Cerbatana,
palillo para el pelo, bombilla, cámara fotográfica, rascador, nave espacial y
medidor
Los sorprendentes usos que le damos al mítico
lápiz BIC
Todos hemos ocupado, alguna vez en la vida, este
famoso bolígrafo para un propósito diferente, ya sea mascándolo porque estamos
estresados o para rebobinar el cásete.
PAULINA
GONZÁLEZ
Diario LAS
ÚLTIMAS NOTICIAS, Chile – Miércoles 20 de Noviembre de 2013
Está en el mercado desde 1950
y con los años se convirtió en una leyenda de uso y diseño. Su creador, el
francés Marcel Bich, comercializó los derechos en Europa del boligrafo creado
por el argentino José Biró (otro producto mítico: el biromc) con el objetivo de
generar una revolución. Y lo logró. Lo curioso es su nombre. BIC proviene de
su apellido, pues su asesor personal le aconsejó que le sacara la H, porque era
muy parecido a la palabra "bitch" (en español, prostituta).
"Marcel Bich tuvo que desarrollar
su propia maquinaria, ya que no encontraba máquinas que le permitieran lograr
una esfera perfecta. Finalmente, en 1950, el lápiz pasta BIC salió al mercado,
con un nombre acortado del apellido de su inventor", explica Vincent
Parachini, gerente general de BIC Chile S.A.
De alli en adelante el sencillo
diseño provocó que el negocio se disparara. Y que el la-picito con la capucha
se convirtiera en icono cultural. ¿Y por qué? Aparte de su sencillez, bajo
precio y eficacia en escribir, este bolígrafo se ha transformado en una herramienta
para hacer un montón de actividades que van más allá de su función original.
1 - Rebobinar cásete:
es un clásico de los años 80 y
90. Para muchos, incluso, un recuerdo nostálgico que los niños de hoy no
entienden. El lápiz BIC, específicamente su forma hexagonal, era el arma
perfecta para optimizar la vida útil de las pilas del Walkman y escuchar los
éxitos del momento. La misión no era nada de fácil y muchas veces nos dejaba
más que agotados. "Siempre tenía uno en la mochila por si acaso y muchas
veces me pasó que el cásete salía volando, porque agitaba el lápiz en el
aire, así por fuerza centrífuga", dice entre risas el ingeniero Christian
Ricmann.
2 - La cerbatana de la muerte:
fuimos víctimas o victimarios,
pero era normal que en la sala de clases se crearan cerbatanas cuando se le
sacaba el tubo de tinta al lápiz. Daba lo mismo de qué era el proyectil, si
cascara de naranja, hoja de cuaderno, pedazo de goma o arroz, con tal de
disparar lo más lejos posible y ojalá en dirección a las chicas con pelo más
largo. "En primero o segundo medio, con mi compañero Andrés, llevábamos
naranjas al colegio, las comíamos en clases y luego enterrábamos la parte
trasera del lápiz en la cascara para lanzárselas a las compañeras más
chasconas", asegura Roberto Albornoz, diseñador en comunicación visual.
3 - Manicure express:
es poco glamoroso, pero en
ocasiones no queda otra no más que sacarse el esmalte de uña con la tapa del
lápiz, en especial si tenemos un reunión. También sirve para echar hacia atrás
la cutícula. "Estaba full estrés y no me di cuenta que tenía las uñas
picadas. Es horrible y súper flaite, y tenía que ir a una audiencia, por ende
se iban a ver mucho mis manos y es súper importante tenerlas presentables.
Cuando llegué al tribunal, me di cuenta de que no tenía cómo sacarme el
esmalte, así que lo raspé con la tapa y me funcionó bien", conñesa la
abogada Catalina Zambelli.
4 - Limpia oídos:
es algo que no muchos
confesarían, pero para qué estamos con cosas, a veces simplemente no hay algodones.
"La forma de la tapa es ideal para hacerse una limpieza profunda en los
oídos. Guardo un BIC en el velador hace más de dos décadas, para mí no existen
los cotonitos", confiesa Cristian, ingeniero de 40 años. Pero cuidado, que
se use no significa que su otorrino lo permita.
5 - Salvavidas:
se ha visto en algunos
programas de televisión que un doctor, para salvar una vida, ocupa un lápiz
para realizar una traqueoto-mía de urgencia. En teoría funciona y hay casos
documentados, pero obviamente no es recomendable. "Se puede usar el
lápiz, tras realizar una abertura, para mantenerla abierta. Si logras abrir el
espacio cricotiroideo con un bisturí o algo así, se puede dejar puesta ahí
una férula hueca cualquiera", explica el jefe de Urgencias de la Clínica
Indisa, Leonardo Ristori.
6 - Accesorio peluquero:
Los hombres no van a entender,
pero a veces las mujeres necesitamos amarrarnos el pelo y cuando buscamos
desesperadamente un colet, sin tener suerte, un BIC nos viene como anillo al
dedo y nos da lo mismo si no es un palillo de madera. "Soy profesora y generalmente ando con estuche, pero nunca con colet. Al tener el pelo crespo me permite que,
al darme una vuelta con el lápiz, me queda como un tomate entre chascón y
ordenado, lo que me libera mucho del calor", cuenta Camila Apraiz.
"Es más común, porque siempre ando con mi estuche. La gente está
acostumbrada a verme así. Además, el moño queda súper choro y no es la típica
cola de caballo", acota.
7 - La medida perfecta:
para muchos, la sal se
convirtió en un verdadero problema. ¿Cuánto le echamos al plato de comida?
Según la página web de la Clínica Las Condes, la persona hipertensa debe tener
como referencia que se debe consumir dos gramos de sal al día. Para graficarlo,
esto equivale a una tapa de lápiz BIC. Tal cual.
8 - Nave espacial:
se necesita imaginación, pero
usted con cuatro tapas de lápiz BIC puede crear su propia nave espacial y jugar
hasta que se aburra.
9 - La cámara perfecta:
aunque no lo crea, en tiempos
de la Guerra Fría el capuchón fue ocupado como una cámara. Los espías ponían en
el agujero un microfilm que, en condiciones ideales de oscuridad, e iluminando
adecuadamente con una linterna, conseguían fotografiar documentos. "Era
una forma muy antigua donde el papel fotográfico reaccionaba con la luz y se
podía sacar la fotografía. Se ponía en la tapa de los BIC el rollo fotográfico
y al estar oscuro no se revelaba, pero al darle un golpe de luz se impregnaba
la imagen", explica lan Yutronic, de La Casa del Espía.
10 - Antiestrés:
es típico en las pruebas o
cuando simplemente estamos medio estresados en la pega. Nos ponemos a mascar la
tapita como si fuera un pedazo de carne. Tal como el movimiento de la pierna,
nos relaja inmediatamente y botamos la tensión. "Siempre me pillan haciéndolo y después
me da vergüenza cuando me piden un lápiz, porque está todo feo mordido",
dice Catalina Zambelli.
Bonus Track:
los múltiples usos del BIC no
terminan aquí. También funciona regio para hacer burbujas, como matacolas (de
porro de marihuana), para sacar esas manchas con relieve imposibles en las
mesas, también como bombilla, lámpara, para realizar tremendas obras de arte,
para rascarse la espalda e incluso como un arma de defensa si se topa con un
pato malo. Ojo, que también se ocupa como chiste homofóbico: "¿Por qué le
dicen lápiz BIC? Porque no les conocen mina". Si no le gusta la talla, use
el BIC para rayar. También es un lápiz.
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