que, según el libro bíblico Hechos de los Apóstoles, pronunció Esteban, proto-mártir del año 37, justo unos momentos antes de morir. Unas décadas después de la crucifixión de Cristo, fue parte del grupo de los siete diáconos que se encargó de predicar la nueva fe y de ayudar a los apóstoles. Algunos miembros de las sinagogas de aquella época percibieron que Esteban poseía un don especial para convertir a los ciudadanos a la fe cristiana. Para frenar el incremento de discípulos y la popularidad de Esteban, éstos decidieron pagarle a testigos falsos para que aseguraran que lo habían escuchado blasfemar contra Dios y Moisés. Como castigo, fue sacado de Jerusalén por una multitud enardecida y en el valle del Cedrón, enfrente de Getsemani. la gente comenzó a apedrearlo sin piedad. Pero Esteban no flaqueó en ningún momento: el diácono -que más tarde fue canonizado- resistió el dolor y, en medio de su agonía, oró para que Dios perdonara a sus agresores mientras éstos lo asesinaban.
Durante los primeros siglos después de Cristo, miles de cristianos fueron sometidos a torturas de una crueldad insospechada. Muchos de ellos sucumbieron ante el dolor y renunciaron a sus creencias para conservar la vida; sin embargo, otros soportaron los suplicios impuestos por los romanos con tal de mantenerse fieles a la doctrina cristiana. Pero ¿cuál era el propósito de los sangrientos castigos a los creyentes de Cristo?


CLIMAX DIVINO
Conoce a algunos de los santos que vivieron momentos de arrobamiento y éxtasis.

POETA EN ÉXTASIS
San Juan de la Cruz (1542-1591)
Fue uno de los primeros religiosos que se declaró a favor de la reforma que proponía Santa Teresa de Jesús. En medio del conflicto entre carmelitas descalzos y calzados, fue encarcelado y golpeado brutalmente en numerosas ocasiones. Este santo fue uno de los religiosos que vivió fuertes éxtasis, de los que dejó testimonio en su poesía mística. En uno de expresa: "Estaba tan embebido, tan absorto y ajenado, que se quedó mi sentido de todo sentir privado, y el espíritu dotado de un entender no entendiendo, toda ciencia trascendiendo".

DULCES APARICIONES
San Antonio de Padua (1195-1231)
San Antonio también fue célebre por sus éxtasis. Algunos de sus compañeros expresaron que durante sus momentos de oración solía vivir experiencias místicas. Según algunos relatos, en uno de ellos se le apareció el Niño Jesús y habló con él. Debido a ello muchas representaciones lo muestran con el Niño en brazos. Los amigos que lo acompañaron el día de su muerte manifestaron que entró en éxtasis: durante alrededor de media hora, el santo dirigió su mirada a un punto luminoso y fijo. En cuanto dejó de observarlo se despidió y falleció.

UN DOLOR PLACENTERO
Santa Mana Magdalena de Pazzi (1566-1607)
Desde muy ¡oven decidió dedicarse a la vida religiosa en el convento de las Carmelitas. Poco tiempo después cayó gravemente enferma, por lo que hizo sus votos de castidad, pobreza y obediencia. Cuando la llevaban a la enfermería experimentó su primer éxtasis, de una hora. Según quienes lo presenciaron, lloró sin parar. Las monjas que convivieron con ella a lo largo de su vida atestiguaron que vivió innumerables éxtasis. Se dice que en dichos momentos la santa hablaba con un ser invisible, que su rostro brillaba y que abrazaba su crucifijo.

¿REALIDAD O FANTASÍA?
San Pío de Pietrelcina (1887-1968)
El Padre Pío se encontró toda su vida en medio de la controversia. Más que por sus hechos, el santo fue conocido por los presuntos estigmas que se decía que poseía en las manos. Sus creyentes también le atribuyeron los dones de bilocación (estar en dos lugares al mismo tiempo), la capacidad de lee la mente y de haber vivido numerosos éxtasis y la transverberación. En cuanto a sus estigmas, éstos fueron analizados por el Padre Agustín Qmelli, doctor en medicina, quien determinó que los estigmas eran falsos y de naturaleza neurótica.

