miércoles, 31 de marzo de 2010

¿Es la sábana santa el santo grial?


La Sábana Santa y el mítico Grial son dos de las reliquias más famosas de la cristiandad y, probablemente, los objetos religiosos sobre los que más se ha discutido en los últimos años. Aunque cientos de obras de ficción y artículos de investigación han intentado determinar la autenticidad o la falsedad de ambos, para la mayoría de los estudiosos parece haber pasado desapercibida una cuestión que puede resultar muy esclarecedora: ¿existe alguna relación entre ellos?

¿ES LA SÁBANA SANTA EL SANTO GRIAL?

Especial de Semana Santa
FUENTE: Revista española MAS ALLA Nº 224.


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La tradición cuenta que la Sábana Santa es el lienzo que se utilizó para envolver el cuerpo de Cristo tras su crucifixión. Mateo y Marcos explican, además, que era propiedad de un hombre llamando José de Arimatea.
¿Quién era José de Arimatea? Según los Evangelios, se trataba un rico e ilustre miembro del Sanedrín, un hombre valiente que dio la cara ante Pilatos y le pidió el cuerpo de Jesús para depositarlo en un sepulcro de su propiedad. Los evangelistas relatan cómo él y Nicodemo bajaron de la cruz el cuerpo del ajusticiado, lo ungieron y lo depositaron en la tumba con sus propias manos. El Santo Grial no tiene, por su parte, un origen histórico tan definido; de hecho, no aparece como tal en ninguno de los Evangelios. Habitualmente se lo identifica con el vaso utilizado por Cristo en la Última Cena, que el propio José de Arimatea utilizó para recoger la sangre y el agua vertidos en la unción del cuerpo de Jesús. Así pues, el Santo Grial y la Sábana Santa no sólo aparecen ligados al mismo personaje en su origen, sino que también presentan semejanzas en su propia esencia, pues ambos objetos adquieren su carácter sagrado debido a su íntima relación con la sangre manada del cuerpo de Cristo durante la Pasión.


LOS INICIOS DEL MITO
El mito del Santo Grial surge con fuerza a finales del siglo XII y principios del XIII, principalmente a través de obras escritas en francés y relacionadas con las leyendas artúricas. Algunas de las fuentes fundamentales de la leyenda son el inacabado Perceval o Le conte de Graal de Chrétien de Troyes, el Parzival de Wolfram von Eschenbach –que inspiraría a Wagner su famosa ópera– y otras obras como los poemas de Robert de Boron o la colección de historias Galas en prosa de los Mabinogion. Aunque la historia varía significativamente de un autor a otro, todos los relatos comparten unos elementos comunes. Básicamente, la leyenda del Grial cuenta el proceso de iniciación de un joven e ingenuo caballero que se ve envuelto en la búsqueda de un objeto de propiedades milagrosas custodiado habitualmente por un grupo de caballeros rodeados de un aire de misticismo religioso. Sin embargo, en lo que los relatos no parecen coincidir es en la descripción del Grial, al que se atribuyen diversas encarnaciones: una piedra mágica sobre la que desciende el Espíritu Santo, un amplio recipiente que porta una hostia consagrada e, incluso, una bandeja con una cabeza que exige venganza, según el relato galés de Peredur. El primero que vinculó el Santo Grial al cristianismo fue Robert de Boron, quien en su poema Joseph d´Arimathea lo identificó por primera vez con la copa de la Última Cena. En Parzival, Von Eschenbach abundó en esta misma visión de la reliquia y nos regaló un dato más al denominar templeisen (templarios) a los caballeros guardianes del Santo Cáliz (ver monográfico número 52). El alemán Von Eschenbach cita seis veces como fuente de su magna obra a un trovador llamado Kyot. Algunos autores identifican a éste con el trovador Guiot de Provins, personaje muy conocido que estuvo en la Corte alemana, reclamado por Federico Barbarroja, y que visitó Tierra Santa, donde entró en contacto con el Temple. Este trovador comenzó a escribir en el siglo XIII su obra Bible, en la que dedica a la Orden un centenar de versos. Pero no es ésta su única relación con los monjes guerreros, pues, como su nombre indica, era oriundo de Provins, que se encuentra en Champagne, la tierra de los fundadores de la Orden del Temple Hugo de Payns y el propio Conde de Champagne.

Es más, se sabe que existió una encomienda templaria en la propia Provins. La identificación de los guardianes del Grial con los caballeros de la Orden del Temple se convierte a partir de aquí en una constante que se mantiene en otras obras posteriores. Algunos autores defienden incluso que fueron los propios templarios quienes originaron la leyenda argumentando el hecho revelador de que los primeros relatos que mencionan la reliquia aparecen poco tiempo después de la fundación de la Orden y en la misma zona geográfica de la que provienen sus fundadores: el Languedoc francés.


• La sábana santa y los templarios

A diferencia de lo que ocurre con el mito del Grial, el de la Sábana Santa no nace a partir de relatos mitológicos, sino que contamos con datos muy fiables que avalan su recorrido histórico. La Sábana Santa apareció por primera vez en 1357 cuando la viuda de un caballero francés de nombre Geoffroy de Charny la cedió a la iglesia de Lirey para su veneración pública. Su aparición se vio acompañada desde el primer momento por la polémica y su exposición pública fue prohibida por el obispo Henri de Poitiers. En 1389 el obispo de Troyes, Pierre d´Arcis, llegó a escribir al papa Clemente VII para denunciar la falsedad de la reliquia. A pesar de todo, el Pontífice siguió permitiendo su veneración e incluso concedió indulgencias a quienes peregrinaban para ver el sudario. A partir de aquí, la historia pública de la reliquia y sus avatares hasta llegar a su residencia actual en Turín es bien conocida. El primer lugar, pues, en el que se expone la Sábana Santa es una iglesia de Lirey, pueblo francés perteneciente a la diócesis de Troyes, ciudad de la Corte de Champagne, de la que a su vez habían surgido los fundadores del Temple. El mismo lugar que vio nacer a Chrétien de Troyes y a su Perceval, que daría origen a la leyenda del Grial. Pero no es sólo esto lo que liga a la Sábana Santa con la Orden del Temple. El propietario del lienzo, Geoffroy de Charny, cuya viuda se lo entregó a la iglesia de Lirey, nunca reveló la procedencia de la reliquia. Este dato, unido a la coincidencia de su nombre con el de un importante dirigente de la Orden del Temple, parece sugerir que el sudario podría ser un legado templario.

No hay que olvidar que la Orden del Temple había sido disuelta en 1307 y que era considerada maldita, por lo que confesar la afiliación o la posesión de bienes pertenecientes a ella habría supuesto el encarcelamiento e incluso la muerte. Existen datos históricos anteriores a los expuestos que han sido más discutidos por los historiadores, pero que no resultan menos significativos. La historia más conocida es la que vincula la leyenda de Edesa (ver recuadro en la pág.46) a la Sábana Santa. Según algunos autores, la imagen de Edesa –también llamada Mandylion– y el sudario son el mismo objeto. El hecho de que el Mandylion sea descrito como un retrato del rostro de Cristo y no como una imagen del cuerpo entero se explica porque el lienzo siempre estuvo plegado de manera que sólo mostrara el rostro. De hecho, era conocido también con el nombre de Tetradyplon, que significa “doblado cuatro veces”. Parece seguro que el Mandylion pasó de Edesa a Constantinopla después de que el ejército bizantino se apoderara de él en una campaña contra la ciudad y lo llevara solemnemente a Constantinopla el 16 de agosto del año 944.
En 1203 un cruzado llamado Robert de Clari declaró haber visto en Constantinopla el “sudario en que nuestro Señor fue envuelto”, que, según dijo, cada viernes era mostrado en público para su veneración. La ciudad fue atacada por el ejército cruzado el 12 de abril de 1204 y la reliquia desapareció durante el saqueo. Al parecer, fueron los cruzados, entre los que se encontraba un numeroso grupo de templarios, los que la robaron. De hecho, existe una carta de 1205 dirigida al papa Inocencio III en la que Teodoro Angel Comneno, nieto de Isaac II, emperador de Costantinopla, se queja del saqueo de los cruzados y pide que le sea devuelta la Sábana Santa. Aunque diversos historiadores sugieren que la reliquia fue llevada a Europa y mantenida oculta por la Orden del Temple, la verdad es que a partir de aquí se pierde su rastro hasta su aparición en Lirey.

LAS CONEXIONES
En el sur de Francia, en la región de Plomodiern y junto a la capilla templaria de SainteMarie du Menez-Hom, existe una cruz en el llamado “Campo de la Cruz Roja”. Es la cruz templaria que se menciona en el libro Los grandes lugares templarios en Francia, de Julián Frizot. Este monumento tiene una peculiaridad: bajo la cruz presenta una imagen del Mandylion. La sugerente escultura parece enlazar la imagen de la Sábana Santa (doblada de forma que sólo muestra el presunto rostro de Jesús, tal y como se exponía en Edesa) con uno de los mitos templarios más misteriosos y que más especulaciones han levantado: el Bafomet. Cuando la Orden del Temple fue disuelta una de las acusaciones principales que se esgrimió contra los caballeros templarios fue que adoraban a un supuesto ídolo, al que se describe generalmente como una cabeza con barba (el Bafomet), que recuerda poderosamente la imagen del rostro de Cristo impresa en la Sábana Santa.A este ídolo de origen incierto se le atribuían características como la sabiduría y el conocimiento (ver recuadro en la pág. 46). Para los templarios parecía tener un sentido divino y se decía que “hacía florecer los árboles y germinar la tierra”. Resulta interesante señalar aquí la coincidencia con la leyenda del Grial, del cual también se afirmaba que su desaparición provocaba la falta de cosechas, la hambruna y la guerra.

Si, como parece probado, los caballeros del Temple adoraban al Bafomet, que tenía las mismas propiedades mágicas y milagrosas que se atribuían al Santo Grial, y si dicha imagen era una representación de la Sábana Santa, ¿no parece lógico suponer que las historias del Grial y de la Sábana Santa están íntimamente relacionadas? El Santo Grial y el Bafomet podrían ser el mismo objeto. De este modo, las leyendas que atribuyen a los caballeros templarios la custodia del Santo Grial y los múltiples datos históricos que apuntan a que fueron los poseedores de la Sábana Santa adquieren mayor coherencia.La leyenda del Grial se muestra así como un relato mitológico que, basado en cuentos muy anteriores probablemente de origen celta, idealiza la historia del Mandylion o Sábana Santa. Utilizando una historia real como base y revistiéndola de un carácter mágico y divino, los autores franceses del siglo XII consiguieron con ello plasmar el relato más bello que la historia nos ha legado sobre la búsqueda de la sabiduría y la iniciación espiritual.

BAFOMET O "SABIDURIA"... SEGÚN EL CÓDIGO ATBASH
El código Atbash es un método común de codificación del alfabeto hebreo que consiste en sustituir la primera letra del alfabeto por la última, la segunda por la penúltima y así sucesivamente. Según la teoría desarrollada por el doctor Hugo Schonfield, experto en cuestiones como los manuscritos del Mar Muerto y los templarios, la palabra Bafomet está escrita según este código.

EL ORIGEN DEL MANDYLION: LA LEYENDA DEL REY DE EDESA
La leyenda sobre el Mandylion aparece en el siglo IV recogida por Eusebio de Cesarea, un importante autor conocido como el padre de la Historia de la Iglesia por haber realizado los primeros relatos sobre el cristianismo primitivo. Según cuenta, el rey Abgar V de Edesa, enterado de los prodigios y milagros que Jesús había realizado en Galilea, le escribió aceptándolo como hijo de Dios y le pidió que fuese a su ciudad para curarlo de una terrible enfermedad. Abgar justificaba su petición ofreciendo al Mesías asilo contra los judíos. Al parecer, Jesús respondió que, aunque no podía acudir en persona, cuando hubiese completado su misión terrenal y hubiese ascendido a los cielos mandaría a un discípulo para que le sanase. Tras la muerte del Nazareno, Tadeo, uno de sus discípulos, fue enviado a Edesa portando una tela que llevaba impresos los rasgos faciales de Jesús. Según Cesarea, el rey sanó gracias a las virtudes milagrosas de la tela. Esta imagen fue conocida inicialmente como Tetradyplon y posteriormente como Mandylion.

