lunes, 2 de abril de 2012

Encuentro Extraterrestre


Aunque la posibilidad de establecer comunicación con civilizaciones inteligentes de otros planetas es remota, la ciencia ha intentado abordar el tema de una manera razonable para conocer los diferentes escenarios en caso de que realmente sucediera. 
Por Gerardo Sifuentes y Sarai J. Rangel


"Personalmente creo gue es mucho más difícil comprender un Universo en el que seamos la única civilización tecnológica, o una de las pocas, que concebir un Cosmos rebosante de vida inteligente". 
-Carl Sagan

El comunicado de prensa conjunto de la NASA y la Agenda Espacial Europea fue estremecedor, Con un semblante serio, el vocero anunció que, a juzgar por la información recabada por la red internacional de telescopios espáciales y terrestres, las emisiones de radiación electromagnética intermitentes desde el planeta Kepler 20f y sus alrededores, ubicado a 1.000 años luz de la Tierra, revelaron por primera vez en la historia de la humanidad la presencia de vida inteligente en otro rincón de la galaxia. Al momento no se sabe con certeza qué aspecto físico tienen sus habitantes ni qué tecnología específica poseen, tampoco ha sido posible comunicarse con ellos ni existen indicios de que hayan detectado nuestra presencia. El anuncio, sin embargo, ha traído la discusión sobre quiénes serán los responsables de entablar el diálogo a nombre de la humanidad para conocer más sobre ellos, aunque el grueso de la comunidad científica está de acuerdo en barajar otras opciones, ya que después de todo, ni siquiera sabemos si los miembros de esta sociedad extraterrestre estén interesados en nosotros. Por el momento, aunque la responsabilidad podría recaer en la Oficina para Asuntos del Espado Exterior de la ONU (www.unoosa.org), en especial su división conocida como UN-SPIDER (siglas en inglés de Plataforma para la Información sobre Administración de Desastres y Respuestas de Emergencia en elEspado, www.noosa.org/oosa/en/unspider),lo cierto es que la NASA ya tiene lista una sonda espacial que será enviada específicamente para realizar observaciones más detalladas del planeta, mientras que los radiotelescopios del mundo dirigen sus objetivos hada las coordenadas del astro, que tiene un radio 1,3 veces mayor al de la Tierra, ubicado en la constelación de Lira, Las transmisiones captadas al interior del enigmático planeta, que los astrobiólogos suponen son una forma de comunicación o el uso de alguna espede de maquinaria, aún quedan por ser analizadas, y quizás pasen décadas antes de ser descifradas. Pero otras cuestiones han salido a relucir por este hallazgo insólito desde la perspectiva espiritual, filosófica y cultural; la postura escéptica que ha guardado la Iglesia Católica frente a la noticia, pidiendo más tiempo para que se compruebe la certeza de la información, ha resultado inquietante, en especial luego de que hace unos años el director del Observatorio Astronómico del Vaticano, el jesuita José Gabriel Funes, afirmara: "Al igual que existe una multiplicidad de criaturas en la Tierra, también podría haber otros seres, inteligentes, creados por Dios". En contraparte, el célebre físico y divulgador estadounidense Paul Davies, director del Grupo de Postdetecdon de Cienda y Tecnología del Instituto SETI (del inglés Search for Extra Terrestrial Intelligence), prepara su intervención durante la reunión de emergencia del Consejo General de las Naciones Unidas, a llevarse a cabo a mediados de este año, en el que exigirá se diseñe un protocolo formal para establecer el primer contacto, y ha hecho énfasis en los posibles beneficios que esta 'nueva era', como la ha llamado, podría traer para la humanidad. Mientras tanto, Internet se ha visto saturado con expresiones muy diversas de júbilo, esperanza o precaución, con miles de artículos, bromas y discusiones, convirtiendo a los hasntag*tkepler20f y «aliens en los trendíng tapics (temas de moda) más populares de Twitter por semanas.