CONFESIONES
Santo Tomás de Aquino (1225-1274)
El célebre autor de la Suma teológica experimentó momentos de éxtasis. Dichas experiencias parecen haberse intensificado mientras llegaba el final de su vida. En 1273, tres de sus compañeros lo vieron (evitar en Ñapóles y aseguraron haber escuchado una voz que provenía de un crucifijo de un altar que le decía: "Has escrito bien de mí, Tomás, ¿qué recompensa deseas?". Al parecer, el santo le respondió: "Sólo a ti, Señor". Quienes lo acompañaron durante los momentos anteriores a su muerte expresaron que el santo vivió un largo éxtasis, tras el cual aseguró que se le habían revelado secretos de tal magnitud, que sentía que todo lo que había escrito no servía para nada.

¡QUE TORTURA!
Se estima que entre el siglo I y los inicios del IV existieron alrededor de 100 mil mártires cristianos. Estos son algunos de los martirios más conocidos. Y terribles.


UN LARGO SUFRIMIENTO
Santa Juliana de Nkomedia
(Desconocida-304)
Se convirtió al cristianismo en secreto y decidió rechazar el matrimonio. El senador Elusio se enamoró de ella y pidió permiso a su padre para desposarla. Cuando se unieron en matrimonio, Santa Juliana le pidió a Elusio que se convirtiera en cristiano. El senador se lo comunicó a su padre y ambos decidieron someterla a la tortura para que cambiara de parecer derritiendo estaño sobre su piel. Más tarde la encarcelaron. Casi dos décadas después, en el año 304. murió decapitada por no apostatar. Existen debates respecto a esta historia. Muchos aseguran que el relato del martirio de Juliana contiene datos que son producto de la fantasía.
LE REZAN Juliana es santa patrona de los partos y las enfermedades.

AMOR POR EL MARTIRIO
San Sebastián
(256-288)
Sebastián era un soldado del Imperio Romano cuya adhesión al cristianismo se desconocía. Pese a que cumplía con sus deberes con excelencia fue denunciado ante el emperador Maximino, quien le dio escoger ser soldado o cristiano. Sebastián decidió defender su fe. Maximino, entonces, lo condenó a morir asaeteado. Los soldados lo amarraron a un poste y dispararon las saetas. Unos cristianos lo recogieron aún con vida y sanaron sus heridas. Pero, más tarde. Sebastián se volvió a presentar frente al emperador y éste ordenó que lo azotaran hasta morir.
LE REZAN Sebastián es el santo patrono de los soldados y los atletas. E icono gay.

MARTIRIO FAMILIAR
Santa Sinforosa
(Desconocida-circa 138)
Sufrió el martirio junto a sus hijos. Era una matrona romana que, en los tiempos del emperador Adriano, vivió oculta junto con su familia durante siete meses. En ocasiones, Sinforosa y sus hijos se escondían en una cisterna seca por días. Cuando fueron descubiertos, el juez dispuso que fuera colgada de los cabellos frente al público, pero más tarde cambió el castigo y ordenó que fuera arrojada al rio Teverone con una piedra atada a su cuello. Sus siete hijos fueron condenados al potro, un instrumento de tortura que les descoyuntó las extremidades; después fueron apuñalados con espadas hasta que murieron. 
LE REZAN Santa Sinforosa es patrona de los marineros.

VOLUNTAD DE HIERRO
Santa Lucía
(Circa283-circa 304)
Era oriunda de Siracusa, en Sicilia. Desde que se convirtió al cristianismo defendió su fe y realizó un voto de castidad. Uno de sus pretendientes la denunció ante las autoridades en venganza por haberlo rechazado. Se inició un juicio en su contra en el que se le pidió que apostatara y realizara rituales de adoración a las divinidades romanas, pero ella se negó rotundamente. Su castigo fue morir decapitada. Algunas fuentes aseguran que los guardias le sacaron los ojos y que ella continuó viendo. Sin embargo, los historiadores coinciden en que este dato pertenece a una leyenda y no a la realidad. 
LE REZAN Santa Lucía es patrona de la vista, los ciegos, de los niños enfermos y de las ciudades de Venecia y Siracusa.

DESPECHO MORTAL
Santa Inés
(Circa 291-304)
Provenía de una familia noble romana. Su belleza atrajo a un gran número de pretendientes, pero Inés los rechazó a todos para mantenerse fiel a Cristo. Uno de los hombres que deseaba conquistarla era el hijo del prefecto, quien lleno de rabia por el rechazo de la joven la denunció ante su padre por ser cristiana. Las autoridades romanas la obligaron a vivir en un prostíbulo. Según los relatos. Santa Inés logró permanecer virgen en dicho lugar. Más tarde se le condenó a ser decapitada.
LE REZAN Santa Inés es patraña de los adolescentes. Vaya labor.