EL NUEVE : ¿EL NÚMERO DEL SANTO GRIAL?
Llama la atención el hecho de que la tradición señale que los fundadores de la Orden del Temple fueron nueve, con Hugo de Payns a la cabeza, sobre todo si se tiene en cuenta que en realidad fueron diez, contando a Hugo de Champagne. Una cifra que se repite cuando se afirma que los años que permanecieron en el Templo de Salomón fueron también nueve, aunque no todos los historiadores estén de acuerdo con esta última cifra.
En cualquier caso, puede resultar interesante fijarnos por un instante en este número, el nueve, y en su posible significado. Muchos de los primeros escritos cristianos terminaban con el número 99 porque la gematría (suma del valor numérico de los caracteres hebreos) de la palabra amén coincide con dicha cifra. Nueve son las “bienaventuranzas” que Jesús predicó a la muchedumbre en el Sermón de la Montaña. Jesús murió en la hora novena y nueve es el cuadrado de tres, que es el número de la perfección divina y del Espíritu Santo, que representa la llegada de la sabiduría y el conocimiento divino al ser humano. El nueve parece tener en todos estos casos un sentido de finalidad: el fin de un ciclo que conduce al renacimiento en un mayor conocimiento y sabiduría. Si aplicamos este significado simbólico a la historia de la Orden del Temple podría estar indicándonos que aquellos nueve primeros caballeros experimentaron un auténtico proceso de iniciación durante su estancia en Jerusalén que los llevó a alcanzar una revelación y a convertirse en los guardianes de un nuevo conocimiento y sabiduría. Finalmente, no deja de ser curioso, cuando menos, el hecho de que si giramos noventa grados a la derecha un nueve en números romanos el resultado sea algo parecido a una copa. ¿Es el nueve el número del Grial?


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Jesús nunca se creyó el mesías


La idea que tenemos sobre lo que Jesús dijo acerca de su segunda venida es errónea. Según los investigadores más independientes, cuando se refirió al retorno del Mesías en ningún momento insinuó que se tratara de sí mismo. ¿Cómo hemos llegado entonces a tener una visión tan distorsionada de una cuestión tan crucial para los cristianos? ¿Sabremos alguna vez quién es aquel que habrá de juzgar a los justos y a los pecadores?

JESÚS NUNCA SE CREYÓ EL MESÍAS

Especial de Semana Santa
FUENTE: Revista española MAS ALLA Nº 230.


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Si se leen lisa y llanamente los Evangelios y se reflexiona sobre lo que dicen acerca del fin del mundo, se obtiene una imagen más o menos precisa del mismo, cuyos rasgos generales son los siguientes: Jesús de Nazaret es el Mesías, muerto y resucitado, que se tituló a sí mismo “el Hijo del Hombre”, que predijo por lo menos en tres ocasiones su muerte y resurrección y que habrá de venir al final de los tiempos como juez supremo de vivos y muertos. Durante su estancia en Jerusalén en la última semana de su vida, Jesús pronunció un largo discurso en el que vaticinó cuáles serían las señales que acompañarían al final de los tiempos (Marcos 13). Y en otras ocasiones –por ejemplo, durante el juicio sumarísimo al que fue sometido por las autoridades judías– anunció cómo, tras su muerte, estaría sentado a la diestra del Padre y vendría cabalgando sobre las nubes para juzgar a vivos y muertos en el gran Juicio Final (Marcos 14,62).

El resto de los escritores del Nuevo Testamento está totalmente de acuerdo con esta escena y con esta espera, unos más vivamente que otros, de la venida de Jesús como juez. Pablo de Tarso lo expresa con claridad muchas veces, por ejemplo en la Primera a los corintios (15,23): “Todos resucitaremos, pero por orden; primero resucitó Cristo, que es la primicia, y luego los que son de él, cuando [llegue el momento] de su venida”. Especialmente clara es esta doctrina en su Primera carta a los tesalonicenses (3,13): “Para que se afirmen vuestros corazones (...) en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos”. Cómo vendrá Cristo y cómo los fieles aún vivos, entre ellos el mismo Pablo, saldrán a su encuentro en las nubes queda reflejado con toda claridad en la citada carta, en 4,15-5,1. Lo mismo hay que decir de los discípulos de Pablo, uno de los cuales es el autor de la Segunda epístola a los tesalonicenses (que no es ciertamente del apóstol, sino de uno de sus seguidores, que se atreve a corregirle en algunos puntos). Un par de ejemplos tan sólo: “Respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo y nuestra reunión con él (...)no os conturbéis (...) en el sentido de que el día del Señor [es decir, su venida] está cerca” (2,1).

La creencia es la misma, pero, al contrario que el Pablo genuino, el autor no piensa que esa venida esté casi al alcance de la mano. Por su parte, el artífice de la Epístola a los hebreos (que tampoco es de Pablo, sino de alguien más o menos cercano a él) afirma: “Cristo fue ofrecido [en sacrificio] una sola vez por los pecados del mundo, y se aparecerá por segunda vez, esta vez sin relación con el pecado, para salvar a los que lo esperan”. En obras tardías del Nuevo Testamento, otros autores cristianos, como el responsable de la Epístola de Santiago (también desconocido, a pesar del nombre), hablan de la segunda venida: “Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor”. Hay que destacar que, aunque en alguna rara ocasión los autores del Nuevo Testamento mencionan la segunda venida, no se refieren propiamente a una segunda llegada de Jesús tal como era éste en su vida mortal, sino a un Jesús totalmente transformado por Dios y pleno de poderes después de su resurrección. En la primera venida apareció el Jesús carnal, quien, debido a la incredulidad de los judíos, no logró llevar a cabo su misión como Mesías; en la segunda aparecerá transformado en Cristo, el Mesías en su plenitud, con poderes absolutamente irresistibles para cumplir su cometido. El culmen de su tarea será el último juicio, el Juicio Final. Por tanto, no se debe hablar de una primera y una segunda venida de Jesús, sino de una primera venida de Jesús y de una segunda venida de Cristo o, si se quiere, de Jesucristo transformado.



• UN ESCENARIO TERRIBLE

Conforme a la mentalidad judía del momento, todos los autores del Nuevo Testamento (que son judíos, tanto los evangelistas como otros) se imaginan la venida del Cristo triunfante en un cuadro tremendo en el que no faltan los dolores del mundo. El terrible “día del Señor”, otra expresión para ese momento, contempla ya desde el siglo II a.C. con el Libro de Daniel una pelea en el cielo entre ángeles y demonios y la derrota total de estos últimos. Un escenario que prefigura lo que va a ocurrir en la Tierra: todos los pueblos gentiles se aprestarán para la guerra contra los seguidores del Mesías, pero serán derrotados. Antes de esta batalla final ejercitarán sus armas unos contra otros en innumerables guerras con gran derramamiento de sangre. Paralelamente, en el cielo operarán fenómenos parecidos: los astros chocarán entre sí y se producirán catástrofes cósmicas, que a su vez tendrán reflejo en la Tierra, la cual padecerá toda clase de males: “Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá terremotos en diversos lugares, habrá hambre: esto será el comienzo de los dolores de alumbramiento [del día del Mesías]”. “¡Ay de las que estén encintas o criando en aquellos días! (...) Porque aquellos días habrá una tribulación cual no la hubo desde el principio de la creación, que hizo Dios, hasta el presente, ni la volverá a haber” (Marcos 13,8. 17-18).


• EL GRAN JUICIO FINAL

Entonces se producirá la venida del Hijo del Hombre. Marcos la describe así: “Mas por esos días, después de aquella tribulación, el Sol se oscurecerá, la Luna no dará su resplandor, las estrellas irán cayendo del cielo y las fuerzas que están en los cielos serán sacudidas. Y entonces verán al Hijo del Hombre que viene entre nubes con gran poder y gloria; entonces enviará a los ángeles y reunirá de los cuatro vientos a sus elegidos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo” (Marcos 13,24-27). El Evangelio de Mateo precisa aún más la escena: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: ‘Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; era forastero y me acogisteis(...)’ Entonces los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer o sediento y te dimos de beber?’ (...). Y el Rey les dirá: ‘En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños a mí me lo hicisteis’. Entonces dirá también a los de su izquierda: ‘Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer (...)’. Entonces dirán también éstos: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?’. Y él entonces les responderá: ‘En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños también conmigo dejasteis de hacerlo’. E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna”. Para Mateo, evidentemente, el Hijo del Hombre es Jesús (25,31-46).


• ¿UNO O VARIOS MESÍAS?

Los historiadores independientes del cristianismo primitivo no dudan que el Jesús histórico pensaba que el fin del mundo iba a ser más o menos de este modo. Es decir, suscribiría al cien por cien lo que hemos descrito hasta el momento. Sin embargo, no están en absoluto seguros de que este mismo Jesús pensara que “el Hijo del hombre” que vendría a juzgarnos iba a ser él mismo. Opinan, por el contrario, que si bien es cierto que sí creyó ser el heraldo de la venida del reino de Dios, al hablar del Mesías, del “Hijo del Hombre”, no se refería a sí mismo, sino a una especie de “ayudante” de Dios para los momentos finales. Probablemente esta afirmación resultará muy extraña para la mayoría, pero se corresponde mucho más con la verdad histórica, según los investigadores más independientes. Entonces, si elprotagonista de la segunda venida no es Jesús y si ni tan siquiera él lo creía así, ¿quién es? En realidad no lo sabemos. Hay que buscar la respuesta en los textos judíos de la época que muestran concepciones parecidas. Pero ahí varían las opiniones, porque los libros judíos más o menos contemporáneos de los Evangelios que albergan creencias similares –el Apocalipsis de Baruc, el Libro IV de Esdras, el Libro de las Parábolas de Henoc y, un par de siglos antes, el Libro de Daniel– mantienen posturas divergentes sobre la identidad del Mesías.

• ¿“HIJO DE HOMBRE” O “EL HIJO DEL HOMBRE”?

