Hace millones de años dominaron los mares. Hoy están extintos,
pero sus fósiles han permitido conocer su grandeza y tener pistas sobre cómo
era su vida en los océanos.
Por Seymour Yang
Revista QUO, Nº 189, Julio 2013.
La mayoría
de la gente sabe que la ballena azul es el animal más grande sobre la faz de la
Tierra, Con una longitud de 30 metros y un peso de 170 toneladas, rebasa a
cualquier dinosaurio y es casi tan enorme como un avión. E1 inmenso tamaño de
este cetáceo indica que tiene pocos depredadores naturales, pero no siempre
fue así. Hubo un tiempo, antes de la existencia de las ballenas, en el que
gigantescos monstruos marinos dominaban los océanos y algunos eran, incluso,
tan grandes como ellas.
A finales
del sigb XVII, en
Holanda, un grupo de mineros desenterraron cráneos inmensos, con largos hocicos
y grandes dientes, parecían pertenecer a un animal que era una cruza entre
cocodrilo y cachalote. De hecho, eran cráneos de Mosasaurus, un reptil
marino emparentado, aunque distantemente, con el actual lagarto varano. Se
trató de los primeros fósiles en ser reconocidos como pertenecientes a un
animal extinto.
El Mosasaurus que vivió hace 70 a 65 millones de años, media
cerca de 10 metros de longitud. Su cuerpo era bajo y con forma de barril; su
larga y delgada cola le permitía nadar con facilidad bajo el agua. Aunque
poseía un cráneo inmenso, en relación con su cuerpo, la mandíbula no se abría mucho,
por ello los especialistas plantean que se alimentaba desgarrando a su presa y
no tragándola entera.
El Tylosaurus estaba cercanamente relacionado
con el Mosasaurus.
Este predecesor, mucho más antiguo y
grande, media cerca de 15 metros de longitud, Tenía un cuerpo más largo y
proporcionado, por lo cual seguramente no pesaba mucho más que el Mosasaurus.
Al estudiar los fósiles del Tylosaurus los científicos determinaron
que su aumentación era variada: diversos tipos de peces, aves marinas y otros Mosasaurus.
Sin duda, esta bestia de apariencia aterradora no tenía miedo de
enfrentarse a cualquier cosa que se moviera.
Una posible presa del Mosasaurus pudo haber
sido la Archelón, una lenta y gigantesca tortuga marina. Los especímenes fosilizados muestran que creció
hasta poco más de cuatro metros y que, con sus aletas desplegadas, poseía una
anchura que alcanzaba hasta cinco metros. Un espécimen vivo de Archelón pudo
pesar fácilmente más de dos toneladas.
Igual
que las tortugas de la actualidad, es probable que estos inmensos animales
hayan viajado grandes distancias a través de los océanos, alimentándose de
medusas, peces y plantas. Su boca, larga y afilada sugiere que acostumbraban
romper las conchas de los ammonoideos y otros crustáceos.
Cuellos largos en el mar
Por siglos, los monstruos marinos
con largos cuellos han sido protagonistas de las fábulas
preferidas de los marineros,
Sin embargo, en algún momento» estos
animales sí habitaron la Tierra. Los plesiosaurios eran reptiles marinos que prosperaron durante 130 millones de años
hasta que, igual que la mayoría de las
bestias que recorrían el planeta en aquel tiempo, murieron después de la gran extinción de]
Cretácico-Terciarío, hace 65 millones
de años.
El plesiosaurio llamado
Styxosaurus poseía uno de los
cuellos más largos. De hecho, la mitad de su cuerpo de 12 metros de longitud era cuello. Algunos creen que un cuello largo puede
ser útil para atrapar peces usando el sigilo y la rapidez. Otros creen que lo
utilizaba para estirarse hasta el fondo del océano y alimentarse. Uní
aspecto interesante es el hecho de
que el Styxosaurus y otras
especies relacionadas, como el Elasmosaurus, contenían piedras en su estómago; se ha pensado que las usaban para moler los
huesos difíciles de digerir de los
peces que comían.
Los pliosauroideos eran
los primos con
cuellos más cortos de los plesiosaurios. Estos depredadores, en la cima de la
cadena alimenticia, medían hasta
15 metros o más. Las especies de
plesiosauros tales como el Kronosaurus
y el Liopleurodón poseían cabezas inmensas, las cuales contenían muchos dientes afilados, También tenían cuatro extremidades enormes,
alargadas como aletas, y una
cola, corta pero fuerte, id cual indica que eran nadadores poderosos.