UNA MUERTE SALVAJE
San Ignacio de Antioquía
(Circa 40-107)
Fue discípulo de San Pablo y San Juan. Fue nombrado obispo de Antioquía. una de las ciudades más importantes del Imperio Romano. El emperador Trajano ordenó que lo llevaran ante su presencia por negarse a rendirle culto. Durante el interrogatorio. Ignacio llamó 'demonios' a las divinidades romanas y aseguró que llevaba a Cristo dentro de sí. Los soldados lo encadenaron para llevarlo al anfiteatro flaviano en Roma. En dicho lugar lo expusieron a dos leones hambrientos que lo devoraron de inmediato. 
LE REZAN Es santo patrono del municipio de Uruñuela, España.

FUERZA FEMENINA
Santas Perpetua y Felicidad
(Desconocida-203)
Felicidad era esclava de Perpetua, una mujer de Cartago que provenía de una familia acomodada. El emperador Severo mandó perseguir a todos aquellos que se negaran a adorar a los dioses romanos para castigarlos con la muerte. Perpetua celebraba una reunión religiosa en su hogar cuando los soldados se la llevaron junto a Felicidad y otros sirvientes. Todos se presentaron ante un juez y confirmaron sus creencias cristianas. Los hombres fueron condenados a morir devorados por las fieras y a Felicidad y Perpetua se les castigó amarrándolas con una malla para que una vaca brava embistiera en su contra. El animal las como en diversas ocasiones y los romanos remataron el martirio decapitándolas frente a la multitud. 
LE REZAN Ambas santas son patrañas de todos los memorialistas.

LINCHAMIENTO
San Santiago el Menor
(Desconocída- Circa 62)
Es un mártir mayormente conocido por el debate respecto a si era o no hermano de Jesús. El historiador judio Flavio Josefo relató en el texto 'Antigüedades judías' que la muerte de Santiago el Menor fue provocada por Ananías. quien lo acusó de haber transgredido la ley. A los 94 años de edad, Santiago fue apedreado por un grupo de judíos enfurecidos, quienes culminaron el martirio abriéndole la cabeza con un garrote. 
LE REZAN Santiago el Menor es el santo patrono de la localidad de Pedro Abad en la provincia de Córdoba, Andalucía.

BAJO EL MAR
San Clemente de Roma
(Desconocida-circa 97)
Fue obispo de Roma a finales del siglo I y se le considera el cuarto papa de la Iglesia católica. El emperador Trajano ordenó que este cristiano fuera desterrado y obligado a trabajar en las canteras de mármol. En este lugar, San Clemente no dejó de predicar la palabra de Cristo entre los cristianos condenados al mismo trabajo forzado. Muchos creyentes y devotos encontraban consuelo en él y le pedían consejo. Por ello, las autoridades romanas decidieron arrojarlo al mar con un ancla atada a su cuello. 
LE REZAN Clemente de Roma es el santo patrono de los barcos y los marmolistas.

TORTUOSA VENGANZA
Santa Águeda
(Circa 230-251)
Esta joven virgen siciliana se convirtió al cristianismo en el siglo III. El senador Quintianus intentó poseerla, pero ella se resistió debido a que había decidido dedicar su vida a Cristo. El senador la envió a un prostíbulo como castigo, mas se dice que. pese a que permaneció en dicho lugar por un tiempo. Águeda logró conservar su virginidad. Más tarde, el político ordenó que la torturaran mutilándole los senos. Después de soportar el dolor de ese castigo, la joven fue arrojada a los carbones al rojo vivo. 
LE REZAN Santa Águeda es patraña de Catania y de Sicilia. Sus devotos le piden que los proteja contra los rayos y el fuego.


EL ÉXTASIS DE UNA SANTA
Algunos santos vivieron momentos de gozo que también los llevaron a compenetrarse de manera profunda con sus creencias. Teresa de Ávila fue una de las santas que experimentó arrobamientos místicos de gran intensidad.


