OUIJA- I PARTE: ¿Cómo se inicia una sesión?
OUIJA - II PARTE: ¿Quiénes son? ¿Qué quieren?
OUIJA - III PARTE: Riesgos y peligros
OUIJA - APÉNDICES: Nº 1 y 2
OUIJA - II PARTE: ¿Quiénes son? ¿Qué quieren?
OUIJA - III PARTE: Riesgos y peligros
OUIJA - APÉNDICES: Nº 1 y 2
OUIJA
Texto: José Manuel Durán Martínez
Apéndice
01
OUIJA:
culpable de asesinato
(Todas las
citas del artículo sacadas del libro Así son, así matan de Manuel Marlasca y Luís
Rendueles de Ediciones Temas de Hoy).
Han sido
varios los crímenes cometidos aparentemente guiados o inspirados por una sesión
de espiritismo.
¿Es posible?
La ouija por sí
sola no es capaz de obligar absolutamente a nada. Sólo el miedo, la ignorancia
o un desequilibrio mental pueden provocar que el usuario haga cosas que se
alejan de sus parámetros morales y de sentido común.
El caso de «Las
brujas de San Fernando» resulta especialmente interesante.
Clara García
Casado no podía imaginar que la noche del 26 de mayo de 2000 iba a ser el día
de su muerte. Dos amigas suyas, Raquel e Iria, acabaron con su vida. La apuñalaron
numerosas veces.
En San
Fernando (Cádiz) el episodio no se olvidará fácilmente. Todos recuerdan la terrible
y macabra historia. La víctima había
quedado con dos amigas suyas para tomar unas cervezas. La joven ignoraba que se
trataba de una trampa porque las presuntas asesinas tenían ya un plan hábilmente
hilvanado en sus desquiciadas cabezas.
Doce horas
después del crimen fue hallado el cuerpo de Clara cosido a puñaladas. Muy
pronto se descubrió quiénes la habían visto por última vez con vida: Raquel, de
17 años e Iria, de 16. Rápidamente, la Policía acudió a sus respectivos hogares
para conducirlas a comisaría e interrogarlas. Las dos jóvenes negaron haber
participado en el atroz asesinato.
¿Quién habían
asesinado entonces a Clara? La policía estaba desconcertada, pero a la vez
convencida de que aquellas dos adolescentes eran las ejecutoras, aunque no disponían
de ninguna prueba... por el momento.
Las dos
muchachas parecían estar muy tranquilas; no mostraban ningún síntoma que
hiciera sospechar que ellas mismas habían sido las culpables de semejante
atrocidad. ¿Qué había pasado por la cabeza de estas jóvenes para dar tan
macabro paso? ¿Por qué a Clara? ¿Qué tenía de especial? Las tres eran amigas,
no existía odio ni rencor,
¿Entonces? ¿Qué
causa puede justificar un crimen de estas características? Manuel, el novio de
la víctima, sabía que Clara había quedado con Raquel e Iria para dar una pequeña
vuelta y estaba convencido de que ellas eran las responsables del asesinato. Las
detenidas lo negaban, pero poco a poco, la verdad fue saliendo a la luz. La
herida en el brazo de Iria, una aparente tranquilidad que ocultaba
declaraciones contradictorias. .. en poco tiempo, las muchachas fueron hundiéndose
hasta confesar el asesinato. Ellas, las dos, habían acabado con la vida de una
amiga suya. ¿Por qué? ¿Qué extraña influencia motivó el tormento?
Un crimen
cometido a sangre fría, calculado, planeado, en la cabeza de dos adolescentes.
¿Qué había fallado en la mente de estas jóvenes? ¿Cómo pudieron mantener la calma
y fingir alegremente que nada había ocurrido cuando entre sus manos tuvieron el
cuerpo agonizante de una amiga a la que le arrebataron la vida salvajemente?
Los asesinos
no actúan de la noche a la mañana, siempre ha de existir una causa que impulsa
sus actos, un motivo que provoca la agresión. En este caso podría existir una clave:
el interés por las «ciencias ocultas».
En revistas y
boletines de temática paranormal.en programas de radio y más recientemente en
la televisión, se ha especulado sobre este crimen, relacionándolo con el esoterismo,
y más concretamente, con la práctica de la ouija, sistema de contacto mal usado
entre los adolescentes y al que eran adictas tanto Raquel como Iria, e incluso
la víctima. Clara había participado en algunas sesiones. ¿Fueron los contactos
con la ouija los que indujeron a las adolescentes a perpetrar el crimen?