Seguir buscando
El planteamiento anterior es tan solo una de tantas variantes que podrían considerarse dentro de un posible contacto con habitantes de otros planetas; sin embargo, cuando escucharnos hablar de extraterrestres, no podemos evitar las referencias de la cultura popular, que van desde películas de Hollywood hasta las publicaciones, páginas de Internet y programas de televisión sensacionalistas, plagados de charlatanes y entusiastas del fenómeno OVNI, quienes a falta de pruebas confiables se escudan en conspiraciones y rumores para justificar sus creencias. A pesar de que a la fecha no se han encontrado evidencias científicas que demuestren la existencia de otras civilizaciones, tampoco se descarta esta idea, resumida en la llamada paradoja de Fermi, nombrada así por el físico italiano Enrico Fermi, quien en la década de 1950 postuló lo siguiente: "El tamaño y la edad del Universo nos hacenpensar que deben existir muchas civilizaciones tecnológicamente avanzadas. Sin embargo, esta creencia es inconsistente en su lógica debido a nuestra falta de evidencia observacional que la sostenga".
De acuerdo con su postulado, si a la fecha no hemos conseguido encontrar habitantes de . otros planetas se debe a que las civilizacio- : nes tecnológicamente avanzadas son en realidad muy raras en el Cosmos, donde quizás la Tierra sea una notable excepción, o tal vez nuestra tecnología ha sido insuficiente para : lograr este objetivo.
El interés por analizar este tema se basa en dos preguntas filosóficas elementales: ¿estamos solos en el Universo?, y ¿cuál es nuestro ; papel en él? Además, el impacto que una noticia como ésta podría tener en nuestra sociedad sería fulminante y es necesario analizarla, ya que pondría en duda ciertas nociones religiosas, filosóficas y científicas vigentes. Ya desde : el célebre ensayo "En busca de comunicaciones interestelares", publicado en 1959 por Giuse-ppe Cocconi y Philip Morrison, investigadores : de la Universidad de Ithaca, Estados Unidos, : se consideraba la importancia y posibilidades de tal descubrimiento por medio de señales de radiofrecuencia, asumiendo que en los alrededores de alguna estrella similar a nuestro Sol, tal como sucedió con la Tierra, debería existir alguna sociedad con intereses científicos similares, y que era probable que establecieran un canal de comunicación que algún día fuera detectado por nosotros o cualquier otro planeta. "La probabilidad de éxito es difícil de estimar", aclaran en sus conclusiones, "pero si nunca buscamos, las oportunidades son de cero".

Ahí vienen
Por años se ha considerado la alternativa de que, debido a nuestras limitaciones tecnológicas -si tenemos en cuenta que la electricidad tiene un siglo de haberse expandido y la energía atómica poco más de 50 años-, antes que consigamos salir al espacio profundo y explorarlo, lo primero que puede suceder es que recibamos la visita de otros seres. Esto ha dado pie a numerosas especulaciones de carácter catastrófico en el terreno de la ciencia ficción, donde el antecedente clásico de La Guerra délos mundos (1898), del inglés H. G. Wells, es un referente obligado, y la reacción de pánico ante la célebre dramatización radiofónica realizada por Orson Welles en 1938 aún sigue recordándonos que el miedo a lo diferente es quizá una característica inherente en los humanos. Trasladada a la vida real, esta visión alarmista ha sido compartida incluso por el eminente físico Stephen Hawking, quien llegó a declarar: "Si nos visitan extraterrestres, el encuentro podría ser tal como el desembarco de Colón en América, donde no le fue tan bien a los nativos". Pero esta idea reduccionista no es compartida por muchos, pues existe un amplio espectro de factores que podrían considerarse, como la naturaleza misma de los seres, su nivel evolutivo y los posibles objetivos que pudieran tener. De la misma manera, dentro de aquella visión sobre el carácter 'invasor' de los alienígenas persiste la idea de que cualquier contacto con ellos serviría para unificar a las naciones y culturas del mundo, noción que fue resaltada por el presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, en un discurso ante la Asamblea General de la ONU en 1987: "Olvidaríamos todas las pequeñas diferencias locales que tenemos entre nuestros países y aprenderíamos de una vez por todas que en realidad todos somos seres humanos y estamos iuntos en la Tierra". Sin embargo, esta afirmación idealizada, explotada también en la traína de numerosas películas y series de televisión, pasa por alto el hecho de que las diversas culturas y religiones del mundo tendrían una perspectiva e intereses muy distintos sobre los visitantes, y quizá ellos mismos estén divididos entre sí o tengan preferencia especial por algún gobierno o grupo social humano, lo que provocaría la suspicacia del resto del mundo.
De esta forma, numerosos investigadores y escritores de ciencia ficción 'dura' han elaborado los más diversos escenarios, armados con nociones científicas tomadas de la sociología, astrobiología, química, etcétera, donde especulan libremente sobre las características y condiciones que podrían tener dichos encuentros. Al respecto, un artículo publicado el año pasado en la revista Acia Astronáutica cobró especial relevancia: "¿El contacto con extraterrestres sería benéfico o dañino para la humanidad?; análisis de escenarios", elaborado por Seth D. Baum, del departamento de Geografía de la Universidad Estatal de Pennsylvania, Estados nidos; Jacob D. Haqq-Misra, del departamento de Meteorología de la misma universidad, y Shawn D. Domagal-Goldman, de la división de Ciencias Planetarias de la NASA. En este trabajo se dieron a la tarea de reunir y analizar la plausibilidad de las más diversas situaciones propuestas por especialistas científicos sobre el tema, así como las analogías planteadas en obras de ficción, literarias y cinematográficas. Es preciso aclarar que estas situaciones concebidas por investigadores profesionales son llamadas escenarios, y no hipótesis, pues el primer término implica una especulación libre -aunque armada con factores concretos-, mientras que el segundo término se refiere a especulaciones estructuradas de manera que puedan ser comprobables por experimentación. No se habla de lo que pasará con toda seguridad, sino de lo que podría suceder con base en los datos actuales, y en este sentido pueden entrar las más diversas teorías, siempre y cuando estén bien sustentadas o razonadas, por lo que una simple película de serie B, a pesar de sus crudos niveles de producción o valores artísticos cuestionables, podría usarse como referencia para describir ciertas ideas lo suficientemente creíbles dentro del marco científico; después de todo, nadie ha visto un extraterres-tre o entrado en contacto con él.
El criterio de clasificación de las especulaciones planteadas en el estudio se basó en
tres consecuencias para la humanidad que pudieran tener tales encuentros: benéficas, neutrales o perjudiciales.