Santa Teresa de Ávila fue la religiosa que fundó las carmelitas descalzasen el siglo XVI. Además de destacar por ser doctora de la Iglesia católica, su vida ha sido estudiada por teólogos, científicos, filósofos y artistas debido a los momentos de éxtasis y transverberación de los que dejó testimonio en algunos de sus textos. Después de decidir ingresar a un convento para dedicarse a la vida religiosa. Santa Teresa comenzó a tener visiones en las que Dios le hablaba. Debido a que sabia que en ocasiones el demonio engañaba a las mujeres a través de estas apariciones, le confesó sus experiencias a distintos religiosos para buscar consejo. La mayoría de ellos coincidió en que estas provenían de Dios. Un jesuíta le sugirió repetir el himno 'Venu Creator Spiritu' y, al hacerlo en varias ocasiones. Santa Teresa sintió un fuerte arrobamiento en el que un ángel le pidió que conversara con ellos y no con los hombres. Según la descripción de Santa Teresa, en este momento la sensación de placer era tan intensa que el cuerpo perdía sus funciones: "Es tanto lo que se emplea el alma en el gozo de lo que el Señor la representa, que parece que se olvida de animar el cuerpo. No se pierde el uso de ningún sentido ni potencia, pero todo está entero para emplearse en Dios solo. De este recogimiento viene algunas veces una quietud y paz interior muy regalada, que está el alma que le parece que no le falta nada".
Más adelante, Santa Teresa confesó haber experimentado la transverberación. "Ésta es un arrobo o experiencia mística que sufre el alma inmersa en el amor divino", dice el presbítero y doctor Juan Carlos Casas, profesor de historia de la Iglesia. En uno de sus textos, Santa Teresa explica que se le apareció un ángel de corta estatura y con rostro encendido. Este ser llevaba en la mano una larga espada de oro: "Me parecía que por momentos hundía la espada en mi corazón y me traspasaba las entrañas y. cuando sacaba la espada, me parecía que las entrañas se me escapaban con ella y me sentía arder en el más grande amor de Dios". Pese al dolor retratado en la descripción, la santa también aseguraba que en la transverberación se vivían momentos de profundo placer: "El dolor era tan intenso, que me hacía gemir, pero al mismo tiempo, la dulcedumbre de aquella pena excesiva era tan extraordinaria, que no hubiese yo querido verme libre de ella".
Mucho se ha especulado respecto a las sensaciones que Santa Teresa experimentaba cuando caía en éxtasis. Una de las interpretaciones que históricamente ha causado
más controversia partió de la escultura El éxtasis de Santa Teresa (la foto de arriba), de Gian Lorenzo Bernini. En 1739. esta obra fue intensamente criticada, sobre todo por el erudito francés Charles Oz Brosse, quien en su texto tartas familiares' (en el que recopila los mensajes que se envió con la familia de la santa) expone la idea de que la santa parece estar experimentando un orgasmo más que un momento místico. La apariencia erótica de la escultura dio paso a todo tipo de interpretaciones respecto a lo que sucedía realmente durante los éxtasis místicos, pero ninguna de ellas tiene fundamento científico o se basa en algún relato que, claramente, indique que Santa Teresa experimentaba este tipo de placer.
Los místicos ven este fenómeno, más bien, como un tipo de trance físico y espiritual que en el caso de otras prácticas religiosas (como el budismo) se puede alcanzar por medio de ciertos ejercicios. Desde la visión cristiana, el éxtasis religioso es producto de la voluntad divina.

UN TRANCE MISTICO
¿Qué sucede durante una experiencia mística de éxtasis o transverberación? Filósofos, teólogos y especialistas han especulado sin hallar respuesta definitiva.

EN PLENO VUELO Los pintores de Inicios del siglo XVII capturaron de manera brillante el sentimiento profundo, casi sensual del catolicismo que dominó la España religiosa del siglo anterior. Carducho muestra el momento en el que San Francisco de Asís entra en éxtasis místico y es marcado por los estigmas, las heridas que recibió Cristo durante la crucifixión. Este tema fue usado con frecuencia en Europa al inicio del siglo IV, pero la versión de Carducho, en la que San Francisco se eleva para acercarse al Cristo crucificado, como si fuera a abrazarlo, fue algo nuevo.

Según algunos testimonios, como el de Santa Teresa, los éxtasis vienen acompañados de | diversos estados y sensaciones. Algunos de ellos son:

► La levitación.
► Una sensación de desfallecimiento.
► Arrobamiento.
► Inmovilidad.
► Visiones.