En los últimos
años se ha puesto de moda relacionar directamente asesinatos desconcertantes
(habitualmente llevados a cabo por adolescentes) con el ocultismo, como si el «lado
oscuro» de la parapsicología fuera un campo de cultivo maléfico y peligroso.
Con demasiada facilidad se achaca al esoterismo -e incluso a los juegos de rolde
poseer la suficiente influencia como para inducir un asesinato. Así,
descubrimos que nuestra sociedad está salpicada con decenas de episodios
funestos y desagradables en los que, por ejemplo, la ouija hace acto de
presencia. Los medios de comunicación se hacen eco del asunto y airean los
aspectos más macabros y morbosos de cada caso. Culpar al esoterismo y más
concretamente a la ouija de inspirar la comisión de crímenes es, cuando menos,
cómodo e irresponsable.
Durante casi
dos décadas he estado investigando en profundidad el misterio de la ouija y
debo admitir que la influencia que puede ejercer en la psique de algunos usuarios
es nefasta y peligrosa para su equilibrio emocional. Apenas importa desentrañar
de dónde proceden los «mensajes» recibidos, sino más bien el contenido de los
mismos, la verdad sea dicha, comunicaciones induciendo al suicidio o al
asesinato son más habituales de las que quisiéramos. Pero, ¿es suficiente un
mensaje desagradable para cambiar nuestra conducta y conducir nuestros actos
hacia la realización de un crimen? Francamente no lo creo, son necesarios más
factores. Un simple mensaje del tipo:«Mata a tu madre» o «Asesina a tu profesor
y después entra en mi mundo» no es suficiente. Son necesarios otros muchos
factores en los que el esoterismo no tiene absolutamente nada que ver. Un
mensaje dramático de estas características tan terribles es, para la mayoría de
los adolescentes que reciben las comunicaciones entre escalofríos de miedo,
una estupidez. Pero si unimos el contenido de estos «mensajes» a un
desequilibrio mental por parte de quien lo recibe... entonces tenemos ante
nosotros una mezcla explosiva que puede convertir a una persona aparentemente
normal en un asesino en potencia. O mejor, expresándolo de otra manera: un
asesino en potencia puede ver como su propio yo aflora al exterior después de
coquetear con el misterio, los juegos de rol u observar películas de terror y
asesinatos...
A estas
personas que pueden explotar en cualquier momento sólo les hace falta una
chispa que cause esa explosión, un detonante, y cualquiera de las cosas arriba
mencionadas (inocentes para la gran mayoría de los mortales) puede desencadenar
el despertar de un trastorno que aflora al exterior sembrando el drama, la
muerte y el horror.
¿Fue esto lo
que ocurrió con «Las brujas de San Fernando», como se conoce en la prensa a
Raquel e Iria? ¿Pudieron sus coqueteos con la ouija y el ocultismo provocar la
muerte de Clara?
Dos chicas
aparentemente normales que asesinan a una amiga. Sin móvil aparente, sin razón.
¿Por qué? ¿Alguien puede explicar lo ocurrido? ¿Es responsable la ouija?
Iria, a
diferencia de Raquel, sacaba buenas notas y ejercía cierta influencia en sus compañeras
de colegio, precisamente por su pasión con todo lo «oculto». Era ella quien llevaba
las riendas de sus reuniones. Iria era la adolescente que manejaba la ouija
dirigiendo las
experiencias en las que tanto Raquel como otras amigas, incluida la víctima,
Clara, participaban.
Iria había
despertado un interés «maléfico» entre sus propias compañeras, una peculiaridad
característica de las personas obsesionadas con el mundo del ocultismo y a los que
les gusta ser el centro de atención, riéndose de los rumores que circulaban
sobre ella y que Iria se encargaba de alimentar personalmente:
«Temía que me
hiciera algún conjuro o algún encantamiento. Hace un tiempo había hecho un vudú
con un muñeco que representaba a Ezequiel, un chico que le gustaba. Creo que lo
hizo para que Ezequiel se enamorase de ella»
(Ana María).
«Iria decía
que era la elegida, la hija de Satán»
(María del
Carmen).
«Dejamos de ir
con ella por su carácter posesivo, porque siempre nos que ría llevar al
terreno que más le convenía. Nos hacía cambiar de carácter, de forma de vestir,
de gustos sin que nos diéramos cuenta. Estaba obsesionada con la ouija, la
literatura violenta, las películas de terror...
«Quería que a nosotros
nos gustase lo mismo. Era muy inteligente y manipuladora, trataba de
enfrentarnos unas con otras. Era de gustos muy violentos, pero muy cobarde»
(Ana María).