Pero ¿cómo llega el cristianismo primitivo a interpretar a Jesús como “el Hijo del Hombre” futuro? No es fácil dar una respuesta. Lo que está claro es que, partiendo de la firme creencia de que el Maestro ha sido resucitado por Dios, toda la Teología cristiana primitiva reinterpreta la figura del Jesús terrenoidealizándola, sublimándola y, en último término, divinizándola. Dentro de este proceso, que se denomina técnicamente de “exaltación”, se incardina el que ahora estamos considerando. Los pasos pudieron ser los siguientes:
1.- Probablemente se partió de una premisa clara y comprobable históricamente: para autodenominarse y aludir modestamente a sí mismo, Jesús empleó esta enigmática frase: “Este hombre que está aquíy os habla”. Esto es algo de lo que no cabe duda, pues aparece atestiguado en muchas ocasiones en los Evangelios y era un uso de la lengua arameade su época, aunque poco frecuente. Ejemplo: Marcos 2,28.
2.- Jesús, influido por y de acuerdo con la tradición del Libro de Daniel, habló de una figura humana, un “Hijode Hombre” que habría de venir ennombre de Dios como juez de vivos y muertos. Ejemplo: Marcos 8,38.
3.- Cuando los dichos de Jesús se tradujeron del arameo al griego por necesidades del proceso misionero se cometió un error de traducción que tuvo graves consecuencias. En vez de “Hijo de Hombre” (sin artículo alguno) se tradujo “el Hijo del Hombre” (con dos artículos). Esto llevó a pensar que la frase –poco inteligible para un griego corriente– significaba no un hombre corriente, sino uno con características especiales.
4.- La errónea traducción al griego condujo muy pronto a relacionar la expresión “el Hijo del Hombre” con la misteriosa figura del “Hijo de Hombre” del Libro de Daniel (7,13). Este personaje apocalíptico, que desciende a la Tierra desde el cielo para recibir en ella “el imperio, el honor y el reino”, es decir, para implantar el reino de Dios, tiene en común con el Jesús de la Historia el hecho de que el núcleo central de la predicación de éste era precisamente la venida del reino de Dios.
5.- Después de haberse extendido entre los seguidores de Jesús la firme creencia en la resurrección de éste, los maestros cristianos primitivos afirmaron que Jesús, como Mesías especial e “Hijo del hombre” (¡él mismo había utilizado la expresión!), habría de venir sobre las nubes del cielo (Dn 7,13)... naturalmente para juzgar a todas las naciones, como se deduce de la continuación de este versículo en el mismo pasaje del Libro de Daniel.
6.- Este paso teológico se observa en dos pasajes de los Hechos de los Apóstoles. Según Lucas, en el momento en el que los judíos lo estaban apedreando precisamente por formular una teología nueva y peligrosa que exaltaba en demasía a Jesús, el diácono Esteban exclamó: “He aquí que veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios”. Esta frase implicaba ya una unión de la figura de Jesús con el “Hijo de Hombre” citado en el Libro de Daniel. La misma idea se complementa con la función de juez futuro que le atribuye Pedro en un discurso en Cesarea ante paganos: “Dios nos ha mandado que predicáramos al pueblo y que testificáramos que Él, Dios, lo ha puesto como juez de vivos y muertos”.
7.- Con esta creencia, los profetas cristianos, que estaban convencidos de que el fin del mundo estaba muy cerca y de que Jesús como Cristo habría de venir en seguida a implantar el reino de Dios, hablaron en nombre del Maestro en primera persona, anunciando que había que creer en él si se quería escapar del castigo en el final de los días. Por ejemplo, algo parecido a: “Veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios y viniendo en las nubes del cielo”.
8.- Después, los oráculos de estos profetas pronunciados en nombre de Jesús pasaron a la tradición que recogía las palabras de éste como si los hubiera dicho realmente Jesús en su vida terrena.
9.- Finalmente, el evangelista Marcos los reunió y mezcló en su obra, que fue copiada por Lucas y Mateo. De este modo la expresión “Hijo de Hombre” pasó de ser una modesta designación de Jesús sobre sí mismo a convertirse en un título mesiánico –“el Hijo del Hombre”– con características especiales: precisamente las que le atribuye el Libro de Daniel como juez final de vivos y muertos.
10.- Fue entonces cuando se reinterpretaron los dichos del Jesús histórico que contenían esa expresión neutra y modesta añadiéndoseles –por obra de profetas cristianos– otros que anunciaban, como si fuesen profecías anteriores, lo que ya era sabido: la muerte y la resurrección. Créase o no, la hipótesis expuesta anteriormente es la que, con más o menos variantes, manejan los inves- tigadores independientes.

• JESÚS NO ES EL JUEZ DEL JUICIO FINAL

Curiosamente, en la tradición evangélica que ha llegado hasta nosotros, los dichos de Jesús que hablan de su pasión, muerte y resurrección como “el Hijo del hombre” no se mezclan jamás con los que se refieren a su función como juez final. Es decir, los vaticinios de la pasión nunca hablan de la parusía/segunda venida, y viceversa. La historiografía crítica ha deducido de este hecho que en un principio las dos clases de dichos fueron independientes. Por tanto, cuando Jesús pronunció ciertas afirmaciones sobre un “Hijo de Hombre” como juez trascendente y final, se refería a un personaje que no era él mismo. Un ejemplo claro de la distinción es Marcos 8,38: “Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles”. Estas distinciones entre los dichos sobre “el Hijo del Hombre” y los juicios históricos sobre ellos, tan contrarias a lo que se deduce de una mera lectura de los Evangelios, son un producto de la crítica. Los Evangelios sinópticos no hacen distinción alguna entre estas tres clases de dichos (los símbolos de modestia, los que tratan de la pasión y la resurrección y los que hablan del Juicio Final) y el lector sencillo tampoco, adscribiéndolos, erróneamente, al Jesús histórico. Porque muy probablemente no fue así. En conclusión, en la doctrina cristiana sobre la segunda venida del Mesías como juez de vivos y muertos el cristianismo primitivo se muestra muy afín a lo que pensaba el judaísmo antes y después de la muerte de Jesús. La única novedad es que adjudica a éste –equivocadamente, como hemos visto– la función de juez final una vez que se hace firme la creencia en su resurrección, atribuyéndole también el papel del Mesías. Pero muy probablemente éste no fue el pensamiento del Jesús histórico. Los Evangelios apócrifos no aportan nada nuevo respecto a esta doctrina.

• EL JUICIO FINAL: ASÍ LO RELATA EL APOCALIPSIS

El Apocalipsis describe así el Juicio Final: “Vi un gran trono blanco y al que estaba sentado sobre él. El cielo y la tierra huyeron de su presencia sin dejar rastro. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono; fueron abiertos unos libros, y luego se abrió otro libro, que es el de la vida; y los muertos fueron juzgados según lo escrito en los libros, conforme a sus obras. Y el mar devolvió los muertos que guardaba, la Muerte y el Hades devolvieron los muertos que guardaban, y cada uno fue juzgado según sus obras. La Muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego (este lago de fuego es la muerte segunda), y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego” (20,11-15).

• LA IDENTIDAD DEL MESÍAS SEGÚN...

Los textos judíos contemporáneos a los Evangelios no coinciden a la hora de identificar al Mesías:
El Libro de Daniel (capítulo 7) se refiere a una figura indeterminada y confusa, un ayudante de la Divinidad con forma de hombre que está al lado del trono de Dios.
El Libro de las Parábolas de Henoc (en la actualidad incorporado como capítulos 37-71 al actual Libro I de Henoc) identifica al Mesías con el profeta Henoc, “el séptimo varón después de Adán”, un ser semidivinizado que también está sentado a la derecha de Dios y que tiene poderes especiales para implantar el reinado de éste sobre la Tierra.
El Libro IV de Esdras habla de un ser humano misterioso: una figura como de hombre que sale del corazón del mar.
El Apocalipsis de Baruc hace referencia a un hombre normal, pero con atributos de guerrero fuerte y despiadado con los malvados (capítulos 29 y 30).


• LA SEGUNDA VENIDA... EN LOS EVANGELIOS APÓCRIFOS

¿Qué dicen los Evangelios apócrifos de la segunda venida de Jesús? En realidad, muy poco, y además en la línea de los Evangelios canónicos, lo que es una prueba más de que estos textos no suelen ser fuentes independientes y fiables para reconstruir al Jesús histórico. Por tanto, o bien admiten el cuadro cristiano primitivo, tradicional, para la segunda venida –incluidos algunos textos de Nag Hammadi como el Apocalipsis de Pedro (78,25): “Los malos operarios serán arrojados a las tinieblas exteriores lejos de los hijos de la luz. Pues ni ellos entrarán [en la luz] ni tampoco lo permiten a otros para recibir la liberación”–, o bien la interpretan en un sentido gnóstico. Sólo presentamos tres ejemplos:

- El Evangelio de Tomás copto hace referencia, en su logion 3, a la creencia común cristiana en la parusía: “Jesús dijo: Si os dicen vuestros guías: mirad, el Reino está en el cielo, entonces los pájaros del cielo os prece derán. Si os dicen: está en el mar, entonces los peces os precederán. Pero el Reino está dentro de vosotros y está fuera de vosotros. Cuando os lleguéis a conocer, entonces seréis conocidos y sabréis que vosotros sois los hijos del Padre Viviente. Pero si voso tros no os conocéis, entonces vosotros estáis en pobreza y vosotros sois la pobreza”. Este dicho atribuido a Jesús es una negación de la doctrina común cristiana de acuerdo con los principios gnósticos. El gnosticismo es una mística de introversión que rechaza toda escatología sobre el futuro, en la que no cree.

- El Evangelio de Felipe, también de la colección de textos gnósticos de Nag Hammadi, refleja la creencia en el paraíso (el “descanso”) y alude a una suerte de lugar intermedio, parecido al purgatorio, para las almas no totalmente purificadas. En sí nada dice de la segunda venida del Revelador: “O está [el hombre] en este mundo, o en la resurrección, o en los lugares de la Mediedad (...). En este mundo hay bien y hay mal; sus bienes no son el bien y sus males no son el mal. Pero hay males después de este mundo que son verdaderos males. Mientras estemos en este mundo nos conviene adquirir la resurrección, a fin de que cuando nos despojemos de la carne seamos hallados en el reposo y no hayamos de deambular en la Mediedad –pues numerosos son los que se extravían en el camino–. Pues es bueno salir del mundo antes de haber pecado” (66, 8-25). (La denominada ‘Mediedad’, que para los creyentes normales es el estado intermedio de felicidad, es la muerte para los gnósticos).

- Según relata Ireneo de Lyón en su obra Contra las herejías I 7,1, el gnóstico Ptolemeo enseñaba acerca de la consumación final: “Cuando toda la simiente [los gnósticos] haya alcanzado la perfección [al fin del mundo] dejará la región de la Mediedad y entrará en el Pleroma (...)siendo entero el Pleromala cámara nupcial
(...). Los espirituales se despojarán de sus almas y pasarán a ser espíritus inteligibles y entrarán sin tropiezos e invisiblemente en el Pleroma, destinados a ser esposos de los ángeles que están en torno al Salvador. Asimismo las almas de los justos [los creyentes normales, no gnósticos, que no tienen espíritu] hallarán el reposo en la región de la Mediedad, pues nada psíquico puede entrar en el Pleroma”.

• ¿SABÍAS QUE...

...en el Apocalipsis no aparece la palabra “venida” (en griego, parousía)? A pesar de ello, el texto refleja el mismo contenido y creencias que el resto del Nuevo Testamento en lo referente a la segunda venida de Jesús. De hecho, todo el final del libro está transido de los dos grandes combates entre el Cordero de Dios (Jesús) y el Diablo, cuya derrota es absoluta en ambos casos. Finalmente se produce la escena del Juicio Final, que preside el Cordero (capítulos 19-21).


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¿Tuvo hijos Jesús?


Aunque se ha escrito mucho sobre la presunta relación amorosa entre Jesús y María Magdalena que –según algunos autores– se refleja en los Evangelios gnósticos, un análisis detallado de estos escritos parece conducirnos por otros derroteros no menos “subversivos”. Y es que, lejos del rol de amante esposa y madre de los hijos del Mesías que muchos le atribuyen, la Magdalena podría haber sido la discípula perfecta –y favorita– de Jesús. ¿Cuál de las dos funciones es más revolucionaria?

¿TUVO HIJOS JESÚS?

Especial de Semana Santa
FUENTE: Revista española MAS ALLA Nº 210.