En el caso de la transverberación, la sensación de que se traspasa el corazón con una espada. Las características de las experiencias vanan según quien las viva. Juan Carlos Casas, presbítero y profesor de historia de la Iglesia en la Universidad Pontificia de México, dice que "no hay leyes o paradigmas fijos para todos. La experiencia mística es única y personal". Pese a los testimonios de los que se tiene registro, la Iglesia mantiene una actitud cautelosa ante estas experiencias. "En los procesos de beatificación o canonización, la Iglesia muestra una actitud cauta y a menudo llena de reservas ante estos fenómenos", dice el experto. Por su parte, la ciencia también ha intentado dar una explicación a los trances mencionados. Los últimos resultados de la investigación sobre el tema fueron revelados en octubre de este año, fecha en la que Esteban García-Albea, neurólogo y profesor de la Universidad de Alcalá de Henares, aseguró que según un estudio publicado por la Fundación Wellcome se podía concluir que los éxtasis místicos de Santa Teresa se debían a la epilepsia extática, un tipo que se caracteriza por la presencia de síntomas positivos de goce y bienestar. Según el científico, los síntomas de los ataques de este trastorno son:

► Observar o percibir una luz muy intensa.
► Una parálisis del cuerpo.
► Alucinaciones sensoriales.
► Sensación intensa de placer y bienestar.
► Confusión poscrítica.


RESTOS SANTOS
¿En dónde se encuentran los cuerpos sin vida de los santos católicos? Muchos desconocen que algunas iglesias albergan esos restos que alcanzaron la divinidad.

• SAN ANTONIO DE PADUA
LUGAR Basílica de San Antonio de Padua, en Padua, Italia.
En esta bella basílica se conservan algunos objetos del santo y partes de sus restos, tales como su lengua, su mentón y los cartílagos de la laringe.
• SAN FRANCISCO DE ASÍS
LUGAR Basílica de San Francisco, en Umbría, Italia.
Sus restos se trasladaron en el año 1203 a esta basílica, construida en su honor. Durante siglos se perdió la ubicación exacta de su tumba. En 1818 se realizó una excavación para reencontrar el cuerpo y para darte a su cripta un estilo neoclásico.

• SANTA ROSA DE LIMA
LUGAR Basílica y Convento de Santo Domingo, en Lima, Perú.
Su cuerpo se encuentra en una sepultura de mármol que está decorada con mosaicos. En ella hay una placa que tiene la leyenda: "Hago donación de mi cuerpo a mis' hermanos dominicos".

• SANTA TERESA DE JESÚS
LUGAR Monasterio de la Anunciación de Nuestra Señora del Carmen, en Alba de Tormes.
Es un templo de carmelitas descalzas. El cuerpo de Santa Teresa permaneció en este lugar por 168 años. Más tarde, restos se trasladaron a Ávila, pero en este monasterio se quedó su brazo izquierdo como reliquia.

• SAN PEDRO 
LUGAR Basílica de San Pedro, en el Vaticano, Roma. 
Esta magna iglesia no sólo conserva los restos de San Pedro, sino también de los santos Gregorio Nazianzus, Leo II. Leo III y Leo IV. entre otros. También alberga los cuerpos de innumerables papas, como Juan Pablo II.