«Comencé a
distanciarme de Iria porque se volvió muy posesiva, cambiante, manipuladora.
Es muy cobarde. Ha tenido que convencer a alguien para matar a Clara. Ella no
tenía valor suficiente para hacer algo así»
(María de los Ángeles)
«Cuando hacíamos
la ouija con Iria la moneda siempre se movía, decía que los demonios y los espíritus
veían por sus ojos... No sé si era cierto, pero cuando no estaba ella en la
ouija, la moneda no se movía»
(Ana María. Compañera de Colegio)
Raquel encontró
en Iria a una buena amiga, una persona extraña y fascinante a la que adorar y
entregarle toda su atención. Iria por fin encontró a una persona acorde con sus
ideas,alguien que la escuchara.que la creyera, que la endiosara. Ambas crearon su
propio mundo, venían de infancias desagradables, carentes de afectividad y
ambas habían acumulado mucho dolor en su interior, ocultando una rabia que no
querían mostrar públicamente. Ambas eran adolescentes extrañas, de conductas
inquietantes. Las dos se adentraron en el ocultismo a través de la ouija.
— «Estar con Raquel me da fuerza; si no
estoy con ella sí me derrumbo», declaró
Iria a los psiquiatras.
Iria a los psiquiatras.
Las dos chicas
recibían comunicaciones a través de la ouija de sus «demonios protectores»,
una peculiaridad más de este «instrumento» que sólo sirve para confundir aún más
las cabezas de los adolescentes, quienes en su mayoría rechazan estas experiencias.
Sin embargo, otras personas, con desequilibrios similares a los de Raquel e
Iria, se sumergen en un mundo irreal, imaginario y altamente peligroso.
Las dos
muchachas se complementaban muy bien. Raquel, la mayor, llevaba la voz cantante
pero era Iria, por su economía y sus conocimientos sobre ocultismo, la que iba enredándola
en un mundo oscuro y siniestro. Dos personas desequilibradas que se adentran en
el mundo del ocultismo. Sus lecturas y experiencias paranormales van deformando
su percepción de la realidad hasta que se produce un trágico desenlace. Sin
embargo.a pesar de que algunos investigadores procuran achacar el crimen de San
Fernando a la maléfica influencia de la ouija, parecen haber sido otras las
causas que despertaron sus instintos; unos instintos que en silencio iban
madurando en el interior de sus cabezas, quedando agazapados en algún lugar recóndito
de su mente, esperando su gran momento.
Para los psicólogos
y psiquiatras que las trataron, fue vital la lectura de un libro titulado Reino
de Tinieblas, adaptado a la gran pantalla como Asesinos del más allá. En ese libro,
entre otras similitudes con el caso, el protagonista decide matar a un amigo
suyo.
Raquel lo tenía
bastante claro: «Matar era mi única meta realista. Me fascina el control que
ejercen los asesinos sobre todos los demás... en el momento que quiera, él puede
acabar con cualquiera. Ante todo, quiero sentir que yo tengo el control».
Esas intensas
ganas de matar fueron apoyadas por una escalofriante nota que en diciembre de
1999 Iria le escribió a su amiga: «Hola, Raquel, ¿Quieres matar? Lo haremos, sólo
dime a quién».
Todo estaba a
punto, sólo había que escoger una víctima y el momento propicio. Éste se vio
precipitado por la matanza que un joven de Murcia llevó a cabo el 1 de abril de
2000. Asesinó con una katana a sus padres y hermana. Fue un brutal suceso. El
asesino, otro adolescente, también estaba fascinado por la ouija.Tras el
crimen de «Las brujas de San Fernando», la prensa intentó relacionar ambos
casos. Dijeron que se conocían, que se habían carteado meses atrás y que habían
planeado las muertes minuciosamente. No era cierto, como tampoco era verdad
que el «Asesino de la katana», como se conoció al chico de Murcia, intentara
emular a un personaje de Final Fantasy, un video-juego. Raquel e Iría sólo se limitaron
a escribir cartas de admiración al joven en las que expresaban que se sentían
orgullosas de él por el paso que había dado. Nada más... No pensemos que la
ouija por sí sola es capaz de provocar un crimen semejante. En este caso
existen muchos ingredientes que formaron una personalidad desequilibrada y
funesta: Esoterismo, malos tratos, malas infancias, celos, envidias, violencia,
incomprensión, falta de comunicación, soledad, frustración, codicia...
El ocultismo no
es directamente responsable.