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María Magdalena es la mujer que más veces se nombra en los Evangelios canónicos: diecisiete, contando repeticiones y variantes de los textos. En los Hechos de los apóstoles la Magdalena no aparece en absoluto. Sin embargo, de todos los pasajes evangélicos sólo uno, Lucas 8, 1-2, se refiere a la Magdalena durante la vida pública de Jesús: "Acompañaban a Jesús los Doce y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana..., Susana y otras muchas que le servían con sus bienes”. A esto se reduce todo. Las mujeres seguían a Jesús porque habían sido curadas de enfermedades psíquicas (“espíritus malignos”) o de otras dolencias y seguramente también porque les atraía su predicación. A pesar de lo escueto de la noticia, se puede deducir del texto lucano que la Magdalena ocupaba una cierta posición relevante entre esas mujeres: se la nombra en primer lugar y se la señala con su nombre gentilicio. El que ayudara a Jesús “con sus bienes” indica que gozaba de una cierta libertad –bien porque fuera soltera o viuda o bien por ser mujer de un marido magnánimo– y que poseía suficientes bienes materiales. Pero el texto no señala ninguna relación especial de la Magdalena con Jesús.


LOS INICIOS DEL MITO

Los inicios del mito de la Magdalena comienzan tardíamente (hacia el siglo VI) con la confusión de su persona –especialmente en la Iglesia de Occidente– con otras Marías de los Evangelios o con mujeres anónimas. Así, se amalgama su figura con una pecadora sin nombre (Lc 7, 36-50), con una mujer adúltera a la que Jesús perdona (Jn 8, 2-11), sobre todo con María de Betania (Jn 11) y finalmente con otra mujer anónima de la misma Betania, que unge a Jesús antes de su muerte en casa de Simón el leproso (Mc 14-39). De todas estas mujeres distintas la tradición tardía hace una sola. Además, vence el aspecto negativo y desde el siglo VI se presentará a la Magdalena –al menos en la Iglesia occidental– como una prostituta arrepentida... lo que está bien lejos de la verdad. Pero ¿por qué esta confusión? 

Estrictamente no lo sabemos. Probablemente por comodidad y deseos de simplificación ante la diversidad de personajes con rasgos similares. ¿Hubo, además, alguna intención expresa de alterar la imagen de la Magdalena, por ejemplo de silenciar alguna relación especial con Jesús, de eliminar de la Iglesia el papel relevante de las mujeres o algo por el estilo? Sería posible, pero tampoco lo sabemos, aunque las hipótesis y las fantasías no faltan. Pero son sólo eso: hipótesis.


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¿ESTUVO LA MAGDALENA EN LA ÚLTIMA CENA?


Ni Pablo, en su Primera Carta a los Corintios (11, 17-34), ni el Evangelio canónico más antiguo, el de Marcos, redactado probablemente en el año 71, recogen la presencia de mujer alguna en la Última Cena y en la institución de la Eucaristía (Mc 14). Ni siquiera se menciona a la madre de Jesús. Por tanto, como no tenemos más fuentes, también es una mera hipótesis que María Magdalena asistiera a ese importante evento o que desempeñara en él algún papel relevante como mujer con lazos especiales con Jesús, como se ha sostenido. 



DURANTE LA PASIÓN Y LA RESURRECCIÓN
Por el contrario, el papel de la Magdalena queda resaltado por los evangelistas en los momentos finales de la vida de Jesús, aunque sin atribuirle la destacada función que le han adjudicado modernos autores. Pablo, que escribe su mencionada 1 Corintios poco más de veinte años después de la muerte de Jesús –por tanto, bastante antes que los Evangelios– desconoce por completo el papel de la Magdalena como primer testigo de la Resurrección: Jesús resucitado se apareció en primer lugar “a Cefas/Pedro, después a más de quinientos hermanos a la vez... luego a Santiago, más tarde a todos los apóstoles (los Once/Doce) y en último término se me apareció también a mí, como a un abortivo” (15, 5-8). 

Es decir, Pablo nada sabe de cualquier aparición preferencial del Salvador a la Magdalena. Por su parte, el primer Evangelio, el de Marcos, concluye del siguiente modo: tres mujeres, Magdalena, María la de Santiago (¿su madre?) y Salomé van a la tumba de Jesús para ungir su cadáver. La encuentran vacía y se les aparece un ángel que les dice: “No os asustéis. Buscáis a Jesús de Nazaret (...) Ha resucitado (...) Id a decir a sus discípulos y a Pedro que irá delante de vosotros a Galilea: allí lo veréis, como os dijo. Ellas salieron huyendo del sepulcro, pues un gran temblor y espanto se había apoderado de ellas, y no dijeron nada a nadie porque tenían miedo”. 

Como se ve, la primera tradición evangélica no dice que mujer alguna fuera la beneficiaria de la primera aparición de Jesús tras su muerte y niega expresamente que la féminas asumieran la función de transmisoras de tan importante noticia. En otras palabras, esta primera tradición no abona en absoluto la imagen posterior de una Magdalena “apóstola de los apóstoles”.


CORRECCIONES Y AÑADIDOS AL EVANGELIO DE MARCOS
El abrupto final del Evangelio de Marcos, tan negativo, suscitó una fuerte reacción entre los escritores cristianos posteriores. Ésta se manifiesta de varios modos: en las correcciones a la imagen de las mujeres por parte de Mateo, Lucas y Juan y en el añadido tardío de un final suplementario al primer Evangelio (el texto de Mc 16, 9-20). Así, Mateo 28, 8 afirma todo lo contrario a Marcos: “Las mujeres partieron a toda prisa del sepulcro (vacío) con miedo y gran gozo y corrieron a dar la noticia a los discípulos”. 

Lo mismo sucede en Lucas 24, 9-11: “Regresando del sepulcro anunciaron todas estas cosas a los Once y a todos los demás...”. Ni Mateo ni Lucas dicen que las mujeres fueran agraciadas con una aparición del Resucitado. Sólo vieron a un ángel. En lo que respecta a la “ampliación” Evangelio de Marcos, ésta se produjo cincuenta o más años después de la conclusión del texto original y fue obra de un escritor anónimo que añadió los versículos 9-20. 

Con un estilo muy diferente, el anónimo interpolador se inspira en Mateo, Lucas y Juan y contradice descaradamente el texto anterior del propio Evangelio al sostener que las mujeres sí anunciaron la nueva de la resurrección a los discípulos. Luego agrega otras noticias que toma decididamente de los otros Evangelios. Del de Juan –y en contra de los de Mateo y Lucas– recoge la idea de que Magdalena fue la afortunada que presenció la primera aparición del Resucitado (Mc 16, 9); del de Lucas toma las noticias de que Jesús había expulsado siete demonios de la Magdalena y de que se había aparecido a los discípulos de Emaús (Mc 16, 12) y del de Mateo asume el encargo de la misión universal de los apóstoles (Mc 16, 15-18). 

Queda claro, por tanto, que en el siglo II, y gracias al Evangelio de Juan, se había impuesto ya la idea –contraria a la tradición defendida por Pablo y el Evangelio de Marcos primitivo– de que la Magdalena era una persona importante en el entorno de Jesús. Gracias a esta rectificación y al acto osado del interpolador que manipuló el primitivo texto de Marcos, Magdalena adquiere una posición dominante entre las mujeres del entorno de Jesús. 

• Interpretar el evangelio de Juan

El Evangelio de Juan es un escrito difícil, misterioso y profundamente diferente a sus predecesores. Es un texto que conoce la tradición anterior a él pero que la reinterpreta, la reescribe, la alegoriza y la carga de símbolos buscando siempre el lado más profundo, espiritual y místico de la figura de Jesús. Igual ocurre cuando dibuja a María Magdalena. El autor del IV Evangelio invierte a menudo lo que han dicho sus predecesores. En él la primera referencia importante a la Magdalena aparece en 19, 25: “Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Clopás, y María Magdalena”. 

Una escena que, tal como la pinta el evangelista, no puede ser plenamente histórica. Resulta inverosímil que en una ejecución pública de tres personas peligrosas los romanos permitieran a los familiares de los ajusticiados estar al pie de la cruz. Éstos, a lo sumo, podían permanecer a mucha distancia de los ajusticiados y tras un fuerte cordón de soldados. Entonces, ¿qué quiere significar el evangelista situándolos al lado mismo de la cruz? Claramente, dar cuerpo a la idea de que, mientras los demás discípulos huyen, los parientes de Jesús y María Magdalena le son fieles, arriesgando incluso su propia vida. Este dato sí puede ser histórico: que la Magdalena fuese especialmente fiel a su Maestro mientras los demás discípulos, varones, huían en desbandada.

¿UNA ESCENA IDEAL?
El capítulo 20 de este IV Evangelio, que trata del día de la resurrección de Jesús, es sorprendente. La historia es bien conocida: Magdalena corre al sepulcro para ngir el cadáver del Maestro; lo halla vacío; se lo comunica a Pedro; vuelve al sepulcro y allí, cuando está dispuesta a todo para recuperar el cadáver, se le aparece Jesús a ella sola. No lo reconoce hasta que escucha su voz. Quiere tocarle, pero Jesús no se lo permite con palabras misteriosas: “No me toques porque aún no he subido al Padre”. Esta escena es bella, pero ¿es real? 

Hoy día la inmensa mayoría de los estudiosos están de acuerdo en que este relato es probablemente una escena ideal, es decir, no histórica, compuesta más con la intención de transmitir teología que historia. Pero ¿que significa? Lo importante para el evangelista en este caso es poner de relieve que la mujer pasa de un estado de fe imperfecta (no piensa que Jesús ha resucitado, sino que han robado su cadáver) a otro de fe perfecta gracias a las palabras del Revelador. “Maestro mío” es la frase con la que se dirige a Jesús. Es decir, lo proclama su salvador por medio de la enseñanza reveladora. 

María pasa también del deseo imperfecto de querer retener al Revelador en el mundo terrenal (simbolizado por su deseo de tocarlo) a aceptar la enseñanza de que Él ya no pertenece al mundo de la materia. Mientras esté aquí, en el mundo, tras la resurrección, se presentará a los discípulos y les enseñará. Luego subirá al Padre. Pero, como decimos, es muy probable que la escena no sea histórica, ya que contradice el testimonio de Pablo y el Evangelio de Marcos genuino. Queda en pie, sin embargo, el hecho de que Juan escoja a María Magdalena, y no a otra mujer, para transmitir la noticia de la resurrección. 

¿Por qué a ella? No lo sabemos, pero sí podemos afirmar que es inútil ver en la escena cualquier significado erótico. Ello sería no entender el IV Evangelio. Ahora bien, sí hay que admitir que esta escena “ideal” se justifica si la Magdalena tenía una especial relación de discípula respecto a Jesús. Pero sólo eso. Aunque no se corresponda con la realidad histórica, esta rectificación del IV Evangelio presentando a María como la primera mujer que ve al Resucitado y que transmite la noticia a los apóstoles (lo que la convierte en “apóstola de los apóstoles”) tuvo una gran aceptación y dio pie a que los autores de los Evangelios apócrifos gnósticos, que apreciaban mucho el IV Evangelio, desarrollaran esta idea.

¿SABÍAS QUE?

Los Evangelios gnósticos presentan un cristianismo que no excluye a la mujer por motivos de sexo, cuestionando así el poder exclusivo de los discípulos varones? Sin embargo, mantienen también la opinión de que lo femenino es signo de imperfección, es decir, de la perversa materia, y sólo es redimible cuando se hace “masculino”. 



PREGUNTAS CON RESPUESTA: UNA "ALUMNA MUY AVENTAJADA"

Hay algunos textos apócrifos que enfatizan la sabiduría de la Magdalena. Es el caso del Diálogo del Salvadordonde se la menciona doce veces como interlocutora de Jesús, a quien formula preguntas diversas. La más interesante es la cuestión 60 (BNH II 183): “Dime, Señor, ¿para qué he venido a este lugar? (...) Dijo el Señor: Tú manifiestas la abundancia del Revelador”. La respuesta es enigmática, pero se refiere sin duda a la excelencia de la discípula perfecta, María, que todo lo entiende bien.