No pasa nada
En primer lugar el hecho de encontrar seres inteligentes en otro planeta no implica necesariamente que entremos en contacto con ellos, que sepan de nuestra existencia o quieran comunicarse con nosotros, tal como se describió al inicio de este artículo. El anuncio de un descubrimiento de tal envergadura sería suficiente para causar revuelo, y de hecho quizá la noticia se mantenga 'en boga1 durante una buena temporada, pero debido a las distancias interplanetarias, el obtener nueva información sobre esta civilización podría llevar décadas, generaciones enteras o siglos, por lo que su nivel de importancia dentro de la agenda cotidiana de las naciones poco a poco se desvanecería; simplemente sabríamos que existen, pero no ocurriría nada más. Las reacciones de los diversos niveles de la sociedad implicarían una interacción sin precedentes, ambivalentes en muchos casos; mientras no se establezca la comunicación, algunos sectores religiosos verían la noticia como un desafío a sus creencias, mientras que otros, como las sectas de creyentes del fenómeno OVNI, reforzarían sus ideales, e incluso podrían surgir nuevos cultos basados en esto.
No menos importante sería el debate respecto de lo que se debería hacer, si contactarlos directamente o no, puesto que cualquier movimiento que hiciéramos podría ser mal interpretado por los alienígenas, lo que llevaría a una serie de consensos internacionales para discutir el tema, y sobre todo para saber quién llevaría la responsabilidad de hablar en nombre de la humanidad. Una opción es simplemente observarlos detenidamente para descifrar sus códigos de conducta y evaluar el impacto que podría causar el anunciarnos, aplicando un principio de 'no intervención' hasta que se decida hacer acto de presencia.


¡Hola, terrícolas!
"El primer mensaje que enviaron fue una fórmula: un equipo interdisciplinario, conformado por cerca de mil especialistas en matemáticas, computación, astrobiología y química logró descifrar y sintetizar, tras 20 años de análisis de criptología y pruebas de laboratorio, la fórmula de una sustancia coloidal cuyas instrucciones de fabricación fueron enviados desde Kepler 20f, lo que constituye el primer intercambio de información con una mente alienígena en la historia de la humanidad. Este material, una especie de gel color amarillo cristalino, constituye una de sus fuentes energéticas más comunes, según reporta la NASA, y forma parte del primer bloque de datos decodificado contenido en el llamado 'Mensaje número uno', la serie de radiotransmisiones emitidas desde el distante planeta. Aunque no se sabe con exactitud qué funciones y utilidad tiene en su lugar de origen, se trata de un elemento imprescindible para la supervivencia de sus habitantes, según se dedujo de acuerdo con el análisis de la transmisión, quizá de la misma importancia que el agua tiene para los seres humanos.