Raquel nace el
1 de agosto de 1982. Su madre apenas tiene 16 años. Dato de interés es que su
abuelo era alcohólico y muy violento, y que pegaba a la madre de Raquel. Su
padre se había desentendido de ambas.consumía heroína y algunos años después
volvió a dejar embarazada a la madre de Raquel. Nació entonces su hermanastra,
Jennifer, en la que Raquel concentró su temprana agresividad. «Raquel atacaba a
Jennifer en numerosas ocasiones e incluso le llegó a clavar un bolígrafo en el
pecho». En otra ocasión, pese a ser una niña, cogió un pollito que su madre le
había regalado y lo aplastó con sus propias manos.
Con apenas 11
años vio como su madre se marchaba con un drogadicto, quedando al cuidado,
junto a Jennifer.de sus tías. Raquel estaba triste porque su madre solamente
le visitaba una vez a la semana; y eso cuando se acordaba, ya que era alcohólica
y estaba siempre sedada por los tranquilizantes. Un año después,cuando Raquel
tenía 12 años, vio como su madre y su padre (que hasta la fecha se había desentendido)
regresaban a casa para vivir con ella. Su madre estaba enferma y su padre «tenía
sida, hepatitis y bronquitis crónica». Según las propias palabras de Raquel: «Quiero
mucho a mi madre, a mis hermanos y a una de mis tías, pero no a mi padre, que
vino mandando, castigando a todo el mundo, no me dejaba salir...».
Raquel era
mala estudiante y confesó a los psiquiatras:«La gente del colegio siempre me ha
rechazado. Me veían algo raro, gorda y fea, pero otras eran así y no las
rechazaban (...) No caigo bien a la gente,¿es eso malo? No me gustan mis
compañeras (...) prefiero estar apartada porque me siento superior a ellas».
Iria nació el
20 de diciembre de 1983 en el seno de una familia de clase media. Desde su más
tierna infancia recibió el cariño de su madre, pero no el de su padre, un
militar destinado en el extranjero. Pronto el cariño de su madre también
desapareció: «A los siete años dejé de hablar con mi madre. No hablábamos de
nada». Después lo pasó francamente mal con la llegada de dos hermanos.
Surgieron envidias y celos: «Tuve muchos problemas con Quico. Yo tenía 667 años
cuando se me cayó del sofá; se hizo una pequeña herida y lo tiré a la
basura..., quería echarlo de casa... lo encontró mi madre en la basura».
— «Mis padres
sólo hablaban conmigo para regañarme porque me teñía el pelo, llevaba peinados
extraños, pendientes en las cejas y me vestía siempre de negro».
Conoció a
Raquel a los 14 años y ambas se hicieron amigas inseparables. Creían que todo
el mundo estaba contra ellas; eran unas incomprendidas y una tenía lo que le
faltaba a la otra. De algún modo, tras conocerse, comprendieron que se
necesitaban.
Fue Iria quien
introdujo a Raquel en el esoterismo.ya que durante mucho tiempo ella había
almacenado en su habitación una amplia colección de libros sobre magia, brujería
y fenómenos paranormales. Le apasionaba tanto la temática oculta y macabra que
pasaba horas delante de su ordenador escribiendo historias sobre «jóvenes que
mataban para llegar a tener relaciones sexuales con el demonio, asesinas en
serie que lideraban grupos anarquistas, caníbales que comían niños...».
El registro
policial realizado en sus casas encontró libros y vídeos de escalofriantes
títulos:
«Las gemelas
asesinadas»
«Una ejecución
espeluznante»
«La hora final
de Coffey»
«El Diablo»
«Guija:
contacto con el más allá»
«Posesión»
«Vivencias
extracorpóreas del espíritu»
«Pesadillas y
alucinaciones»
«La boca
satánica y otros delirios»
En este caso
descubrimos que personalidades de este tipo no son las más adecuadas para
sentarse frente a un tablero que supuestamente va a permitirnos el diálogo con
los muertos, un tablero que, recordemos, nos va a ofreces respuestas
desagradables.
APÉNDICE 02
Rescato del
archivo un par de experiencias, curiosas e interesantes, para que en ellas veas
parte de las cosas que se han dicho en páginas anteriores.