 TRUCULENTO INICIO
"El influjo negativo de las persecuciones, y los mártires que ellas produjeron, fue que se convirtieron en un notable impedimento para que se diera la conversión al cristianismo de los llamados paganos o gentiles, y la misma consolidación de la Iglesia", dice el presbítero Juan Carlos Casas, profesor de historia de la Iglesia en la Universidad Pontificia de México. Tras la muerte de Cristo, en el Imperio Romano predominaban creencias politeístas. Durante los primeros años, muchos cristianos fueron vistos con indiferencia por los romanos, pese a que se dedicaron abiertamente a predicar la palabra de Dios y la vida y obra de Cristo para lograr un mayor adepto de discípulos. El incremento de creyentes no se hizo esperar y, por supuesto, la persecución de éstos llegó casi de inmediato. En el año 64 inició una batalla contra los cristianos que se debió, fundamentalmente, al incendio de una gran parte de Roma. Las sospechas sobre el causante del desastre comenzaban a apuntar hacia el emperador Nerón, por lo que éste decidió culpar a los cristianos para disipar las suspicacias en su contra. Según el historiador Tácito, los creyentes fueron acusados de 'odio contra el género humano', y muchos torturados hasta la muerte. Algunas de las víctimas de aquel primer momento de persecución fueron los apóstoles Pedro y Pablo. El primero murió crucificado de cabeza. La crucifixión era uno de los suplicios creados por los romanos que provocaban uno de los mayores daños físicos a los condenados. Basta saber que quien experimentaba ese castigo moría de agotamiento y asfixia. Por otro lado, Pablo fue decapitado. Los mártires que fueron sometidos a esta pena eran mutilados con una espada frente a una multitud mientras permanecían amarrados, ya sea de pie o hincados.
Más tarde, con la llegada del emperador Domiciano en el año 81, la persecución tomó fuerza debido a que, a diferencia del periodo de Nerón, el motivo de las torturas y los asesinatos era la renuencia de los cristianos a rendir culto al emperador y a las múltiples divinidades que eran adoradas por los romanos.
En el año 98, el emperador Trajano dio a conocer un rescripto que se convirtió en la base legal de los procedimientoí contra los cristianos. En éste se establecía que sólo se perseguiría a los cristianos que habían sido denunciados de manera no anónima y que, en caso de que uno estuviera dispuesto a dejar de serlo y lo demostrara adorando a los dioses del panteón romano, se le libraría de cualquier castigo. Pese a este rescripto, la persecución y muerte de los creyentes se ejecutaba por el simple hecho de pertenecer a esa doctrina. Prueba de ello es la actuación de Plinio el Joven, gobernador en los tiempos de Trajano, quien al atender a ciertas denuncias preguntaba hasta tres veces a los cristianos si lo eran (mientras los amenazaba de muerte). Si el creyente respondía afirmativamente en tres ocasiones, Plinio ordenaba su ejecución por ser 'terco y obstinado'. Así de duro.
PA'LOS  LEONES. Y los tigres. Un grabado de la persecusión de los cristianos en Roma, basado en el cuadro "La última oración de los mártires cristianos", de Jean-Leon Gerome.


EL DILEMA
La intensificación de los castigos y la persecución tuvieron consecuencias negativas para el cristianismo. "El saber que en cualquier momento se podía sufrir un sin-fin de vejaciones, perder la libertad, los bienes y la propia vida, indudablemente llevaba a pensar dos veces sobre la conveniencia de hacerse cristiano", dice Juan Carlos Casas. Los suplicios aumentaban y el miedo crecía. Además de la crucifixión y la decapitación, se aplicaban penas como el destierro, que aunque era el castigo mínimo, implicaba la pérdida de los bienes y los derechos como ciudadano; y el trabajo forzado, en el que los cristianos se veían obligados a laborar en las minas con poco alimento y con ropa que no los protegía del terrible frío que había en dichos lugares. Por otro lado, también existían castigos que implicaban un alto grado de crueldad y dolor. Entre ellos se encuentra la muerte dentro del fuego, que era ejecutada frente a una multitud o en un estadio. En algunos casos, los mártires eran atados a un poste, se les vestía con atuendos rociados de resina y se les prendía fuego para que iluminaran la noche. En otras ocasiones, los condenados eran introducidos en calderas de aceite hirviente o en jaulas de hierro candente. Otro de los castigos más temidos era la exposición a las fieras, una tortura que comúnmente se llevaba a cabo como un espectáculo para las masas. Algunos grupos de cristianos eran presentados en libertad frente a los animales salvajes (aunque esto no los privaba de ser devorados), pero otros eran atados a postes para que las bestias los devoraran sin que éstos pudieran huir o defenderse. También existía la sumersión, la cual consistía en la captura de cristianos que eran atados y tirados a las olas del mar, y la mutilación: a muchos creyentes se les despojó del ojo derecho, de algunas extremidades y muchos hombres fueron sometidos a la castración.

LA PURA ALUCINACIÓN. La tentación de San Antonio en la que es elevado por los aires y atormentado por demonios.