Doctrinas OVNI

A la par de tos avistamientos de 'platillos voladores' y la cultura de los objetos voladores no Identificados u OVNI (en Inglés UFO, siglas de Unidentified Flying Object) de la segunda mitad ddsiglo XX, se erigieron dversos grupos pseudoreligiosos que otorgaban a los extraterrestres el papel de dioses o semi dioses que, a través de una persona elegida, trataban de dar a la humanidad un mensaje. Unos cuantos de estos grupos crecieron hasta establecerse como poderosas organizaciones con miles de adeptos alrededor del mundo, y están vigentes aún hoy.
Andreas Grünschtofi, de la Universidad de Góttíngen, Alemania, distingue dos tipos de creencias OVNI. En primer lugar están aquellas en las que los extraterrestres, mencionados como mensajeros de antiguas civilizaciones, representan la puerta que permitirá el perfeccionamiento del hombre y su salvación. En segundo están quienes creen en el 'rapto' o 'abdución final', cuando solo algunos cuantos creyentes serán llevados a otro plano o planeta antes de que la Tierra sea destruida. A la primera pertenecen grupos como The Ground Crew Project, el Movimiento Raeliano, la Iglesia de la Cientología y Ashtar Command; en tanto que el ejemplo más importante de los segundos fue Heaven's Gate (la Puerta del cielo), famosa debido al suicidio de 39 de sus miembros en 1997. Ellos creían que el paso del cometa Hale-Bopp anunciaba la llegada de una nave extraterrestre que rescataría sus almas. Este suicidio colectivo marcó el inido del estudio de las religiones OVNI en las esferas académicas.
"Un Importante atractivo de la creencia OVNI se basa en su capacidad de sintetizar los elementos y partes del sistema esotérico, espiritista, teosofico o cristiano para reconciliarse con la ciencia, la tecnología espacial y la cosmología moderna", explica Grünsdilofi en su ensayo "Cuando entremos en la nave espacial de mi padre". Estas religiones Incorporan conceptos básicos de otras creencias, como la figura de Cristo o el Apocalipsis de las tradiciones cristianas. Sin embargo, la Iglesia Católica no se ha pronunciado de manera oficial respecto de la existencia de vida fuera de la Tierra, ni sobre los grupos religiosos fundados en tomo a esta creencia.
No obstante, algunos de sus miembros han abordado el tema de forma personal, como es el caso de Monseñor Corrado Balducd (1923-2008), teólogo del Vaticano y cercano al Papa y Siervo de Dios Juan Pablo II, quien en diversas ocasiones hizo pública su postura respecto a la existencia de extraterrestres. Para él, ellos formarían parte de la creación de Dios, y no se les debe catalogar como ángeles o demonios.
De forma similar abordan el tema los musulmanes. Dado que en el Corán, su Ubro sagrado, no se menciona que no exista vida en otros planetas, éstos podrían existir sin afectar las creencias Islámicas, pero añaden que esas razas o seres habrían sido creados por Alá, creador del Universo.