¿DISCRIMINADOS?: LOS CELOS DE LOS APÓSTOLES
En los Evangelios gnósticos los celos de los apóstoles respecto a María Magdalena apoyan la hipótesis de la discípula perfecta. Así, en el Evangelio de Felipe, cuando éstos se manifiestan celosos, Jesús les sugiere que se hagan esta pregunta: “¿Por qué no os amo a vosotros como a ella?” (BNH II 35). La pregunta implica la siguiente respuesta: si los Doce logran ser tan buenos discípulos del Salvador como la Magdalena, éste los amará tanto como a ella. Como se ve una vez más, el contenido erótico está ausente. 


EL MATRIMONIO SEGÚN EL EVANGELIO DE FELIPE
El Evangelio de Felipe, uno de los textos gnósticos donde más se abunda en la relación entre Jesús y la Magdalena, ofrece una estimación muy negativa del matrimonio y el sexo. El matrimonio físico –dice– es una mancha (65, 1 = BNH II 36) que mancilla al ser humano y que se opone al matrimonio espiritual, que es inmaculado. El segundo es puro y el primero, carnal y material, es decir, degradado y pésimo; el segundo pertenece a la luz y el primero a las tinieblas (81, 20- 82, 15 = BNH II 48). 


LOS HECHOS APÓCRIFOS DE LOS APÓSTOLES: MAGDALENA, LA GRAN AUSENTE
En los primeros y más importantes Hechos apócrifos de los apóstoles –“historias” noveladas donde se cuentan las andanzas misioneras de Pedro, Pablo, Andrés, Juan y Tomás, y sus martirios– la figura de María Magdalena está ausente por completo. Estos Hechos apócrifos, continuadores de la obra de Lucas, son los mejores representantes de la teología popular cristiana desde el año 140 hasta el 250 aproximadamente, que es su fecha de composición. Aunque los personajes principales de estas obras son, además de los apóstoles, mujeres que obran independientemente, ninguna de ellas menciona a la Magdalena. 


MÁS DATOS

- "Textos gnósticos". Biblioteca de Nag Hammadi (I, II y III). Antonio Piñero (editor), José Montserrat, Francisco García Bazán, Fernando Bermejo y otros. Editorial Trotta. Madrid, 2001. 


• La mejor de los apóstoles 

MARÍA MAGDALENA EN LOS EVANGELIOS GNÓSTICOS
Los Evangelios gnósticos fueron descubiertos en 1945 en Nag Hammadi, cerca de Luxor (Egipto), y así es como se refleja en ellos la figura de María Magdalena: 

- En el Evangelio de Tomás se menciona dos veces a María (Magdalena), en las sentencias 21 y 114 (BNH II 83 y 97). Dice así: “Dijo María a Jesús: ¿A quién se parecen tus discípulos? Él dijo: Son semejantes a niños pequeños...” (21). Dice Pedro: “Que salga María de entre nosotros porque las mujeres no son dignas de la vida. Jesús dijo: Mirad: yo la impulsaré para hacerla varón, a fin de que llegue a ser también un espíritu viviente semejante a vosotros los varones; porque cualquier mujer que se haga varón entrará en el reino de los cielos”. El significado de este último texto es: todo espíritu que no tiene la revelación perfecta (la gnosis) es femenino y por tanto imperfecto (para los gnósticos lo femenino simbolizaba la materia, el escalón más degradado del ser). Mientras los discípulos varones habían recibido la revelación/gnosis, a María Magdalena le queda aún un camino por recorrer. Por tanto, aquí aparece María muy lejos de ser la discípula que recibe los misterios más sublimes del Salvador. Otros los han recibido antes. 

- El Primer Apocalipsis de Santiago la presenta también como discípula gnóstica de Jesús junto con otras cuatro mujeres, aunque sin distinción especial alguna (BNH II 94). 

- En el Evangelio de María Pedro admite que ella “conoce ciertas palabras del Salvador que nosotros no hemos oído” (BNH II 135). 

- En el tratado gnóstico titulado Pistis Sophia, donde el autor cuenta cómo, tras la resurrección, Jesús se pasa doce años adoctrinando a sus discípulos, se le formulan al Revelador 46 preguntas, de las cuales 39 están planteadas por María Magdalena. Esta proporción da idea de que la Magdalena está al mismo nivel de sabiduría gnóstica, o superior, que los otros apóstoles. 

- En Sabiduría de Jesucristo se afirma que sólo los doce apóstoles y siete mujeres (sin mencionar sus nombres) siguen a Jesucristo tras su muerte. Desde Jerusalén se retiran a Galilea y allí se les aparece el Salvador como el Gran Espíritu Invisible, bajo la forma de una gran luz. Más tarde, en el texto habla María 

Magdalena, con lo que sabemos que era una de las siete. De nuevo, y al mismo nivel que los apóstoles Mateo, Felipe y Bartolomé, María formula dos preguntas a Jesús (sobre la diferencia esencial entre lo corruptible y lo incorruptible y sobre la suerte de los gnósticos: BNH II 197 y 204) y recibe la respuesta del Maestro. Así pues, encontramos una vez más la misma relación Maestro/Revelador gnóstico-discípula perfecta. Pero nada más. 

Hay dos Evangelios –el de María y el de Felipe– que, además del aspecto del discipulado, destacan un especial afecto de Jesús por María Magdalena: 

- El Evangelio de María, datado entre los años 150 y 200, está escrito por un autor desconocido que, desde luego, no es María (Magdalena, aunque siempre se la denomina por su nombre, sin más). En este escrito María consuela a los discípulos, que sienten la ausencia de Jesús. Pedro confiesa que el Salvador “la ama más que las demás mujeres” y que ha sido agraciada con conocimientos que los demás ignoran (BNH II 135). Luego le pide que transmita lo que sabe y ella refiere una visión y comunica a los apóstoles las enseñanzas secretas acerca de cómo las almas ascienden al cielo. Al concluir, Pedro se enfada con María y le dice: “¿Ha hablado Jesús con una mujer sin que nosotros lo sepamos?... ¿Es que la ha preferido a nosotros? Entonces María se echó a llorar... Pero Leví habló y dijo a Pedro: ‘Siempre fuiste impulsivo. Ahora te veo ejercitándote contra una mujer como si fuera un adversario. Sin embargo, si el Salvador la hizo digna, ¿quién eres tú para rechazarla? Es cierto que el Salvador la conoce perfectamente; por esto la amó más que a nosotros’” (BNH II 137). Parece claro por el contexto que la expresión “la amó”no erótica alguna. Jesús la ama porque ella “conoce”: acepta su revelación o “gnosis”. De nuevo María es sólo la discípula perfecta, tal y como lo es Santiago en sus dos Apocalipsis o Tomás en el Evangelio de Tomás. 

- El Evangelio de Felipe es el más explícito en el tema del afecto entre Jesús y la Magdalena. A este especto, el primer pasaje importante (59, 6-11: BNH II 31) es: “Tres mujeres caminaban siempre con el Señor: María, su madre, la hermana de ésta, y Magdalena, denominada María es su hermana y su madre, y es su compañera”. El texto es, cuando menos, ambiguo y de difícil interpretación. Además, en los escritos de Nag Hammadi los términos copto/griegos koinonós y hotre empleados por el autor para referirse a la “compañera/consorte” valen para designar tanto una unión sexual como una unión espiritual de un gnóstico que se encuentra en la Tierra con su contrapartida o esposo que le aguarda en el cielo. El pasaje alude así al llamado matrimonio cámara nupcial celeste”. El segundo pasaje destacado de este texto parece más claro: “La compañera del [Salvador es] María Magdalena. El [Salvador] la amaba más que a todos los discípulos y la besaba frecuentemente en [...]. Los demás discípulos dijeron: ‘¿Por qué la amas más que a nosotros?’ El Salvador respondió y les dijo: ‘¿Por qué no os amo a vosotros como a ella?”. El hueco que hay en el manuscrito (señalado por [...]) se suele rellenar con las palabras “boca”, “mejillas” o “frente”. Es (Jesús besaba en la boca a María Magdalena) porque tenemos otro texto en Nag Hammadi, en el Segundo Apocalipsis de Santiago, 56, 10-20 (BNH II 107), en el que el hermano de Jesús afirma que éste le besó en la boca y le abrazó diciendo: “Amado mío, he aquí que voy a revelarte aquellas cosas que los cielos no han conocido, como tampoco los arcontes”. Parece bastante claro que estos dos escritos refieren un amor especial y que el beso en la boca es un signo de un ritual de iniciación en la sabiduría revelada. El besado es amado especialmente no en un sentido erótico (¡impensable en el caso de Santiago!) sino por ser el recipiendiario de una revelación importante. Por tanto, tenemos de nuevo en grado excelso la relación Maestro/discípulo perfecto... exenta de alusiones sexuales. 

- El Evangelio de Tomás afirma que Salomé –y no María Magdalena– era la consorte de Jesús. Salomé dice: “¿Quién eres tú, hombre (Jesús) y de quién procedes? Has subido a mi cama y has comido de mi mesa. Jesús le dijo: Yo soy el que procede del Igual. Me ha sido dado de mi Padre. [Salomé dijo]: Yo soy tu discípula”. Aquí pocos comentarios son precisos: o bien Jesús es bígamo o bien el significado del texto es simbólico: se comparte cama y mesa espiritualmente (la unión con el esposo espiritual en la cámara nupcial celeste) por la participación en la doctrina perfecta. 

- En el Evangelio secreto de Marcos se ubica a Jesús en casa de un bello joven al que adoctrina sobre los misterios del reino de Dios. Al cabo de seis días de revelaciones, cuando cayó la tarde, el joven vino al aposento de Jesús desnudo, cubierto sólo con una fina túnica. Toda la noche permanecieron juntos, mientras Jesús remataba su tarea con la enseñanza del final de los misterios del reino de Dios. 

Si entendiéramos estos textos al pie de la letra, tendríamos que afirmar que Jesús no sólo era el marido de María Magdalena, sino también de Salomé (¡!) y que, además, tendría ciertas veleidades homosexuales... Pero todo ello parece evidentemente absurdo y los textos no permiten tales interpretaciones. En conclusión, a pesar de lo que afirmen tantos autores tendenciosos, no se puede sostener que los Evangelios gnósticos prueben inequívocamente que hubo una relación carnal entre Jesús y María Magdalena. Y si no puede probarse este extremo, tampoco puede ser cierta la aventurada hipótesis de que tuvieron varios hijos.

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• Los hijos ocultos de Jesús

¿Estuvo casado Jesús de Nazaret? ¿Tuvo algún hijo? De ser así, ¿qué fue de su familia? Desde el punto de vista de la Iglesia, estas cuestiones no ofrecen ningún tipo de duda: nada de eso ocurrió. Por el contrario, desde una perspectiva heterodoxa, varios historiadores han barajado éstas y otras hipótesis en un intento de aportar luz a una parte de la historia sagrada que tiene excesivas lagunas. 

No es fácil encontrar datos fiables sobre una posible descendencia de Jesús, pues ni los Evangelios canónicos ni los más de un centenar de textos apócrifos hallados hasta ahora dicen una sola palabra al respecto. Como mucho, se habla del favoritismo o de los escarceos amorosos que podría haber compartido con María Magdalena.Pero de los hijos, nada. Ni una palabra. Ni siquiera existió herejía alguna, entre las muchas que proliferaron, que defendiera la existencia de unos hijos de Jesús que perpetuaran el mensaje mesiánico y por los que morir a gusto. Nada de nada. 

