Aviso que este
artículo contiene imágenes y textos que pueden herir la sensibilidad. Si no
quieren exponerse, no sigan leyendo.
¿Por qué se dice que el Everest se ha convertido en un circo?
El artículo
surge al escuchar en repetidas ocasiones la afirmación de que el "Everest
se ha convertido en un circo" en boca de reputados montañeros como Edmund
Hillary, primer escalador en coronar la montaña oficialmente y de otros como
Juanito Oyarzabal, que aunque pintoresco, tiene el record absoluto mundial de
ochomiles, 23 en total a fecha de este escrito, dos de ellas al monte en
cuestión. Además, se dio la coincidencia de tener varios conocidos con
experiencia por encima de los 7.000 metros, por lo que pudimos obtener información
de primera mano.
El Everest, es
la cumbre más alta del mundo, con 8.848 metros sobre el nivel del mar,
localizado al noroeste de la frontera entre Nepal y el Tíbet ocupado por China.
Para atacar la cima del Everest hay numerosas vías abiertas, las más comunes
son la vía sur desde Nepal, que es la más fácil v la vía norte desde el Tíbet.
Todas ellas tienen una cosa en común: a partir de los 8.000 metros hay que
atravesar la llamada "zona muerta".
Los peligros del Everest:
la zona muerta, mal de altura, congelación y
grietas
La zona muerta
es una región donde la cantidad de oxígeno en el aire no es suficiente para
sostener ninguna forma de vida. En el campamento base a 5.000 metros, el oxígeno
disponible es ya la mitad del que hay a nivel del mar y en la cima se reduce a
un tercio.
El riesgo de
sufrir "mal de altura" a causa de la falta de oxígeno, aparece a
partir de los 2.400 metros. Los síntomas iniciales son similares a los de una
resaca fuerte o una gripe. Al verse mermada la capacidad de reponer oxígeno en
las células, el cuerpo va cortando las funcionales no esenciales y se produce
desorientación, disminución de las percepciones sensoriales, dolores de cabeza,
de estómago, mareos y fatiga pero sus consecuencias se complican con edema o
acumulación de fluidos en los tejidos del pulmón y del cerebro, causando la
muerte.
La hipoxia o
falta de oxígeno inicial puede provocar alucinaciones o incluso euforia, que no
permiten al afectado ser consciente de su situación física real. Según los
médicos, en la zona muerta del Everest, una vez iniciados los síntomas, un
individuo tiene entre 1 y 2 minutos de plenas facultades para paliar su
situación. Los expertos en alta montaña dicen que los individuos que se vienen
abajo lo hacen en unos 20-25 minutos. En la foto, Marco Epis atendido por el
equipo de Sergey Kofanov tras sufrir mal de altura;
Para evitarlo,
los escaladores realizan periodos de aclimatación permaneciendo a determinadas
alturas durante días o semanas, antes de acceder a zonas más altas de la
montaña. De esta forma aumentan el número de glóbulos rojos para transportar el
oxígeno que hay en sangre. A partir de los 8.000 metros la aclimatación es
imposible. El oxígeno no se puede reemplazar tan rápido como se consume y sin
oxígeno supletorio, el cuerpo se va degradando lentamente hasta un punto de no
retorno.
Al mal de
altura hay que sumar el clima extremo del Everest que supone riesgo por
congelación e hipotermia permanente. Afectado por el monzón y con fuertes
vientos que cuando las condiciones empeoran, pueden alcanzar los 285 km/h. En
Enero se registran las temperaturas más frías. En la cima tienen una media de
-36° aunque pueden llegar a caer repentinamente hasta los -60°. Las
temperaturas más cálidas rondan los -19° en Julio.
Por último, otro
riesgo importante son las grietas ocultas por la nieve que se forman al
partirse los estratos de hielo en el suelo. La zona donde más abundan y donde
más muertes se han producido en el Everest, es justo al salir del campamento
base, al atravesar la catarata de nieve que hay en la lengua del glaciar pero
las zonas altas no están libres de ella. La sherpa Pasang Lhamu desaparecía al
caer por una de ellas cuando descendía junto a su marido.
La explotación turística del Everest
La odisea de
conquistar la cima del Everest atrae a numerosos individuos de toda índole,
desde escaladores profesionales hasta novatos sin experiencia en altura, que en
un momento dado se plantean subir al Everest como reto personal.
El desafio se
ha convertido en un clásico entre empresarios y altos directivos con poder
adquisitivo, que en algún momento de sus vidas se plantean; "si puedo
dirigir una empresa o un departamento con cientos de subordinados, que menos
para un tipo de mi categoría que coronar el techo del mundo y así poder sacarme
unas fotos haciendo cima para decorar el despacho e impresionar a clientes y
empleados".