Esto sucedería por distintas razones, aunque la más plausible sea la de perplejidad y confusión debido a que, de ser una sociedad primitiva que se mantuvo inerte por millones de años, de repente hemos experimentado una espectacular evolución tecnológica en poco menos de un siglo, una fracción mínima de tiempo en términos galácticos, por lo que han decidido observar nuestros movimientos y comportamiento, permaneciendo neutrales en lo que deciden dar el siguiente paso: ayudarnos, colonizarnos o destruirnos. Mientras tanto, mantienen una colonia en el cinturón de asteroides, y poseen una tecnología capaz de crear una gran 'telón de fondo1 que nos impide detectar otros mundos con vida; esta última idea fue propuesta por el escritor y divulgador inglés, Stephen Baxter, quien lleva esta premisa a un nivel más avanzado al proponer su Teoría del Planetarium: vivimos en una simulación o realidad virtual diseñada para que tengamos la ilusión de que no existe vida inteligente allá afuera, como si estuviésemos en una granja de hormigas. Esta clase de ideas son territorio común dentro de la ciencia ficción, donde hay ejemplos de baja tecnología, como lo sería la película The Truman Show (1998), o de alta tecnología, como IheMaírix(l999) o Darle ü'ty (1998). Esta teoría del zoológico suele ser citada por los seudoex-pertos en OVNIS, sin embargo, una tecnología que lograra crear una simulación de tal envergadura no tendría las 'fallas' a las que suelen referirse estos fanáticos, como avistamientos y secuestros de personas.
Otra alternativa para que los alienígenas pasen desapercibidos ante el escrutinio humano es que tengan una apariencia física completamente distinta a la que suponemos, organismos no necesariamente basados en carbono o hidrógeno. De acuerdo con el planteamiento del astrobiólogo inglés William Baines, podrían existir formas de vida basadas en una bioquímica alternativa, con macromoléculas especiales programadas para captar materia y energía y realizar su propia síntesis con solventes de alcohol, de manera que podrían sobrevivir, por ejemplo, en cualquiera de las lunas de Júpiter. Incluso existiría la posibilidad de que en planetas COQ océanos de nitrógeno líquido éste sirva como base para la existencia de organismos integrados por variantes de silicio.
Más aventurada es la idea de la existencia de seres creados a partir energía pura, aunque sin apariencia física clara, o incluso que sean capaces de desplazarse entre múltiples universos que se intersectan, cuya constitución les permitiera atravesar las diferentes dimensiones alternativas que podrían explicarse con la Teoría de Cuerdas, aunque no podrían ser detectados a simple vista ni interactuar con nuestro mundo. Como ejemplos se puede pensar en las criaturas del panteón cósmico creado por H.P. Lovecraft, seres que se desplazan entre dimensiones donde la Tierra es sólo un portal de paso, y para quienes los humanos somos insignificantes; o el Anabis, concebido por el escritor A. E, van Vogt en su libro El viaje del Bea-gle espacial (1950), una conciencia o entidad energética de proporciones galácticas con la capacidad de absorber la vida de planetas enteros. Por supuesto no se descarta la teoría de que en realidad las inteligencias extrate-rrestres se encuentran muy alejadas como para captar nuestras señales y viceversa. Quizá ellos han enviado mensajes, pero por la distancia llegará muy debilitada, y nuestra tecnología no sería capaz de detectarla.



Llévame con tu líder
"La cuenta regresiva iniciada hace 30 años llegó a su fin. Desde el sorprendente anuncio preliminar de su arribo, los intensos preparativos para recibir a los visitantes procedentes de Kepler 20f resultaron todo un éxito. El hecho, que marca una nueva época en la historia de la humanidad, transcurrió en medio de un ambiente festivo, aunque con incidentes menores provocados por grupos de fanáticos religiosos. Bajo una impresionante cobertura mediática y de seguridad, la recepción de las primeras delegaciones extraterrestres en las 20 ciudades más importantes del mundo fue motivo de júbilo. Cientos de miles de personas se dieron cita en los lugares de desembarco y otras tantas los siguieron durante el recorrido hasta las estancias preparadas especialmente para albergarlos. 'Nunca creí que viviría para contarlo1, opinó un padre de familia con lágrimas en los ojos. A pesar de todo, buena parte de niños, adolescentes y adultos jóvenes, quienes desde el colegio fueron educados con la idea de su existencia y eventual llegada, parecieron menos impresionados que sus padres y abuelos, entre quienes persistía el temor a una posible invasión a gran escala. Las delegaciones, integradas por grupos de 10 keplerianos descritos como 'agentes diplomáticos1, se mostraron indiferentes antes tales manifestaciones. El portavoz de la NASA, uno de los organismos de enlace, explicó de antemano que esta actitud se debe a que en la cultura individualista kepleriana no existen comportamientos similares de índole masiva, aunque de ninguna forma lo consideran como hostil o de mal gusto. 'Se mostraron muy curiosos e hicieron muchas preguntas al respecto1, indicó el oficial. 'Manifestaron su agradecimiento, aunque dejaron muy claro que no harán declaraciones públicas1, agregó. El intercambio de mensajes entre los dos planetas, que se remonta a hace apenas un siglo, indica que el viaje que efectuaron desde su planeta natal se inició hace 600 años".
Saber que no estamos solos en el Cosmos tendría un impacto social sin precedentes. Por primera vez se tendría la certeza de que, contra lo que proclaman tantas religiones, no somos el centro del Universo, y por ello muchas personas se sentirían intimidadas ante tal idea. Cientos de películas de ciencia ficción y terror donde se retrata a los visitantes como criaturas abominables, aunado a relatos paranoicos de miles de fanáticos del fenómeno OVNI, han formado una imagen negativa del aspecto y conducta de estos hipotéticos seres. Sin embargo, el hecho de entrar en contacto con ellos puede resultar benéfico para la humanidad a corto plazo, tal como observa Alien Tough, futurista y profesor emérito de la Universidad de Toronto, Canadá.
De acuerdo con su concepto, dejaríamos la era de la historia de la Tierra para entrar a una 'Era Cósmica' en la que los humanos, al saberse parte de una galaxia en la que existen otros millones de civilizaciones, nos identificaríamos como especie y como 'ciudadanos del Universo' con características únicas. La ciencia tendría así su empuje final, que se demostraría como una herramienta de gran utilidad para "pensar en grande" debido al alcance que podríamos tener gracias a ella (Positive Consequences of SETI Befóte Detection, 46th International Astronautical Congress, 1995).
Por otro lado, el anuncio del descubrimiento de vida extraterrestre implica también un verdadero reto para los gobiernos y medios de comunicación. Cuando en 1997 la noticia del hallazgo de probables restos fósiles de origen marciano en el meteorito ALH84001 provocó una avalancha de especulaciones que sacaron de contexto la noticia, se aprendieron varias lecciones sobre cómo manejar esta clase de información; después de todo, se trataba de restos de ADN que podrían demostrar la existencia al hacerlo podría infectar accidentalmente el aparato receptor -en este caso podría ser la red de computadores en la Tierra-, donde la intrusión del mismo colapsaría miles de máquinas o sistemas que dependen de Internet, haciendo de ésta una de las más peculiares invasiones extraterrestres.