¿Se debe a que es una cuestión tabú, a una manipulación de los textos para suprimir esos pasajes o, sencillamente, a que no hay nada que contar? Ya puestos, ni siquiera se insinúa esta posibilidad en famosos libros supuestamente revelados como El Evangelio de Acuario de Jesús el Cristo, El libro de Urantia, El Evangelio según el espiritismo o La vida de Jesús dictada por él mismo. Es en el siglo XII cuando surgen los rumores sobre una supuesta descendencia de Jesús, coincidiendo con las sagas artúricas y griálicas. Se habla entonces de un posible linaje sagrado que inició un hijo que tuvo con María de Magdala. 

Y aquí aparece otra cuestión: ¿antes o después de la crucifixión? Si fue antes, su esposa se marchó de Jerusalén con el fruto de su vientre a tierras lejanas (por ejemplo, al sur de Francia) y, si fue después, Jesús no fue crucificado, sino que huyó junto a su familia hacia tierras mucho más remotas, como, por ejemplo, la India. ¿Qué datos tenemos al respecto? Muy pocos, es verdad, pero se han difundido algunos que están basados en antiguas tradiciones o incubados por la mente conspiranoica de algún investigador ansioso de dinamitar los dogmas fundamentales de la Iglesia católica. 

SARA Y LOS MEROVINGIOS
La teoría más divulgada últimamente –y la que está en la mente de muchos lectores– es la posible descendencia que tuvo con María Magdalena. Según sus defensores, después de la muerte y la resurrección de Jesús, su esposa embarazada, junto con algunos amigos –entre los que se cita a Lázaro, hermano de la Magdalena, y a José de Arimatea–, son sacados en secreto de Tierra Santa y se dirigen en barco hasta las Galias, en concreto a lo que hoy es Marsella (Francia). 

Una vez allí, María Magdalena da a luz a su hija Sara, con la que empieza todo un linaje que, según diversos autores, continúa con los merovingios, sigue con los templarios y llega hasta la actualidad a través de las familias Plantard, Saint Clair y Toulouse, entre otras. Todo ello da origen al Santo Grial, el San Graal o “sangre real”, que no es otra que esa descendencia, los vástagos de la casa de David. Así se cree haber resuelto uno de los misterios más insondables de la literatura esotérica medieval. Sin embargo, esta hipótesis abre interrogantes de más difícil resolución y totalmente contradictorios –y hasta heréticos– respecto a la teología cristiana. 

En la obra María Magdalena ¿esposa de Jesús? (1993), la investigadora estadounidense Margaret Starbird se atreve a desafiar esos dogmas y sostiene que Jesús se casó con María Magdalena en la boda de Caná, en la que se unieron así un descendiente de David y una hija de la tribu de Benjamín para conseguir la unidad nacional israelita. De acuerdo con los postulados que defiende Starbird, María quedó embarazada poco después y fue sacada sigilosamente de la ciudad por los discípulos de Jesús cuando éste fue crucificado. La llevaron a Alejandría y luego al sur de Francia, donde crió a su hija Sara. Los descendientes de ésta fueron los merovingios del siglo V. 

La devoción a María Magdalena, conocida también como “la novia perdida”, perduró durante doce siglos en la Provenza francesa. “Resulta plausible que la huida a Egipto la llevó a cabo el ‘otro José’ –José de Arimatea– llevando consigo a la ‘otra María’ –María Magdalena– para proteger a la nonata hija de Jesús de los romanos y de los hijos de Herodes el Grande tras la crucifixión del Señor”, concluye la autora. Una vez difundida esta hipótesis, sólo era cuestión de tiempo que algún escritor urdiera una novela cuya protagonista fuera Sara. 

Esa novela se titula La elegida. Historia de la hija de Jesús y María Magdalena y está escrita por el argentino Omar Ramos, finalista del Premio Planeta 2005. Gira en torno al hallazgo de un nuevo Evangelio, escrito por la propia Sara, que intenta silenciar la Iglesia persiguiendo a su descubridor, un bibliotecario florentino, al igual que condenó y quemó en la hoguera a los monjes medievales que se interesaron por él. Omar dice que su obra está basada en la leyenda del siglo VI atribuida a Gregorio de Toursque cuenta que María Magdalena partió embarazada hacia Alejandría, donde nació Sara, tras la muerte de Jesús. En definitiva, una secuela de El código Da Vinci por aquello de que donde no llega la historia llega la imaginación.

DAMARIS, JESÚS Y JOSEFO

No todos los autores son tan parcos en datos. Algunos van más allá a la hora de buscar un linaje crístico y no se contentan con la hipótesis de Sara como única descendiente. El historiador y genealogista británico Laurence Gardner cuenta que hace años 33 familias de la nobleza europea sacaron unos papeles de sus cofres y le encargaron que los estudiara. Según Gardner, cuando terminó su trabajo los congregó a todos y les advirtió: “No van a creer lo que tengo que decirles”. 

Algunos le respondieron: “No se preocupe, lo sospechamos”. “Ustedes son descendientes de Jesús”, reveló el especialista. Como producto de esa investigación, Gardner publica La herencia del Santo Grial (1999), donde expone la tesis de que Jesús y María Magdalena se casaron y fueron padres de tres hijos: Damaris, Jesús y Josefo, que son la semilla de varias de las principales casas reales europeas. Gardner narra que María Magdalena estaba embarazada de tres meses de su primer hijo en el momento de la crucifixión y que seis meses después, “el 15 de septiembre del 33 d.C., fue el trigésimo noveno cumpleaños de Jesús. Durante este mes María dio a luz a una niña. Recibió el nombre de Tamar, “palmera” –correspondiente al griego Damaris–, nombre tradicional de la familia de David”. 

Este autor defiende que Jesús no murió en la cruz y que su supuesta ascensión a los cielos fue en realidad un retiro voluntario a una zona desconocida del planeta.Tres años más tarde regresó junto a su esposa, que concibió un segundo vástago: Jesús. Gardner desarrolla su teoría en dos obras más: El legado de María Magdalena (2005) y Nuevos hallazgos sobre la descendencia de Jesús (2006). En ellas asegura que la evidencia del matrimonio de Jesús con Magdalena fue suprimida del Evangelio de Marcos por orden del obispo Clemente de Alejandría en el siglo III con la consigna de que “no todas las verdades deben ser reveladas a la humanidad”. 

Asimismo, señala que el exilio de María Magdalena a Francia fue debido a que tuvo graves problemas con los apóstoles Pedroy Pablo. Pablo sentía poco aprecio por las mujeres y Pedro mostraba celos por la forma en que Jesús la trataba. Para marcharse de Palestina María pidió ayuda al hijo de Herodes Agripa II, un joven de 17 años simpatizante de la iglesia nazarena, quien la envió a la Galia embarazada de su tercer hijo. María llegó a la actual Francia acompañada de su hermano Lázaro, José de Arimatea y 72 discípulos de Jesús, entre los que figuraba Maximino, quien sería más tarde el primer obispo de Provenza. También viajó con ellos una esclava negra llamada Sara. En tierras galas María dio a la luz en el año 44 a Josefo, quien sería “el niño del Grial”, el auténtico portador del linaje sagrado del Santo Grial que tuvo su continuidad en la vieja Europa. Pero ¿dónde yace el cuerpo de Jesús? Para algunos, en el interior del monte Cardou (Francia), pero para Gardner está en Cachemira.



• Descendientes en la India


Otras hipótesis menos conocidas se basan en la existencia de varios hijos que Jesús concibió supuestamente con mujeres pertenecientes a otras latitudes mucho más exóticas. El fallecido investigador Andreas Faber-Kaiser fue muy explícito en este sentido, como refleja su polémica obra Jesús vivió y murió en Cachemira (1976).

En ella recoge varios testimonios, tradiciones y legajos referidos a un Jesucristo que sobrevive a la cruz gracias a unas plantas medicinales y se va después con su madre y su discípulo Tomás a Damasco, desde donde parte hacia la India. María, su madre, muere en el camino en el pueblo de Murree (ubicado en el actual Pakistán), donde está su tumba. Jesús llega por fin a Cachemira, en el norte de la India, donde desarrolla una vida placentera con el nombre de Yus Asaf (o Yuza Asaf), es decir, “Jesús el profeta”.

Su propósito al dirigirse precisamente a este lugar tan alejado de Palestina no es otro que ir en busca de las diez tribus perdidas de Israel. Faber-Kaiser inicia con cautela el capítulo Jesús, padre de familia: “Voy a entrar ahora en el capítulo acaso más comprometido de este libro. Se me ha informado en Cachemira de que Jesús tuvo allí por compañera a una mujer y que ésta tuvo hijos.

Pero el tema es delicado...” Y tanto. A continuación, asegura que tuvo varios hijos de una mujer, pero no especifica cuántos. Lo que sí narra es que predicó, evangelizó e hizo obras de caridad hasta los 120 años, edad a la que murió en Srinagar, la capital de Cachemira. Muchos hindúes y la secta islámica Ahmadiya, fundada por Mirza Ghulam Ahmad a finales del siglo XIX, le atribuyen la tumba que se encuentra en un lugar llamado El Rozabal, que contiene un sarcófago orientado en dirección Este-Oeste. Dicen que la 65ª generación de sus descendientes aún vive en la región donde se encuentra este enterramiento.

Por otro lado, Faber-Kaiser cita un antiguo libro de historia persa, traducido al urdu y titulado Negaris- Tan-i-Kashmir, en el que se narra la historia del rey Shalewahin, quien tuvo un encuentro con Jesús en Srinagar. En él, le ofreció 50 mujeres para que cuidaran su casa, le lavaran la ropa y realizaran las demás tareas domésticas, pero Jesús las rechazó diciendo que no necesitaba ni quería ninguna. Sin embargo, ante la insistencia del rey, acabó aceptando tomar a una mujer para que le hiciera la comida y mantuviera limpia la estancia. Esta mujer, llamada Maryan, procedía de un pueblo de pastores del valle de Pahalgam.

Según el volumen persa, Jesús tuvo hijos con ella. Uno de los descendientes directos por línea masculina es supuestamente Sahibzada Basharat Saleem, que recibió en su casa de Cachemira a Faber-Kaiser. Además, el investigador cita otro libro de historia clásica persa, el Rauzat-us-Safa (Dinastías persas), escrito por el historiador Mir Khwand en el siglo XV, en el que, a su juicio, se ratifica esta cuestión: “Se dice que después de su descenso del mundo superior, Isa (Jesús) vivirá 40 años más, se casará, tendrá hijos, combatirá a los enemigos de los musulmanes (...)”.

Así que para Gardner y Faber-Kaiser los huesos de Jesús se encuentran en el túmulo de El Rozabal esperando que algún día alguien compare su ADN con el de algunos de sus numerosos descendientes.


¿SABÍAS QUE?

Numerosas leyendas y tradiciones ubican a María Magdalena en el sur de Francia? Recogen la figura de una Magdalena eremita, pero no aluden a que tuviera hijos. Su cuerpo se encuentra enterrado supuestamente en la abadía de Saint Maximin, pero no es el único enclave de la zona donde se conservan presuntas reliquias de la santa.


SANTA SARA LA EGIPCIA: LA PATRONA DE LOS GITANOS

Haciendo filigranas históricas sin fundamentos sólidos, algunos autores han identificado a Sara, la presunta hija de Jesús, con Santa Sara, la patrona de los gitanos, a quien se adora en la costa francesa de Les Saintes-Marie-de- la-Mer. Su fiesta se celebra cada año del 23 al 25 de mayo en una capilla erigida en honor de esta santa egipcia, llamada también Sara Kali, la “reina negra”. Según Margaret Starbird, “un análisis más detallado revela que dicha fiesta, cuyos orígenes se remontan a la Edad Media, se celebra en honor a un niño egipcio que acompañaba a María Magdalena, a Marta y a Lázaro y que llegó con ellos en un pequeño barco, que atracó en el lugar en el año 42 de nuestra era”. 