Pero, por mucho, el reptil
marino más grande hasta ahora descubierto pertenece a la familia de los Ichthyosaurus, un grupo de animales que se asemejan mucho a los delfines actuales.
Por su parte,
el Shonisaurus medía poco más de
21 metros. Era un animal tan grande que a tos investigadores les tomó cerca de
tres años remover su fósil por completo
de su locación en Canadá. Los Shonisaitms vivieron hace 220 millones de años y, extrañamente, no poseían cuentes. Los científicos dedicados a su
estudio creen que lo más
probable es que este gigante se alimentara succionando pequeños animales marinos.
A
causa de su gran tamaño, el Skonisaurus
no nadaba muy rápido y debía
confiar en su excelente vista para ubicar a su presa. Lo
cual podría explicar por qué
poseían los ojos más grandes entre los
animales que hasta ahora se conocen. Para imaginar de qué tamaño eran hay que pensar que la cuenca de su ojo, de acuerdo con los fósiles encontrados,
media poco más de un metro de diámetro.
Peces de gran
tamaño
Los mares
ancestrales del Devoniano tardío (hace 330-360 millones de años) eran cálidos y en ellos abundaban los
trilobites, los primeros peces, tiburones y ammonoideos. Como depredador en
estas aguas estaba el Dunkleosteus, un
pez de 10 metros, cuya cabeza parecía una armadura placeada y tenía huesos puntiagudos en lugar de dientes. El Dunkleosteus fue, quizá, el mejor depredador marino de su era.
Para el Jurásico medio (hace 176-161 millones de años) ya se podían encontrar en el océano animales que habían desarrollado la Filtración durante su alimentación, método usado por los actuales tiburones
ballena para alimentarse. El Leedsichthys era un largo pez que poseía branquias especializadas, las cuales filtraban el plancton y otros pequeños animales acuáticos.
Sus restos fósiles han llevado a especulaciones sobre el tamaño de su cuerpo. Algunos creen que es el pez más grande que ha existido, con 27 metros o más. Otros
piensan que debió
medir solo 10 metros. Cualquiera que
haya sido su tamaño, los Leedsichthys seguirán siendo unos peces curiosos, cuyo método de
alimentación demostraría ser exitoso para algunos de los animales
más grandes de la Tierra.
Con poco más de cuatro metros de longitud, el Xiphactinus, un pez del
Cretácico tardío (hace 99-65 millones de años) era uno de los depredadores más grandes.
Sus largos y afilados colmillos, y su cuerpo proporcionado, indican que era un
nadador veloz que cazaba a su presa con una eficacia despiadada.
Algunos fósiles de este espécimen tenían peces enteros dentro de ellos. La presa
podría haber estado aún luchando dentro del Xiphactinus, desgarrándole así el estómago y causando la muerte al gran pez.
En los océanos de hace 25 millones de años nadaba un
depredador tan grande y temido que incluso las ballenas más grandes quedaban indefensas. Ese animal fue un tiburón, el Megalodón.
Como todos
los tiburones» tenia un esqueleto de cartílago, que no se preserva bien. De tal suerte que sus únicos restos son sus dientes fosilizados, los cuales -con IS o 2O centímetros de largo- son más grandes que una mano humana. Usando
los dientes del gran tiburón blanco, su pariente actual más cercano, los científicos han estimada que el Megalodon debió medir 20 metros de cabeza a cola y debió pesar más de 100 toneladas. No se sabe por qué se extinguió este monstruo hace 1,8 millones de años. Algunos
creen que no pudo adaptarse lo suficientemente rápido al
enfriamiento del clima; otros creen que se quedó sin las
ballenas y los calamares que necesitaba para sostener su inmenso tamaño. Con todo, lo que sí se sabe es que el Megalodon es
el carnívoro más grande que ha existido en tierra u
agua.
Los océanos prehistóricos eran peligrosos, ya que estaban dominados por bestias de tamaños inmensos. Algunos eran cazadores
despiadados, otros gigantes gentiles. Aunque murieron mucho antes de que los
humanos exploraran los océanos, sus fósiles son la prueba de que estas criaturas fueron los monstruos más grandes que jamás hayan surcado los mares.
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