Defensa de la Tierra
"En los últimos meses los centros de conversión voluntaria se han multiplicado por las ciudades del mundo. La cuota que exigen los keplerianos es que al menos 100.000 personas de cada país adopten su religión de manera mensual. Así, cada hombre, mujer y niño que habite la Tierra deberá seguir al pie de la letra el credo kepleriano, un culto solar e híbrido esotérico que, en opinión de los expertos, resulta de una mezcla de creencias similares al culto faraónico del antiguo Egipto. A cambio, los científicos keplerianos ofrecen liberar por completo el código genético que asegure las cosechas de alimentos para resistir los embates climáticos y una cura definitiva para la extraña enfermedad causada por la cepa de la bacteria Legionella. De no satisfacer sus requerimientos, los ejércitos de Kepler 20f tomarán represalias..."
El peor escenario podría cumplirse. El radio-astrónomo y premio Nobel inglés, Sir Martin Ryle, advertía que no era tan buena idea enviar mensajes al espacio, pues lo consideraba altamente peligroso. Hasta el más optimista, Cari Sagan, tenía sus dudas al respecto. Si en algún momento llegáramos a establecer contacto y recibir la visita de otros seres, seguro tendrían su propia agenda, y no sería precisamente amistosa.
De esta forma la industria del entretenimiento ha aprovechado tal desconfianza explotándola en películas donde los visitantes de otros mundos han llegado para esclavizarnos, alimentarse, destruirnos o llevarse nuestros recursos. Sin embargo, ante estas situaciones existen algunos puntos en contra: en primer lugar una inteligencia tan avanzada, capaz de viajar a través de la galaxia con máquinas sofisticadas, no llegaría con propósitos de utilizarnos como mano de obra, como alimento, o de llevarse, digamos, el agua; contarían con la tecnología suficiente para resolver sus problemas de trabajo, síntesis artificial de sustancias y conservación de su entorno.