Esta historia
nos la relata Pedro Noguchi, a quien se le agradece públicamente su aporte,
publicado también en el foro Pasaje Desconocido, en el que colaboro asiduamente:
http//pasajedesconocido.foroactivo.com/
«Hace 20 años
tuve una serie de experiencias con este tema. Resulta que llegó a mis manos un
libro que tenía un método singular para hacer sesiones de ouija. Este libro sostenía
(no recuerdo al autor pero el título era espiritismo),que la concentración de
los participantes en una sesión generaba el nacimiento de una entidad a la cual
se le podía educar como si fuera un niño. Esta entidad adoptaría el
comportamiento de cada uno de los integrantes y a medida que se realizaran
sesiones sucesivas, éste iría evolucionando. Se decía que sería el
intermediario para hablar con espíritus de personas fallecidas y que al cabo
de unas 25 sesiones estaría lo suficientemente maduro como para hacer un
experimento con un espejo, en donde se le podría ver con rostro humano y también
nos mostraría cómo seríamos físicamente en el futuro. El libro venía acompañado
de una foto de una mano (supuestamente de un monje budista) en donde tenía un símbolo
en la palma. Esta foto serviría como protección trazando un círculo «mágico»
alrededor de los participantes.
Ante la
presentación de esta forma diferente de hacer la ouija, nos dio mucha confianza,
porque parecía menos peligrosa de lo que creíamos. Nos reunimos cuatro amigos
en un apartamento que tenía mi madre y empezamos las sesiones. Noche tras noche.
En un
principio nos costaba esfuerzo concentrarnos y estábamos iluminados sólo por
una vela. Cuando ya la experiencia comenzaba a ser aburrida se movió por fin el
cristal (utilizábamos una lente de una lupa porque se deslizaba mejor).
Empezamos a hacerle preguntas y la lupa se movía lentamente. A duras penas
consiguió deletrear su nombre: IRIS MEGUIL
Decía que era
una entidad femenina, que no era una persona fallecida. Durante las siguientes
sesiones las respuestas eran más fluidas e incluso parecía una entidad con buen
humor. Le preguntamos quién del grupo le gustaba más y respondió «VÍCTOR», ¿por
qué? «PORQUE ES IDIOTA». Parece que la entidad conocía perfectamente a nuestro
compañero de sesiones.
Todo iba
marchando muy bien e incluso pedimos contactar con espíritus. Esta entidad nos
permitía, supuestamente, conversar con personas fallecidas y era notoria la
diferencia del movimiento en las respuestas. Uno de los experimentos que hacíamos
consistía en que adivinara la cantidad de palitos de una caja de fósforos
(nosotros tampoco sabíamos la cantidad) y en el 70% de las veces acertaba.
En una
oportunidad solicitamos conversar con alguien de la época de la civilización Nasca,
y así supuestamente sucedió. Nos hizo un relato fantástico que tal vez fue la influencia
de lo que realmente queríamos oír. Este ser nos contó que ellos llegaron hace miles
de años a nuestro planeta por un desperfecto de su nave y encontraron habitantes
humanos en estado primitivo. La nave no podía ser reparada y se quedaron en ese
lugar hasta que sus compañeros los encontrasen. Les enseñaron a los nativos
nasca algunas técnicas de textilería, agricultura, orfebrería, etc. Ellos
fueron considerados maestros y se vivía una perfecta armonía. Incluso fueron
ayudados a construir las líneas de las pampas como mensaje para cuando se
acercasen a buscarlos.
Pero un día
apareció un grupo de seres de otro planeta (enemigos de nuestro interlocutor)
para someter a todos los habitantes nasca.Se produjo una cruenta guerra donde
murieron centenares de nativos, pero que finalmente vencieron asesorados por
sus amigos con armas rudimentarias.
La conversación
fue larga e interesante y en las siguientes sesiones fue llamado para seguir
preguntándole. Hasta que aproximadamente en la vigésima sesión se produjo un
suceso que dio por terminado este «pasatiempo».
En esa
oportunidad salíamos de una reunión -con unas cervezas de más- acompañados por
otro amigo. Cuando llegamos al apartamento decidimos hacer la sesión, pero
nuestro nuevo acompañante se negó a unirse al grupo porque no creía en estas cosas.
Aun así, trazamos el «círculo mágico» alrededor de él para «protegerlo» con la condición
que no debía salir de él hasta que terminase la sesión.
Cuando
iniciamos el contacto con nuestra «guía» Iris, le pedimos algunas pruebas para
que nuestro amigo nos creyera. El preguntó la fecha de nacimiento de su madre, el
apellido de soltera de ella, y muchas otros datos que sólo él sabía. Al final
nos recriminó con escepticismo: «¡No acertó en ninguna!». Ante tal incómoda
situación, pedimos que nos contactase nuevamente con nuestro amigo nasca, al
que reconocíamos por su peculiar forma de mover el cristal. Pero cuando
supuestamente apareció notamos que el cristal se movía enérgicamente y respondía
de forma violenta. En repetidas ocasiones el cristal se quedó girando, haciendo
círculos cada vez más rápidos y nosotros nos mirábamos desconcertados. Preguntamos
si era nuestro amigo nasca:«¡NO!», si era un espíritu de un fallecido: «¡NO!».