• Una historia de novela

EL LEGADO LITERARIO DE LA MAGDALENA
Numerosas obras literarias presentan a María Magdalena como amante de Jesús y madre de su hijo. Por citar unas pocas, es el caso de Magdelene (1978), escrita por la británica Carolyn Slaughter, y de The Wild Girl (1985), de su compatriota Michele Roberts, que se inspiran en los datos recogidos en los papiros de Nag Hammadi. Además, la famosa novela La última tentación de Cristo (1951) nos presenta a un Jesús que se casa con la Magdalena, a la que ha deseado a lo largo de todo el libro y con la que acaba teniendo familia. 

Fue escrita por Nikos Kazantzakis durante un retiro espiritual que realizó en el monte Athos (Grecia). A la hora de poner títulos a las obras que tratan la misma temática los editores no son muy originales. El legado perdido de María Magdalena (2005), de Margaret Starbird, defiende la tesis de que la unión entre Jesús y María Magdalena fue la piedra angular sobre la que se construyeron las primeras comunidades cristianas. Por su parte, en El legado de María Magdalena (2005) José Luis Giménez Rodríguez recoge sus investigaciones en busca de retratos de María Magdalena embarazada y pone de relieve el hallazgo de uno en el monasterio cisterciense de Santes Creus en Tarragona, amén de otras pinturas en las que aparece acompañada de dos niñas gemelas como posible prueba de esa mítica descendencia de Jesús.

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LA ESTIRPE DE JESÚS: HASTA EN JAPÓN
En el pueblo de Shingo (conocido anteriormente como Herai), situado en la isla japonesa de Honshu, existe una tradición que habla de un personaje identificado con Jesús de Nazaret. El dato está tomado de un antiguo documento redactado por Jaudai-Monji y descubierto en 1935 por un monje sintoísta llamado Hiromaro Takenchi en su propia casa de Isohara, a las afueras de Tokio.
El escritor francés Jacques Bergier se hace eco de su existencia en la obra El libro del misterio (1971). En este texto se dice que cuando Jesús tenía 21 años decidió viajar lejos de su hogar en busca de nuevas experiencias y que pasó gran parte de sus “años ocultos” en Japón en la época en la que gobernaba el emperador Suninin. Una vez allí se puso al serviciode un sabio que impartía sus enseñanzas en la provincia de Etsuchu, con el que estuvo once años aprendiendo ciertos misterios, secretos y “cosas sobre el cielo”, además de la lengua japonesa.
Después de permanecer predicando en las inmediaciones del Monte Fuji, regresó a Judea a los 33 años. Entonces fue arrestado. Pero la vieja crónica japonesa sostiene que los romanos no crucificaron a Jesús, sino a su hermano pequeño, Isukiri, con quien guardaba un gran parecido físico. Tras la muerte de su hermano, Jesús regresó a Japón, se casó con una mujer japonesa llamada Yumiko, tuvo tres niñas, cultivó ajos y falleció de muerte natural a la edad de 106 años.
Esta tradición sitúa la tumba y el cuerpo de Jesús –a quien en japonés llaman Torai Taro Daitenku– en un túmulo llamado Torai-Zuka, situado en la localidad de Shingo. En otro enterramiento se conservan las orejas de su hermano Isukiri junto a un rizo de cabello de su madre, María. Los habitantes de la localidad de Shingo, famosa desde siempre por sus cultivos de ajos, la llaman ahora Kirisuto no Sato (la tierra de Cristo). En esta localidad existe todavía la costumbre de regalar a los niños la estrella de David y algunos de sus habitantes nacen con los ojos azules, algo que interpretan algunos como vestigios de la descendencia de Daitenku, es decir, de Jesús de Nazaret.
Cerca de ella se encuentra un pequeño museo donde se atesoran los pergaminos escritos en japonés antiguo que supuestamente recogieron las enseñanzas del maestro hasta poco antes de su muerte. Cada año acuden al museo y a la fiesta de esús –que algunos celebran en el mes de mayo y otros el 10 de junio– cerca de 30.000 personas. Pero el hecho más insólito es que a comienzos del año 2004 el embajador israelí inauguró en Shingo una placa que refleja la hermandad de este municipio con la ciudad de Jerusalén. ¿Conocen los judíos toda esta rocambolesca historia?

LOS DESPOSYNI: ¿PARIENTES DE JESÚS?
El historiador Julio Africano, que vivió entre los años 160 y 240 en Edesa (situada en el norte de Mesopotamia), escribe: “Herodes, que no tenía ni una gota de sangre israelita en sus venas y a quien escocía la conciencia de sus humildes orígenes, quemó los registros de sus familias (...). Unas cuantas personas cuidadosas tenían sus propios registros privados, pues recordaban los nombres o los habían recuperado de copias y se enorgullecían de conservar el recuerdo de su origen aristocrático.
Entre ellas se encontraban las personas (...) llamadas desposyni (es decir, el pueblo del Maestro) debido a su parentesco con la familia del Salvador”.
La duda surge en torno a si estos desposyni (que en griego antiguo significa literalmente “perteneciente al Señor”) eran los parientes carnales de la familia de Jesús (hermanos y primos) o los descendientes del propio Jesús, que se convirtieron en líderes de varias iglesias cristianas, como da a entender Eusebio, obispo de Cesárea. Lo cierto es que durante siglo y medio fueron muy respetados, pero luego se fueron perdiendo en el olvido.


• El Priorato de Sión

El Priorato de Sión, una supuesta sociedad oculta creada durante la I Cruzada, habría custodiado un gran secreto elacionado con la estirpe de los merovingios y la descendencia de Jesús y María Magdalena. Al menos esto fue lo que Pierre Plantard, su gran maestre, quiso hacer creer al mundo.
Pero ¿qué hay de cierto en todo ello? Mentiras, intrigas, secretos inconfesables, fraude y corrupción... Ésta es la verdadera historia de este misterioso grupo. El 25 de junio de 1956 era inscrita en la subprefectura de Saint Julien-en- Genevois (localidad francesa de Annemasse, Haute-Savoie) una sociedad denominada como Priorato de Sión.
La ley francesa de Asociaciones de 1 de julio de 1901 y el Decreto de 16 de agosto del mismo año obligaba a registrarse a cualquier club, agrupación o sociedad privada so pena de incurrir en delito por asociación ilegal. Hasta 1964 no se volvió a conocer ningún movimiento de esta sociedad. En aquel año, en la Biblioteca Nacional de París comienzan a ser depositados documentos, libros, opúsculos y recortes de prensa referentes al tema.
Según su contenido, el Priorato de Sión era una sociedad secreta cuyos orígenes se remontaban a la época de la I Cruzada. Después de la conquista de Jerusalén por parte de los ejércitos cristianos (1099) la Orden de Sión había sido fundada por el héroe Godofredo de Bouillon e instalada en un pequeño monte sagrado llamado Sión. Años más tarde, sus miembros eran conocidos popularmente como caballeros templarios. Entre los grandes maestres que habían dirigido esta sociedad secreta se encontraban personajes poderosos de diferentes épocas como Renne d’Anjou, Sandro Botticelli, Leonardo da Vinci, Isaac Newton o Maximilian de Lorena.
Entre finales de la década de 1960 y principios de la de 1970, con el inicio de las apariciones públicas de su gran maestre, Pierre Athanase Marie Plantard, y la publicación de algunos libros de carácter pseudohistórico, se empiezan a despejar algunas dudas: el objetivo principal declarado del Priorato de Sión era la reinstauración de la dinastía merovingia en el trono de Francia. Si bien la historia oficial habla de la extinción de esta mítica estirpe de reyes francos en el año 755, el Priorato de Sión aseguraba que después del asesinato del rey Dagoberto II (679) uno de sus hijos, Sigeberto IV, había escapado de su ejecución y sus descendientes habían llegado hasta nuestros días.
Y el último merovingio no era otro que el mismo Pierre Plantard. Para respaldar todas estas sorprendentes afirmaciones Plantard se apoyaba en los documentos depositados en la Biblioteca Nacional de París (Documents Prieuré o Dossiers secrets), en la documentación y en las fuentes de la época –que afirmaba tener en su poder, si bien nunca las hizo públicas– y en unos manuscritos que contenían unos mensajes encriptados descubiertos en la iglesia de un pequeño pueblo francés llamado Rennes le Château.

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INVESTIGACIONES PERIODÍSTICAS
Mucho se ha escrito sobre el archiconocido Priorato de Sión. La magia y el misterio que escondía no pasó desapercibido para algunos periodistas franceses y, finalmente, la aparición de tres singulares investigadores haría que fuera conocido internacionalmente y que se convirtiera en objeto de estudio por parte de estudiosos de procedencia muy diversa. Henry Lincoln, Michael Baigent y Richard Leighserían los principales responsables de dar a conocer al mundo los entresijos de esta sociedad secreta, su historia y sus objetivos a través de algunos documentales producidos para la BBC inglesa y, sobre todo, con un libro que se convertiría en un best seller internacional, The Holy Blood and the Holy Grial (en español, El enigma sagrado, obra publicada por Ediciones Martínez Roca).
Para comprender mejor la aparición del Priorato de Sión debemos analizar primero el contexto histórico de la época. La II Guerra Mundial había sumido a Europa en una depresión política, social y económica de la que Francia se recuperaba muy despacio. A comienzos de la década de 1950, algunos círculos políticos y empresariales franceses valoraron la posibilidad de dar algún tipo de reconocimiento “no oficial” a su antigua monarquía. Sería en este preciso momento cuando en grupos muy concretos de la sociedad francesa se comenzó a especular sobre la dinastía merovingia –según la historia, la primera y la única dinastía legítima de reyes francos–.
Aseguraban que sus descendientes habían sobrevivido hasta nuestros días. Cuando en el año 1956 surge el Priorato de Sión, aparece registrado como una asociación vecinal de la ciudad de Annemasse, cuyo objetivo principal era promover y exigir a las autoridades políticas de su ciudad la promoción de viviendas públicas. A partir de mediados de la década de 1960, coincidiendo con el traslado de residencia de Pierre Plantard de Annemasse a París, y hasta la década de 1970, comenzaron a ser depositados en la Biblioteca Nacional de París, siempre bajo pseudónimo, obras y documentos que hablaban del Priorato de Sión y de los merovingios.
La década de 1970 será la de mayor divulgación y apogeo del priorato en Francia. Algunas de las afirmaciones que divulgó Pierre Plantard en cuanto a su descendencia de la estirpe de reyes merovingios y sus pretensiones ante una hipotética reinstauración monárquica causaron tanta sorpresa que varios periodistas e investigadores franceses comenzaron a investigar la autenticidad de su historia y la del propio priorato. Entre los más conocidos destacan Franck Marie, Jean-Luc Chaumeil o Pierre Jarnac.
Los dos primeros serían los principales “culpables” de la posterior desaparición de Pierre Plantard, ya que descubrieron los verdaderos orígenes del Priorato de Sión en Annemasse y sus inicios como una asociación vecinal. Asimismo, encontraron multitud de falsedades e incoherencias en la historia del Priorato de Sión, en el material depositado en la Biblioteca Nacional de París (parte de la documentación era falsa y parte plagiada) y descu brieron el fraude de la historia de Rennes le Château divulgada por un escritor llamado Gérard de Sède.
En relación a Plantard realizaron un hallazgo muy sorprendente: su pasado delictivo. Había sido encarcelado por abuso de confianza y por corrupción de menores (su ficha policialpuede consultarse en la Prefectura de Policía de París con el número 1GaP7).