Sin embargo, una forma de conquista que incluso fue considerada por Sagan, es que los invasores nos mantengan en cautiverio por razones de entretenimiento, y ponía como ejemplo lo que hemos hecho con los animales del circo: "Probablemente los humanos tengamos algún talento relativamente poco común, de lo cual [los alienígenas] no tenían noticia,,,; los leones marinos y las focas, por ejemplo, tienen la habilidad para balancear una pelota en la nariz, lo cual es parte de las razones por las que los mantenemos en cautiverio". La novela satírica Matadero 5 (1969), de Kurt Vonnegut, pone de manifiesto un peculiar ejemplo de esto. Sobra decir que a pesar del armamento moderno con el que cuentan las naciones más poderosas del mundo, cualquier intento de resistencia ante una eventual invasión bélica sería prácticamente inútil; su tecnología avanzada implicaría además métodos de guerra acordes con la misma, para lo cual nunca estaríamos preparados, En otro sentido, quizá podamos topamos con criaturas profundamente religiosas, que se encuentren en un proceso de fanatismo evangeli-zador que los lleve a obligarnos a convertirnos por la fuerza a sus creencias, tal como lo han hecho en su historia el Cristianismo y el Islam, especialmente durante Las Cruzadas, y 'quemar en la hoguera1 a cualquiera que se niegue. En ese tenor también podríamos topamos con inteligencias de carácter 'universalista', cuyos valores choquen con los nuestros, o que consideren que nuestro valor intrínseco como especie sea menor al de otras; si nuestro planeta y sus recursos pueden servir para ayudar a la supervivencia de otras civilizaciones menos favorecidas podrían decidir eliminamos para cedérselos. De la misma manera, si al observar que nuestro acelerado ritmo de crecimiento tecnológico representa una amenaza para otros mundos, no dudarían en destruimos. Quizá nuestro tamaño como especie y planeta representen para ellos sólo un estorbo menor, como una piedra en el camino que podría eliminarse sin mucho esfuerzo, todo en búsqueda de un beneficio mayor para otros; en la novela satírica Guía del autoestopista galáctico (1979), del inglés Douglas Adams, la Tierra es destruida por completo en un instante para abrir paso a una vía del hiperespacio.



Aquí estamos
"Llegaron y se fueron, no hubo despedida. Aún no queda del todo claro cuáles fueron las verdaderas intenciones de la fugaz visita de los keplerianos. Lo cierto es que quizá, según especulan los as-trobiólogos, sea parte de su comportamiento, ya que sus formas y modales eran muy diferentes a los nuestros. Las ciudades donde abandonaron y destruyeron sus naves de desembarco son ahora zonas fantasma que permanecen en cuarentena: al hacerlas explotar antes de irse, millones de fragmentos se esparcieron en un radio de docenas de kilómetros, emitiendo cantidades moderadas de radiación que se ha disipado poco a poco. Se ha arrestado a individuos que, vestidos con trajes especiales, recorren estos vastos y desolados lugares en busca de souveiu'rs para venderlos a buen precio a los turistas y centros de investigación privados. Tal vez tardemos otro siglo en volver a saber de Kepler 20f, no lo sabemos con certeza, y de momento no se han vuelto a recibir mensajes procedentes de ese rincón de la galaxia. Mientras tanto, el combustible cuya fórmula compartieron, está a punto de salir al mercado, y los vehículos y aparatos que aprovecharán sus bondades auguran un mejor futuro para la conservación del ambiente".
En el ensayo "¿El contacto con extraterrestres sería benéfico o dañino para la humanidad?: Análisis de escenarios", los autores aclaran que su trabajo de recopilación, convertido en una de las mejores guías o manual de referencia rápida sobre el tema, tiene sus limitaciones, pues no consideraron el posible impacto que los terrícolas pudieran provocar en otros mundos o inteligencias, en la Tierra misma, y en última instancia en el resto de la galaxia o entidades aún desconocidas por el hombre, temas que serán objeto de estudio en el futuro próximo.


Mientras Kepler 20f y muchos otros exopla-netas se mantengan en la lista de posibles candidatos a albergar vida, no se puede desechar ninguno de los diversos escenarios que se han planteado. Probablemente todos los planetas descubiertos a la fecha sean en realidad inhabitables, o en el caso extremo sus civilizaciones tengan siglos de haberse extinguido. Mientras la búsqueda continúe, las estrategias a seguir permanecerán latentes en tanto no tengamos alguna señal que confirme no sólo la existencia de una sociedad avanzada, sino su punto de vista sobre nosotros, o si al menos saben que hay otros planetas con vida. Pero si la mirada de los astrónomos se mantiene fija en la inmensidad del Cosmos, existen suficientes temas de interés general por los cuales preocuparnos en nuestro propio territorio, como el calentamiento global, el deterioro de los ecosistemas, la inestabilidad económica, la sobrepoblación y el abasto de agua y alimentos. Sólo si somos constantes y suficientemente listos quizás podamos recibir un poco de ayuda de otros mundos para salvar al nuestro.




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