ÚLTIMOS INTENTOS
Las autoridades romanas se percataron de que, pese a las vejaciones, la Iglesia crecía como institución en el mundo. Por ello, en el año 202, el emperador Septimio Severo prohibió las conversiones al judaismo y al cristianismo bajo la amenaza de sufrir los castigos mencionados.
El emperador Decio (249-251) emprendió una de las persecuciones más intensas contra la Iglesia. El jefe romano publicó un edicto en el que llamaba a todos los ciudadanos a realizar sacrificios para los dioses para procurar el bienestar general. El cumplimiento de este mandato debía ser constatado por inspectores, quienes tenían que extender un acta en la que se notificara que los habitantes realizaban dichas prácticas. Los cristianos eran descubiertos debido a que esta costumbre era contraria a su doctrina. Cuando las actas eran entregadas, se buscaba a aquellos que se habían resistido y eran encarcelados y castigados con la tortura para que desistieran de sus creencias. "Muchos cristianos no supieron permanecer firmes ante los tormentos o amenazas de muerte y apostataron de su fe, unas veces abiertamente y otras de manera disimulada, como en la persecución del emperador Decio, cuando muchos cristianos, aunque no sacrificaron realmente a los dioses del imperio, se procuraron a través de dinero certificados llamados 'libelos' que testificaban que los habían realizado", dice Juan Carlos Casas.
Otra de las tácticas de las autoridades romanas para aniquilar el cristianismo consistió en desaparecer a los líderes para hacer tambalear su organización. La última etapa de persecución general se dio durante el gobierno del emperador Diocleciano (284-305), quien publicó diversos edictos en los que se ordenaba la destrucción de iglesias y de libros, el encarcelamiento del clero, la tortura a quienes no apostataran y, finalmente, la obligación a todos los cristianos de ofrecer sacrificios. Juan Carlos Casas dice que "la continua desaparición de los pastores o guías de las comunidades, escritores y otras personas influyentes, clérigos y laicos, mermaba la posibilidad de una mejor organización interna y externa de las mismas comunidades cristianas".

SIN FRENO
Pese a todas las estrategias romanas llevadas a cabo para frenar el cristianismo, éste sobrevivió a varios siglos de persecución y tortura. Uno de los factores que provocaron la conversión gradual de creyentes fue la decadencia del Imperio Romano y la pérdida de sentido de sus prácticas religiosas. "Los historiadores modernos reconocen que la religión pagana, oficial del imperio, estaba 'desgastada', no satisfacía a nadie", dice Juan Carlos Casas. Por su parte, Javier González, director de la licenciatura de Teología de la Universidad Intercontinental, dice que "la nueva propuesta de fe satisfizo la búsqueda de sentido en relación con los diversos interrogantes de la vida, como el sufrimiento, la muerte y el más allá". Sin duda, también la presencia de mártires jugó un papel crucial en la consolidación del cristianismo. "Las persecuciones y la gran cantidad de mártires que hubo en algunas de ellas produjo efectos muy positivos, pues en las persecuciones el fervor de los cristianos se elevaba a cotas altísimas y el valor y el heroísmo martirial fácilmente se contagiaba y hasta los mismos paganos quedaban sorprendidos e incluso algunos llegaron a convertirse por este ejemplo", dice Juan Carlos Casas. La resistencia de los mártires se admiró a tal grado que pronto convirtió en un ejemplo ideal del cristiano. "El mártir fue considerado como alter Chris-tus (otro Cristo), verdadero imitador del Maestro, el mártir por antonomasia", dice Casas. Esta concepción fue tan intensa que muchos pastores y padres tuvieron que frenar a algunos cristianos que acudían a las autoridades, sin acusación alguna, para dar testimonio de su fe. Casas dice que "se presentaban espontáneamente ante las autoridades imperiales y se autodenunciaban, declarándose cristianos, aunque después, ante el temor de la muerte o de la tortura, llegaban a apostatar de su fe".
Al observar y conocer los suplicios a los que fueron sometidos los mártires, resulta imposible no preguntarse cómo fueron capaces de resistir tanto dolor y sufrimiento. El psicólogo Karl Menninger, en su libro El hombre contra sí mismo, asegura que los mártires no son más que suicidas con un profundo deseo de hacerse daño a sí mismos. No obstante, los investigadores de la psicología cristiana expresan que esta resistencia proviene del amor a lo que la gente cree y de la firme convicción de que esa muerte tendría un beneficio futuro para la causa por la que se muere. Desde la visión cristiana, los mártires soportaron el dolor sólo por la gracia de Dios. "Sin esta convicción o idea de fondo, el mártir quedaría reducido a un enfermizo masoquista o faquir". Vale la pena pensarlo de ese modo. Después de todo, como lo aseguró Napoleón, "es la causa y no la muerte lo que hace a un mártir".

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