• Más información

Cuando los periodistas franceses pusieron en su conocimiento estas investigaciones y comenzaron a publicarlas en diferentes medios, Plantard pasó a un discreto segundo plano. En los meses sucesivos se dieron a conocer los trabajos periodísticos sobre el fraude y la falsedad del priorato, lo que provocó que su credibilidad se viera seriamente dañada, si bien se produjo un hecho que sirvió para volver a enmararlo todo de nuevo: la aparición de El enigma sagrado hizo resurgir y, sobre todo, dio a conocer fuera de Francia la historia del Priorato de Sión.
En el citado libro Lincoln, Baigent y Leigh reproducían parte de la documentación oficiosa depositada en la Biblioteca Nacional de París, además de otra sobre algunos enigmas como la Orden del Temple, el Santo Grial, Rennes le Château o Gisors. Los autores afirmaban también que el priorato y los merovingios estuvieron relacionados. Ahora bien, estos investigadores ingleses fueron mucho más lejos al dar a conocer una información muy polémica que haría que todos los estamentos religiosos católicos se revolvieran: según ellos, los descendientes de los merovingios no sólo eran los pretendientes legítimos al trono de Francia y habían sobrevivido hasta nuestros días, sino que esta mítica estirpe de reyes era también descendiente directa de Jesucristo, fruto de una supuesta relación marital del Mesías con María Magdalena.
Con semejante afirmación tocaban uno de los pilares fundamentales de la Iglesia católica. Mientras que en el resto de Europa se daba a conocer esta información, Pierre Plantard dimitía el 11 de julio de 1984 como gran maestre del Priorato de Sión después de querellarse contra el periodista Jean-Luc Chaumeil, uno de los descubridores del montaje. La muerte el 17 de julio de 1985 de Philippe de Chérisey, amigo íntimo de Plantard, su mano derecha y uno de los cerebros de toda la trama, parecía indicar la inminente caída del priorato.
Pero no fue así. Philippe de Chérisey había trabajado gran parte de su vida para la televisión pública belga. También había escrito guiones y realizado producciones para cine y teatro. Fue el mismo Chérisey quien, a raíz de unos conflictos surgidos por una parte de los derechos de autor con el escritor Gérard de Sède, declaró en una entrevista concedida a Jean- Luc Chaumeil para la revista Pegase (octubre de 1973) que había sido él quien había creado los supuestos manuscritos que tiempo atrás habían “aparecido” en la iglesia de Rennes le Château. Y también demostró cómo los había encriptado. Para probar sus afirmaciones entregó dichos documentos al propio Chaumeil.


NUEVAS REVELACIONES
Por su parte, y aunque parecía que no se volvería a saber nada de él, Plantard regresó a la palestra el 1 de abril de 1989 gracias a una entrevista concedida a la revista Vaincre. Sus nuevas revelaciones fueron todavía más sorprendentes... Plantard renegó de toda la historia anterior divulgada por él mismo sobre el Priorato de Sión y su relación con los merovingios, Jesús y María Magdalena, las cruzadas, el Santo Grial y los templarios. Reconoció que los Dossiers secrets eran falsos y explicó que habían sido obra de un tal Philippe Toscane, un miembro del Priorato de Sión, que había sido expulsado por su supuesta afición a las drogas.
Y reveló que después de varios años de investigaciones estaba en condiciones de asegurar cuáles eran los verdaderos orígenes del Priorato de Sión. Éste –dijo– no fue fundado en Jerusalén después de la I Cruzada, sino ¡en la pequeña iglesia de Rennes le Château en el año 1681! Realmente sorprendente. Posteriormente, el 3 de septiembre de 1989, Plantard publicaba un comunicado en la misma revista (ver recuadro abajo), la única publicación a la que concedió entrevistas hasta su muerte.
Un dato muy importante que no fue muy tenido en cuenta es que el editor de esta revista no era otro que su hijo Thomas Plantard, quien, en septiembre de 1989, después de una nueva dimisión de Pierre Plantard, se convertiría en el siguiente gran maestre del priorato, si bien su padre nunca abandonaría del todo su posición en la sombra. A pesar de todo, algunos autores continuaron defendiendo la autenticidad del Priorato de Sión y de su historia, hasta que se produjo un nuevo suceso que vino a demostrar sin lugar a dudas que todo había obedecido a un gran fraude.
A finales de la década de 1980 se suceden en Francia una serie de grandes escándalos de corrupción política y financiera. Gran parte de estos procesos fueron instruidos por el juez Thierry Jean-Pierre, juez de instrucción del Tribunal de Grand Instance de Mans. Todo comenzó en 1989 con la instrucción del “caso Pechiney” (que destapó la utilización indebida de subsidios públicos otorgados a una empresa química en el transcurso de una OPA). El principal inculpado fue un poderoso empresario francés llamado Roger-Patrice Pelat, que era amigo íntimo del entonces presidente François Mitterrand.
De hecho, dentro de las filas socialistas era apodado Monsieur le Vicepresident. La instrucción del caso permitió al juez descubrir toda una red de cuentas bancarias en paraísos fiscales destinadas a evadir dinero y de las que muchos de los titulares eran políticos socialistas, entre ellos el propio Miterrand. En 1993 la instrucción continuaba abierta, si bien Pelat había muerto de un ataque al corazón en junio de 1989. Fue uno de los mayores escándalos de la época.
Ahora bien, esto habría sido “sólo” un gran escándalo político de no ser porque, según Pierre Plantard, Roger-Patrice Pelat fue el último gran maestre del Priorato de Sión. Y no conformándose con afirmarlo a través de la revista Vaincre, en el transcurso de 1993 envió numerosas cartas destinadas al juez Thierry Jean- Pierre asegurando que Pelat había sido gran maestre de su sociedad secreta y mostrando su predisposición a colaborar en la instrucción del caso.
Por alguna extraña razón, ya sea porque algún ayudante del magistrado conocía la historia o porque no le dieron ninguna importancia, las primeras misivas no llegaron a conocimiento del juez, hasta que un día una de ellas fue accidentalmente traspapelada en un expediente, por lo que terminó cayendo en sus manos. Al leerla el juez, desconocedor de todo el escándalo del Priorato de Sión, la tomó en serio. Después de rastrear las cuentas de políticos y empresarios en paraísos fiscales quería saber si Pelat había utilizado el Priorato de Sion, del que supuestamente era el gran maestre, para blanquear y ocultar dinero al fisco francés.
Para ello dictó orden de registro en la sede del priorato, localizada en el propio domicilio de Plantard, y ordenó la incautación de toda la documentación del caso, incluida la que había sido depositada en la Biblioteca Nacional de París. Después de analizar todo el material, no apareció nada que relacionara a Pelat con el priorato, pero en cambio la investigación sirvió para destapar toda la documentación que proclamaba a Pierre Plantard como el legítimo rey de Francia, lo cual llamó poderosamente la atención del juez.
Así que, al margen del proceso judicial, dictó orden de detención contra Plantard. El arresto duró 48 horas. Durante este tiempo fue interrogado sobre el Priorato de Sión, Pelat, los merovingios y sus pretensiones al trono de Francia. Los análisis judiciales y policiales demostraron que la documentación utilizada por Plantard para autoproclamarse el verdadero rey de Francia era completamente falsa.
El juez puso en su conocimiento que, entre otros tantos delitos, incurría en uno por falsificación en documento oficial y le requirió que demostrara todo aquello que afirmaba. El desenlace fue contundente: Plantard reconoció que todo había sido un invento suyo y confesó pormenorizadamente cómo había urdido y elaborado el montaje junto a otras personas afines.
Así las cosas, en junio de 1993 Thierry Jean-Pierre le comunicó que no iba a iniciar accionesjudiciales contra él, si bien lo amenazó seriamente con cuidarse de volver a retar al sistema judicial francés. El Priorato de Sión de Plantard desapareció, aunque, como bien dice Jean Luc-Chaumeil, en la actualidad existen doce “Prioratos de Sión” distintos y ninguno tiene nada que ver con el original.


• El hundimiento del Priorato

¿SABÍAS QUE?
En 1961 Pierre Plantard aseguró que había adquirido poderes psíquicos? Lo hizo para darse notoriedad, ya que una leyenda cuenta que los merovingios poseían este tipo de capacidades paranormales.

PIERRE ATHANASE MARIE PLANTARD: UNA VIDA BAJO SOSPECHA
Pierre Plantard nació en París el 18 de marzo de 1920. Desde bien joven ya mostró interéspor las sociedades esotéricas. A los 17 años contaba con su primera asociación, La Unión Francesa, que llegó a tener un par de miles de afiliados. Sin embargo, no será la única asociación u orden fundada por Pierre Plantard; se conocen varias más: las Juventudes Francesas y la Orden Caballeresca de los AlphaGalates (movimiento francés patriótico antijudeomasónico). También cabe destacar su marcada ideología antisemita, la cual justificaba de manera pública.
Pierre Plantard dio discursos de clara exaltación nacionalista en su anhelo de no “contaminar” ni “intoxicar” a Francia con la “ideología o la cultura extranjera” y menos aún judía o de izquierdas. En 1947 fundó la Academia Latina, cuyo fin era realizar investigaciones históricas. Su propia madre estuvo al frente de ella. Plantard falleció el 3 de febrero de 2000 en París, ciudad en la que fue incinerado. Sus cenizas, se dice, fueron esparcidas en Rennes le Château. Pierre Plantard, fue uno de los principales artífices del fraude del Priorato de Sión.

RENNES LE CHATEAU Y LOS FALSOS PERGAMINOS
El misterio más manipulado dentro de la historia del Priorato de Sión es, sin lugar a dudas, el enigma de Rennes le Château. Todo comienza con una de las obras depositadas en la Biblioteca Nacional de París dentro de los famosos Dossiers secrets titulada Les descendants mérovingiens ou l’énigme du razès wisigoth. La obra contaba la historia de un párroco de un pueblo francés llamado Rennes le Château, quien habría descubierto dos pergaminos antiguos cuyo contenido le hizo muy rico. Las informaciones del priorato y esos Dossiers fueron divulgados a través de varios libros escritos por el autor francés Gérard de Sède.
Años después se demostraría que la historia y los supuestos pergaminos habían sido un fraude creado por Philippe de Chérisey. Los documentos “originales” se hicieron públicos a través de un documental producido por la BBC inglesa en 1996. Por otro lado, las historias narradas en la prensa de la época fueron un intento de un industrial llamado Nöel Corbu para promocionar su pequeño negocio en los dominios de Rennes le Château, algo que el Priorato de Sión aprovechó para dar credibilidad a su historia.

EL COMUNICADO DE PLANTARD SOBRE LA ORDEN DEL TEMPLE
A través de la revista Vaincre Pierre Plantard hizo público un comunicado destinado a los miembros del Priorato de Sión en el que, entre otras cosas, negaba toda relación de éste con la Orden del Temple. “Ahora somos capaces de declarar oficialmente –decía el comunicado– que el Priorato de Sión no tiene ninguna conexión directa o indirecta con la Orden del Temple y que toda esta sucesión fantástica de grandes maestres citados por autores como Philippe Toscane, Mathieu Paoli, Henry Lincoln, Michael Baigent o Richard Leigh se deriva simplemente de imaginaciones de la gente y del reino de la fantasía.” Pierre Plantard, a través de un comunicado, negó toda relación del Priorato de Sión con los templarios.

EL DATO
Algunos documentos de los Dossiers secrets, como el titulado Rois et gouvernants de la France: Les dynasties depuis l’origine, y las genealogías que aparecen en una obra atribuida a un personaje llamado Henri Lobineau fueron copiados palabra por palabra de un artículo de la revista francesa Les cahiers de l’Histoire titulado Les rois et les gouvernements de la France: des origins à nos jours. Se modificó el contenido sobre algunos personajes y sus genealogías para adecuarlo a la historia divulgada por Pierre Plantard sobre el Priorato de Sión.

MÁS DATOS
"El Grial secreto de los merovingios". Cagigal C. y Ros, A. Editorial Nowtilus. Madrid, 2005.


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