Otro clásico
más orientado a escaladores profesionales, es intentar batir algún record sin
sentido; ser el primer hombre o mujer que ha subido por las dos caras sin oxígeno,
ser el que más rápido ha subido y bajado, el que más veces ha hecho cima, el
más joven en subir, el más anciano, el primer ciego, tuerto o póngase aquí
cualquier oirá discapacidad, el primer individuo de tal nacionalidad en subir
de determinada forma, el primero en bajar haciendo snowboard...
Para acceder a
la cumbre del Everest se parte desde el campamento base y se atraviesan varios
campamentos de paso numerados de menor a mayor según su cercanía a la cumbre;
campamento 1, campamento 2, 3, 4... la cantidad depende de la ruta escogida. En
ellos se instalan tiendas de campaña que se van aprovisionando con suministros
de apoyo tanto para la subida como para la bajada, labor que puede llevar 3
meses.
En qué
condiciones se realiza la ascensión y establecimiento de estos campamentos es
una cuestión de dinero, del viaje contratado o de los planteamientos que siga
el equipo. En la imagen, la ruta sur, la zona muerta empieza justo al salir del
campamento 4;
El gobierno de
Nepal cobra 25.000$ por cabeza por emitir un permiso para realizar la subida y
después cada escalador o equipo de escaladores se organizan como crean
conveniente. Se puede contratar a diversas empresas de trekking que operan en
esta montaña, cada una ofreciendo diferentes servicios, se pueden contratar
muchos porteadores o pocos, se puede dejar más o menos equipo y suministros de
emergencia en los distintos campamentos, se puede contratar un grupo de rescate
que permanezca en la base dispuesto a salir en caso de contingencia... o se
puede ir en plan dominguero gastándose lo mínimo en material y en la agencia de
trekking.
En la cumbre
del Everest no se pierde nadie. Por las rutas más comunes se accede a ella
caminando por un risco en el que hay colocada una cuerda guía y una de dos; o
sigues la cuerda o te despeñas ladera abajo a un abismo del que sería
prácticamente imposible salir. Técnicamente no tiene ninguna dificultad aunque
hay que escalar varias paredes pequeñas, una por la ruta sur y dos por la ruta
norte llamadas escalones o "steps" en inglés. En la foto, el tramo final
del risco por la ruta sur.
No obstante,
desde el mismo momento en el que se accede a la zona muerta - y antes también -
el escalador está poniendo su vida en serio peligro, de forma que se si se
viene abajo por el mal de altura, congelaciones, roturas... y no puede moverse
por sí mismo, es harto difícil efectuar ningún rescate.
Si un
individuo se va al suelo y no es capaz de volver a levantarse como para salir
por su propio pie, es imposible que un grupo de escaladores lo arrastren hasta
sacarlo fuera de la zona muerta. Si lo intentasen se jugarían sus propias
vidas. Hay que tener en cuenta que a esas alturas, por cada paso que se da, un
montañero entrenado puede necesitar realizar tres respiraciones, el corazón se
acelera incluso en reposo para suministrar oxigeno con más frecuencia debido a
su escasez y el cuerpo ya va casi al límite cargando con el soporte vital
necesario; ropa, botellas de oxígeno o medicamentos. En la imagen, la ruta
norte;
Tampoco hay helicópteros
de rescate porque los helicópteros comunes no pueden ascender a tanta altitud.
El único helicóptero que ha logrado llegar a la cumbre del Everest fue un
Eurocopter AS350 preparado en el año 2005. Logró mantenerse estable unos
minutos en motor. En un
hipotético rescate con helicóptero, el éxito dependería de que los fuertes
escalador con una cuerda.
Desde un punto
de vista económico, el precio del helicóptero en si es tremendo ya que no se
producen comercialmente, al no ser necesario que estos aparatos suban a tanta
altitud sería igualmente poco realista porque aparte de los aparatos y su
mantenimiento, habría que tener un equipo de pilotos y mecánicos aclimatados
permanente a la altitud. En la foto, un helicóptero de fabricación rusa que se
accidentó en el 2003 cuando trataba de aterrizar.
Si un
escalador no puede levantarse afectado por mal de altura, lo único que se puede
hacer es darle una asistencia médica muy limitada, suministrando oxígeno,
esteroides para paliar el edema o incluso adrenalina para reanimarlo pero la
única solución eficaz es descender, por lo menos hasta el campamento 2.