A todo lo que le preguntábamos respondía velozmente «NO». Entonces se me ocurrió
la «genial» idea de preguntarle: ¿eres un demonio? «¡SÍ!» Nos limitamos a
tragar saliva, y le preguntamos su nombre, pero el cristal no dejaba de girar,
nos daba la impresión que quería salirse del tablero y nosotros luchábamos para
que el cristal no cayera al suelo. Le pedimos enérgicamente que se retirara y
se negó. Solicitamos la presencia de Iris varias veces, hasta que lo conseguimos.
Esta vez sentíamos que el cristal se movía con mucho temor en las respuestas. Cuando
preguntamos a Iris si ese demonio seguía presente respondió afirmativamente.
Le pedimos que lo hiciera desaparecer y sólo respondió:«NO PUEDO HACER NADA». Cuando
aún no habíamos terminado de asimilar la última respuesta, la puerta principal
del apartamento se abrió repentinamente ante el terror de todos nosotros. Era
mi hermana, que apareció para recoger algunas de sus pertenencias y quedarse a
dormir allí. Pero su rostro reflejaba una sorpresa mayor a la nuestra y pasó de
largo hacia la cocina. Nos apresuramos en cerrar la sesión, prácticamente
echando a nuestro «espíritu», y salimos a la calle.
Días después
mi hermana me explicó que su sorpresa se debió a que minutos antes de llegar a
casa, tuvo una visión de una vela sobre una mesa y ni se imaginaba que me encontraría
allí con mis amigos. Pasaron los días y sus plantas empezaron a secarse inexplicablemente.
Ya no quiso quedarse a dormir allí sola y nunca ha querido cantarme sus
razones.
El amigo que
presenció escépticamente nuestra sesión, tuvo una racha de varios años de
desgracias. Su padre cayó enfermo durante varios años y falleció de un infarto en
la cocina. Él se tuvo que hacer cargo de su madre porque tenía una serie de
dolencias que le impedían estar sola y él vio postergadas sus aspiraciones
durante muchos años. Después del fallecimiento de su madre quedó solo y
continuaron otros problemas, juicios, crisis económica, de salud, etc... y por
si fuera poco.su casa se convirtió en un «polvorín» de espíritus que no lo
dejaban ni dormir.
Hasta hace sólo
un par de meses, le sugerí que hiciera una purificación completa de su casa;
por lo menos que lleve a un cura para bendecirla y para estar más tranquilo. Después
de mucho retrasarlo, al fin lo hizo y su casa quedó finalmente en paz. Esto le
dio mayor fe en la religión y ahora vuelve a visitar la iglesia. Su recuperación
económica es lenta y sostenida, pero parece haberse librado de todos esos años
de tragedias. 20 años después, ha llegado a la conclusión de que todo comenzó
en el momento en que presenció nuestra última sesión de ouija».
A través de
Internet y de forma anónima nos llegó otra curiosa experiencia:
— En aquel
entonces mi amigo Juan Antonio estaba casado con una mujer muy peculiar, una
persona a la que le gustaba probar todo tipo de experiencias pero que no
mostraba interés por nada. En una ocasión quedaron con un matrimonio amigo suyo
en el chalet de estos últimos. Después de la cena, la copa y el café pensaron
que la noche era perfecta para charlar o jugar a las cartas, pero en lugar de eso
la amiga subió a la habitación sin decirles nada y bajó con una ouija. Dijo que
por probar no perdían nada y así probarían que si funcionaba o no.
Aunque Juan
Antonio nunca mostró interés por estos temas se unió al resto por no estropear
el momento y así fue como pusieron la tabla en medio de la mesa y con velas
iluminaron la estancia. Todos sentían un cosquilleo en el estómago, como si
algo fuese a pasar; estaban nerviosos y de vez en cuando se les escapaba una
risita. Ya por fin, después de relajarse un poco, los cuatro pusieron el dedo
en el vaso. Durante largo tiempo éste permaneció quieto en el medio de la
tabla. Le hacían preguntas y lo más terrible fue cuando la amiga dijo: «Si hay
algún espíritu en la casa, que se manifieste», provocando las risas de todos y
haciendo que quitaran los dedos del vaso. Inmediatamente, y sin que nadie lo
tocara, el vaso salió disparado hacia el «Sí». Fue un movimiento brusco, rápido
y se paró en seco. Nadie había movido la mesa y menos la tabla. Esto llamó
mucho la atención de Juan Antonio, que quiso seguir para buscarle una explicación
lógica al movimiento del vaso.