Además, el
tiempo que se puede permanecer en la zona muerta es limitado por la falta de
oxígeno así que si el afectado no logra levantarse, hay un momento en el que
sus compañeros o rescatadores se verán obligados a abandonarlo allí mismo a su
suerte porque tienen que descender.
El circo del Everest
Si el riesgo
que supone intentar mover a un enfermo en la zona muerta hacen que sea una
tarea inviable, mover un cadáver es algo que casi nadie se plantea. Cuando
alguien fallece, su cuerpo queda en el mismo punto donde cayó y cuando se
enfría, se congela petrificándose con el gesto y postura exacta que tenía
cuando expiró. Si estaba sentado, se queda allí mismo sentado. Este fue el caso
de Peter Boardman, que desapareció en 1982 intentando la complicada ruta
nor-noroeste. Fue encontrado 10 años después sentado, como si estuviera
durmiendo.
Se calcula que
atacando la cima del Everest han muerto más 200 escaladores, 150 nunca se han
encontrado y los accesos a la cima están plagados de cadáveres visibles - más
de 40 - que han quedado al aire en el punto exacto donde cayeron, por lo que
los escaladores que suben, van sorteando cuerpos que han empezado a bautizar
con nombres porque los usan como puntos de referencia en su ascensión;
El más famoso
y uno de los primeros que se ven es "el saludador". Le apodaron así
porque el cadáver quedó petrificado con un gesto de saludar con los brazos. No
hay confirmación pero por la postura, es posible que sea este;
El segundo
cuerpo más famoso es el de “botas verdes”, llamado así por el vistoso color
fosforito del calzado que llevaba. "Botas verdes" era Tsewang Paljor,
un aguacil indio que pereció por el frio durante el desastre de 1996, el 11 de
Mayo de ese año, el más mortífero en la historia de la montaña. Paljor ascendía
junto a otros compañeros del cuerpo de policía cuando fueron sorprendidos por
una fuerte ventisca. Seis miembros del equipo decidieron abortar el intento y
regresar mientras que Paljor seguía adelante con dos compañeros.
Su cuerpo fue
encontrado después postrado en la llamada "cueva de roca", que más
que cueva es un socavón en la piedra a 450 metros por debajo de la cumbre y 250
metros por encima del campamento 4. Sus restos se hicieron famosos porque todo
el mundo que accede por la ruta sur, tenía que pasar al lado de él a menos de
un metro, casi apartándose para sortearlo, siguiendo las cuerdas que se ven en
la foto;
En el llamado
"desastre de 1996", un brusco cambio en las condiciones meteorológicas
se cobró en total 15 vidas en un solo día. Este incidente causó revuelo por la
sobre-explotación comercial que sufre el Everest. En un mismo día, 33
montañeros atacaban la cima por la ruta sur casi a la vez, provocándose un
atasco en la única pared que hay que escalar, el "Hillary Step" o
"escalón de Hillary" en inglés, una especie de efecto
"overbooking" en pleno Everest por exceso de tráfico y problemas con
las cuerdas guía.
Para atacar la
cima por la ruta sur se sale a media noche del campamento 4 y se tardan entre
10 y 12 horas en ascender los 1000 metros restantes, considerándose las dos de
la tarde como última hora segura para hacer cumbre. Si se llega más tarde, se
corre el riesgo de perecer al frio de la noche o caer por la ladera al
descender. Hay que tener en cuenta que la mayoría de los accidentes se producen
en el descenso.
Durante el
desastre del 96, el atasco en el escalón, provocó que se realizasen cimas tan
tarde como las tres y la cuatro. A las tres se levantó una fuerte ventisca
limitando la visibilidad, lo que impidió que muchos de los escaladores que
descendían encontrasen el camino de regreso al campamento 4 y murieran de frio.
Los subsecuentes intentos de rescate durante la noche y al día siguiente solo
lograron traer de vuelta a 4 personas. Aunque parezca un parque de atracciones,
esto es una expedición haciendo cola para acceder a la cima del Everest por la
ruta sur en el año 2009;
Al lado de botas
verdes quedó David Sharp, el caso que más escándalo e indignación ha causado
entre la comunidad alpinista, tal vez por ser el que mejor escenifica el circo
que hay montado entorno al Everest. David Sharp era un profesor de matemáticas
que durante el 15 de Mayo del 2006 realizaba su tercer ataque a la cumbre.
Había pagado solo 6.200$ por viajar con Asian Trekking hasta el campamento base
y desde allí había lanzado varias acometidas en solitario, sin oxígeno, sin
sherpa, sin guía, sin radio, sin medicamentos o ningún otro soporte vital. Es
decir, que subía con lo puesto casi en plan dominguero, a lo mejor con la
intención de batir algún record.