Ya más en
serio, los cuatro se concentraron en el vaso, pero éste seguía sin moverse. De
pronto, Juan Antonio dijo que levantaran los dedos de la base del mismo y éste
empezó a vibrar en el sitio. Era casi imperceptible, pero los cuatro
coincidieron a la vez que éste se estaba moviendo. Juan Antonio pidió a su amiga
que hiciese alguna pregunta, ella volvió a reincidir acerca de los espíritus y
de nuevo el vaso, sin que nadie apoyara el dedo salió disparado al «sí». Juan
Antonio miró
por debajo de la mesa, pensando que tenían una especie de imán que sólo
funcionaba si se dejaba al vaso libre. Pero entonces, ¿quién movía el imán si
todos tenían las manos sobre la mesa? Por más que se devanó los sesos pensando
en una solución científica, Juan Antonio siguió jugando casi ajeno a las
preguntas que formulaba su amiga, mientras su mujer anotaba las letras en un
cuaderno; cabe decir que la amiga y su marido mantenían sus dedos por encima
del vaso unos centímetros y aún así este se movía contestando cosas bastante
coherentes.
A pesar de la
curiosidad suscitada en los cuatro por el fenómeno, ninguno tenía miedo, creían
tener la situación controlada. «¿Tendremos hijos?», preguntó de pronto la
amiga. El vaso fue al «Si», pero muy débilmente. «¿Pronto?», siguió preguntando.
El vaso, libre de cualquier acción de los dedos pues estaba libre, les dijo que
en tres meses ella quedaría embarazada y marcó muchas veces el punto haciendo
puntos suspensivos de forma compulsiva casi. El matrimonio casi lloraba de
alegría cuando el vaso siguió un camino diferente, y siguió deletreando «...
pero morirá».
Todos quedaron
paralizados por la noticia. Al cabo de un rato la amiga relajó la tensión
diciendo que sólo era un juego. Despidieron al «ente» y cuando fueron a coger
el vaso éste cayó al suelo rompiéndose en pedazos.
Después de
comentar la experiencia entre los cuatro, ninguno creyó el vaticinio de la
ouija y Juan Antonio y su mujer salieron de la casa en la madrugada quedando
para verse al día siguiente.
Pasaron los
tres meses y la amiga quedó embarazada. Sufrió intensamente durante el
embarazo, pensando en su experiencia con la ouija y se obsesionó tanto con ese
bebé que cuando fue a nacer éste se ahogó con el cordón umbilical. Evidentemente
y por desgracia, estas cosas pasan, pero esta chica podía haberse evitado toda
esa angustia y la culpabilidad que siente porque cree que ella, al final, obsesionada
como estaba con la muerte de su hijo, lo mató ella misma habiendo pasado los
peores meses de su vida mientras tenía al niño dentro de ella».
No se puede
decir que el resultado esté directamente ligado a jugar con la ouija, pero sí
se le puede achacar la depresión de esta joven madre, cuyo deseo principal era tener
un hijo.
claudia y sus primeros
contactos
Desde la
ciudad de México, Claudia nos envió dos de las experiencias que más le han impactado.
Curiosamente, fueron sus primeros coqueteos con el tablero ouija, experiencias
que deseo compartir con el lector.
— Un compañero
de mi clase llevó una ouija a la escuela de secundaria donde yo estudiaba. Al
principio me parecía ridículo ver como se ponían a «jugar» con aquello, pues para
mí eran ellos los que movían el indicador que iba de letra en letra, formando
palabras y frases... hasta que me decidí a jugar y, aparentemente, éste parecía
tener autonomía propia. Aún así, me parecía que tal vez era la chica que estaba
a mi lado la que lo movía, así que cuando llegó la hora del recreo y estando yo
sola en clase, me puse a jugar con aquello y para mi sorpresa el indicador se
movió solo.Yo únicamente seguía los movimientos del triángulo mientras se iban
formando las palabras.
De todo esto
salió una supuesta historia: la de un hombre que había vivido y muerto en
Estados Unidos hacía 20 años. Se llamaba Juan Simón y me dio su descripción física.
La verdad es que esto me parecía pese a que sentía que no era yo la que movía
el indicador, una invención mía, así que en voz alta me dije: «no eres real» «esto
no es más que una invención de mi mente»... entonces, el triángulo se movió y
me «contestó»: «soy real, y si no me crees ve y pregúntale a Brenda, soy su tío».
Brenda era una
chica que iba al mismo instituto y al mismo curso que yo (3° de secundaria)
pero era de otra clase. Yo lo único que sabía de ella era su nombre y nada más.
No teníamos ni amigos ni nada más en común, con lo cual un dato como el de un tío
muerto en los Estados Unidos era algo que escapaba a mi conocimiento.
Así que cuando
acabó el recreo fui a buscarla. Cual sería mi sorpresa cuando al preguntarle si
tenía un tío llamado Juan Simón ésta palideció y se echó a correr sin
contestarme. La dejé ir a su clase y al finalizar la jornada, volví a buscarla..
. cuando me acerqué a ella se puso muy nerviosa y yo le dije que se calmara,
así que comencé con la tanda de preguntas:
«¿Tenías un tío
llamado Juan Simón?»
¿Dónde vivía?
¿Hace cuánto
tiempo murió?
¿Dónde murió?
¿Cómo era físicamente?
Le hice las
preguntas de forma que tuviera que responder datos concretos y no respuestas
afirmativas o negativas que contestase sin pensar debido al nerviosismo y-así
eliminaríamos las posibilidades de que «acertase» a contestar lo mismo que
horas antes me salió en la ouija.
Pues bien,
todo lo que ella me dijo, todo, coincidía.
La razón por
la cual no quiso contestarme la primera vez y se asustó tanto fue que nadie del
instituto sabía que ella había tenido un tío llamado Juan Simón, que había
vivido y muerto en Estados Unidos hacía 20 años, ni mucho menos su descripción
física (rubio.de ojos azules) entre otras razones porque además de haber sido
un tío lejano, éste murió de forma violenta. Ni siquiera sus mejores amigas lo
sabían, era un tema del cual no había hablado con nadie de ahí...
Decidí
llevarme la ouija una temporada a mi casa... se la pedí prestada a este compañero
de clase y pese al disgusto de mi abuela (es muy religiosa y consideraba que
aquello era «cosa del demonio») estuvo conmigo un tiempo. Durante este tiempo
seguía haciéndole preguntaba ver lo que «salía». Al parecer, «aquello» con lo
que hablase días antes había cambiado de tema o bien era otro mi interlocutor. «Hablábamos»
de cosas muy normales: los profesores, los exámenes, el tiempo, en fin... como
el que va a tomar café con un amigo. Hasta que un día aquello me amenazó. Yo me
reí y le reté: seguí pensando que era yo la que me hablaba y me contestaba en
aquel absurdo dialogo, así que tras retarle, hubo un repentino apagón en mi
casa. Yo, tranquila, salí rápidamente al pasillo pensando que era algún
familiar que me había gastado alguna broma bajando el automático, así que tras
ver que no había nadie, fui a comprobar que en el cuadro de luces estuviese
todo en su sitio, y así era, estaba intacto. Miré también la calle, por si
hubiese sido un apagón general, pero no, sólo se había ido la luz en mi casa.
He de decirte
que ni llovía ni teníamos varios electrodomésticos enchufados a la vez. El único
que en esos momentos estaba siendo usado era el televisor que veía toda mi
familia en la parte posterior de la casa (yo me encontraba haciendo mi sesión
de ouija, abajo, sola, mientras el resto estaba arriba, viendo la tele en el
comedor). Una vez hechas todas las comprobaciones, me fui hasta donde estaba
toda mi familia. Mi abuela estaba algo asustada y le echaba la culpa a la
ouija.
Al rato de
estar con ellos regresó la luz y yo, como si nada, volví a bajar a seguir hablando
con aquello. Pues bien, después de un rato de distendida «charla», se volvió a
repetir la misma amenaza (me dijo algo así como «te voy a matar») y yo volví a
retarle. Le dije: «¡Vamos, si eres de verdad, inténtalo! Pero como no eres nada
más que mi imaginación o a lo sumo algo sin cuerpo y sin nada no puedes hacerme
nada, adelante»). Nuevamente se volvió a apagar la luz (antes del apagón creí
ver un adorno que estaba colgado en la pared que se movía de forma violenta)
pero pese a ello intenté no perder la calma y hacer todas las comprobaciones de
antes, y el resultado fue el mismo: no había nadie que hubiese bajado el automático.
Estaba intacto y sólo se había ido la luz en mi casa. Así que otra vez subí a
reunirme con mi familia y aunque al poco de estar ahí volvió la luz, ya no jugué
con la tablita esta... me dio un poco de miedo. Aún así, en esos momentos pensé
que aunque nada «sobrenatural» me hiciese nada, el hecho de sugestionarme y
tener pánico estando a oscuras me hubiera hecho tropezar y hacerme daño de
verdad».
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