No se sabe a
ciencia cierta si logró hacer una cima tardía pasadas las cuatro o no, el caso
es que en un momento de su descenso, a última hora de la tarde, se vino abajo y
se sentó al lado de botas verdes para intentar recobrar fuelle. Los malos
augurios de estar sentado al lado de un cadáver debieron de ser tremendos ya
que como se desvelaría después, en todo momento era plenamente consciente de
que estaba agonizando lentamente y que iba a acabar como él mientras otros
escaladores pasaban por delante sin siquiera detenerse para prestarle
asistencia.
Por delante de
David Sharp llegaron a pasar de largo unos 40 escaladores sin pararse. A la una
de la mañana, se encontró con la expedición Brice liderada por Mark Inglis, un
especialista en alta montaña que había perdido las dos piernas por congelación
en 1982 y que ahora subía el Everest con prótesis metálicas. A la izquierda
David Sharp y a la derecha Mark Inglis;
Sharp todavía
respiraba e Inglis pidió instrucciones por radio a su director en el campamento
base, Russell Brice, que le ordenó continuar hacia la cumbre y en todo caso,
prestarle ayuda al descender después. Este hecho ejemplifica uno de los
aspectos más criticados del Everest; la política que siguen los escaladores es
una especie de sálvase quien pueda en la que solo priman los intereses
comerciales o de equipo. Si un cliente contrata a un guía y unos sherpas para
subir, está pagando por hacer cima y no por rescatar a terceras personas.
Además los guías no siempre tienen plena potestad para tomar decisiones. En
ocasiones como este caso, puede haber un director de equipo en el campamento
base que está ordenando no detenerse a atender accidentados y seguir hacía la
cumbre.
Nueve horas
después, el guía Jamie McGuinness y el Sherpa Dawa, tras hacer cumbre,
intentaban levantar a un Sharp severamente dañado por las congelaciones dándole
oxígeno pero como no lo consiguieron, se vieron obligados a abandonarlo. Los
miembros de la expedición Brice llevaban cámaras personales en sus cascos,
recogiendo en vídeo una breve conversación con Sharp antes de morir; "My
ñame is David Sharp and I am with Asian Trekking", "me llamo David
Sharp y viajo con Asian Trekking".
Dos días agonizando
Contrariamente
a lo que se pudiera pensar, las muertes que se producen en el Everest no son
necesariamente rápidas, todo depende de las circunstancias particulares que
envuelvan cada caso. La mayoría de las tentativas se realizan precisamente
cuando el tiempo es favorable y los escaladores suben protegidos contra el frio,
por lo que salvo en los casos en los que las condiciones meteorológicas cambian
bruscamente, los escaladores se enfrentan a una larga agonía por falta de oxígeno
y lenta congelación que puede durar varios días.
En los casos
en los que la temperatura desciende bruscamente, la muerte por hipotermia puede
sobrevenir en cuestión de pocas horas.
Francys
Arsentiev aspiraba a convertirse en la primera mujer en hacer cima sin oxígeno
y el 22 de Mayo de 1998 lograba su objetivo a horas tardías junto a su marido
Sergei Arsentiev en un tercer intento. Antes de partir, había pedido permiso a
su hijo de 8 años para cometer la temeridad. Durante el descenso la pareja se
separó sin darse cuenta en la oscuridad de la noche. Sergei llegó al campamento
solo para enterarse de que su mujer todavía no había regresado así que cogió
varias botellas de oxígeno y volvió a buscarla. Una decisión que le condenaba
de inmediato, probablemente fruto de la euforia que provoca la hipoxia.
En la mañana
del 23 una expedición uzbeka encontraba a Francys a unos pocos metros de la
cima, semi-incosciente con síntomas de congelación. Tras suministrarle todo el oxígeno
que pudieron, intentaron arrastrarla pero resultó imposible viéndose obligados
a abandonarla. Cuando estaban cerca del campamento, se cruzaron con Sergei que
subía al rescate, siendo esta la última vez que fue visto con vida.
Un día
después, durante la mañana del 24, dos experimentados escaladores sudafricanos,
lan Woodall y Cathy O'Dowd, se topaban con Francys tirada en el mismo lugar
donde la había dejado el equipo uzbeko. El piolet y la cuerda de Sergei estaban
cerca pero no había ni rastro de él. Los sudafricanos cancelaron su ascensión
de inmediato. A la izquierda Arsentiev y a la derecha Cathy O'Dowd;
Cathy O'Dowd
relató que Francys no dejaba de repetir entre sollozos que no la abandonasen.
Tras darle asistencia durante más de una hora sin obtener resultados, Cathy y
lan se vieron obligados a abandonarla allí mismo, escuchando sus suplicas
mientras se alejaban. Las palabras de despedida debieron ser tremendas. Francys
murió sola congelándose lentamente ya que la hipoxia no la estaba matando
gracias al oxígeno que le habían dado los uzbekos y los sudafricanos, hecho que
solo sirvió para prolongar su largo calvario. A Sergei lo encontró un año
después la expedición "Mallory and Irvine", un proyecto que intentaba
localizar los cuerpos de los famosos escaladores. Sergei se había precipitado
por la ladera a pocos metros de alcanzar a su mujer.
Cathy O'Dowd
ya había tenido una experiencia similar. Cuando descendía de su primera cumbre,
se encontró con Bruce Herrod, un escalador que a pesar de tener fama de ser muy
duro en las subidas, ascendía muy lentamente. Al hablar con él, el equipo de
Cathy se dio cuenta de que no estaba bien y era demasiado tarde para seguir
subiendo pero no lograron convencer a Herrod, afectado por la euforia que
provoca la hipoxia, de que abortase su tentativa.
Herrod hizo
cima pasadas las 5 de la tarde, se autoretrató en la cumbre, llamó por radio al
campamento base donde todos los allí presentes, incluida su mujer le instaron a
bajar inmediatamente, conscientes de que ya era un cadáver. Dos horas después
de la foto desapareció. Posteriormente se recuperó la cámara de su cuerpo y su
mujer reveló la imagen que le costó la vida;
Este es otro
caso común en el Everest, si alguien se siente inconmensurable subiendo y no
hay manera de convencerle de que cancele su intento, es imposible obligarle a
regresar. No se puede llegar a las manos a 8.000 metros.
Más
sorprendente resulta el caso de Lincoln Hall, al que la prensa británica
bautizó como el muerto viviente del Everest. El 25 Mayo del 2006 descendía de
la cumbre cuando aquejado de mal de altura, empezó a acusar serias
alucinaciones. Los sherpas intentaron atenderle hasta que se quedaron sin
suministros en medio de una tormenta de nieve y el director del equipo,
Alexander Abramov, les ordenaba regresar abandonando a Hall. Cuando llegaron al
campamento se comunicaba a la prensa el fallecimiento de su compañero.
Sin embargo, a
las 7 de la mañana del día siguiente, un equipo estadounidense liderado por Dan
Mazur encontraba a Hall a 8.700 metros, sentado con la piernas cruzadas, sin
guantes, con el mono bajado hasta la cintura y el torso desnudo. Estaba
cambiándose de camiseta. No tenía ni gorro, ni gafas, ni mascara de oxigeno o
botellas, ni saco de dormir, ni mantas, ni cantimplora de agua. Cuando llegaron
hasta el tan solo espetó "les sorprenderá verme por aquí". Mazur tomó
esta foto de Hall poco después de encontrarlo cerca de la cima. Alucinando,
sonreía a pesar de estar al borde de perder todos los dedos de pies y manos;
Mazur canceló
su acometida e inmediatamente iniciaron las labores de rescate. Abramov envió a
12 sherpas que se unieron a los 4 componentes del equipo americano,
consiguiendo que Lincoln bajase andando hasta el campamento, donde fue tratado
de edema cerebral y se recuperó.
Los cuerpos no quedan cubiertos por la
nieve
Por alguna razón
que seguramente aduce a explicación científica, los cuerpos que quedan en los
collados del Everest no terminan cubiertos por la nieve, permaneciendo visibles
durante décadas. Tal vez sea que las fuertes ventiscas limpian la nieve que cae
sobre ellos antes de que llegue a cuajar o puede que los colores oscuros de la
ropa atraigan mejor la luz, ofreciendo suficiente calor como para que no cuaje.
El viento hace
que en una de las caras del Everest no haya nieve dejando la superficie de roca
negra al descubierto. Aunque parezca increíble, esto es un cadáver que está en
medio del campamento 3, los alpinistas instalan las tiendas y acampan como si
fuera parte del paisaje;
En el año 2007
lan Woodall realizó la expedición "Tao del Everest", que pretendían
empujar por la ladera el cadáver de Francys Arsentiev y el de Creen Boots para
devolver el buen kharma a la montaña. Solo lograron alcanzar el de Arsentiev y
seguramente el proyecto de Woodall tendrá lógica desde su prospectiva pero no
deja de ser toda una temeridad poner la vida en riesgo para empujar un cadáver,
amén de toda una hipocresía ya que pretende ocultar una realidad inherente a
esa montaña, fruto en gran medida de su sobre-explotación comercial.
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